miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA PROSTITUCIÓN EN EL TANDIL




PROSTITUCIÓN EN EL TANDIL
Aspectos generales en la historia del mundo

La prostitución reconoce muy antigua data en la historia universal, aunque bajo formas diferentes según las culturas y las épocas. Hubo en algunos casos hasta connotaciones de tipo religioso como en  pueblos mesopotámicos, Cartago y aún en  casos griegos y romanos, así como en pueblos africanos y asiáticos.
Los lenocinios romanos y más tarde las mancebías españolas, pueden ser considerados prostíbulos, aunque a decir verdad con la llegada del cristianismo y la condena a las prácticas de esta naturaleza a través de la palabra de santos y maestros de la Iglesia, ciertas restricciones comenzaron a notarse.
Con la llegada de las grandes civilizaciones y con la industrialización, el carácter de la prostitución adquirió, especialmente en el  siglo XIX, características de organización y explotación que reconocen similitudes generales, sin dejar de considerar dos de las grandes causas que originan la prostitución: la socio-económica y la psicológica.-moral.
En esta introducción podemos perfilar dos instancias para un análisis: una general y otra particular. En la primera las causas socio-económicas adquieren especial relevancia para entender el fenómeno de la prostitución organizada; en la segunda el enfoque nos dará pistas más precisas para el análisis del caso individual.
El responder al por qué, nos llevará al cómo y éste nos dará un panorama global, que es el que interesa sobremanera, en la interrelación  situación social y económica, con pensamiento, ideología y doctrina vigente.
En su momento, en la faz ideológica, se ha pretendido ver a la prostitución- en el marco de la organización social- como un subproducto del capitalismo, por contrapartida, como una falla no superada por el socialismo. Hoy, con el mundo globalizado, la perduración de la prostitución, la multiplicación de sus formas y la fuerte relación con el mundo de la droga y la aparición en escena del Sida, constituyen una preocupación que atañe fuertemente a la salud pública, a la justicia y a las políticas económicas y de educación.
La cuestión de fondo permanece intacta y las discusiones en el plano teórico no han logrado revertir ni en el orden nacional ni en el internacional, esta situación. Bien lo afirmó en su momento la psicoanalista Maryse Choisy, que ello no ocurrirá " mientras no se transforme nuestra actitud íntima hacia el amor".
Ni severas leyes, ni publicaciones morales, ni organizaciones especializadas, ni el accionar internacional, han logrado aún producir variantes de gran importancia para lograr modificaciones sustanciales en el panorama del comercio del cuerpo-cosa, del cuerpo-mercancía, del placer sexual pago y sus agravantes: las organizaciones delictivas que tras el mismo actúan impunemente, como verdaderas mafias y carteles en los que suele estar presente también el narcotráfico.
EN ARGENTINA
De nuestro territorio, previo a la llegada de los españoles, no se posee una información demasiado precisa sobre prostitución entre los indígenas, al menos como la conocemos y definimos actualmente.
Es con el arribo de los primeros conquistadores- Mendoza era sifilítico y hay dudas que no haya traído prostitutas en su expedición-que comienzan las primeras manifestaciones de la prostitución, tanto de blancas llegadas de Europa, como de nativas "usadas" por los conquistadores y luego colonizadores.
El Buenos Aires colonial, aldea en incipiente desarrollo, conoció en aquella mezcla de pampa y rancherío, que eran los denominados arrabales, el ejercicio de la prostitución.
Allí, en las rápidamente multiplicadas pulperías que llegaron a casi 6000 en 1820, era frecuente que además del despacho de bebidas y otros productos, se la ejerciera , por lo que ya el virrey Vértiz había creado el Protomedicato- entre otras cosas para atender las enfermedades venéreas .- y la Casa de Corrección para las mujeres de " mala vida".
Juegos, bebidas, bailes y más hacia la orilla, los conocidos como "ranchos de chinas", completaron el clima colorido y alegre pero miserable de aquel paisaje porteño.
Con la Revolución de Mayo, los que fueron denominados " barrios alegres" distaban pocas cuadras del mismo centro de Buenos Aires. San Telmo, Palermo, Monserrat, entre los principales, ganaron fama por sus guapos, malevos y pendencieros, así como por sus payadores y, por supuesto, sus prostitutas, que en el caso del barrio de Monserrat, se apiñaban en la famosa  " calle del pecado".
