domingo, 27 de noviembre de 2011

EL MUSEO HISTÓRICO DE TANDIL

EL MUSEO HISTÓRICO FUERTE INDEPENDENCIA


El origen de lo que luego sería el Museo Histórico y Tradicionalista Fuerte Independencia, estuvo dado por el interés de un grupo de vecinos amantes del folklore y la tradición, que se reunieron para dar nacimiento a la institución, el 20 de agosto de 1955, con la presidencia de don Carlos de Ferrari Bravo y amigos colaboradores que se sumaron, en distintos cargos, a la flamante comisión, como Cecilia S. de Freceise Rico, Sante Salvador, Emilse Gianibelli, Rodolfo Saling, Julio C. Escobar, Teresa C. de Saling, Leonel Acevedo Díaz, Alfredo Serres, Emilio Ramos, Leonetto Binelli, Miguel A. Vannoni, Elvira Mónaco, Edith Forgue, Marta Escobar, Margarita Vannoni y Carlos Freceise Rico..

Los primeros años de la institución transcurrieron poniendo especial énfasis en la enseñanza de las danzas nativas y con jornadas dedicadas al folklore, con fogones y fiestas gauchas, donde la figura de Encarnación Gordillo de Janín, no puede quedar en el olvido, así como la colaboración de la familia Montani, en cuya “Confitería Norma” se realizaron las primeras reuniones.

Con los años, nació la inquietud de formar una Biblioteca Folklórica y Tradicionalista, para lo cual el 8 de junio de 1960 quedó integrada la Subcomisión que tendría a cargo su concreción, con Elba Gianibelli, Carlos Allende y Domingo Polpadre.

A esta loable iniciativa se sumó dos años más tarde, el 3 de julio de 1962, la formación de otra subcomisión cuyo objeto era estudiar la factibilidad de crear un museo tradicionalista, que recogiera los ya abundantes elementos donados a tal fin, por vecinos íntimamente relacionados a nuestra historia local.

Con la dirección de ese eximio artista y cultor de nuestras tradiciones que fue don Carlos Allende y la colaboración entusiasta de Pedro Staneck, Erich Mauro y José Protta, la idea fue tomando forma y con ingentes sacrificios y la buena voluntad de muchos, pudo adquirirse el inmueble de 4 de abril 845, que era propiedad del reconocido vecino de Ayacucho Alfredo Cordonier y sus hermanos, y que en un acto de emotiva y profunda repercusión, fue erigido en sede el 13 de setiembre de 1963.

Ya por entonces la figura dinámica y entusiasta de don Ricardo Ballent, al frente de la institución desde 1960, prometía un futuro de grandeza para aquel incipiente museo que, iniciado con 600 piezas, tiene hoy en sus salas más de diez mil que son orgullo para Tandil.

Municipalidad, Fuerzas Armadas y pueblo se volcaron a dar pleno apoyo y así, desde mano de obra a aportes económicos en carácter de donaciones, fueron jalonando el crecimiento del “Museo del Fuerte”, como comúnmente se lo conoce y que luce hoy como uno de los lugares obligados de visita para tandilenses y turistas..

Además del crecimiento constante del patrimonio del Museo, sus directivos fueron impulsores de iniciativas destacadas, como la erección del Monumento al Gaucho, que, obra del gran escultor y director del Museo, Carlos Allende, se inauguró con motivo del sesquicentenario de Tandil, el 4 de abril de 1973..

Imposible es omitir los tradicionales fogones de las fechas patrias, donde se reunían la autoridades de Tandil y numeroso público en torno a una mesa bien servida con el criollo asado y donde posteriormente el recordado Mons. Luis J. Actis decía las emotivas palabras de conmemoración, para dar paso luego a la actuación de folkloristas con la intervención infaltable de don Ricardo y su acordeón, recordando sus viejos tiempos musiqueros.

No podríamos, ni es nuestra intención, hacer un inventario que seguramente lo aburriría, estimado lector, pero sí darle una idea de los más importante que usted tiene que conocer para darse una vuelta por allí.

Un recorrido por la sala Salvador Manochi” permite observar allí valiosas colecciones de primitivas armas pertenecientes a culturas prehispánicas de Tandil y la zona y también de la Patagonia, que nos lleva a los orígenes mismos de las razas indígenas en nuestro país.

Otra sala destacada es la “Antonio Santamarina”, que al igual que la “Juan A. Figueroa” y la “Eduardo Olivero” contienen curiosas y valiosas muestras de nuestro pasado.

A los efectos de que usted, amigo lector, se ubique según sus preferencias, dividiremos el resto de la nota en agrupamientos afines de elementos,

Documentos: en este rubro el Museo posee un patrimonio que permite observar desde cartas manuscritas del Gral. San Martín, Alvear, Dorrego, Avellaneda, Rosas, Ricardo Rojas y Machado, hasta bandos del Libertador y el manifiesto del Brig Gral. Martín Rodríguez a los bonaerenses, sobre la unidad nacional. Documentos firmados por los virreyes Liniers y Cisneros y otros por Saavedra, Moreno y Paso.

Pero sin duda en lo documental, y referido a la historia de nuestro Tandil, debemos destacar el sumario levantado con motivo de la masacre del 1 de enero de 1872 por los seguidores de Tata Dios, fuente inagotable de estudios y misterios,

Armas: En este rubro, tanto “blancas” como de “fuego”, lo que se ofrece es realmente abundante y representativo.:antiguos cuchillos, facones criollos y hasta armas de samurai, de origen japonés, sables, entre los que se encuentran réplicas de los famosos del Alte. Brown y del célebre “corvo” del Libertador, además de las armas encontradas en excavaciones antiguas que han posibilitado obtener material usado por los soldados del Fuerte Independencia. No faltan pistolas del siglo XVIII, tercerolas, trabucos, para luego encontrarnos nada menos que con los cañones que fueron los que-junto a los que están actualmente en el Parque Independencia- defendían nuestro incipiente poblado..

