lunes, 2 de mayo de 2011
BORGES EN TANDIL
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899 y falleció en Ginebra (Suiza) el 15 de junio de 1986.
Esos son los datos mínimos de una biografía interminable de uno de los más grandes escritores no sólo de habla hispana sino de la literatura universal, por lo cual escribir sobre Borges no es el tema de la nota, sino sus visitas a Tandil, aunque no podemos obviar algunos detalles sobre la vida de este genio.
Entroncado con ilustres familias argentinas de estirpe criolla, anglosajona y también portuguesa, descendía de militares que tuvieron activa participación en la Independencia, entre ellos a Narciso de Laprida y el coronel uruguayo Francisco Borges, abuelo paterno.
Su padre fue Jorge Guillermo Borges, un abogado nacido en Entre Ríos, ávido lector con aspiraciones literarias. En 1970, Borges lo recordaba con estas palabras: “Él me reveló el poder de la poesía: el hecho de que las palabras sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos mágicos y música”. Su madre Leonor Acevedo Suárez, era uruguaya. Aprendió inglés de su marido y tradujo varias obras de esa lengua al español. En su casa se hablaba en ambas.
Cuando en 1946 Perón fue elegido presidente, Borges, que apoyó a la oposición, se manifestó abiertamente en contra del nuevo gobierno por lo cual su fama de antiperonista lo acompañó toda su vida. Siendo bibliotecario, renunció cuando fue designado “Inspector de mercados de aves de corral” por el gobierno…
Tras la llamada Revolución Libertadora que derrocó a Perón, Borges-ya ciego- fue elegido en 1955 director de la Biblioteca Nacional, cargo que ocupó durante 18 años. En diciembre de ese mismo año fue designado miembro de la Academia Argentina de Letras.
Se fue quedando ciego como consecuencia de la enfermedad congénita que lo afectaba, hasta que a los 55 años perdió su visión. Polémico y genial, sus posturas políticas le impidieron ganar el Nobel de Literatura al que fue candidato natural durante casi treinta años. .
El 21 de septiembre de 1967, a los 68 años, se casó por iglesia con Elsa Astete Millan, viuda de 57, una ex novia de su juventud. El matrimonio duró sólo tres años y se divorciaron en 1970.
En 1986 fijó su residencia en Ginebra, ciudad a la que lo unía un profundo amor y a la cual Borges había designado como “una de mis patrias”. El 26 de abril se casó-por poder- con María Kodama, según acta labrada en Colonia Rojas Silva, Paraguay. Kodama había nacido en Buenos Aires el 10 de marzo de 1937, hija de un sintoísta japonés descendiente de samuráis, químico y fotógrafo llamado Yosaburo Kodama y de la hija de un alemán y una católica española, la pianista Maria Antonia Schweitzer,
Don Jorge Luis murió el 14 de junio de 1986 víctima de un cáncer hepático y fue sepultado en la ciudad suiza de sus amores.
Este genio también estuvo en Tandil y dejó, en sus dos fugaces visitas, recuerdos que la historia tandilense hoy valora, tal vez como no lo valoró cuando estuvo…
La primera vez fue para participar en el Primer Encuentro de Escritores Argentinos con el Cine Nacional, evento que se desarrolló entre el 6 y el 9 de junio de 1968 y que coordinó la autora Perla de la Vega., organizado por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia y la Dirección de Cultura Municipal.
Las variadas actividades incluyeron una Mesa Redonda en el Cine Avenida, integrada por los escritores Luisa Valenzuela, Ulises Petit de Murat, Eugenio Zappietro, Andrés R. Fustiñana y Pablo Palant ,con la presencia estelar de Borges, dado que primero se proyectó “ Hombre de la Esquina Rosada” dirigida por Rene Mugica, al cabo de lo cual Borges expresó que “Mugica había ido más allá de lo que él había imaginado” por lo que podía afirmar que “la película era mejor que el libro” –típico de Borges…
El sábado 8 de junio fue el turno del más esperado disertante. Borges llegó acompañado por su esposa Elsa Astete Millan y fue recibido en las escalinatas del Municipio por el intendente Victorio Mazzarol y el director de Cultura, Lauro Castorino. Presentado por de la Vega, habló desde las 18.45 en el Salón Blanco, a sala llena. Borges se refirió a sus obras "Hombre de la esquina rosada" y "La intrusa", y sobre el cine dijo que su amistad "con el cinematógrafo databa del tiempo de los westerns de William Hart”,( William Surrey Hart -6 de diciembre de 1864 – 23 de junio de 1946- fue un actor, guionista, director y productor cinematográfico estadounidense, cuya actividad se desarrolló en el cine mudo.) .Del cambio al cine sonoro opinó: “Deploro el cambio, sobre todo porque el cinematógrafo es imagen exclusivamente “…
Esa misma noche, a las 24, regresó a Buenos Aires en un micro….
Al día siguiente todos los demás participantes, visitaron la redacción de Nueva Era y luego de asistir a una Misa en el Calvario, compartieron el cierre con un almuerzo en el Museo del Fuerte, luego del cual visitaron distintos paseos. Finalmente la jornada cerró con la proyección de “Martin Fierro” en el Avenida con intervención de U. P. de Murat., oportunidad en la que el escritor habló sobre Hernández., con lo que quedó concluido ese encuentro.
Al año siguiente, el 20 de diciembre de 1969, Borges regresó para hablar, en este caso, en el auditorio de Unión y Progreso de Villa Italia.
La conferencia fue organizada por la Comisión de Biblioteca y Cultura de la Sociedad de Fomento, integrando el III Ciclo Artístico Cultural de la entidad. Allí habló de "Poe y el género policial". La crónica de Nueva Era comienza diciendo que Borges "desarrolló su tema con pausa, casi con desgano, que disimulaban su rica prosa, la erudición". El resto de la crónica transcribe lo que dijo sobre Edgar Alan Poe.
De esa fecha es el delicioso testimonio de la amiga docente y poeta Marta Piñeiro de Conti, que deseamos compartir por su frescura. Marta dice de ese histórico acontecimiento:
“Fue aquél, un día glorioso para la gente de la Subcomisión de Cultura del club Unión y Progreso que integrábamos con mi esposo. Jorge Luis Borges, el mítico Jorge Luis Borges, llegaba a Tandil en el TASA, con su esposa reciente, para dar una conferencia en el club del barrio. Nuestro barrio. El club donde me enamoré del hombre más hermoso y leal del mundo. Pianista del Conjunto El Bagual. El club donde dejábamos las horas para engrandecer a la "villa" como podíamos.
Llegaba Borges después de muchos esfuerzos de Nacho Vincennau, secretario de la institución y promotor de todo cuanto tuviese que ver con la cultura, para que la conferencia sobre literatura inglesa, fuese allí, en el salón nuevo y no en un sitio céntrico al que algunos trasnochados consideraban más propicio para el ilustre visitante.
Llegó en tren y lo fueron a buscar a la estación don José Araya, presidente del Club en esa fecha y José Loustanau, folklorista que pertenecía a la comisión directiva, en un auto prestado. Luego sobrevino una batalla desigual para que no nos lo llevaran "para el centro". Los "culturosos" del poblado no querían trasponer la avenida Del Valle y entrar a nuestro club porque "la villa" era "la villa" y había que saber cruzar el límite con hidalguía y salir intacto.
Al atardecer,-prosigue- mientras disfrutaba, el insigne poeta y cuentista, de nuestro nescafé batido y nuestra conversación marginal (para "los del centro"), caímos en la cuenta de que se lo querían llevar como fuera con el cuento de que la "villa" no era lugar para apreciar su sabiduría.
Establecimos una vigilancia dura apostando a los menos cultivados, pero con la camiseta del club puesta sobre la piel, (o tal vez era su propia piel), y dispuestos a hacer lo necesario para que nadie nos arrebatara la prestigiosa visita-nos dice Marta.
Cuando comenzó la conferencia alrededor de las ocho de la noche-recuerda- nunca habíamos visto tanta alhaja y tanta piel en el club del barrio. También habíamos tenido el cuidado de preparar a los más guapos para que vigilasen cada rincón y ningún desubicado osara hacerlo sentir incómodo, - relata Marta.
Luego testimonia:”Pero esta es otra historia. La nuestra, "la de Unión", a pesar de que alguien escribe por allí que no era para alguien como Borges nuestro club y que hasta se sintió fuera de lugar, se lo escuchó en un silencio respetuoso e irreprochable y se lo aplaudió con la intensidad con que se aplaude a un ídolo.
Llegó la hora de llevarlo a cenar. El club no tenía un peso disponible y nosotros, mi marido y yo, contábamos con la solidaridad infinita de Haydée Santiago, que por esos días de la primavera del '69, había comprado el restaurant Imperial con mucho sacrificio.
El club le pidió la gauchada de atender a Borges hasta que le pudieran pagar y como nosotros vivíamos en pensión con ella, tuvimos la gloria de cenar con Borges y con su esposa en aquel momento: la señora Astete Millán.
Haydée había preparado una mesa estupenda-describe-, como ella sabía hacerlo. Borges, del brazo de mi marido, hablaba y preguntaba sobre lo que le interesaba de la ciudad y se refería a los orígenes fortineros, mientras yo pensaba que de ese hombre ya anciano y de piel transparente me podía enamorar.
Era una persona fascinante. Borges estaba cómodo en el lugar y pidió textualmente: "Una montaña grande de arroz blanco, con un huevo frito arriba, en un huequito, y mucho queso de rallar". Luego nos comenta:”. Borges, desde su oscuridad volvió a repetir dirigiéndose a José Antonio Conti, mi marido, que deseaba comer "Una montaña grande de arroz blanco, con un huevo frito arriba, en un huequito, y mucho queso de rallar." Lo dijo sólo una vez más y Haydée se lo preparó.
Piñeiro relata asimismo un episodio referido a la presencia del Dr. Juan C. Tuculet, sus preguntas y las agudas respuestas del maestro que “contestó en el mismo tono manso (o indiferente) con que había contestado hasta ese momento…”.
Pero tres somos testigos de que esta es la verdad de ese día, en que Jorge Luis Borges estuvo en "Unión"-afirma.
Nadie lo llevó a pasear a ninguna parte porque lo cuidamos como leones. Sólo dio una charla previa para estudiantes, en la cocina de la biblioteca del club, que disfrutó como lo que era: un maestro.
Ya solos, mi marido, Borges y su esposa y quien escribe, el escritor habló tranquilo de ese mundo de prodigios que le permitía superar la ceguera. Nosotros dos lo escuchábamos. Pidió a mi marido que lo acompañase al baño. Yo hablé con su esposa de cómo le gustaba a ella hacer patchwork sin tener la más parda idea de qué me hablaba porque lo doméstico nunca fue mi virtud y transcurrió la noche hasta la hora de ir hasta la parada del micro unos minutos antes de la medianoche.
Envueltos en esa magia que tenía Borges cuando se encontraba con gente transparente, como éramos nosotros, todavía. Lectores incansables de su obra, recién casados, enamorados, ansiosos de disfrutar de la presencia de ese hombre al que no había que hacerle preguntas. Sólo había que escucharlo y se aprendía inevitablemente.
Se fue en el TASA de medianoche y sólo estábamos con él y su mujer: Pepe y yo.
Lo acompañamos hasta la parada, nos dijo que hacía tiempo que no estaba tan cómodo con alguien y yo sabía que se refería a José Antonio Conti, mi marido, hombre respetuoso y respetable si los hubo.
Y finaliza Marta: “Nos invitó a ir a su casa de Palermo a visitarlo. Sé que nos hubiera recibido encantado. Pero jamás nos atrevimos. Para nosotros Borges era Borges. Y no hay otra historia de esa noche. Sólo la generosidad de un grande para con dos jóvenes llenos de sueños que vivían en un barrio que se había vestido de fiesta para recibirlo”.
Por su parte el colega Elías El Hage, en “Gran Serrano”, recuerda anécdotas de esta visita relacionadas con el citado Dr. Tuculet, padre de su gran amigo Aníbal, ficcionando parte del relato del que se habla como si hubiese ocurrido en 1968 y no en 1969.
“El abogado, que era el corresponsal del diario La Prensa en Tandil,-dice el Hage- se lamentó de no tener lápiz ni papel para tomar apuntes de la charla”.
