PROSTITUCIÓN EN EL TANDIL
Aspectos generales en la historia del mundo
La
prostitución reconoce muy antigua data en la historia universal, aunque
bajo formas diferentes según las culturas y las épocas. Hubo en algunos
casos hasta connotaciones de tipo religioso como en pueblos mesopotámicos, Cartago y aún en casos griegos y romanos, así como en pueblos africanos y asiáticos.
Los
lenocinios romanos y más tarde las mancebías españolas, pueden ser
considerados prostíbulos, aunque a decir verdad con la llegada del
cristianismo y la condena a las prácticas de esta naturaleza a través de
la palabra de santos y maestros de la Iglesia, ciertas restricciones
comenzaron a notarse.
Con
la llegada de las grandes civilizaciones y con la industrialización, el
carácter de la prostitución adquirió, especialmente en el siglo
XIX, características de organización y explotación que reconocen
similitudes generales, sin dejar de considerar dos de las grandes causas
que originan la prostitución: la socio-económica y la
psicológica.-moral.
En
esta introducción podemos perfilar dos instancias para un análisis: una
general y otra particular. En la primera las causas socio-económicas
adquieren especial relevancia para entender el fenómeno de la
prostitución organizada; en la segunda el enfoque nos dará pistas más
precisas para el análisis del caso individual.
El
responder al por qué, nos llevará al cómo y éste nos dará un panorama
global, que es el que interesa sobremanera, en la interrelación situación social y económica, con pensamiento, ideología y doctrina vigente.
En
su momento, en la faz ideológica, se ha pretendido ver a la
prostitución- en el marco de la organización social- como un subproducto
del capitalismo, por contrapartida, como una falla no superada por el
socialismo. Hoy, con el mundo globalizado, la perduración de la
prostitución, la multiplicación de sus formas y la fuerte relación con
el mundo de la droga y la aparición en escena del Sida, constituyen una
preocupación que atañe fuertemente a la salud pública, a la justicia y a
las políticas económicas y de educación.
La
cuestión de fondo permanece intacta y las discusiones en el plano
teórico no han logrado revertir ni en el orden nacional ni en el
internacional, esta situación. Bien lo afirmó en su momento la
psicoanalista Maryse Choisy, que ello no ocurrirá " mientras no se transforme nuestra actitud íntima hacia el amor".
Ni
severas leyes, ni publicaciones morales, ni organizaciones
especializadas, ni el accionar internacional, han logrado aún producir
variantes de gran importancia para lograr modificaciones sustanciales en
el panorama del comercio del cuerpo-cosa, del cuerpo-mercancía, del
placer sexual pago y sus agravantes: las organizaciones delictivas que
tras el mismo actúan impunemente, como verdaderas mafias y carteles en
los que suele estar presente también el narcotráfico.
EN ARGENTINA
De
nuestro territorio, previo a la llegada de los españoles, no se posee
una información demasiado precisa sobre prostitución entre los
indígenas, al menos como la conocemos y definimos actualmente.
Es
con el arribo de los primeros conquistadores- Mendoza era sifilítico y
hay dudas que no haya traído prostitutas en su expedición-que comienzan
las primeras manifestaciones de la prostitución, tanto de blancas
llegadas de Europa, como de nativas "usadas" por los conquistadores y
luego colonizadores.
El
Buenos Aires colonial, aldea en incipiente desarrollo, conoció en
aquella mezcla de pampa y rancherío, que eran los denominados arrabales,
el ejercicio de la prostitución.
Allí,
en las rápidamente multiplicadas pulperías que llegaron a casi 6000 en
1820, era frecuente que además del despacho de bebidas y otros
productos, se la ejerciera , por lo que ya el virrey Vértiz había creado
el Protomedicato- entre otras cosas para atender las enfermedades
venéreas .- y la Casa de Corrección para las mujeres de " mala vida".
Juegos, bebidas, bailes y más hacia la orilla, los conocidos como "ranchos de chinas", completaron el clima colorido y alegre pero miserable de aquel paisaje porteño.
Con la Revolución de Mayo, los que fueron denominados " barrios alegres"
distaban pocas cuadras del mismo centro de Buenos Aires. San Telmo,
Palermo, Monserrat, entre los principales, ganaron fama por sus guapos,
malevos y pendencieros, así como por sus payadores y, por supuesto, sus
prostitutas, que en el caso del barrio de Monserrat, se apiñaban en la
famosa " calle del pecado".
