miércoles, 8 de octubre de 2014

ROSAS EN EL TANDIL




ROSAS EN EL TANDIL
TADEA, LA ANTIGUA DUEÑA DE ESTAS TIERRAS

Había transcurrido apenas poco más de un año de la fundación del Fuerte de la Independencia (1823), origen -como todos sabemos- de Tandil, cuando además de complicarse la situación interna, se tensaba la cuestión de la Banda Oriental del Uruguay y la intervención que al respecto tenía el Imperio del Brasil.
Todo ello implicaba seriamente a nuestro país y en forma muy especial a las provincias de la Mesopotamia y a Buenos Aires, sobre todo esta última, que era mirada con apetencia por los brasileños, lo que hacía prever un desenlace bélico a corto plazo.
Gobernaba este territorio el Gral. Juan Gregorio de las Heras, quien había reemplazado precisamente a nuestro fundador, en 1824, y a quien le tocó en suerte tomar las acertadas medidas de ordenar el comienzo de tratativas para acercar a los indígenas del sureste bonaerense, con el objeto de asegurar la frontera interior y simultáneamente evitar que en una posible invasión brasileña, se aliasen para desgracia de los intereses argentinos. Es que el ministro de guerra imperial, había expresado que " La expedición a la Patagonia tiene el fin de quitar a Buenos Aires  el único puerto que le queda  abrir por allí al comercio con los indios pampas, induciéndolos a que renueven los malones  que acostumbraban efectuar en los alrededores de Buenos Aires".
En 1825 la situación se había agravado y fue entonces cuando, tanto desde Buenos Aires como desde la sureña Carmen de Patagones, se ordenaron misiones, por parte del gobierno, para que intentaran concretar paces o treguas a los efectos antes mencionados. Desde el sur fueron comisionados para ello los hermanos Ángel, Fernando y Calixto Oyuela, quienes desembarcaron el 11 de noviembre de ese año, en la zona   que después, en 1828, sería Bahía Blanca. Luego de enviar delegados a las tolderías, alrededor de cuarenta caciques se presentaron para parlamentar. Los Oyuela llevaban instrucciones verbales del Ministro de Guerra  Marcos Balcarce de tratar, al menos, el logro de tres puntos: concretar la paz con un mínimo de doce caciques, devolver las tierras del Tandil (sin tocar el Fuerte Independencia) y llevar a Buenos Aires al famoso cacique Chanil.
Tras prolongados encuentros y esperas, el 13 de diciembre los reticentes caciques aceptaron la propuesta, que en una extralimitación de los Oyuela y ante la exigencia indígena, habían prometido el levantamiento del Fuerte tandilense. De esa manera los caciques más importantes de la zona, entre los que se encontraban el ya mencionado Chanil, Pichiloncoy, Tetrué, Trenan y otros, se comprometían a mantener en paz todo el  sur de la provincia.
De acuerdo a lo pactado, Ángel Oyuela partió a Buenos Aires con el cacique Chanil y 17 representantes más, mientras quedaba como rehén o prenda de paz en manos indias, Calixto Oyuela.
Las Heras continuaba preocupado por lograr tratados  con todos porque temía- en caso de conflicto armado directo con Brasil- tener que asumir dos frentes, contra Brasil por un lado y con los indios en malón en el sur provincial por el otro, con el peligro ya relatado de que éstos se aliasen a los imperiales y en Patagones se tuvieran graves dificultades.
Paralelamente a las gestiones de los Oyuela, se enviaba a Juan Manuel de Rosas un oficio por el que se le encomendaba "…establecer paces sólidas y duraderas con los indios fronterizos...". El gobierno, luego de la aceptación de Rosas, entregó instrucciones para asegurar la línea de frontera que corría desde la costa marplatense, por el actual Balcarce y el Fuerte del Tandil, hasta llegar a Tapalqué y Mercedes.