El 19 de octubre de 1991, invitada por el recordado Dr. Víctor Juan y el Club de Leones, visitó Tandil María Kodama, su viuda. En la oportunidad tuvimos la ocasión de entrevistarla en el que fuera el Grand Hotel. Con su voz suave y su figura rodeada de un hálito de sencillez oriental, Kodama dejó el testimonio de su vida ligada a Borges y –sin recordar o saber que él había estado por estos pagos-destacó la pasión borgeana por Buenos Aires, por las letras inglesas, las escandinavas y las orientales y esbozó una sonrisa cuando le preguntamos acerca del agudo ingenio de Borges y sus respuestas, pertenecientes ya a la leyenda. En ningún momento se puso en pose de viuda del gran escritor, sino en apasionada admiradora de su genio.
Así nos enteramos que “primero fue una relación maestro- discípula y siempre fue algo desenfadado, yo le hablaba de manera natural y espontánea, hasta me atrevía a discutirle sobre autores y asuntos que no podía sostener entonces. Pero a medida que le fui conociendo, a medida que fui descubriendo, digamos, sus misterios, el se divertía con mis ocurrencias y fue entendiendo mi carácter, nada obsecuente, como él mismo lo era, libre como un animal selvático, libre gracias a su genialidad… A su lado mi vida fue especial y maravillosa.”
Desde 1975 María Kodama acompañó al escritor en todos sus viajes al exterior y comenzó así a tener alguna presencia pública. A ella le gustaba compartir las anécdotas de esos viajes con la prensa; al leer sus testimonios, “uno se olvida de la edad de Borges en ese entonces, de su ceguera y de su estado de salud”.
¿Cómo era Borges? “Complejo e impredecible, de una inteligencia fascinante y una imaginación incontenible. Era genial en el sentido del creador, del poeta, porque además desde chico supo cual sería su destino, intuyó que a pesar de las vicisitudes y malas jugadas su destino era ser Borges. Era genial porque creó, a partir de esa insistencia en las múltiples variaciones que le sugería su saber del budismo, una prosodia y una sintaxis identificable para el siglo de Borges como Darío lo hizo para el XX, creó la nueva forma de narrar en español, algo que sin duda tiene un sustrato en su temprano conocimiento de varias lenguas en las cuales escribieron los grandes narradores de su tiempo que el divulgó en Buenos Aires durante los años de entreguerras. Borges era muy divertido, lleno de vida, con una enorme curiosidad por todo. Tengo maravillosos recuerdos de la complicidad que nos unía, más allá de los momentos muy importantes en los que me dictaba su obra.
Borges creía en el libre albedrío y así lo demostró a lo largo de su vida tomando las decisiones sin seguir a las mayorías ni a los poderosos. Ser libre para él era no traicionarse, ser uno mismo y eso le llevo a perder, incluso, el premio Nóbel…”.
No nos dijo nada nuevo, pero rescató la impronta de su obra universal. Ése era el Borges que estuvo en el Tandil…
El autor agradece a Marta Piñeiro y a Laura Rasquela por sus aportes.
Daniel Eduardo Pérez
lunes, 4 de abril de 2011
LA FUNDAC IÓN DE TANDIL
El Tandil estuvo poblado desde muy antiguo –como quedó expresado-por indígenas provenientes del norte patagónico, de tal suerte que puede hablarse de alrededor de 10.000 años que estas tierras conocen la pisada del hombre, que en lugares cercanos dejó huellas muy importantes, hoy yacimientos arqueológicos decisivos para conocer nuestra prehistoria.
La muy posterior llegada del hombre blanco trajo consigo, además del enfrentamiento de culturas diferentes, elementos que, como el caballo y el vacuno multiplicados en pocos años en forma extraordinaria, constituyeron nuevos motivos de codicias y consecuentemente de choques.
Ya por el siglo XVII, esta zona era recorrida por ganado salvaje abundante y tras el cual blancos e indígenas estaban permanentemente de cacería. Así se dieron las llamadas "vaquerías", que lisa y llanamente era la caza y arreo de vacunos. Precisamente a raíz de una de estas vaquerías, es que llegó hasta nosotros una de las primeras menciones del vocablo Tandil, cuando en 1707 una partida de blancos proveniente del sur cordobés que se dirigía a "los corrales de Ferreyra" en el Tandil, fue atacada y exterminada por los indios, dando motivo a un sumario que recoge la palabra que hoy nos da identidad. También en ese año, coincidentemente, un informe del viajero Silvestre Antonio de Roxas al Rey, daba cuenta de su pasaje por estas tierras, que él también conoció con ese nombre.
El asentamiento estable a que dio lugar la fundación, no fue producto ni de una decisión mágica, espontánea o caprichosa de Martín Rodríguez. Desde la época colonial hubo, además de reconocimientos militares y comerciales, informes que aconsejaron levantar un fuerte en las sierras del Tandil.
Indudablemente corresponde - a nuestro modesto criterio- al gobernador primero y Virrey después, Juan José Vértiz ser de los primeros que avizoraron la importancia de erigir en esta zona una fortaleza que frenara los ímpetus indígenas y propiciara con ello la tranquilidad de "la frontera" para permitir que las estancias y sus hacendados pudieran hacer sus pingües negocios.
Ya los padres jesuitas, entre ellos el destacado Tomás Falkner, habían hablado maravillas de estas zonas ricas en tierras feraces y bellas y el recordado padre Lozano había reforzado esta visión, recomendando poner atención en el lugar que ofrecía. Visión de futuro que le dicen...
Todo esto y las futuras y numerosas expediciones que se sucedieron fueron en el siglo XVIII, en pleno período colonial, cuando la gobernación de Buenos Aires y luego el Virreinato eran apenas una parte real del actual territorio argentino.
Desde Manuel de Pinazo y Juan Antonio Hernández, enviados por Vértiz en 1770, a Pedro Pablo Pabón, Ramón Eguía y Pedro Ruiz, en 1772; Pablo Zizur en 1783 y otros menos conocidos delegados por los virreyes, hasta Félix de Azara, distintas expediciones recorrieron la zona, relevándola y dando en general opiniones favorables al establecimiento de fuertes en estas serranías y en las del "Vulcán", actual Balcarce.
Después de 1810, debemos señalar al coronel español acriollado Pedro Andrés García, como el precursor indudable de la fundación, puesto que encargado por la Primera Junta de Gobierno Patrio de recorrer tierras en manos de los indios, elevó después de variados y detallados reconocimientos, numerosos informes que finalizaron con el del 3 de febrero de 1823, en el que puntualmente y en forma concreta estimaba que en el Tandil debía asentarse una población estable con la previa fundación de lo que ello requiriese.
Para esa época ya era Gobernador de la Provincia el Brig. Gral. Martín Rodríguez, quien en 1820, luego de un ataque a la población de Salto, decidió por error de apreciación, dar un escarmiento a la indiada, a la que él culpaba del ataque, y que según lo que le habían informado sus allegados provenía de esta zona, cosa que no había sido así por cuanto aquellos que atacaron Salto fueron indios manejados por el chileno Carrera, quien no andaba por aquí precisamente.
A raíz de ello organizó lo que se dio en llamar la primera expedición al sur del río Salado, con los objetivos ya citados, concretándose la misma sin frutos algunos, salvo el mejor reconocimiento personal del gobernador, a la postre fundador de nuestro pueblo.
No conforme con ello y teniendo en cuenta que los ataques a las estancias próximas a Buenos Aires se sucedían. se reunió con sus principales asesores militares y políticos ( que entonces eran los mismos...), entre los que se contaban los prestigiosos generales José Rondeau y Francisco Fernández de la Cruz, el parisino Ambrosio Cramer y el polaco Juan Bulewski, estos últimos veteranos napoleónicos, hacia fines de 1822, para decidir que hacían de allí en más con la idea que estaba gestándose de integrar un poderoso ejército para fundar por lo menos dos fuertes y escarmentar a la indiada de estos lares, ya por entonces totalmente araucanizada.
No sabemos bien si el ya citado último informe del coronel Pedro Andrés García, de febrero de 1823, llegó a manos de este grupo que encabezaba el Gobernador, pero lo concreto es que ese año, y luego de analizar pormenorizadamente el plan, se puso en marcha antes de la llegada del otoño, la expedición que contaba con alrededor de 2500 hombres y toda la logística necesaria para levantar dos fuertes bien pertrechados, uno de ellos en el Tandil y el otro en las serranías del Vulcán.
Pocos han reparado en la dimensión extraordinaria de este ejército, si lo comparamos, por ejemplo, con el que comandó gloriosamente el Libertador José de San Martín en la campaña de los Andes. No es el momento ni el sentido de la página- ni tendríamos espacio- pero está pendiente algún trabajo al respecto.
El 9 de marzo de 1823, las tropas cruzaban el siempre problemático río Salado, con todos los inconvenientes que ello representó y tras dos semanas de marcha, el 24 de ese mes, ya con los primeros fríos otoñales, acampaban en las proximidades del arroyo Chapaleofú. La fundación se aproximaba...
Reunida la plana mayor, se decidió que una comisión integrada por Ambrosio Cramer, José María de los Reyes (joven e inteligente ingeniero militar, secretario del Gobernador), Juan José Salses y ayudantes, relevaran las inmediaciones para traer las conclusiones finales para la toma de la decisión última.
El trabajo de esta comisión fue terminante: el lugar adecuado para levantar un fuerte era el situado en las proximidades de los faldeos serranos, entre dos arroyos que proveerían agua fresca y que corrían desde las sierras hacia la llanura. El lugar fue aprobado y los planos con leves modificaciones también, por lo que restaba poner en marcha el final de este proceso : a las 6 de la mañana del 4 de abril y al sonar de clarines y tambores de la precaria banda de Cazadores y de las pequeñas campanas de la futura capilla castrense, acompañadas por salvas de artillería, se daba comienzo a los trabajos para levantar lo que sería la fortaleza de la Independencia, cuyas murallas de piedra del lugar, la constituirían en una de las pocas similares en el territorio nacional. Doscientos sesenta hombres al mando del sargento uruguayo Juan Santiago Warcalde estaban dando a luz a Tandil...
FUSILAMIENTOS POST FUNDACIONALES
A los seis días del histórico acontecimiento, una docena de los milicianos que integraban la tropa como "voluntarios", sufridos y a veces maltratados, habían huido del campamento buscando lo que ellos creerían como mejores horizontes.
Inmediatamente el Gral. Rondeau dispuso una partida para proceder a su búsqueda, siendo apresados días después ocho de ellos, los que fueron trasladados el 14 de abril, hasta el campamento en las proximidades de donde se estaba levantando el Fuerte.
Al día siguiente y en virtud del bando oportunamente emitido por el Gobernador al partir desde el Salado, los ocho integrantes de la expedición fueron fusilados por desertores. Serían las primeras víctimas fundacionales.
LOS PRIMEROS MARTIRES
A fines de abril, Martín Rodríguez decidió emprender el camino hacia Sierra de la Ventana con el objeto de explorar la zona y verificar la posibilidad de levantar alguna fortificación. Ya los fríos y primeras heladas afectaban a hombres y animales.
La indiada había seguido de cerca los movimientos de la tropa por la zona y más allá de algún amague y reconocimiento, nada había pasado. Sin embargo el 5 de mayo una partida de indios parlamentarios, con sus respectivos lenguaraces, se aproximó a la expedición y pactó la entrega de rehenes mutuamente, para asegurar que nada pasaría hasta acordar entre ambas partes.
Pasaron tres días en la zona del actual partido de Benito Juárez, cuando ante la ausencia de los parlamentarios que no regresaron y también de los rehenes, se ordenó una operación de rastrillaje de la zona.
La cruel verdad apareció a la vista, los cuerpos lanceados de los voluntarios que confiados habían sido entregados como rehenes, yacían en las cercanías de una laguna la que a partir de aquel sangriento hecho, se llamó "La Perfidia".
Allí quedaron para siempre los jefes Mariano Miller y Juan Bulewski, los capitanes Bot y Ferrer, el porta Alvendin y el teniente Montes, dos cornetas y un lenguaraz.
Las huestes de Lincon y Pichiloncoy habían faltado a la palabra y los primeros mártires de la fundación fueron sus víctimas.