El
crecimiento porteño, trajo consigo también la multiplicación de estos
lugares donde la vida disipada adquiría rasgos propios. Así las cosas,
en 1875, apareció
el primer reglamento, que intentó frenar o al menos controlar,
especialmente desde el punto de vista sanitario, el ejercicio de la
prostitución y la instalación de las denominadas "casas de tolerancia"
o prostíbulos, en los que el comercio organizado funcionó, legalizado y
aceptado formalmente, bajo las restricciones impuestas por el citado
reglamento, el que rápidamente fue copiado total o parcialmente en el
resto del país y también en Tandil, como veremos más adelante.
Fue en la década del '80 del siglo XIX, cuando comenzó a usarse en los burdeles las llamadas "latas",
chapa o disco de metal, para controlar la cantidad de trabajo realizado
por la prostituta y con ella tener un control del dinero que
correspondía al explotador y a la mujer.
Según algunas versiones, la "lata" era comprada a la madama o regente del prostíbulo y luego entregada por el cliente, a la mujer con la que iba a tener relaciones; otras
indican el sistema a la inversa, es decir que la prostituta entregaba
al cliente la chapa luego del pago y éste hacía lo propio a la madama.
Era habitual que los lunes se hiciera el reparto de las ganancias, con la intervención del "rufián" o dueño del lugar.
Aquel
reglamento establecía dos clases de prostíbulos: los autorizados y los
clandestinos. En este último caso, aunque no tan abundantes, quedaban
librados a las penalidades establecidas y en muchas ocasiones, las
prostitutas clandestinas eran disputadas, cuchillo en mano, por
rufianes, compadritos o simplemente bailarines.
Con
la llegada de las oleadas inmigratorias, a las que hemos hecho
referencias en el capítulo VI, el arrabal porteño adquirió nueva
fisonomía en su geografía humana y en muchos casos fue la cuna donde
nacieron nuevos términos que se incorporaron al lenguaje del argentino,
primero en el lunfardo y luego en el uso general, que llegaron hasta el
día de hoy.
Así, los portugueses "especializados" en el contrabando por la época, originaron vocablos como "mina", "fulo", "tira". "cafishio", "mango", "patota", "batuque"; los italianos aportaron lo suyo y rescatamos a manera de ejemplos: "biaba", "bufoso", "cana", "giro". "laburo", "fiolo". Los españoles, por su parte, lo hicieron con " afano", "timba". "chorro", " y "chamuyar".
La
prostitución, como comercio organizado, funcionó dentro de ese marco
social y desde la trata de blancas, verdaderas esclavas traficadas desde
el exterior, donde eran compradas o se las traía engañadas, hasta la
prostitución en pequeña escala, todo un espectro se movía en torno a una
organización que desde el simple " cafishio" o "canfinflero", con su "mina", a la empresa internacional con prostíbulos distribuidos en los principales centros urbanos, se manejaba sin escrúpulo alguno.
Lujosos,
intermedios o pobres, los prostíbulos fueron lugares donde variaban las
tarifas, el mobiliario y las comodidades. En el interior, en Tandil
entre las ciudades consideradas, salvo Rosario- verdadero centro de este
infame comercio-la mayoría pertenecía a los dos últimos tipos.
EN EL TANDIL
A grandes rasgos, hemos intentado dar un muy somero panorama sobre el tema en general, y de Buenos Aires en particular.
En nuestra ciudad, la prostitución cobró vida tempranamente, aunque recién en 1875 se la reconoce y reglamenta,
coincidentemente- como lo mencionamos- con Buenos Aires. Efectivamente,
en octubre de ese año, la Corporación Municipal presidida por el Juez
de Paz Carlos Díaz, promulgó la primera Ordenanza reglamentando " la prostitución para el pueblo del Tandil".