El crecimiento porteño, trajo consigo también la multiplicación de estos lugares donde la vida disipada adquiría rasgos propios. Así las cosas, en 1875, apareció el primer reglamento, que intentó frenar o al menos controlar, especialmente desde el punto de vista sanitario, el ejercicio de la prostitución y la instalación de las denominadas "casas de tolerancia" o prostíbulos, en los que el comercio organizado funcionó, legalizado y aceptado formalmente, bajo las restricciones impuestas por el citado reglamento, el que rápidamente fue copiado total o parcialmente en el resto del país y también en Tandil, como veremos más adelante.
Fue en la década del '80 del siglo XIX, cuando comenzó a usarse en los burdeles las llamadas "latas", chapa o disco de metal, para controlar la cantidad de trabajo realizado por la prostituta y con ella tener un control del dinero que correspondía al explotador y a la mujer.
Según algunas versiones, la "lata" era comprada a la madama o regente del prostíbulo y luego entregada por el cliente, a la mujer con la que iba a tener relaciones;  otras indican el sistema a la inversa, es decir que la prostituta entregaba al cliente la chapa luego del pago y éste hacía lo propio a la madama.
Era habitual que los lunes se hiciera el reparto de las ganancias, con la intervención del "rufián" o dueño del lugar.
Aquel reglamento establecía dos clases de prostíbulos: los autorizados y los clandestinos. En este último caso, aunque no tan abundantes, quedaban librados a las penalidades establecidas y en muchas ocasiones, las prostitutas clandestinas eran disputadas, cuchillo en mano, por rufianes, compadritos o simplemente bailarines.
Con la llegada de las oleadas inmigratorias, a las que hemos hecho referencias en el capítulo VI, el arrabal porteño adquirió nueva fisonomía en su geografía humana y en muchos casos fue la cuna donde nacieron nuevos términos que se incorporaron al lenguaje del argentino, primero en el lunfardo y luego en el uso general, que llegaron hasta el día de hoy.
Así, los portugueses "especializados" en el contrabando por la época, originaron vocablos como "mina", "fulo", "tira". "cafishio", "mango", "patota", "batuque"; los italianos aportaron lo suyo y rescatamos a manera de ejemplos: "biaba", "bufoso", "cana", "giro". "laburo", "fiolo". Los españoles, por su parte, lo hicieron con " afano", "timba". "chorro", " y "chamuyar".
La prostitución, como comercio organizado, funcionó dentro de ese marco social y desde la trata de blancas, verdaderas esclavas traficadas desde el exterior, donde eran compradas o se las traía engañadas, hasta la prostitución en pequeña escala, todo un espectro se movía en torno a una organización que desde el simple " cafishio" o "canfinflero", con su "mina", a la empresa internacional con prostíbulos distribuidos en los principales centros urbanos, se manejaba sin escrúpulo alguno.
Lujosos, intermedios o pobres, los prostíbulos fueron lugares donde variaban las tarifas, el mobiliario y las comodidades. En el interior, en Tandil entre las ciudades consideradas, salvo Rosario- verdadero centro de este infame comercio-la mayoría pertenecía a los dos últimos tipos. 
EN EL TANDIL
A grandes rasgos, hemos intentado dar un muy somero panorama sobre el tema en general, y de Buenos Aires en particular.
En nuestra ciudad, la prostitución cobró vida tempranamente, aunque recién en 1875 se la reconoce y reglamenta, coincidentemente- como lo mencionamos- con Buenos Aires. Efectivamente, en octubre de ese año, la Corporación Municipal presidida por el Juez de Paz Carlos Díaz, promulgó la primera Ordenanza reglamentando " la prostitución para el pueblo del Tandil".