Un párrafo aparte merece la sala dedicada a la guerra de Malvinas, donde pueden observarse elementos bélicos utilizados en la última y más reciente guerra en la que participó nuestro país.

Vestimentas: podemos apreciar uniformes militares que nos llevan a los orígenes de nuestro Fuerte, como el sencillo pero respetado del soldado del Regimiento de Caballería 1 de Línea; la chaquetilla y chaleco militar de gala del Cnel. Machado, tan ligado a nuestra historia, conviven con parte del equipo antártico usado por el valiente Gral. J. Leal, primer argentino en llegar al Polo Sur. Naturalmente no faltan uniformes de los Granaderos ni los de los soldados de la Expedición al Desierto, así como uniformes navales y equipamiento de nuestros heroicos soldados que combatieron en Malvinas.

Entre los ponchos distinguimos: uno que perteneciera a Machado, otro del Gral. Roca y otro del ex presidente de Paraguay, Solano López. Del ámbito histórico local destacamos el que perteneciera a Gerónimo de Solané o “Tata Dios.

Esta sección se completa con diferentes clases de calzado desde las primitivas botas de potro a curiosos zapatitos de niños de otras épocas, así como sombreros, entre ellos el del Gral. Roca.

Carruajes: el conjunto de carruajes que posee es de una riqueza llamativa, tanto por la variedad como por su procedencia; Podemos recomendar la volanta que perteneció a Rómulo Pereyra Iraola que data de 1860. La berlina que perteneciera al Gral. Díaz Vélez, una diligencia de las usadas en las célebres mensajerías, como la de Timoteo Gordillo; la tradicional carreta que era tirada por bueyes y la gran chata que data de 1900 y cargaba nada menos que de 300 a 400 bolsas de trigo y era tirada por diez o doce caballos..

No faltan curiosos coches fúnebres, entre ellos el llamado “cucaracha”, que era usado para el traslado de los restos de los más humildes a fines del siglo XIX u otros vehículos más simpáticos, como el mateo.

Salas de dos pioneros ilustres como lo fueron-cada uno en lo suyo- Juan Fugl (1811-1900) y Eduardo Olivero (1896-1966), contienen testimonios de sus vidas..

El patrimonio fotográfico es realmente imponente y se le debe a la obra legada por aquel gran fotógrafo que fue Carlos Pierroni, verdadera colección de antología.

La pulpería es de por sí un atractivo que nos retrotrae a mediados del siglo XIX, reconstruida con una variedad de elementos, desde envases de artículos de uso cotidiano de la época hasta artículos rurales que el pulpero vendía o cambiaba, a plumas de avestruz a tejidos, ponchos, chiripás y bombachas “batarazas”, recados, botas de potro, etc., con la reja defensiva característica.

Entre los elementos rurales es posible observar desde el proceso del alambrado hasta la vieja fragua y su fuelle donde el artesano trabajaba el hierro.

Recientemente se inauguró un lugar especial con los hermosos muebles y “frascos” de la antigua Farmacia Central, que donara la familia Berlari.

Al fallecer don Carlos Allende, su familia donó parte de su colección al Museo, y esta nueva sala agrandó con su rico patrimonio el que ya existía.

Mobiliarios diversos y hasta curiosos, como los carritos para bebés de principio de siglo; retratos y cuadros; máquinas fotográficas de marcas y sistemas diferentes y llamativas, así como máquinas de escribir que desde la de una tecla a otras más complicadas y muy antiguas, sorprenden al visitante, al igual que distintos elementos que marcan la evolución en las telecomunicaciones.

Un rincón especial contiene pertenencias de Mons. Luis J. Actis, que dejó en Tandil una profunda huella como Párroco desde 1945 a 1978.

De ese inmenso caudal de valiosos elementos de la historia nacional y local, queremos rescatar en primer lugar, la colección de El Eco de Tandil desde el número 1, del 30 de mayo de 1882, hasta el año 1932, joya de valor impar en la hemeroteca del Museo y del periodismo nacional; la primera gran campana del Templo de la Inmaculada Concepción, llamada “La Tandilera”, que fundida aquí bajo la dirección de Juan Dellacella, con metales hasta preciosos, pesó 3.150 libras y fue colocada junto a las dos primeras en 1883, la que sin embargo pronto se rajó y hubo de ser reemplazada y la máquina Marinoni que imprimió durante años “La Provincia” de Blas Grothe y que fabricada en París en 1870, dio vida a una inmensa cantidad de publicaciones periódicas y de otro carácter.

Entre lo imperdible colocaríamos, en una escala siempre arbitraria, a la lámpara votiva obsequiada a Eduardo Olivero por el gran poeta Gabriele D·Annunzio, y que es de unos 500 años A. C.; el escudo heráldico de la familia de nuestro Libertador Gral. San Martín; un sable que perteneciera al Emperador Pedro I de Brasil y en un plano afectivo y de gran valor histórico contemporáneo, la sala completa dedicada a la guerra de Malvinas y el Atlántico Sur.

El Museo “Fuerte Independencia” constituye así hoy, con la presidencia del Dr. Oscar Granato, un patrimonio invalorable de la ciudad y el número de visitantes se multiplica año a año. Usted, apreciado lector, sabrá qué hacer, pero si todavía no fue no sabe lo que se está perdiendo. El Museo es en sí mismo una muestra de lo que se puede, cuando férreas voluntades se encolumnan tras objetivos en favor del bien común. Y Tandil sabe bastante de esto… gracias a Dios.

Daniel Eduardo Pérez