La
reglamentación, en términos generales, no se diferenciaba mucho de su
similar porteña, pero contenía algunas especificaciones curiosas y
creemos que propias del lugar. Así por ejemplo, dividía en cinco
capítulos la legislación : de las mujeres públicas, de y a algunas fotos
de la época, el prostíbulo " tipo"- aunque los hubo de toda especie-
disponía de un gran salón central, que solía tener un palco pequeño para
posibles músicos, un despacho de bebidas - las que estaban teóricamente
prohibidas- y las habitaciones de las " pupilas"
Carretero
describe a los que podríamos denominar como pobres, seguramente
similares a algunos de Tandil y otros lugares del país, como " ambientes tristes, sucios, desgastados. Las habitaciones tenían un catre, con las ropas sucias por los pies de la clientela"." La
higiene se hacía con una palangana con agua a la que se agregaba
permanganato. En ella el cliente se limpiaba y se secaba con un trapo ya
usado por los anteriores". Un olor particular proveniente de fuentes diversas, era llamado " olor a quilombo". En
Tandil, por descripciones de tradición oral que hemos recogido, se
completaba el mobiliario además con una cama habitualmente de hierro,
una mesita de luz, una cómoda, un calentador de kerosene y en algunos
casos especiales, con un organito. Tal era el ambiente casi tenebroso
donde los hombres de la época buscaban un placer carnal desprejuiciado y
poco saludable.
Generalmente
un policía uniformado-por todos conocido- palpaba de armas a los
visitantes a la entrada de los que eran considerados los más
importantes.
Funcionaban
de martes a domingo, siendo el lunes el día libre que las mujeres, que
allí mismo vivían, disponían para sí, saliendo de compras casi siempre
en coche tirado por caballos y muy raramente, sólo las más afamadas, en primitivos automóviles de alquiler.
El local no podía estar identificado, pero en el interior una chapita indicaba, hacia 1925, que la hora costaba $ 2 y la noche $ 8, importes que debían pagarse a las prostitutas y que éstas entregaban a las regentes o madamas. No tenemos demasiadas referencias del uso de la " lata" en Tandil, pero seguramente, dado que estaba extendido su uso, también pudo haberse utilizado.
La
sociedad de la época, sobre todo la clase alta y media –alta, solía
terminar allí sus despedidas de solteros o los cumpleaños o
celebraciones familiares de otro tipo, especialmente entre jóvenes de
más de veinte años, que finalizaban así el día festivo.
Los nombres de " Gabi", la francesa, Nemesia, Anita, "Lulú", fueron famosos y populares en la época.
Argentinas
algunas, extranjeras otras, "propiedad" de un rufián o perteneciente a
alguna de las organizaciones que en las primeras décadas del siglo XX
capitalizaron la trata de blancas como la "Varsovia" o la poderosa Zwi Migdal,
que las paseaban de un lugar a otro del país, estas mujeres rotaban
periódicamente de ciudad en ciudad, siendo en Tandil, Ayacucho, Juárez,
Tres Arroyos y Bahía Blanca algunos de los destinos cercanos.
Para algunos estudiosos del tema, la mujer argentina fue más propensa a la " vida airada", siendo en cambio la extranjera más sumisa al sistema que las explotaba En
ambos casos, sin embargo, estaban expuestas a malos tratos, golpizas
incluidas y naturalmente al sometimiento brutal de las restricciones de
sus libertades individuales. Eran objetos de los que se podía disponer a
voluntad...
Como señala Carretero, " En
realidad lo grave en este negocio rufianesco, no fue la cantidad de
mujeres utilizadas, dominadas, martirizadas, explotadas o como quiera
denominarse a la metodología utilizada. Lo grave, lo repugnante, lo
condenable las casas de tolerancia, de las dueñas de casa, del servicio
médico y del servicio municipal.
Se consideraba lisa y llanamente prostituta a " toda mujer casada, viuda o soltera que tuviese residencia fija o asistiese a una casa de tolerancia
", fijando en 21 años el mínimo para ser admitida; por el artículo 11º
se disponía que debían estar alejadas de escuelas o templos y con las
ventanas clausuradas permanentemente, con algunas acotaciones graciosas,
como la que establecía en el artículo 17º, por la cual ninguna mujer
casada podía abrir una casa de tolerancia sin consentimiento del esposo.
Por
supuesto, establecía un riguroso control sanitario, que en la práctica
nunca fue ni eficaz ni severo y para cuyos efectos se disponía el uso
obligatorio de una libreta provista por la Municipalidad. Finalmente
esta reglamentación culminaba con el artículo 42º, en el cual
manifestaba : " Antes de
inscribir a una mujer en el Registro de la Prostitución, el Inspector (
municipal) debe por todos los medios que estén a su alcance, disuadir a
ésta del paso que piensa dar y tratar por consejos morales de
encaminarla nuevamente hacia la virtud y el trabajo ", agregando ," sólo en los casos en que choque contra una resolución pertinaz por parte de la mujer, es cuando debe proceder a la inscripción". De alguna manera quedaba así salvada la conciencia pública...