EL COMANDANTE ADOLESCENTE
A comienzos de 1824, el Brig. Gral. Martín Rodríguez encabezó la denominada Tercera Expedición al Sur del Salado, cuyo objeto era explorar y fundar un fuerte en la zona de Bahía Blanca. En su paso hacia el destino prefijado, llegó al Fuerte de la Independencia que él mismo había fundado el año anterior, encontrando aquí a su frente al Mayor Mariano García, primer oficial que comandaba el Fuerte luego de su fundación.
García se incorporó a la expedición hacia el sur y por expresa voluntad manifiesta del Gobernador y documentada, quedó como Comandante - aunque transitorio- " el Ayudante del Nº 1 de Milicias de Campaña D. Mariano Echenagucía". Hasta aquí nada llamativo, salvo que Echenagucía tenía ¡sólo 16 años! , constituyéndose en el más joven de los comandantes que tuvo la fortaleza tandilense en toda su historia.
La fracasada misión de la expedición de Martín Rodríguez, obligó al repliegue en circunstancias muy difíciles y dolorosas, tanto por el frío como por lo inútil del esfuerzo. De esa manera, el 20 de mayo de 1824, los expedicionarios estaban de regreso en el Fuerte Independencia, dejando su cargo de gran responsabilidad el joven Echenagucía en manos del Sargento Mayor Bruno Vázquez quien pasó a ser así el tercer comandante en el Tandil.
Aquel valiente siguió su carrera militar hasta alcanzar el grado de Coronel, interviniendo en diversas misiones-incluidas Caseros y Pavón- falleciendo en Buenos Aires, su ciudad natal, a los 62 años.
EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA TANDIL
El misterio acerca del significado del topónimo Tandil continúa en nuestros días. El autor de estas páginas publicó oportunamente un estudio donde se rastrearon alrededor de treinta acepciones, provenientes de diversos autores, llegando a la conclusión que Tandil es una palabra de original pronunciación mapuche, deformada por el uso castellano y que- como quedó dicho- es conocida desde muy antiguo.
Según las investigaciones realizadas hasta hoy, sólo puede afirmarse que tiene relación directa con las formaciones rocosas típicas de nuestra serranía.
En su momento rescatamos cuatro posibilidades: a) peñascos o rocas caídas, derrumbadas; b) peñasco al caer (por la Piedra Movediza); c) lugar de rocas para la reunión (corrales protectores o para rituales) y d) peñasco o roca donde pastorea el ganado.
La romántica expresión " Piedra que late", obviamente también referida a la célebre Piedra Movediza, podría también tener algún asidero lingüístico, aunque menor.
POR QUÉ SE FUNDÓ TANDIL
Luego de los antecedentes ofrecidos y conocidas las circunstancias que rodearon el contexto de la fundación, cabe preguntarse por qué se fundó finalmente Tandil.
Creemos que surge claramente que en primer término hubo una decisión política, impulsada por el Gobernador Martín Rodríguez, a instancias de razones económicas, tal como lo deja entrever en sus palabras, concretada con ingredientes de carácter militar y con la íntima convicción que la o las fundaciones beneficiarían su ansiada reelección, frustrada a manos del Gral. Las Heras.
De todas maneras queda largamente fundamentado el objetivo de levantar en estas tierras un fuerte desde la época colonial. Atribuimos pues a la mencionada decisión política la fundación que nos permite hoy disfrutar de este valle encantado.
Daniel Eduardo Pérez
miércoles, 23 de marzo de 2011
LOS CUEVAS
LOS CUEVAS Y NAPALEOFÚ
En el principio era la tierra… (parafrasendo la palabra bíblica) y esa tierra, en estos territorios, estuvo ocupada desde hace por lo menos una decena de miles de años, por los primitivos habitantes humanos conviviendo con las especies animales y vegetales de aquellas lejanas épocas.
Con el paso de los siglos, otros pobladores, provenientes de otras tierras, fueron desplazando de a poco a aquéllos y en casos excepcionales, viviendo con cierta armonía en forma conjunta.
Así, cuando en la colonia expediciones militares o solitarias de civiles, exploraron la zona, fueron abriendo el camino a la apetencia de su posesión, sobre todo por la existencia del abundante ganado vacuno y caballar, de tal suerte que se asentaron blancos que en sus “estancias” (palabra utilizada ya en 1514 por los españoles en la repartición de la isla La Española), explotaron a su manera económicamente esas tierras.
Llegado el momento de promover esos asentamientos, el gobierno, después de sancionar la ley respectiva en 1826, comenzó a entregar en enfiteusis grandes extensiones en esta rica pampa húmeda.
En nuestro actual partido del Tandil, debemos recordar que muy tempranamente fueron concedidas importantes cantidades de superficie de tierras, destacándose hombres como Pedro Burgos (luego fundador de Azul), Pereyra Iraola, los Miguens, Felipe Arana, Ponce de León, los ex comandantes Felipe Pereyra y Rosendo Pareja, los Gómez, Pedro Vela, Casares, Girado, y otros, entre los beneficiarios.
La cantidad de leguas cuadradas que tenían en posesión aquellos primeros destinatarios de la tierra-la mayoría de los cuales no vivía en el partido- nos da una idea de cómo unos pocos disponían de gran parte del territorio.
En otros partidos cercanos al Tandil-en el actual Balcarce, en este caso particular, sobre la margen del arroyo Napaleofú- ocurría lo mismo, y así encontramos que el 1 de febrero de 1826, el entonces gobernador de Buenos Aires, Juan José Viamonte, otorgó en enfiteusis al vecino Manuel Sánchez, de origen entrerriano, dos leguas y tres cuartos. Era el comienzo de nuestra historia de hoy…
Esas leguas eran parte de un total de cien que fueron entregadas en la misma modalidad a otros vecinos que serían lindantes con don Manuel Sánchez y cuyos apellidos eran-en algunos casos- también conocidos por tener tierras otorgadas también en el Tandil, tales los nombres de Simón Pereyra Iraola, Mariano Baudrix, Manuel Otero y Manuel Saavedra, y otros que no, como Francisco Zárate, Agustín Ramos, José Pita, Agapito Algañaraz , Juan Henestrosa y José María Invaldi (que luego sería socio de Sánchez y a quien éste compró su parte).
En Tiempos Tandilenses Nº 93 (2003) y en el Nº 154 (2009) hemos tratado más en detalle sobre el tema “…los dueños de la tierra”. Allí se observa cómo la afinidad de estas ocupaciones con la labor de campo, los impulsó a obtener extensiones y desarrollar en ellas tareas especialmente ganaderas, de tal suerte que entre 1820 y 1830 solicitaron las mismas en la todavía frontera con el indio, en el centro sud de la provincia, adjudicándosele en Tandil, en tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas, varias leguas cuadradas, concretadas luego en propiedad por su compra en 1836, con la vigencia de la ley sancionada el 10 de marzo de ese año, por la que se facultaba al gobierno a vender 1500 leguas cuadradas otorgadas en enfiteusis, dando prioridad de adquisición a los poseedores de las mismas con un plazo hasta fines de 1837; acotemos, como curiosidad, que por esos tiempos la valuación era de $ 4000 la legua cuadrada.
De esta manera, varios enfiteutas pasaron a ser propietarios en territorios rurales. En el Tandil, además de los vecinos ya citados, se agregaron a los detentadores de posesiones en esta zona, entre otros, Valerio, Ponce, Morillos, Guerrico.
Fue también el caso de Sánchez que el 20 de abril de 1839 adquirió las tierras que poseía en enfiteusis, en lo que es hoy el partido de Balcarce y a quien Juan Manuel de Rosas lo había nombrado Juez de Paz de Dolores en ese año, luego de la denominada Revolución de los Libres del Sud.
En su estancia, “la población” constaba de dos ranchos de barro y paja, uno de los cuales-según afirma don Leonel Acevedo Díaz-provenía de mucho antes que estuviera en el dominio de Sánchez, lo que hace presuponer que fue habitado por pobladores en los primitivos tiempos del Fuerte Independencia o aún antes.
Al fallecer Sánchez el 2 de junio de 1872, en Dolores, como era soltero y sin hijos, testó a favor de su hermana Benita Sánchez, casada con Santos Calvento y de sus sobrinas, entre ellas Concepción Calvento Sánchez, quien luego casaría con Miguel Cuevas o Miguel de las Cuevas y Vallejos que-como veremos- el 25 de Mayo de 1879 fundó la estancia Napaleofú, (del araucano: para algunos arroyo de los nabos, para otros, arroyo de los cangrejos) la misma que en este año del Bicentenario de la Revolución de Mayo cumplirá nada menos que 131 años.…
Don Miguel Cuevas (así lo llamaremos, dado que él mismo simplificó su nombre), era hijo único de don Miguel de las Cuevas, nacido en Villa San Miguel de Pesqueros, Burgos, Castilla La Vieja, en 1775, a la postre el pater familae de nuestros apreciados convecinos Cuevas.
Con apenas veinte años partió hacia las colonias rioplatenses y se radicó en Buenos Aires, casándose con doña María Antonia Vallejos con quien tuvo al citado Miguel Antonio de las Cuevas y Vallejos el 30 de junio de 1818, en Buenos Aires. Hacia el sur, en el lejano horizonte, se extendían tierras donde el blanco y el indio compartían con suerte diversa-enfrentamientos por medio en más de una ocasión- la vida desafiante de una pampa indómita. Allí fijó su mirada nuestro hombre y enamorado de la infinita llanura, se radicó en el flamante pueblo de Dolores en 1837, donde se casó en 1851 con la entrerriana Concepción Calvento Sánchez, como quedó dicho en párrafos anteriores.
Aquí comienza una historia familiar, que creemos oportuno dar a conocer para que nuestros amables lectores tengan un panorama completo de esta página de la historia lugareña.
El matrimonio Cuevas-Calvento tuvo cinco hijos: Cecilio Miguel Antonio (1852-1913); Enrique Sixto (1853-…); Andrea María Concepción (1856-1939); Benita (fallecida niña, de difteria); María Antonia Dolores (1862-….) y Ángel José María (1868-….).
Don Miguel, falleció en París en enero de 1882, quedando las posesiones a cargo de su viuda, doña Concepción Calvento de Cuevas, quien sobrevivió a su esposo poco más de cuatro décadas, dedicada a la crianza primero de sus hijos y luego a su educación y al manejo agropecuario con la ayuda de su hijo mayor. Casi centenaria, doña Concepción falleció en 1925, heredando la estancia sus cinco hijos.
El mayor , Cecilio, se casó con Benita Catalina Letamendi, nacida en 1857, hija del promotor fundacional de Rauch, don Francisco Letamendi, emparentada con el ya mencionado Sánchez dado que era hija de Corina Calvento sobrina de Manuel Sánchez, con el que abrimos la historia….
Ese matrimonio, heredero por ambas ramas de figuras destacadas de la historia regional, tuvo cinco hijos: Miguel Alberto Cuevas Letamendi, Esther, Raquel, Eva y Renée.
Miguel, como vimos único varón, casó con Elsa Acevedo Díaz, hija nada menos que del gran escritor uruguayo don Eduardo Acevedo Díaz, (fallecido en nuestro país y cuyo hijo de igual nombre también dejó obras memorables), matrimonio del cual nacieron tres hijos varones: Miguel, Huberto y Mario Cuevas Acevedo.
Miguel casó con Alicia D. Newton y tuvo dos hijos: Miguel y Cristina Cuevas Newton; por su parte Huberto lo hizo con Susana Otamendi, teniendo cinco hijos: Huberto Aníbal, Fernando, Silvina María, Patricio Martín y Máximo Miguel Cuevas Otamendi.
Finalmente, Mario casó en primeras nupcias con Beatriz Leonardi, con la cual tuvo tres hijos: Mario, Eduardo y Leonardo.
Ya en segundas nupcias con Marta Pierre, tuvo dos; Martín y Laura Raquel.
Amigo lector, usted creerá que dado el desarrollo genealógico propuesto, la intención era brindarle a usted el conocimiento del desarrollo familiar, sin embargo lo que nos propusimos era para que tuviera cabal dimensión de cómo esta vieja familia de origen campero, tuvo una rica historia que la llevó a imbricarse en la sociedad tandilense y regional, en aspectos que los herederos diversificaron.