La reglamentación, en términos generales, no se diferenciaba mucho de su similar porteña, pero contenía algunas especificaciones curiosas y creemos que propias del lugar. Así por ejemplo, dividía en cinco capítulos la legislación : de las mujeres públicas, de y a algunas fotos de la época, el prostíbulo " tipo"- aunque los hubo de toda especie- disponía de un gran salón central, que solía tener un palco pequeño para posibles músicos, un despacho de bebidas - las que estaban teóricamente prohibidas- y las habitaciones de las " pupilas"
Carretero describe a los que podríamos denominar como pobres, seguramente similares a algunos de Tandil y otros lugares del país, como  " ambientes tristes, sucios, desgastados. Las habitaciones tenían un catre, con las ropas sucias por los pies de la clientela"." La higiene se hacía con una palangana con agua a la que se agregaba permanganato. En ella el cliente se limpiaba y se secaba con un trapo ya usado por  los anteriores". Un olor particular proveniente de fuentes diversas, era llamado " olor a quilombo". En Tandil, por descripciones de tradición oral que hemos recogido, se completaba el mobiliario además con una cama habitualmente de hierro, una mesita de luz, una cómoda, un calentador de kerosene y en algunos casos especiales, con un organito. Tal era el ambiente casi tenebroso donde los hombres de la época buscaban un placer carnal desprejuiciado y poco saludable.
Generalmente un policía uniformado-por todos conocido- palpaba de armas a los visitantes a la entrada de los que eran considerados los más importantes.
Funcionaban de martes a domingo, siendo el lunes el día libre que las mujeres, que allí mismo vivían, disponían para sí, saliendo de compras casi siempre en coche  tirado por caballos y muy raramente, sólo las más afamadas, en primitivos automóviles de alquiler.
El local no podía estar identificado, pero en el interior una chapita indicaba, hacia 1925, que la hora costaba $ 2 y la noche  $ 8, importes que debían pagarse a las prostitutas y que éstas entregaban a las regentes o madamas. No tenemos demasiadas referencias del uso de la " lata" en Tandil, pero seguramente, dado que estaba extendido su uso, también pudo haberse utilizado.
La sociedad de la época, sobre todo la clase alta y media –alta, solía terminar allí sus despedidas de solteros o los cumpleaños o celebraciones familiares de otro tipo, especialmente entre jóvenes de más de veinte años, que finalizaban así el día festivo.
Los nombres de " Gabi", la francesa, Nemesia, Anita, "Lulú", fueron famosos y populares en la época.
Argentinas algunas, extranjeras otras, "propiedad" de un rufián o perteneciente a alguna de las organizaciones que en las primeras décadas del siglo XX capitalizaron la trata de blancas como la "Varsovia" o la poderosa Zwi Migdal, que las paseaban de un lugar a otro del país, estas mujeres rotaban periódicamente de ciudad en ciudad, siendo en Tandil, Ayacucho, Juárez, Tres Arroyos y Bahía Blanca algunos de los destinos cercanos.
Para algunos estudiosos del tema, la mujer argentina fue más propensa a la " vida airada", siendo en cambio la extranjera más sumisa al sistema que las explotaba  En ambos casos, sin embargo, estaban expuestas a malos tratos, golpizas incluidas y naturalmente al sometimiento brutal de las restricciones de sus libertades individuales. Eran objetos de los que se podía disponer a voluntad...
Como señala Carretero, " En realidad lo grave en este negocio rufianesco, no fue la cantidad de mujeres utilizadas, dominadas, martirizadas, explotadas o como quiera denominarse a la metodología utilizada. Lo grave, lo repugnante, lo condenable las casas de tolerancia, de las dueñas de casa, del servicio médico y del servicio municipal.
Se consideraba lisa y llanamente prostituta a " toda mujer casada, viuda o soltera que tuviese residencia fija o asistiese a una casa de tolerancia ", fijando en 21 años el mínimo para ser admitida; por el artículo 11º se disponía que debían estar alejadas de escuelas o templos y con las ventanas clausuradas permanentemente, con algunas acotaciones graciosas, como la que establecía en el artículo 17º, por la cual ninguna mujer casada podía abrir una casa de tolerancia sin consentimiento del esposo.
Por supuesto, establecía un riguroso control sanitario, que en la práctica nunca fue ni eficaz ni severo y para cuyos efectos se disponía el uso obligatorio de una libreta provista por la Municipalidad. Finalmente esta reglamentación culminaba con el artículo 42º, en el cual manifestaba : " Antes de inscribir a una mujer en el Registro de la Prostitución, el Inspector ( municipal) debe por todos los medios que estén a su alcance, disuadir a ésta del paso que piensa dar y tratar por consejos morales de encaminarla nuevamente hacia la virtud y el trabajo ", agregando ," sólo en los casos en que choque contra una resolución pertinaz por parte de la mujer, es cuando debe proceder a la inscripción". De alguna manera quedaba así salvada la conciencia pública...