Con
la asunción del primer Intendente de Tandil en 1886, don Pedro Duffau,
éste promulgó una nueva Ordenanza, muy parecida a la primera del partido
de Tandil - la ya citada de 1875-en la que introducía algunas
modificaciones, como la de bajar la edad de admisión de prostitutas a 18
y, en caso de comprobarse que la ejercía desde antes, a la que tuviese
aunque no alcanzara la edad puesta como tope.
El
tema de tener que estar alejados de lugares como escuelas o templos,
fue el motivo principal, para que en Tandil, se fuera "armando" un
barrio prostibulario que perduró durante décadas y que era el arrabal local.
Esta
zona abarcaba las manzanas comprendidas desde la calle Alberdi hacia la
zona de sierras, entre Sarmiento y Belgrano, en un radio de
aproximadamente ocho manzanas. Allí estaban los "legales"
o autorizados por la reglamentación, pero también los clandestinos, sin
perjuicio de los de este tipo que también hubo en otros barrios
alejados del centro.
La Ordenanza de Duffau establecía entre otras cosas que las casas de prostitución " no podrán ser regenteadas sino por mujeres"; que " la entrada a las
casas de tolerancia es libre a cualquier hora del día o de la noche
para el Inspector Municipal, encargado de la vigilancia y no puede serle
negada por ningún pretexto"; a su vez redefine a las prostitutas como " toda
mujer que se entregare al acto venéreo con varios hombres, mediando una
retribución en dinero u otra especie, para si misma, para quien explote
su trafico o partible entre ambos"; también señalaba que " no podrán mostrarse en la puerta de
la calle, ni en las ventanas o balcones de las casas que ocupen, ni
llamar a los transeúntes o emplear cualquier género de provocación, lo
que les será prohibido igualmente en las calles paseos públicos y
teatros, no pudiendo concurrir a éstos en trajes deshonestos".
Otra disposición de la misma reglamentación, establecía que " Si
alguna prostituta se hiciese embarazada, será mantenida y alojada en la
casa hasta un mes después del parto, o subvencionada en la cantidad que
conviniese; saliendo de la casa, esta subvención será retirada, probado
el caso que la prostituta continúe ejerciendo la prostitución .No
podrán obligar a las prostitutas a entregarse a la prostitución durante
la menstruación o estando encinta".
Respecto a la parte sanitaria, el artículo 24º, establecía que " El
Médico Municipal presentará a la Intendencia todos los sábados una
memoria detallada sobre el servicio sanitario, los beneficios adquiridos
y las mejoras que puedan ser introducidas para su mejor resultado".
En
relación a quienes tenían acceso permitido a estas casas de tolerancia,
manifestaba que los menores de 15 años no podrían hacerlo, ni tampoco
los que estuviesen embriagados o llevasen armas, así como los que
presentaren signos de enfermedades venéreas o sifilíticas.
El artículo 35º prohibía " absolutamente"
la prostitución clandestina, la que era penada con ocho días de prisión
la primera vez, quince la segunda y un mes la tercera y subsiguientes.
Evidentemente
y como sigue ocurriendo, la aplicación de la justicia era flexible y
los casos, según las Memorias de diversos Intendentes al respecto,
sumaban un porcentaje relativamente pequeño de las infracciones
generales.
Volviendo
al lugar geográfico en el que estaban las casas de tolerancia entre
1875 y la primeras dos décadas del siglo XX, debemos decir que en Tandil
se lo conocía como el barrio " prohibido", el de la " mala vida
", siendo hacia 1925 el que todavía concentraba la actividad tanto
legalizada como la clandestina, que a la vista de documentación
manejada, nunca dejó de funcionar pese a las penas que prometían las
leyes.
De acuerdo a testimonios orales recogidos oportunamente,”… la explotación de la mujer fue como si fuera un animal y no una persona. Allí
es donde hay que poner el acento de la crítica, no en la cantidad de
dinero, en las burlas a las leyes o a los engaños utilizados".