De aquella primitiva y antigua estancia fundacional surgieron estos vecinos que hoy cruzamos en nuestra calles…la célula madre estanciera sufrió el desmembramiento propio de una familia numerosa a través de la división de las tierras, producida por las herencias…
Debemos consignar que la familia Cuevas fue la donante, en su momento, de las tierras para extender las vías del Ferrocarril del Sud y levantar la estación y el pueblo de Napaleofú, que tomó el nombre del arroyo y la estancia; además donaron las tierras para la construcción de la ruta nacional 226 y parte de la provincial 227.
La estancia primitiva estuvo (con los ranchos citados de Sánchez), donde hoy está la estancia “Miramur”, de los Moore de la Serna (hijos de Ernesto Moore y Edelmira de la Serna-tía del Che Guevara, que supo pasar de niño alguna temporada allí y relacionarse con el vecino, también niño, Huberto Cuevas Acevedo).
Aquella primitiva estancia fundacional, ya con su segundo casco ubicado en la actual Napaleofú, tan antigua como el Fuerte, sigue en manos de la familia Cuevas hasta nuestros días, con la aclaración ya hecha de su fraccionamiento y consiguiente reducción….
Hoy son sus propietarios continuadores de aquella tradición, los hermanos Patricio y Máximo Cuevas Otamendi.
Hemos tenido acceso a una carta que don Miguel Cuevas dirigió en 1879 a su médico, el dolorense Oscar Muñoz, documento valioso que nos permitió adentrarnos en vida y costumbres de aquellos pobladores primigenios de estas tierras; gracias a su lectura hemos podido tomar contacto con una interesantísima descripción de época que, a nuestro criterio, amerita que le brindemos a usted, directamente de la fuente inédita, algunos breves párrafos, escritos, por otra parte, con cuidada redacción y uso de términos que acredita la educación recibida por don Miguel Cuevas.
A propósito de estos días, hace 131 años decía don Miguel”…Desde Abril empezó á helar y en la noche del 3 al 4 de Mayo la que cayó mató todo lo que había en el cercado que V. conoce y admírese V., los acacios que había tan crecidos de los que algunos tenían dos varas de alto no quedó ni uno solo vivo, todos murieron con una sola helada…”
………..
“La seca que esperimentamos hace que los fríos sean tan fuertes y la tierra que carece de riego no tenga suficiente vigor- diré así-para auxiliar a las plantas tiernas contra las hierbas…”
…..
“El 25 de Mayo inauguré esta población con la traslación á allá de la estancia. “Y al dir el Sol coloriando y asomando una puntita…” (véase la Lira Argentina) bracatán (sic) los cañonasos”(ídem).
“Al salir el Sol enarbolé la bandera de nuestra Patria pintada en una vebeta (sic) que fue saludada con una salba de 21 cañonazos-con la escopeta-y entonando-desentonando el Himno Nacional y dando un viva á la República”.
……..
“…recuerdo uno de los dichos de los paisanos “ el que nada tiene contento vive” y atribuyo mucha parte de la felicidad de que disfrutan á la ninguna aspiración que tienen”
“Si yo no hubiera tenido aves no me la habrían llebado los zorros…”
Apenas unas perlitas sabrosas de aquel pionero…
Así fue como se escribió una parte de la historia de la región del Napaleofú, tan cercana en la geografía y en los afectos al Tandil. Hoy nuevos vecinos de la zona rural y también urbana, siguen tejiendo de sol a sol, con su trabajo, el presente, seguramente desconociendo en su gran mayoría, aquellos orígenes, donde la antigua estancia de ese nombre plantó un hito.
Al amigo y maestro humanista que fuera don Huberto Cuevas Acevedo.
Daniel Eduardo Pérez
domingo, 6 de marzo de 2011
LAS MUJERES.EN EL MUNDO...
LAS MUJERES EN EL MUNDO…,
EN ARGENTINA Y EN TANDIL…
Desde siempre, como es natural, la mujer ha ocupado un espacio en la historia de los pueblos, aunque de diversas maneras y evaluadas según los tiempos y las culturas.
Hoy, apreciado lector de Tiempos, queremos aprovechar un momento especial de la historia internacional, nacional y local, para presentarle un somero panorama de los roles cumplidos, que cumplen y seguramente que cumplirán las mujeres…
Cuando le comentamos al amigo y Director de Tiempos el título de la nota, nos dijo: “El tema debe dar mucha tela que cortar. Además, me imagino, que como siempre en la Historia, sería muy distinto ser mujer en Tandil que en Buenos Aires ¿no?”.
Y así fue como pensamos entonces en abarcar fundamentalmente las características, que en tiempos y espacios diferentes, tuvieron las mujeres, arrancando bien atrás.
Desde la antigüedad (la mayoría de las llamadas Venus paleolíticas proceden de etapas muy tempranas), la mujer aparece representada en forma notable en la zona centro sur europea, aunque recientes hallazgos también las ubican, lo que llama la atención, en tierras tan lejanas del norte de Europa como las Islas Orkney (Orcadas, Escocia).
Esas denominadas “Venus” de varios miles de años, nos invitan a pensar acerca del rol de la mujer y su valoración desde etapas muy primitivas hasta la actualidad. Encontramos así, que en la sociedad humana conocida, las mujeres y los varones no tuvieron el mismo rango o parecida importancia, por esos tiempos, aunque el matriarcado fue el responsable de las pervivencias para con las mujeres en el derecho de algunos pueblos antiguos, en el aspecto de las religiones primitivas y sus diosas, en los matrimonios consumados en la residencia de la esposa, en la filiación materna y en otra serie de circunstancias que escapaban del dominio varonil estricto.
El matriarcado ocupó en el relato histórico un importante espacio y los autores que lo estudiaron fueron acercando sus teorías con sus más y con sus menos.
En el siglo XIX y parte del XX, el concepto del matriarcado primitivo tuvo pleno predicamento. Así, se explican mitos como el de las amazonas, la existencia de grandes diosas madres, los ritos cerrados y secretos en los que sólo mujeres intervenían, diversas costumbres asociadas a la agricultura, etc.
Sin embargo, las mujeres, como género, nunca tuvieron poder y aquéllas que lo alcanzaron, lo han hecho por excepción. En todas las sociedades históricas conocidas, las mujeres han estado sometidas a los varones pese a que, en casos muy especiales, alguna mujer ha ocupado el poder soberano. La historia recuerda a varias que lo han hecho con suerte diversa, sin embargo, ninguna de ellas se lo hizo heredar a otra, sino que, transcurrido su tiempo, retornó el varón al mismo. Algunas mujeres fueron excepciones a la regla que las apartaba del poder y, de entre ellas, unas pocas fueron además extraordinarias. En el mundo antiguo, la faraona Hatshepsut dejó una fuerte impronta, aunque luego su heredero ordenó borrar todas sus inscripciones. Nefertiti y Cleopatra, cada una en su época y con sus bellezas, que llegaron hasta hoy, jugaron papeles trascendentes en aquel Egipto misterioso…
Pero también las hubo poetisas o filósofas como las griegas Sabo de Lesbos y Hiparchia o legendarias como Elena de Troya , que traspasaron las fronteras de los siglos con la fama ganada en su actividad…
Ya en la Edad Media encontramos grandes señoras territoriales como Leonor de Aquitania, o clericales como las grandes abadesas. Durante el Renacimiento, Isabel de Castilla e Isabel de Inglaterra fueron fuertes y temidas monarcas y Catalina de Medici y Lucrecia Borgia, mujeres de gran predicamento y poder.
En la Modernidad, figuras relevantes como Catalina de Rusia o María Teresa de Austria también marcaron-¡y de qué manera!- su época, como en lo suyo lo hizo la pirata británica Mary Read o la reina Ana Bolena… Esas figuras llegaron casi hasta la contemporaneidad en el caso de la reina Victoria de Inglaterra o su actual heredera, Isabel. Pero, por lo común, las mujeres no jugaron en el terreno del poder explícito, sino en el más oculto de la influencia, son las madres tras el trono o las esposas y favoritas, de las que se sabe que han intervenido moviendo en la oscuridad los hilos.
El que alguna mujer alcanzara excepcionalmente el poder explícito fue propiciado en determinados sistemas jerárquicos, especialmente aquellos que lo sacralizaron por parte de una línea dinástica. En ausencia de varón, una mujer puede subir al trono, lo que no significa que las mujeres en su conjunto lo hagan. Las damas a las que esto ocurre son especiales. Forman parte de líneas dinásticas en las que los varones que podían heredar se han extinguido. Los antiguos griegos poseían una forma de legitimar estas excepciones: las llamadas epicleras, que eran las mujeres que resultaban hijas únicas y por lo tanto también únicas herederas.
La mayor parte de las mujeres que han llegado a monarcas o jefas de estado han sido epicleras. La línea que llega a ellas no se puede cortar, porque su estirpe es fuerte y la defiende, en consecuencia ellas heredan el poder de la familia y su vinculación esencial con ella. Si es posible, incluso se las desposa con un familiar cercano. Éste es el caso de las grandes reinas de Europa, pero también el de muchas líderes de países del Tercer Mundo.
Siempre ha llamado la atención que algunos estados de Asia tuvieran presidentas mucho antes de que ocurriera lo propio en las democracias occidentales. Indira Gandhi, Bandaranaike, Suharto o Butto, por poner varios ejemplos, fueron mujeres de estirpes poderosas, que normalmente intervinieron en procesos nacionalistas de los que surgieron sus estados. Los heredan para la familia si no hay un varón más adecuado, cercano a la sucesión de los líderes y “padres de la patria”.
La Iglesia Católica, por su parte, tiene en su santoral, numerosas santas y además doctoras que como Santa Catalina de Siena o Teresa de Jesús, y más recientemente Teresa de Calcuta (en proceso de canonización), representan el valor femenino, que a través de la devoción a la Virgen María, reconoce el catolicismo.
Otro caso particular es el de algunas mujeres que accedieron al poder en tiempos turbulentos. No es insólito encontrar grandes conductoras en momentos de crisis agónicas. Recordamos que Velleda condujo a los germanos y Boudica a los anglos contra el Imperio Romano, como siglos más tarde lo hizo la legendaria y santa Juana de Arco en su Francia…
En el siglo XX hay figuras que se han convertido en las enseñas de sus estados por sus victorias, como fue el caso de Golda Meir, en Israel, o benefactoras de la Humanidad, como la fundadora de la Cruz Rpja, Florence Nigthingale o verdaderos íconos científicos de la talla de Marie Curie o pioneras como la mismísima primera astronauta, la rusa Valentina Tereshkova…
Pese a los ejemplos citados, ahora asistimos a un grado de fragilización de la mujer por obra de realidades socio-político-económicas. El no tener poder ni fuerza ha sido la esencia misma de lo considerado femenino, pero esa ancestral división comenzó a cambiar a la par que lo hizo la Modernidad misma. Las mujeres, ya no como individualidades por excepción, sino como ciudadanas y trabajadoras, manejan desde hace un par de siglos cierto poder que han sabido poner a disposición de sus fines comunes.
Las mujeres, organizadamente, han luchado por sus oportunidades y sus derechos, civiles y políticos, y en buena parte del mundo los han obtenido. Esto crea una nueva escena en la que la antigua excepción decae y la democracia quiere que la regla sea el mérito, no el sexo. Las mujeres de todas las democracias han aumentado asombrosamente sus capacidades educativas, a la par que sus demandas de una mayor igualdad de oportunidades y de justicia en el reparto de los bienes, tangibles e intangibles, incluido el poder. Y las mujeres, a medida que progresa su autoconciencia como sexo discriminado, desarrollan solidaridades para alcanzar metas comunes: igualdad, derechos, oportunidades, respeto y una vida libre de violencia.
Las nuevas líderes no son epicleras, sino demócratas por la misma vía en que se forman sus iguales. Thatcher, Merkel, Bachelet, Hillary Clinton..., con independencia de su signo político, son mujeres que ocupan el poder de un modo nuevo, que muestra que el espacio disponible para las mujeres se acrecienta. Sin embargo, esas presencias son todavía escasas: debe recordarse a menudo que los territorios completos del poder económico empresarial, la prensa y la opinión, la creatividad, el saber superior y su transmisión y el dominio y manejo de la religión, son actividades casi completamente masculinas. Son además los manantiales de legitimidad del poder explícito y, por ahora, todos ellos cuentan con una presencia femenina inapreciable.