Con la asunción del primer Intendente de Tandil en 1886, don Pedro Duffau, éste promulgó una nueva Ordenanza, muy parecida a la primera del partido de Tandil - la ya citada de 1875-en la que introducía algunas modificaciones, como la de bajar la edad de admisión de prostitutas a 18 y, en caso de comprobarse que la ejercía desde antes, a la que tuviese aunque no alcanzara la edad puesta como tope.
El tema de tener que estar alejados de lugares como escuelas o templos, fue el motivo principal, para que en Tandil, se fuera "armando" un barrio prostibulario que perduró durante décadas y que era  el arrabal local.
Esta zona abarcaba las manzanas comprendidas desde la calle Alberdi hacia la zona de sierras, entre Sarmiento y Belgrano, en un radio de aproximadamente ocho manzanas. Allí estaban los "legales" o autorizados por la reglamentación, pero también los clandestinos, sin perjuicio de los de este tipo que también hubo en otros barrios alejados del centro.
La Ordenanza de Duffau establecía entre otras cosas que las casas de prostitución " no podrán ser regenteadas sino por mujeres";  que " la entrada a  las casas de tolerancia es libre a cualquier hora del día o de la noche para el Inspector Municipal, encargado de la vigilancia y no puede serle negada por ningún pretexto";  a su vez redefine a las prostitutas como " toda mujer que se entregare al acto venéreo con varios hombres, mediando una retribución en dinero u otra especie, para si misma, para quien explote su trafico o partible entre ambos"; también señalaba que  " no podrán mostrarse en la puerta de la calle, ni en las ventanas o balcones de las casas que ocupen, ni llamar a los transeúntes o emplear cualquier género de provocación, lo que les será prohibido igualmente en las calles paseos públicos y teatros, no pudiendo concurrir a éstos en trajes deshonestos".
Otra disposición de la misma reglamentación, establecía que " Si alguna prostituta se hiciese embarazada, será mantenida y alojada en la casa hasta un mes después del parto, o subvencionada en la cantidad que conviniese; saliendo de la casa, esta subvención será retirada, probado el caso que la prostituta continúe ejerciendo la prostitución .No podrán obligar a las prostitutas a entregarse a la prostitución durante la menstruación o estando encinta".
Respecto a la parte sanitaria, el artículo 24º, establecía que " El Médico Municipal presentará a la Intendencia todos los sábados una memoria detallada sobre el servicio sanitario, los beneficios adquiridos y las mejoras que puedan ser introducidas para su mejor resultado".
En relación a quienes tenían acceso permitido a estas casas de tolerancia, manifestaba que los menores de 15 años no podrían hacerlo, ni tampoco los que estuviesen embriagados o llevasen armas, así como los que presentaren signos de enfermedades venéreas o sifilíticas.
El artículo 35º prohibía " absolutamente" la prostitución clandestina, la que era penada con ocho días de prisión la primera vez, quince la segunda y un mes la tercera y subsiguientes.
Evidentemente y como sigue ocurriendo, la aplicación de la justicia era flexible y los casos, según las Memorias de diversos Intendentes al respecto, sumaban un porcentaje relativamente pequeño de las infracciones generales.
Volviendo al lugar geográfico en el que estaban las casas de tolerancia entre 1875 y la primeras dos décadas del siglo XX, debemos decir que en Tandil se lo conocía como el barrio " prohibido", el de la " mala vida ", siendo hacia 1925 el que todavía concentraba la actividad tanto legalizada como la clandestina, que a la vista de documentación manejada, nunca dejó de funcionar pese a las penas que prometían las leyes.
De acuerdo a testimonios orales recogidos oportunamente,”… la explotación de la mujer  fue como si fuera un animal y no una persona.  Allí es donde hay que poner el acento de la crítica, no en la cantidad de dinero, en las burlas a las leyes o a los engaños utilizados".