La prostitución reglamentada tuvo defensores y detractores, similar situación a la que se plantea en estos días, dado
que por un lado higienistas y políticos de distintas tendencias
ideológicas y religiosas, vierten opiniones en algunos casos
contradictorias. Para le época que tratamos, y en el análisis de la
estudiosa del tema, Donna Guy, la reglamentación sirvió para distinguir a
las " mujeres públicas" de aquellas que cumplían con los patrones de aceptación social y moral imperantes en ese momento.
Tandil
no fue ajeno a las generales de la ley y para la década del '20 al '30
del siglo XX, la situación socio económica y política del país- previa a
la famosa crisis del '30-mostraba algunas cifras reveladoras,
especialmente en el último quinquenio (entre 1924 y 1929).
Comprobamos
así que el ingreso de prostitutas en casas de tolerancia, según datos
tomados del Archivo Histórico Municipal, fue el siguiente:
1924: 80
1925: 126
1926: 128
1927: 129
1928: 140
1929: 150
Las nacionalidades, por su parte, revelaban el siguiente cuadro:
NACIONALIDAD 1924 1925 1926 1927 1928 1929
Argentina 62% 48% 45% 54% 64% 67%
Francesa 12% 29% 28% 21% 12% 12%
Italiana 18% 13% 12% 9% 4% 11%
Española 4% 5% 7% 8% 12% 4%
Polaca 2% 5% 5% 6% 6% 3%
Rumana 2% - 1% 2% 2% -
Otras - - 2% - - 3%
En el mismo período, los promedios de edad de las pupilas registradas eran:
De 22 años: 18 %
De 23 años: 14 %
De 24 años: 16 %
De 25 años: 11 %
De 26 a 30 años: 29 %
De más de 30 años: 12 %
Si
bien es notorio que en el período abarcado, el índice más alto era el
de mujeres entre 26 y 30 años de edad, la tendencia de los tres últimos
años fue la del decrecimiento marcado de este porcentaje en favor de las
mujeres de menor edad.
En
cuanto al nivel educativo, digamos que en ese quinquenio, el 10 % de
las mujeres no sabía ni leer ni escribir y ni siquiera firmar.
Como
fue casi general en todo el país, en relación al estado civil, el 94 %
eran solteras, notándose sin embargo, un crecimiento del ejercicio de la
prostitución por parte de las casadas, entre 1926 y 1929.
Respecto
a la procedencia de las argentinas, en los años cercanos a 1930, el
número de mujeres provenientes del interior del país aumentó,
especialmente del norte, de tal suerte que para 1929 casi el 25 % eran
de origen tucumano.
La
situación del país indudablemente influía notoriamente en esta variable
la que también se nota en la rotación de las mujeres en las casas de
tolerancia, según podemos observar en el cuadro siguiente.
Permanecían
hasta un mes el 24 %; hasta seis meses el 54 %; hasta un año el 19 % y
más de un año el 12 %. La mayoría- como puede apreciarse- permanecía un
promedio de medio año en cada establecimiento.
A todo esto, el país sufrió los cambios económicos y políticos que todos conocemos y a partir de 1930 se sucedieron discusiones sobre el tema del que nos ocupamos, hasta que el Congreso sancionó la ley 12.331,
la que en su artículo 15º prohibía el establecimiento de las casas de
tolerancia, con lo que terminaba en el país el período que se había
iniciado en 1875, en el que funcionó la prostitución reglamentada.
En
Tandil , obviamente, también veían su ocaso las casas autorizadas y
daba comienzo el predominio, primero casi lento, de la prostitución
clandestina, la que hasta hoy permanece entre nosotros, con la
incorporación del travestismo y de un tolerado ejercicio con un
creciente número de mujeres latinoamericanas, muchas de ellas caribeñas.
Hoy todos conocemos cual es la situación del país y en especial la de ciudades grandes y aún medianas como Tandil.
Lamentablemente todo colabora para que el submundo de la droga y la
prostitución vea favorecido el terreno para su crecimiento, pese a los
ingentes esfuerzos de algunos sectores que intentan evitar el
crecimiento de esta situación, agravada desde hace algunos años por la
presencia del Sida.
Más recientemente la Ley sobre la trata de
personas, intentará poner freno a la explotación infame de las mujeres
sometidas a toda clase de violación de derechos.
Daniel Eduardo Pérez
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