Las mujeres van consiguiendo, y únicamente en democracias sólidas, estados de normalidad, paritarios, sólo en el ámbito político, pero aún tienen como colectivo un grave déficit de legitimidad.
Existe la necesidad que la mujer aporte aquella riqueza de virtudes, enfoques y claridades que le pertenecen en exclusiva, actuando directamente en todas las esferas de la actividad humana.
Cada persona es un absoluto, que vale absolutamente, sin parangón posible, y cuya exclusiva misión es la de ser en el fondo aquel alguien que —cada una, singular e irrepetible, única— está destinada a ser.
Lo que lleva consigo, para el varón, un desarrollo acabado de su masculinidad, y para la mujer, el cumplimento más cabal de su feminidad genuina… que son las maneras respectivas como uno y otra pueden alcanzar la plenitud personal que les corresponde.
Resulta sumamente gráfico, el consejo de Unamuno a un escritor novel que «se consideraba»… poco «considerado» por la crítica: «No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia pon todo tu empeño.»
Pero es que, con independencia de su fascinación, la mujer encarna de una forma muy particular, más propia y acentuada, el peculiar carácter de la persona humana y lo es de un modo más patentemente personal y más exquisitamente humano.
El “genio de la mujer” se puede traducir en una delicada sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás, en la capacidad de darse cuenta de sus posibles conflictos interiores y de comprenderlos. Se la puede identificar, cuidadosamente, con una especial capacidad de mostrar el amor de un modo concreto, no olvidando que las personas son más importantes que las cosas…
La pensadora italiana Marta Brancatisano sostiene: «Desempeñar nuevas profesiones (desde ministro a astronauta, pasando por todo el género de tareas inventadas por la sociedad multifuncional) ha sido un simple juego para quien poseía la clave de todas ellas inscrita en su código sexual. Enumero algunas a título de ejemplo: el conocimiento del ser humano, que le permite gobernarse a sí misma y relacionarse con los demás con la apertura y la serenidad que se experimentan ante lo que nos resulta conocido y amado; la flexibilidad para pasar de una tarea a otra —que deriva de su habitual competencia para afrontar las imprevisibles necesidades cotidianas; la amplitud de intereses y la versatilidad de ingenio, fruto de la pluriforme preparación imprescindible para hacer vivir un hogar (economía, ingeniería, arquitectura, derecho privado e internacional, medicina, dietética, arte, estética, literatura, psicología, pedagogía e incluso moral y teología); su inimitable sentido de la realidad y del valor del tiempo, resultado del carácter impelente y de urgencia propios del trabajo del hogar, que, por estar directa y ordinariamente unido a la supervivencia del ser humano, no admite incumplimientos, retrasos ni tramposas simulaciones.»
Las mujeres se encuentran destinadas a vivificar desde dentro todas las profesiones —y en especial los medios de comunicación—, en absoluta paridad con los varones: con las mismas perspectivas, posibilidades y oportunidades, y con idéntica formación humana y profesional.
Siguiendo sugerencias de Brancatisano, se puede afirmar que la mujer se encuentra mucho más preparada que el varón para desempeñar la mayor parte de ellas… y que en parte por este motivo los varones tienden-sostiene- a discriminarlas e impedir que desplieguen su inigualable potencia.
Las mujeres tienen más capacidad que los hombres a la hora de organizarse y de realizar diferentes tareas a la vez. Así lo demostró un trabajo realizado por la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra, que estudió a hombres y a mujeres mientras desempeñaban las mismas tareas, "Las mujeres fueron más lógicas que los hombres en sus respuestas, y mejores desarrollando un plan claro", advirtió el especialista encargado del estudio.
Pero este reconocimiento no es para «sacarlas» del hogar, como tampoco debe ocurrir con los varones, muy al contrario, debe conservarlas o devolverlas (a ellas) y, sobre todo, a introducirlos (a ellos) en lo más íntimo y configurador del núcleo familiar.
Y es que la familia constituye el ámbito imprescindible del pleno desarrollo tanto del varón como de la mujer, así como la condición de posibilidad para personalizar los restantes dominios en que se desenvuelve la existencia humana y, muy particularmente los medios de comunicación, proclives con frecuencia a deshumanizar y trivializar lo más grandiosamente humano, y entre todo ello, el amor.
La controversia es la palabra "diferente". Quiere decir desigualdad, disparidad entre dos o más elementos. Pero no implica que uno sea mejor que otro. Es un adjetivo relativo, no cualitativo; sólo designa la no identidad de algunos aspectos accidentales entre hombre y mujer, pero no conlleva un juicio de valor sobre el sustantivo al que acompaña. Además, expresa una relación recíproca entre los dos términos: si uno es diferente de otro, éste será también diferente de aquél.
Entender que la proposición "la mujer es diferente del hombre" es lo mismo que "la mujer es inferior al hombre" constituye un salto sofístico sin fundamento lógico.
En Argentina…
En nuestro país, la vida de la mujer en la sociedad de cada época, ha sido muy bien estudiada por varios autores entre los que se destaca Dora Barrancos, y como la historia, ha tenido etapas diversas en las cuales, como en el presente, tienen especial protagonismo.
Como ya se sabe, las mujeres son muy intuitivas y astutas, en mayor proporción que los hombres, que suelen ser más arrebatados y pasionales. Una mujer puede llevar al hombre que tenga a su lado a la bancarrota, o a la gloria; al éxito o al bochorno irreversible. Y sobrados ejemplos tenemos en nuestro país… Nos detendremos por un instante particularmente en la mujer política, que parece ser más combativa desde lo que calla e insinúa, ganando más atención desde la seducción de sus ademanes y gestos, que desde las confrontaciones violentas con el adversario, que tampoco faltan…
La mujer política en Argentina se preocupa, hoy, salvo escasas excepciones, por mejorar su imagen, al igual que los hombres, con todo tipo de técnicas disponibles, para ser “mediáticamente” más atractiva.
Sin embargo creemos que la mujer persiste en “imitar” algunos rasgos masculinos en sus discursos, en sus expresiones, cuando intenta imponer su ideología. Impostan la voz y su postura corporal se vuelve altiva y soberbia. La suavidad y la dulzura no suelen estar presentes en ejemplos recientes de Cristina Fernández o Elisa Carrió, por sólo poner dos ejemplos, que lo demuestran…
La mujer política argentina también aplica los dones de su género y eso demuestra que las mujeres llevan consigo toda una batería de artilugios, que en diferentes aspectos de su vida, serán seleccionados y puestos en funcionamiento cuando sea necesario.
A lo largo de la historia argentina tenemos numerosos ejemplos de la intervención valiosísima de la mujer en los más diversos campos, tan extremos como la guerra o el arte.
Desde las primeras mujeres blancas que llegaron con los conquistadores a estas tierras desconocidas en el siglo XVI, a las más cercanas como la legendaria india Tadea, de la que hemos hecho referencia en la visita de Rosas al Tandil, debemos contabilizar ejemplares trayectorias vitales que sería largo enumerar, pero que desde el nacimiento de la nacionalidad las tuvieron como protagonistas participando de las luchas con idéntico valor que los hombres: hubo mujeres como Martina Céspedes y Manuela Pedraza que alcanzaron por su bravura los grados de sargento mayor y alférez, respectivamente. O como Mariquita Sánchez de Thompson la “mujer de Mayo” que llevó adelante aquel primer grito de libertad, con el reconocimiento de su actividad militante en los días posteriores a la gesta.
Encontramos también figuras resplandecientes en las luchas por la Independencia como Juana Azurduy, Macacha Güemes, o María Remedio del Valle, la oficial negra que luchó junto a Belgrano, que le concedió el grado de Capitana. Otras que como Encarnación Ezcurra, fue de preponderante actuación junto a su esposo Juan Manuel de Rosas o Eulalia Ares, la catamarqueña que encabezó la revolución que destituyó al gobernador de su provincia en 1862. Las mujeres de la frontera interior, fortineras anónimas y también las encargadas de las postas que fueron arriesgadas y respetadas conductoras de empresas consideradas propias de hombres…
Pero no sólo en las armas se distinguieron, las letras tienen en Eduarda Mansilla, Juana Manuela Gorriti o, más recientemente, entre otras, en Victoria Ocampo, Alfonsina Storni, plumas de primer nivel, como lo tuvo en la pedagogía la insigne figura de Juana Manso o en las artes, geniales representantes como Lola Mora o la inolvidable Tita Merello.
Si las letras y las artes fueron campo propicio, no lo fue en menor grado las ciencias, donde fueron pioneras las médicas Cecilia Grierson, Petrona Eyle y Elvira Rawson de Dellepiane …
Podríamos continuar un inacabable listado, pero no es el objeto de la nota, por lo que dejamos para el final a dos mujeres que trazaron una profunda huella en la historia nacional, ellas son: Alicia Moreau de Justo y Eva Duarte de Perón.
En los pocos nombres que hemos dado, quisimos reflejar el amplio abanico abarcativo del accionar de las mujeres en Argentina…
Hoy en nuestro país se han dado pasos legislativos tendientes a reforzar la equiparación de sus derechos con el hombre, además de protección, como lo hace la ley 26485, reglamentada en julio de este año, que previene y sanciona las conductas que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como privado, basadas en una relación desigual de poder, afectan la vida, la libertad o la seguridad personal de las mujeres. La ley protege no sólo de la violencia física, también de la psicológica, sexual, reproductiva, obstétrica, económica y simbólica sufridas tanto en el ámbito familiar, como en el institucional, laboral o mediático.
En su reciente visita a Tandil la Dra. Carmen Argibay, polémica integrante de la Suprema Corte de Justicia, formuló declaraciones que abonan esta postura, al decir: “Hoy seguimos reclamando que se reconozcan las mismas oportunidades que tienen los hombres. Los hombres tienen miedo que los estemos excluyendo, en parte tienen razón porque somos mayoría, aunque nos traten en minoría en el padrón electoral. Por la ley de cupo que no es lo que más me gusta, los cargos electorales son del 30% para la representación de las mujeres. No tendría que ser así. La Ley de cupo no tendría que existir. Tendría que existir una ley de oportunidades.”
Para internarse documentadamente en el tema que da título a la nota, recomendamos a nuestros apreciados seguidores, la lectura de: “Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos” de Dora Barrancos y “Historia de las mujeres en la Argentina”, dirigida por Fernanda Gil Lozano, Valeria S. Pita y María Gabriela Ini.
En relación a las mujeres en la historia de Tandil, el trabajo del amigo y colega Hugo Nario publicado en Tiempos Tandilenses Nº 1…, nos exime de más comentarios, allí detalla cómo desde los lejanos años del Fuerte hasta los más cercanos, hubo mujeres que dejaron su sello en nuestra historia tandilense, abonando lo dicho en párrafos anteriores.
Daniel Eduardo Pérez
lunes, 7 de febrero de 2011
EL TURISMO EN EL TANDIL
El hermoso valle en el que está construido Tandil, gracias a la visión estratégica de su fundador y sus ingenieros asesores que demarcaron y levantaron el Fuerte de la Independencia, fue no sólo citado sino recorrido desde épocas tempranas de nuestra historia.
El 4 de abril de 1823 los hombres comandados por Martín Rodríguez comenzaron a dar forma al Fuerte, origen de Tandil y cuya construcción fue el hito del crecimiento y desarrollo escasamente interrumpidos de esta ciudad, que hoy nos contiene y se ofrece al siglo XXI como una fuente de atracción turística que sin duda será el motor económico de las próximas décadas.
El encanto de la Piedra Movediza fue, hasta su caída en 1912 y aún años después, el gran atractivo por el que se movilizaba el turista de fin de siglo que vio facilitado el acceso a Tandil luego de la llegada del Ferrocarril del Sud en 1883. Los paseos y la movilidad dentro de la ciudad se hacían- naturalmente- en carruajes a tracción a sangre y desde los primeros hoteles, como el de Dhers, hasta los posteriores, se programaban excursiones espontáneas que partían del interés individual por conocer tal o cual cosa.
Tandil en las primeras décadas no poseía una infraestructura demasiado importante como para recibir a los visitantes, hasta la inauguración, en 1920, del Palace Hotel, lugar desde entonces preferido por la clase pudiente porteña para venir a residir en el verano y aprovechar además su estadía para visitar a amigos y familiares en sus estancias, que lucían a pleno con la llegada de propios y extraños. Baste mencionar los casos paradigmáticos de Acelain, Bella Vista, La Indiana y Azucena, entre otras.