Entre lo que Rosas podía ofrecer estaba la devolución de los prisioneros indios, que serían intercambiados por cautivas blancas y ayuda o pago, para aliviar las condiciones en que vivían en las tolderías.
Dando comienzo a lo solicitado, Rosas envió desde su estancia "Los Cerrillos·" a indios amigos que allí vivían para sondear la disposición de los principales caciques para reunirse, constatando con ello que había gran desconfianza y poca credibilidad, luego de las experiencias que tuvieran en el gobierno de Martín Rodríguez y además porque  la línea de frontera que ahora se intentaba, no respetaba la demolición del Fuerte Independencia que, en su exceso ya señalado, los hermanos Oyuela habían comprometido.
Considerando lo delicado de la situación, Rosas envió a su lenguaraz Manuel Baldebenito para convencer a los caciques de la importancia de la palabra que Rosas- muy respetado entre la indiada- daría sobre lo que se lograra en materia de paz, pero dejando en claro que nunca el gobierno oficialmente había prometido demoler el Fuerte del Tandil, dando las razones por las cuales esto no era posible.
Aquí jugó un papel muy importante, según lo relata el propio Rosas, la india Tadea, mujer de enorme prestigio entre los pampas y que además era considerada como la heredera legítima de las tierras del Tandil. Su palabra de gran ascendiente, ayudó extraordinariamente en la tarea conciliadora, tal como se desprende del reconocimiento explícito de Rosas, logrando finalmente el consentimiento para reunirse y tratar las paces y la demarcación de la línea de frontera  en la fecha en que se conviniese. Escasas referencias más se encuentran de esta legendaria mujer…
Por su parte, la comisión que había designado el gobierno para acompañar a Rosas en este cometido, fue integrada además por el coronel de coraceros Juan Galo Lavalle y el ingeniero Felipe Senillosa, además de oficiales de relevancia, tal el caso del comandante Andrés Morel, del sargento mayor Narciso del Valle, además de su amigo, el hacendado Pedro Burgos- a la postre fundador de Azul- con tropa, víveres, enseres y ganado.
Ya dispuestas todas las medidas para efectivizar la misión, cada jefe reunió a sus hombres y luego de distintas marchas, se pusieron rumbo a la laguna del Durazno donde finalmente se encontraron los principales responsables de la misma.
El primer trabajo fue relevar la citada laguna luego de lo cual se abrieron las columnas para los reconocimientos: Lavalle y Senillosa, la zona próxima a la costa y la zona de Mar Chiquita y Rosas, las sierras del Volcán (Balcarce). Las tareas fueron intensas y luego de recorrer palmo a palmo la zona, las columnas acordaron reunirse  en la zona de Laguna de los Padres, lugar en la que habían estado los padres jesuitas, en 1740, dejando allí las ruinas de sus reducciones.
Ya reunidos, decidieron la elección del lugar adecuado para levantar un fortín, en la zona próxima a la citada laguna, por considerarla apta para ello, lo que finalmente no se concretó.
A partir de allí, la misión se dividió en dos columnas nuevamente, la principal al mando de Rosas y la otra de Lavalle, recorriendo exhaustivamente la zona entre el Volcán (Balcarce) y Tandil , mientras se preparaba el encuentro convenido en el Tandil, con los principales caciques con los que se había consensuado la reunión, entre ellos el ya mencionado Chanil.
Rosas, en su Memoria al gobierno central, señala que la línea se tiraría  en presencia de los indios "...a cuyo efecto vendrían para el día  que señalásemos y que pasarían por todos los artículos  de las instrucciones de mi comisión siempre que se les garantice  de la buena fe del gobierno  en su cumplimiento..."
Por entonces era Comandante del Fuerte Independencia del Tandil, el sargento mayor Bruno Vázquez, fue quien recibió y dio albergue a Rosas, Lavalle y Senillosa cuando, en el último día de 1825, llegaron finalmente para cumplir con la misión  encomendada.