La prostitución reglamentada tuvo defensores y detractores, similar situación a la que se plantea en estos días,  dado que por un lado higienistas y políticos de distintas tendencias ideológicas y religiosas, vierten opiniones en algunos casos contradictorias. Para le época que tratamos, y en el análisis de la estudiosa del tema, Donna Guy, la reglamentación sirvió para distinguir a las " mujeres públicas" de aquellas que cumplían con los patrones de aceptación social y moral imperantes en ese momento.
Tandil no fue ajeno a las generales de la ley y para la década del '20 al '30 del siglo XX, la situación socio económica y política del país- previa a la famosa crisis del '30-mostraba algunas cifras reveladoras, especialmente en el último quinquenio (entre 1924 y 1929).
Comprobamos así que el ingreso de prostitutas en casas de tolerancia, según datos tomados del Archivo Histórico Municipal, fue el siguiente:
1924:   80
1925: 126
1926: 128
1927: 129
1928: 140
1929: 150

Las nacionalidades, por su parte, revelaban el siguiente cuadro:
NACIONALIDAD           1924             1925             1926         1927          1928           1929

Argentina                         62%             48%              45%         54%            64%           67%
Francesa                         12%             29%               28%         21%           12%           12%
Italiana                            18%             13%               12%          9%             4%            11%
Española                           4%               5%                 7%          8%            12%            4%
Polaca                               2%               5%                 5%          6%             6%             3%
Rumana                            2%              -                      1%          2%             2%              -
Otras                                    -              -                        2%            -                 -              3%

En el mismo período, los promedios de edad de las pupilas registradas eran:
De 22 años: 18 %
De 23 años: 14 %
De 24 años: 16 %
De 25 años: 11 %
De 26 a 30 años: 29 %
De más de 30 años: 12 %

Si bien es notorio que en el período abarcado, el índice más alto era el de mujeres entre 26 y 30 años de edad, la tendencia de los tres últimos años fue la del decrecimiento marcado de este porcentaje en favor de las mujeres de menor edad.
En cuanto al nivel educativo, digamos que en ese quinquenio, el 10 % de las mujeres no sabía ni leer ni escribir y ni siquiera firmar.
Como fue casi general en todo el país, en relación al estado civil, el 94 % eran solteras, notándose sin embargo, un crecimiento del ejercicio de la prostitución por parte de las casadas, entre 1926 y 1929.
Respecto a la procedencia de las argentinas, en los años cercanos a 1930, el número de mujeres provenientes del interior del país aumentó, especialmente del norte, de tal suerte que para 1929 casi el 25 % eran de origen tucumano.
La situación del país indudablemente influía notoriamente en esta variable la que también se nota en la rotación de las mujeres en las casas de tolerancia, según podemos observar en el cuadro siguiente.
Permanecían hasta un mes el 24 %; hasta seis meses el 54 %; hasta un año el 19 % y más de un año el 12 %. La mayoría- como puede apreciarse- permanecía un promedio de medio año en cada establecimiento.
A todo esto, el país sufrió los cambios económicos y políticos que todos conocemos y a partir de 1930 se sucedieron discusiones sobre el tema del que nos ocupamos, hasta que el Congreso sancionó la ley 12.331, la que en su artículo 15º prohibía el establecimiento de las casas de tolerancia, con lo que terminaba en el país el período que se había iniciado en 1875, en el que funcionó la prostitución reglamentada.
En Tandil , obviamente, también veían su ocaso las casas autorizadas y daba comienzo el predominio, primero casi lento, de la prostitución clandestina, la que hasta hoy permanece entre nosotros, con la incorporación del travestismo y de un tolerado ejercicio con un creciente número de mujeres latinoamericanas, muchas de ellas caribeñas.
Hoy todos conocemos cual es la situación del país y en especial la de ciudades grandes y aún medianas como  Tandil. Lamentablemente todo colabora para que el submundo de la droga y la prostitución vea favorecido el terreno para su crecimiento, pese a los ingentes esfuerzos de algunos sectores que intentan evitar el crecimiento de esta situación, agravada desde hace algunos años por la presencia del Sida.
Más recientemente la Ley sobre la trata de personas, intentará poner freno a la explotación infame de las mujeres sometidas a toda clase de violación de derechos.

Daniel Eduardo Pérez