Tanto la partida como la llegada de estos turistas a Tandil, eran luego, especialmente la de familias " distinguidas" de la sociedad porteña, difundidas en las clásicas poses fotográficas, en los diarios y revistas y las postales de la Piedra Movediza o de algunos otros paseos, entre ellos los manantiales de los Amores, de Gardey o Domínguez o la misma imagen del Palace, se remitían presurosamente hacia la Capital, salidas de las imprentas Grothe o La Minerva.
La creación del Parque Independencia- en 1923- con su castillo morisco donado por la colectividad española y la Portada por la colectividad italiana con motivo del centenario de Tandil, fue un atractivo más que se incorporó, aunque hubo que esperar el crecimiento de la forestación y algunas obras complementarias como para que una década después cobrara cierta relevancia y empezara a ser una " vista" de Tandil insoslayable en las visitas turísticas, que hasta entonces se reducían a los ya citados paseos y a la práctica de algunos deportes como la caza, la equitación y, más reducidamente, al incipiente tenis y al golf.
Muchos de los que llegaban hasta aquí lo hacían aconsejados por los médicos que entendían que el "aire de las sierras " tenía importantes cualidades terapéuticas, sobre todo para enfermedades o afecciones del aparato respiratorio.
Hoteles, estancias y casas de familiares, eran por entonces, según lo hemos expresado, las residencias elegidas por quienes se decidían a pasar sus vacaciones en estas sierras. Los paisajes naturales y los creados como el Parque fueron, hasta el verano de 1943, en que se inauguró el Calvario, los puntos obligados de visita.
Curiosamente Tandil fue creciendo y sin embargo desaparecieron los hoteles al pie de las sierras, habilitándose otros más urbanos. El turismo se hizo más popular y con la moda del atractivo de lugares playeros, Tandil sufrió una disminución temporaria de la que salió y que muestra actualmente a una ciudad en pos de la recuperación de los tiempos perdidos y apostando a una oferta donde camping, cabañas, hoteles de primera categoría, ofertas de turismo de aventura y deportes variados, junto al complejo lago-parque y al Parque del Bicentenario y futuros emprendimientos privados- como lo fueron las pioneras aerosillas de El Centinela-indican que Tandil tiene el destino de sus próximas décadas jugado necesariamente a la carta del desarrollo turístico no sólo estacional, sino para cubrir todo el año, como fuente de trabajo que nos obligue a mirar en este recurso, el más poderoso para la transformación y el despegue de este valle encantado.
Ahora bien, qué ofrece Tandil, por qué se elige Tandil y por qué se debe trabajar incansablemente en este reservorio que será el que marque indudablemente el camino de las actividades económicas- ocupación y multiplicación de puestos de trabajo-para los tiempos de los próximas décadas.
Tandil ofrece, en primer término, su patrimonio natural invalorable: está aquí la única ciudad enclavada entre sierras varias veces milenarias en la inmensa llanura pampeana. Sierras vapuleadas que debemos defender como recurso no renovable y cuya preservación es definitoria para el devenir de los tandilenses;.además su patrimonio cultural, que incluye todo lo hecho por la mano del hombre en ese paisaje y que se constituyen en los paseos más tradicionales que ya hemos citado y que deben ser mantenidos, mejorados y proyectados, tal los casos de los museos: el histórico del Fuerte y el de Bellas Artes y los del Ferrocarril y el de Ciencias Naturales, junto a la actividad cultural que Tandil siempre atesoró como muy importante en el contexto provincial y nacional, representan un imán que debe multiplicarse con los recursos públicos y privados.
Actividades deportivas o para- deportivas novedosas que abarcan desde la equitación a los vuelos de bautismo, aladeltismo, parapente o el "trekking", desde las escaladas hasta el pacífico golf, o las cabalgatas, se suman a una oferta que en ese sentido deben reproducirse con creatividad.
¿Qué busca la gente que elige Tandil para venir y luego volver ?. En primer término el paisaje que de por sí trae tranquilidad, serenidad a los casi siempre trajinados y estresados visitantes, sobre todo si provienen de grandes ciudades. Pero también todo lo que hemos citado como ofertas que deben ser apropiadamente explotadas, sin dejar de lado esparcimientos varios, entre ellos el nocturno, que buenas " discos" para variados gustos, ofrecen en el menú.
Por su parte un sinnúmero de cabañas se fueron extendiendo entre ignotos rincones serranos, siendo una oferta muy requerida y en plena expansión., un turismo relativamente selectivo, en contraposición a un turismo masivo, fortaleciendo también el miniturismo de fin de semana sea largo o no.
Nuevos atractivos como el reposicionado Centinela, con sus aerosillas y una infraestructura de calidad, así como el parque lítico La Movediza, con su réplica inaugurada en 2007, sumado a la puesta en marcha nuevamente del Hipódromo y el ya establecido Casino, son importantes para el visitante que además encuentra en nuestra ciudad una oferta cultural ya tradicional por su riqueza, aumentada hace unos años por la Universidad e iniciativas privadas, entre las que destacamos el Festival de Cine y la Feria del Libro.
Buena hotelería- inversiones de por medio- buena gastronomía, con fuerte promoción de los productos que nos han dado fama internacional como los quesos y salamines y
el fortalecimiento de la conciencia turística y del sentido de la preservación paisajística, son hoy fundamentales, sobre todo pensando en el futuro, en que Tandil tendrá uno de los pilares de su economía, que siendo ya bastante diversificada, brindará un hábitat de calidad de vida y trabajo potenciado. Será así Tandil no una ciudad soñada, sino una realidad para soñar.
>Daniel Eduardo Pérez
viernes, 7 de enero de 2011
EL DIPLOMÁTICO DE LAS PAMPAS
“EL DIPLOMÁTICO DE LAS PAMPAS”
Existen personajes en la rica historia de nuestra zona que han sido de gran valor para lograr una convivencia que podríamos llamar de alguna manera pacífica, entre blancos y aborígenes en los difíciles años del siglo XIX y que sin embargo apenas tienen una pequeña mención. Este es el caso de don Rufino Solano.
No muy lejos del Tandil, en los pagos del Azul, nació en 1837 , hijo del Teniente Coronel del Regimiento de Patricios Dionisio Solano (1776/1882), un guerrero en las Invasiones Inglesas y de la Independencia Nacional que actuó junto al Gral. Manuel Belgrano durante las Campañas al Paraguay y del Norte; y luego fue el jefe de la caravana de familias fundadoras de la ciudad de Azul, en 1832, donde siendo Alcalde durante más de treinta años y muriendo allí a los ciento seis años.
Rufino vivió en su pueblo natal hasta su muerte, ocurrida el 20 de julio de 1913. Le correspondió actuar en la frontera interior nada menos que entre 1855 y 1880, lapso en el que conoció y trató personalmente con las más altas autoridades del Gobierno Nacional: Urquiza, Sarmiento, Avellaneda, Mitre, Marcos Paz, Adolfo Alsina, y, al final de su carrera, Julio A. Roca. En el ámbito militar actuó y combatió a las órdenes de los Coroneles Álvaro Barros, Francisco Elías, nuestro conocido Benito Machado y el Gral. Ignacio Rivas, entre otros. Fue asimismo el eslabón militar con el Arzobispado de Buenos Aires, en la figura de su Arzobispo Mons. León Federico Aneiros, denominado “El Padre de los indios”. Esta última tarea lo llevó a actuar de manera estrecha con el Padre Jorge María Salvaire, mentor y fundador de la Basílica de Nuestra Señora del Luján.
Afirma Omar Alcántara, que Solano era poseedor de un admirable aplomo y un gran poder de persuasión, también se relacionó con todos los Caciques, Caciquejos y Capitanejos de las pampas, adentrándose hasta sus propias tolderías para contactarlos. Mediante estas acciones, logró liberar cientos de personas, entre cautivas, niños, canje de prisioneros, incluso, por medio de sus oficiosas gestiones, recuperaron la libertad militares y funcionarios.
Su tarea mediadora y pacificadora, logró evitar incontables enfrentamientos y contener ataques a las incipientes poblaciones, actividad que le fuera encomendada por las autoridades nacionales. Es por ello, que el prestigioso historiador Raúl. Entraigas afirma que “durante casi veinte años el Capitán Solano logró mantener la paz en sus confines (sic). El mismo Alsina siendo Ministro de Guerra, en 1875, ante una gran multitud reunida en el Azul, le reconoció : “Capitán Rufino Solano, usted en su oficio es tan útil al país como el mejor guerrero”.
Sus cualidades personales, su lealtad, sinceridad y honestidad en el trato-nos dice Alcántara- fue una virtud que le permitió gozar del máximo prestigio y confianza de ambos bandos. Ello sumado a que desde su niñez y juventud estuvo en constante contacto con el pueblo indígena, especialmente de los Catriel, donde aprendió el idioma y también a domar, a fabricar sus armas, a cazar, a rastrear, a guiarse y sobrevivir en las inmensidades pampeanas y le permitió comprender cuáles eran los sentimientos y las necesidades del pueblo aborigen.
Su hábil manejo de situaciones críticas, evitó mayores derramamientos de sangre y por esto, con toda justicia, se lo conoció como “El diplomático de las pampas”. No participó en la Campaña de Roca. En cumplimiento de su tarea mediadora, se lo vio acompañando a cuanta delegación de indígenas se acercó a Buenos Aires a parlamentar con las autoridades nacionales. Cuando venía junto a estas embajadas, solía alojarse con ellos en el Hotel Hispano Argentino o cualquier otro de esa ciudad, y en otras ocasiones en los Cuarteles del Retiro-nos dice Alcántara- y finalizadas las tratativas, regresaba junto a ellos, cabalgando rumbo a la frontera.
Su conducta tanto con sus superiores como con los jefes indígenas fue siempre la misma: lograr acuerdos ecuánimes y que se llegaran a cumplir. Esta honestidad en su comportamiento, le permitió ser respetado y siempre bien recibido en las tolderías..
Su actuación se extendió más allá de nuestra región y así fue reconocido en 1873, en un multitudinario acto, donde le fue entregada en Rosario, una medalla de oro en premio a sus servicios rescatando prisioneros y cautivas residentes en esa ciudad. Dicha misión fue cumplida con absoluto éxito. En dicho acto también se le hizo entrega de un pergamino de gratitud el cual manifiesta entre otras palabras:”… en su obsequio este testimonio de simpatía y agradecimiento por la atenta abnegación y generosidad con que penetró hasta las tolderías de los indios de la Pampa para realizar el rescate de los cautivos cristianos, llevando con plausible resultado la difícil y peligrosa misión que le encomendó la Comisión de rescate del Rosario. Esta sociedad no podrá olvidar tan preciosos servicios y ha resuelto acreditarle estos sentimientos con este débil pero honroso testimonio”. Por su parte, el 14 de marzo de 1873, el diario “El Nacional”, de Buenos Aires, reflejó en forma destacada lo acontecido:
Luego de finalizar sus luchas, los indios continuaron buscando a don Rufino para que les ayudara a obtener tierras donde vivir y muchos de ellos las consiguieron gracias a su gran influencia y prestigio, conduciéndolos hasta el Presidente de la Nación, Gral. Julio A. Roca, a efectuar sus justos petitorios; haciéndolo así con los Caciques Valentín Sayhueque, Manuel Namuncurá, Lorenzo Paine-Milla, la Reina de los Indios Catrieleros Bibiana García, entre muchos otros más.