Rosas describiría en la Memoria su impresión del Fuerte tandilense, diciendo:"El Fuerte del Tandil está situado en un bajo dominado por las alturas que tiene  a los costados SO y SE. La fortificación es bastante buena  por lo respectivo a la construcción, mas su forma no es la más ventajosa, porque es de mucho  perímetro por la área que encierra. La mayor parte del vecindario  está situado al NO  y consta de 4 pulperos y 7 familias.
"Estas familias son pertenecientes a la guarnición  que consta de 100 cazadores, 22 artilleros y 30 blandengues".
En las proximidades de este lugar es que se llevó a cabo, durante la estancia por tres días de Rosas en el Tandil, la reunión para la paz y la delimitación, a lo que no se llegó tan fácilmente por la decisión de Rosas, ya expuesta, de mantener el  Fuerte y la inseguridad, prevaleciente entre de los indios, que el gobierno cumpliera con lo pactado.
Si embargo  y según lo expresa el mismo Rosas, los indios "... hicieron alguna oposición, pero al fin cedieron y la línea se tiró y se marcó  a la perfección con grandes mojones de césped...".
Los objetivos de la misión Rosas- Lavalle- Senillosa, fueron logrados, a saber: obtener un mayor y mejor conocimiento de la región sudeste de la provincia, señalar lugares aptos para erigir fortines en el futuro, demarcar una línea en presencia de los caciques, asegurar transitoriamente la paz y obtener una experiencia para futuras operaciones  de Rosas y Senillosa.
Luego de partir del Tandil, la misión reconoció las nacientes de los arroyos Chapaleofú ,  Los Huesos,  Azul y  Tapalqué, dividiéndose las columnas y regresando la de Lavalle a Kakel Huincul, arribando la de Juan Manuel de Rosas a Buenos Aires el 16 de enero de 1826, pese a que casi debe volver sobre sus pasos porque, ya en "Los Cerrillos", fue requerido por el gobierno ante el retorno del cacique Chanil al Tandil dado que era quien traía el mandato del resto de los caciques pampas y tehuelches, de aceptar lo pactado siempre y cuando se asegurase el mantenimiento de la palabra.
Rosas no tuvo que retornar porque el tema fue delegado y solucionado y don Juan Manuel se quedó en Buenos Aires cuando, por su parte, Bernardino Rivadavia asumía la Presidencia de la Nación, ante la decisión tomada por el Congreso Constituyente, que luego determinaría la redacción de la Constitución de ese año, comenzando una etapa histórica muy especial en la que no estuvo ausente la guerra con el Brasil, preanunciada desde mucho antes y donde se destacaron hombres de la talla de Brown  y otros menos conocidos como el gaucho José Luis Molina- que había sido amigo de Ramos Mexía en la estancia Miraflores- y que junto a hombres del lugar y algunos indios habían defendido ardorosamente, y con triunfo, Carmen de Patagones, ante el intento de invasión frustrada por su valiente  acción, a la que contribuyó también, de alguna manera, la paz que se había logrado en la misión al Tandil de Rosas y en la que el Fuerte sería nuevamente protagonista, al recibir , ya bajo la comandancia de Ramón Estomba, a prisioneros brasileños que  fueron alojados, como se pudo, en el Fuerte  Independencia, tema que desarrollamos en otro capítulo.
En éste, quisimos brindar a nuestros lectores esta pequeña, pero a la par gran historia que pudo cambiar los destinos del actual Tandil por obra y gracia de los tres hermanos Oyuela, que casi cometen un desatino y del que Juan Manuel de Rosas y la intervención de la casi desconocida india Tadea, considerada la antigua dueña de estas tierras-al decir de Rosas-lograron salvarnos.
Tandil entonces está en deuda con ellos, especialmente con Rosas, Lavalle y Senillosa (pese a los nombres que fueron impuestos a alguna calle y a escuelas) y también con la benevolencia de Chanil y la postura de Tadea  la "antigua dueña de las tierras".

Daniel Eduardo Pérez