Solano también participó en numerosos combates en defensa de pueblos fronterizos, entre los que se contaba nuestro Tandil junto a su amigo y ex jefe Machado, San Carlos de Bolívar, Azul, Olavarria, Tapalqué, Bahía Blanca, Tres Arroyos, etc., interviniendo en Blanca Grande a las órdenes de los coroneles Benito Machado y Álvaro Barros, sentando así las bases de la actual ciudad de Olavaria. A partir de 1868, permaneció en Azul junto al Cnel. Francisco Elías. A las órdenes del General Ignacio Rivas, ya con el grado de capitán, participó en la batalla de San Carlos, contra las huestes de Calfucurá, el 8 de marzo de 1872, abriendo los cimientes de la que es hoy la ciudad de San Carlos de Bolívar; en esta última contienda, que duró todo el día, los indios, reconociéndolo, le gritaban “pásese Capitán” En ella actuó como jefe del cuerpo de baqueanos y su intervención no le impidió que al poco tiempo de esta decisiva batalla, se presentara nuevamente en la toldería del cacique Juan Calfucurá, su contrincante vencido. Este episodio es único e inolvidable-afirma Alcántara-“ porque Calfucurá, sintiéndose morir, en la noche del 3 de julio de 1873, y viendo al Capitán Solano velando junto a su lecho, conmovido por este gesto, le indicó que debía retirarse de inmediato porque luego de su muerte lo iban a ejecutar junto con todas las cautivas”. Así lo hizo el capitán, e inmediatamente, luego del fallecimiento del cacique, salieron en su persecución y cabalgando durante toda la noche, finalmente don Rufino y las cautivas lograron salvarse llegando al día siguiente a un lugar seguro. De esta manera Rufino Solano habría sido el último blanco que vio con vida a este legendario cacique, el cual, en sus últimos instantes de vida, tuvo ese gesto de grandeza y humanidad. Por esta verdadera hazaña, el Capitán Solano fue recibido con admiración y gratitud en Buenos Aires por el Arzobispo Aneiros y por el Presidente de la Nación y todo su gabinete. Mons. Aneiros mandó a colocar, en el Palacio del Arzobispado, una placa conmemorativa de este singular suceso.
A propósito del Arzobispo citado, denominado “El Padre de los indios”, en numerosas oportunidades, recurrió al Capitán Solano que le ofició de enlace e intérprete con diversas visitas de líderes indígenas, con quienes este recordado sacerdote mantuvo reuniones en el citado Hotel Hispano Argentino de Buenos Aires y en otras oportunidades, en la propia sede del Arzobispado.
La Iglesia anteriormente había intentado un acercamiento al aborigen. Ya en enero de 1859, el Padre Guimón, asistido por los Padres Harbustán y Larrouy, bayoneses, se había internado en Azul para entrevistarse con el cacique Cipriano Catriel, manteniendo tres encuentros con este jefe, no pudiendo convencerlo que permitiera enseñar el catecismo en la tribu.
Catorce años más tarde, el 25 de enero de 1874, llegó al Azul el Padre Jorge María Salvaire (lazarista) con idénticas intenciones de sus antecesores, pero esta vez contó este sacerdote con la invalorable presencia intercesora de don Rufino Solano, la prudencia y la cautela de este notable sacerdote le aconsejaron su intervención y así lo manifestó:“…el capitán Rufino Solano, hombre experimentado en la vida de frontera, que en varias oportunidades y con el mismo fin había participado para Salinas Grandes, ganándose la confianza de los caciques y capitanejos, cuya lengua conocía a la perfección”.
Queda certificada su activa participación y su benéfica influencia por la existencia de cordiales cartas dirigidas al mismo durante las tratativas: por los caciques Alvarito Reumay y Bernardo Namuncurá, el “escribano de las Pampas”, ambas de 1874. Este último, fue el que salvó al Padre Salvaire cuando estaba a punto de ser ultimado por su hermano, el cacique Manuel Namuncurá.
El capitán Solano colaboró y le allanó el camino en la misión, casi quince años postergada, al Padre Salvaire, llamado “El misionero del desierto y de la Virgen del Luján”, logrando así la Iglesia tener un contacto mucho más frecuente y fluido con los caciques como lo testimonian notas intercambiadas por Manuel Namuncurá y el Arzobispo Aneiros, destacando este cacique la presencia del Capitán Solano guiando la delegación que iba a entrevistar al ilustre prelado.
Fue el Padre Salvaire quien, más tarde, colocó la piedra fundamental de la Basílica de Nuestra Señora del Luján, el 15 de mayo de 1887, luego fue su Cura Párroco y murió en la misma ciudad de Luján el 4 de febrero de 1899. Sus restos fueron depositados en la cripta situada en el crucero derecho de la Basílica; por su parte, los restos del Arzobispo Aneiros descansan en un mausoleo situado en el ala derecha de la Catedral de Buenos Aires, en la capilla consagrada a San Martín de Tours.
Como contrapartida, resulta una verdadera injusticia que la tumba semiderruida de este destacado militar azuleño esté ubicada en el rincón más apartado, abandonado y olvidado del cementerio de Azul, en un lugar que sin ayuda, difícilmente se la podría localizar.
Por su labor desplegada junto a estas figuras de la Iglesia, no son pocos los historiadores religiosos que se han referido a él en señal de reconocimiento por la valiosa colaboración; prueba de ello es la preocupación del destacado historiador Mons. Dr. Juan G. Durán, (miembro de la Academia Nacional de la Historia y Director del Departamento de Historia de la Iglesia, de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina- quien disertó en Tandil con motivo del centenario de Santa Ana en 2009-), cuando en 2001, fue hasta Azul para fotografiar la tumba del Capitán Solano, publicándola a página completa en su libro “En los Toldos de Catriel y Railef” . También autores y universidades extranjeras han valorado su trayectoria, tal el caso-entre otros- de Susan Rotker de la Rutgers University (EE.UU.).
El capitán Solano, sirvió a la Patria durante toda su larga, pobre y sacrificada vida de frontera, donde rara vez le llegó un sueldo desde Buenos Aires.
En su pueblo natal, Azul, fue homenajeado por el Honorable Concejo Deliberante el 14 de diciembre de 2009, al dictar la Ordenanza que impuso su nombre a un pasaje del ejido urbano como “Capitán Don Rufino Solano “El pacificador de las Pampas”.
Referencias biográficas de nuestro protagonista pueden encontrarse en las obras de, Antonio G. del Valle, D. Abad de Santillán, A. Sarramone, Ricardo Piccirilli, Enrique Udaondo, Vicente Cutolo y Mons. J. G. Durán, pero corresponde a Omar Horacio Alcántara la investigación más interesante sobre este personaje excepcional, trabajo que publicó entre 2007 y 2008 en El Tiempo, Todo es Historia y El Federal y que ha sido la bibliografía fundamental para esta nota.
Tiempos quiso así sumarse a rememorar la vida de este hombre, que combinó la espada con la palabra conciliadora en tan difíciles etapas de nuestra Historia.
Daniel Eduardo Pérez
sábado, 27 de noviembre de 2010
LA MASONERÍA EN EL TANDIL
La Historia de la Humanidad mantiene, pese al paso de los siglos, algunos misterios que persisten aún en nuestro tiempo.
Uno de esos temas es la masonería, que desde hace más de tres siglos tiene peso e influencia relevantes en el mundo y de la que sin embargo no muchos pueden definir claramente sus objetivos, libres de prejuicios…Hoy dedicaremos a este tema la nota, la que por obvias razones de espacio, será necesariamente breve.
Steven Bullock, del Worcester Polytechnic Institute (EEUU), ha publicado recientemente un trabajo sobre el tema. Allí sostiene que:”… casi todos han escuchado hablar sobre los masones. Algunos tienen familiares masones o saben de personajes famosos que pertenecieron a la fraternidad. Otros han visto sus salones de reunión o su emblema de la escuadra y el compás. Un número menor teme que busquen socavar la religión y el buen gobierno, e incluso hasta manejar el mundo. Sin embargo, aunque tanta gente esté familiarizada con la masonería, sólo unos pocos saben de qué se trata. Aunque suene paradójico, muchos miembros poseen una vaga idea sobre su historia. Y las personas ajenas., obviamente, conocen aún menos. La masonería es complicada, y su capacidad para convocar alrededor de cinco millones de miembros -que se reúnen en diferentes partes del mundo desde hace trescientos años- está relacionada con esa complejidad”.
El primer elemento clave es lo secreto. La masonería no responde a las ideas tradicionales sobre sociedades secretas en las cuales sus integrantes y hasta su mera existencia es ocultada. Pero lo secreto si juega un papel esencial. Las ceremonias, cuyos participantes normalmente juran no develar:. Si bien tradicionalmente la organización acepta sólo hombres en sus instituciones centrales, hasta el siglo XX excluía a quienes no fueran blancos, siempre fue muy amplia en otros aspectos: admitió a personas de cualquier nacionalidad, filiación política y religión dentro de una hermandad de respeto e igualdad. Estos ideales atrajeron a importantes defensores de la libertad del siglo XVIII.
Estos fundamentos hicieron a la masonería flexible y duradera pero sus componentes múltiples alimentaron temores. Algunos grupos religiosos incluyendo la Iglesia Católica y algunos protestantes conservadores, la han condenado porque vieron en su apertura religiosa, un desafío a su reclamo de verdad a veces sosteniendo que los masones se dedican a las ciencias ocultas o incluso a rituales satánicos. Aunque estos conceptos circularon alrededor de la organización desde sus comienzos, fueron reforzados en el siglo XX cuando dictadores como Lenin, Franco o Saddam Hussein la suprimieron. También Hitler envió miles de miembros a campos de concentración y cámaras de gas. Frente a tales opositores la masonería suele esconderse en las sombras sin conocerse exactamente en qué instituciones nacionales e internacionales, laicas o religiosas están.
Aunque llevan tres siglos ejerciendo una notable influencia en todo el mundo y generando opiniones muy radicales a favor y en contra, los masones siguen siendo un misterio. No muchos pueden definir sus verdaderos objetivos.
Ya desde el mismo nacimiento oficial de la masonería moderna, a principios del siglo XVIII, el peso intelectual y económico de muchos de sus miembros, sumado al secretismo de sus actividades -que ellos califican de simple discreción-, incitó a los gobiernos de muchos países a luchar contra una institución que escapaba a su control. Aunque suele señalarse la constitución de la Gran Logia de Inglaterra, en 1717, como la carta fundacional de la masonería en tanto sociedad iniciática y filantrópica, las raíces de la organización se remontan a la Baja Edad Media. En aquella época, la actividad económica ("artes y oficios") se basaba en los gremios, organizaciones profesionales herméticas, llenas de lemas y contraseñas ideados para dificultar la intromisión laboral. En la era de las catedrales, no es de extrañar que uno de los gremios más prestigiosos fuera el de la construcción, de donde tomaron el compás y la escuadra, símbolos centrales de la masonería, junto con la G (de gnosis), que representan al Gran Arquitecto del Universo. No nos ocuparemos en esta nota de temas que como jerarquías, ceremonias, templos y vestimentas-entre otros- son interesantes, pero exceden el objetivo propuesto.
EN ARGENTINA
En la página oficial de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones se definen como una “Sociedad filantrópica, filosófica y progresista. Sus objetivos: la exaltación y el perfeccionamiento de las más elevadas virtudes humanas.”
La Orden asienta sus principios en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; y considera que el hombre puede alcanzar su realización a través de la Ciencia, la Justicia y el Trabajo (trilogía que constituye su lema). Estos ideales, que en el seno de nuestra Institución no sólo se expresan sino que se hacen realidad, fueron los que inspiraron a hombres de todos los tiempos a la hora de enfrentar y combatir regímenes opresores, despóticos o que negaban la dignidad de la condición humana”.
“Nuestra misión esta dirigida a sostener los valores más relevantes que enseña nuestra fraternidad. Valores básicos que incluyen: Ética ,Tolerancia, Crecimiento personal, Filantropía, Familia y Libertad.
Fuimos iniciados,-dicen- pero cada cual ubica su lugar, aprende a dominar lo que le corresponde. Cada cual encontrará lo que tenga que encontrar, buscará y hallará según su propio desarrollo o interés. En nuestro caso las herramientas son la regla de 24 pulgadas, el mazo y el cincel, herramientas que utilizaremos en el transcurso simbólico de los 3 años de aprendiz, para dominar nuestras tres primeras artes: la gramática, la lógica y la retórica”.
ORÍGENES DE LA MASONERÍA ARGENTINA
La masonería Argentina moderna, según E. Corbière, tuvo como partida de nacimiento la constitución de la Gran Logia, el 11 de diciembre de 1857. Esta constitución produjo un complicado trámite a raíz del virtual enfrentamiento entre Miguel Valencia (1799-1870) que provenía de una familia unitaria que había retornado del Brasil, luego de un extenso exilio, y José Roque Pérez (1815-1871), un federal que había sido funcionario diplomático durante el gobierno de Rosas.
Miguel Valencia era, como Pérez, un jurisconsulto. En 1832 había sido redactor de El Telégrafo del Comercio, pero al poco tiempo tuvo que abandonar Buenos Aires por la persecución rosista y se trasladó al Brasil. En la masonería lo había iniciado el Dr. Julián Álvarez (1788-1843), figura clave de la masonería en mayo de 1810. En pocos meses, Pérez recorrió las tres logias que reconocían el liderazgo de Valencia y lo dejó sin base de sustentación. Con las que le respondían y con aquellas que se habían agrupado junto al doctor Valencia, José Roque Pérez fundó la actual Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
La constitución de la Gran Logia dio organicidad a las diversas logias, uniendo a las que actuaban en Buenos Aires y luego a éstas con las del interior del país. Aquel 11 de diciembre de 1857 realizaron el pacto de unión varias logias, eligiendo como Gran Maestre al doctor José Roque Pérez. Jurista notable, diplomático, filántropo y humanista, Pérez, junto a otros cofrades, en su mayoría médicos - como el doctor Manuel G. Argerich -, murieron socorriendo a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla.
En Buenos Aires, las primeras noticias de la hermandad se remontan a fines del siglo XVIII. La primera logia en territorio argentino fue la "Logia Independencia", siempre siguiendo a Corbière, con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia. Dicha autorización data aproximadamente de 1795 y su sola denominación acusaba en sus integrantes una concepción autonomista para las tierras americanas. .
En cuanto a la "Logia Independencia", con ese nombre apareció otra logia, presidida por Julián B. Álvarez, en 1810, y es probable que no haya tenido continuidad con la homónima anterior. Esta logia dirigida por Álvarez es la que suministró los elementos básicos para la constitución de la Logia Lautaro, con la cual se inició el historial más importante de la masonería en la Emancipación.
Por su parte A. Lappas sostiene que “La Logia presidida por el doctor Álvarez tiene una importancia fundamental por cuanto de entre sus miembros fueron: seleccionados aquellos que secundarían a Alvear, San Martín, Zapiola y demás masones viajeros que llegaron en la fragata Jorge Canning, para la fundación de la Logia Lautaro de Buenos Aires. La Logia Lautaro fue fundada en 1812 y sus integrantes formaron posteriormente las lautarinas o lautarias de las ciudades de Santa Fe. Córdoba y Mendoza en la Argentina, de Santiago de Chile y de Lima, Perú”.
Acerca de esas Logias se ha entablado una polémica más de una vez apasionada, acerca de si eran o no masónicas. Los que les negaron tal carácter sostienen que "aparte del formulismo masónico esas agrupaciones tenían fines patrióticos y sus componentes eran profundamente católicos.”
En cuanto a la actualidad, resulta particularmente interesante leer algunos de los conceptos vertidos por el actual Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Ángel Jorge Clavero cuando asumió en 2008 el cargo y dijo, entre otras cosas:
“Entendemos la masonería como una asociación de carácter mundial, iniciática, filosófica, filantrópica, ecléctica, formadora de hombres éticos y libres, y progresista que procura fomentar entre sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes y que desarrolla en el corazón humano, sentimientos de admiración y calidad, de tolerancia religiosa y de ayuda a los deberes de la familia. Que no admite dentro de si y trata de exterminar en lo posible en la sociedad los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias e intereses”.
……...
A tal fin, pasaré a explicitar algunas de las medidas a aplicar en nuestro mandato.
“Se pondrá especial énfasis en las relaciones de la Institución con la sociedad, tanto en las áreas gubernamentales como en las organizaciones intermedias y la opinión pública. Se utilizarán todos los medios a nuestro alcance para difundir nuestros principios, con la finalidad de contribuir a una sociedad mejor y más justa. Desde el Consejo de la Orden se deberá procurar los medios más idóneos para que nuestra Institución recupere cada día mas espacios en la sociedad..
……..
“Se prestará especial atención a la conmemoración de las fechas patrias que indican nuestros Reglamentos Generales, como así también a todo evento de trascendencia social y política como lo son la Reforma Universitaria del 21 de junio de 1918, el Día del Librepensamiento, el Día Internacional de la Tolerancia, piedra angular de la acción y prédica de la Francmasonería, el Día del Laicismo y de la Libertad de Conciencia, etc.
……..
“Y extramuros hacia la sociedad profana, como lo hemos hecho hasta hoy, defenderemos la República como estructura de gobierno y la democracia como estilo de vida, la división de poderes, el laicismo en materia de educación, pero no como negación de las religiones sino por el contrario un laicismo positivo que contemple a las religiones para la esfera privada de los hombres”.
EN TANDIL
La masonería en nuestra ciudad nació oficialmente poco después de la matanza de Tata Dios de 1872, cuando patrocinada por la Logia Estrella del Sud Nº 25 de Azul (que había establecido en 1867, el Cnel. Älvaro Barros, fundador de Olavaria) y con la autorización del Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Nicanor Albarellos, se fundó la Logia “Luz del Sud” Nº 39, el 7 de setiembre de 1872.
Las primeras autoridades de la Logia fueron: Pte: Eugenio Iriarte, (26 años, empleado del Bco. Provincia e hijo del Gral. Tomás de Iriarte);Vice 1º: Bernardo Sabatte Laplace; vice 2º: Carlos A. Díaz; orador: Miguel Méndez; Srio: Julián Arabehety; tesorero: Ramón Santamarina; Hospitalario: Eustaquio Herrera, otro: Manuel Suarez Buyo.
Sin embargo ya desde 1870 iniciativas de tipo masónico se habían concretado en Tandil, como lo señalamos en nuestro libro “Los italianos en Tandil”, al fundarse la primera mutual llamada Sociedad Filantrópica La Caridad. Esta Sociedad fue la primera de su tipo, fundada el 1 de noviembre de 1870, por vecinos de origen mayoritariamente extranjero, con principios afines a los masones y que dio origen, más tarde, a otras sociedades mutuales (española en 1873 e italiana en 1877). Resulta interesante verificar que muchos de sus integrantes fundadores fueron luego quienes crearon la logia Luz del Sud. La Sociedad designó al Dr. J.Fuschini como médico para sus asociados, transformándose así en el primer médico mutual de Tandil.
En esta etapa, 1872, la Logia nació como una logia operativa que trabajó para encauzar la vida pública del pueblo, aquejada por diversas problemáticas que incluía el fraude político y la puja entre las viejas familias criollas y los extranjeros que traían ideas progresistas, como bien sostiene el amigo y colega H. Nario, conflicto que se complementaba con la dura pelea entablada entre la Iglesia y el Liberalismo: el avance laico era evidente y se imponía a la prédica del clero, quitándole espacios de poder, posibles causas éstas que ayudaron a desatar la matanza de pobladores extranjeros del 1 º de enero de 1872. Por último, esta matanza fue la excusa histórica para dar plenitud al actuar masónico que ya existía en forma velada, como señalamos, a través de la Sociedad Filantrópica "La Caridad" en cuyo Reglamento (transcripto en “Lo Italianos en Tandil”), quedan de manifiesto sus objetivos afines a la masonería.
Pasada aquella verdadera pesadilla, el pueblo retomó su calma y en 1874, el Dr. Fuschini, que estaba casado con Blanca Fidanza, convenció a su cuñado, el Dr. Eduardo Fidanza, para que se radicara en nuestro pueblo para colaborar en su infatigable tarea en favor de la salud pública.
Los doctores Fuschini y Fidanza (quien luego contrajo matrimonio con la hermana del gran naturalista E. Holmberg), abrieron una " Casa de Sanidad", que sería precursora del primer hospital. Le correspondió precisamente a la Logia, a impulso de los citados médicos, la creación del denominado "Asilo San Juan", en 1880, que ubicado en el edificio de la intersección de la entonces Río Bamba (hoy Alem) y Maipú, atendería gratuitamente a pacientes, internación incluida. En ese momento era Venerable Maestro de la logia local Juan J. Zavala.
Ese "asilo" fue en realidad el primer centro de atención que podríamos denominar hospitalaria, excluyendo al antiguo "hospital militar", que había funcionado en los restos del que quedaba en el Fuerte, demolido a partir de 1864.
Como corolario de estas intenciones, el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza el 24 de julio de 1888, que consta de once artículos, por la que se accedía a la propuesta de Juan M Dhers (también masón), de adquirir el Asilo San Juan para que fuera el Hospital Municipal, ordenanza que el primer Intendente Duffau, promulgó el 3 de agosto de ese año. La vieja esquina fue así convertida en el primer nosocomio municipal. Además de los vecinos que harían las veces de administradores, se designó a los Dres. Fuschini y Peré, como los dos primeros en conducir los destinos profesionales del Hospital, incorporándose a fines de agosto de ese año a los doctores Camilo Gil e Ignacio Lizarralde, dividiéndose al hospital en dos secciones: una de medicina a cargo del Dr. Peré y otra de cirugía a cargo del Dr. Fuschini.
El Dr. Fuschini se había iniciado en la masonería en la Logia local, la que presidió en 1875 y 1876, en tanto el Dr. Eduardo Fidanza fue iniciado en Tandil el 16 de agosto de 1892, fue Gran Secretario de la Logia en 1893-94 y luego integró el Supremo Consejo Grado 33 (el máximo) de la Gran Logia.
Prosiguiendo con la labor masónica, el 6 de enero de 1888 se fundó la Sociedad Hermanas de los Pobres, integrada por las mujeres de los masones militantes. En ese mismo año, pero en julio, apareció la revista La Luz, como órgano de la citada Sociedad dirigida por José Venegas que duró hasta el año siguiente cuando fue reemplazada por la Revista Mensual luego denominada Trimestral.
En 1900, José A. Cabral (iniciado ese año en la Logia local, la que presidió entre 1913 y 1915) fundó Luz y Verdad, que se autotituló periódico liberal, de neto carácter masónico y que pronto se enfrentó con la Hojita del Hogar del catolicismo. Duró tres años, ambas desaparecieron en 1904, año en que Cabral fundó el primer diario de Tandil, La Democracia.
En 1908, a impulsos de la masonería, fundó la Biblioteca Rivadavia, y ya en 1919 Nueva Era. Cabral, fallecido en 1952, mantuvo el liderazgo masón en Tandil teniendo duras polémicas especialmente con la Iglesia Católica a través de los párrocos Chienno y Actis y con el nacionalismo católico, claro enemigo del liberalismo masón.
Consignemos también que entre los fundadores del radicalismo de Tandil, militaron varios destacados masones de la época como los hermanos Dhers, Raimundo Piñero y los De la Canal. El radicalismo fue el partido político con más afinidad a la masonería en el país y también en Tandil.
Entre la actividad de Cabral y la posterior, pasaron algunos años hasta que en 2006 se reactivó con la presencia del porteño Guillermo Muzlera como Venerable Maestro (presidente) que le dio nuevamente impulso, participando en actos como el del homenaje por el centenario de la Biblioteca Rivadavia en 2008, integrando la Comisión Honoraria, donde Muzlera transmitió la adhesión de la Masonería de Tandil.
Lo sucedió como Venerable Maestro, por un corto lapso, el marplatense Carlos Menconi, hasta que asumió como Venerable Maestro (presidente) el médico tandilense José Carlos Bustillo Arce, que la preside actualmente.
Las autoridades de la Masonería Argentina para el período 2008-2011 son:
Preside como Gran Maestre: Ängel Jorge Clavero; Pro Gran Maestre, Nicolás Breglia; Ex Gran Maestre Sergio Nunes; Ex Gran Maestre Jorge Alejandro Vallejos; Ex Gran Maestre Alejo Neveloff; Gran Primer Vigilante: Marcelo Llobet; Gran Segundo Vigilante: Sergio Costigliolo; Gran Orador Fiscal: Pablo Urcéolo; Gran Secretario: Pablo Lázaro; Gran Tesorero: Néstor Figarolo; Gran Hospitalario: Eduardo Grzona. Además como Gran Consejero figura el VM Guillermo Muzlera, que fuera el reorganizador de la Logia local en 2006.
Hemos querido, estimado lector, darle un brevísimo panorama de la historia de la masonería, a la que pertenecieron y pertenecen vecinos de actuación destacada en la política, la economía y otras actividades de la comunidad, esperando poder ampliarlo en el futuro.
Daniel Eduardo Pérez