viernes, 17 de agosto de 2012

TANDIL Y EL GENERAL SAN MARTÍN




EL GENERAL SAN MARTÍN EN TANDIL

La refulgente campaña del Libertador Gral. José de San Martín a partir del cruce de los Andes hasta la liberación de Chile , encendió en muchos hombres de la Independencia, verdadero fervor y admiración hacia el adusto militar.
No fue raro entonces que pronto  se impusiera su nombre a  un bergantín corsario, el patente Nº 83,  cuando era Jefe del Ejército de los Andes, en 1817, siendo éste el primer homenaje en vida del Libertador.
Años después, en 1829- el mismo en que intentó regresar a la patria- en el gobierno de Lavalle, se bautizó con su nombre  a una goleta, siendo así el primer buque de guerra de la incipiente Armada  en llevarlo, la que siguiendo esta tradición, impuso-ya en el siglo XX- el nombre del ilustre prócer al famoso y legendario rompehielos botado en 1954.
En ese mismo sentido, un informe escasamente difundido del Gral. Juan Ramón Balcarce, cuando era comandante general de la campaña de Buenos Aires, propuso la fundación de un fuerte de avanzada de frontera en el interior- más precisamente en el Tandil- con el nombre de " San Martin".
Si bien este informe y las gestiones de Balcarce acerca de esta iniciativa son muy interesantes, dejaremos para otra oportunidad  el extendernos en este aspecto poco estudiado del tema. Lo cierto es que finalmente el fuerte fue a parar a la zona de la laguna Kakel Huincul ( actual partido de Maipú), como una guardia y a la que nos hemos referido en el capítulo I, porque desde allí salió Cajaraville con sus Blandengues, para sumarse a las tropas fundacionales del Tandil..
Por lo pronto podemos afirmar con certeza, que cinco años antes de fundarse, Tandil casi nace como el "Fuerte Gral. San Martín", a instancias del Gral. Balcarce.
Esta relación de nuestro Tandil con el Libertador, que se aprestaba a dar fin a su labor en Chile, luego de la batalla de Maipú, para seguir hacia el Perú, tuvo de alguna manera no buscada ni pensada, continuidad con la participación de importantes oficiales de su Ejército de los Andes en la fundación, tal como lo reflejamos en el  capítulo 1º.
Ya fundado el Fuerte de la Independencia y demarcado el pueblo, una de las primeras calles en ser nominadas lo fue con el nombre del ilustre correntino, lo que aún hasta hoy perdura.
Pasarían muchos años para tener en nuestro pago otro homenaje al Gral. San Martín. Efectivamente, creada la Escuela Normal Mixta en 1910, recién ésta llevó el nombre del  prócer luego de una gestión del director Lázaro Fernández, en 1919, tanto es así que la medalla acuñada para su inauguración lleva en el anverso la efigie del Gral. Belgrano, lo que motivó, oportunamente, una consulta a la Asociación  Numismática Argentina  que se expidió sobre el tema.
Ya con el nombre  Escuela Normal Mixta "Gral. José de San Martin", pronto se puso en  marcha la iniciativa de dotar al flamante establecimiento - que, recordemos, funcionaba en el antiguo edificio donde había estado el Asilo San Juan, en Maipú y Alem- de un busto que presidiese el patio para todas las ceremonias.; inmediatamente  comenzó  la colecta  para pagarlo, habiendo sido encomendada la obra al prestigioso escultor Juan Carlos Oliva Navarro (1888-1951), conocido por otras obras similares. De esta manera el 14 de abril de 1926 quedó inaugurado el busto de la Escuela Normal, siendo el primero en homenaje al Libertador en nuestra ciudad, y que luego-con la inauguración del nuevo edificio en la Av. Santamarina en 1943-quedó en el jardín del frente hasta nuestros días.
Con posterioridad también una  escuela primaria, la Nº 34, fue puesta bajo  la advocación del Gral. San Martín.
Los homenajes al Libertador fueron por esas épocas concentrados entonces en el busto normalista, especialmente los escolares, pero se acercaba una fecha importante: el centenario de la muerte del prócer y esto llevó a mover espíritus y medidas de tal suerte que en 1949, a iniciativa del Coronel Raúl Racana se impulsó la creación de una filial del Instituto Nacional Sanmartiniano, la que a su traslado quedó con el Dr. Francisco J. Vistalli en la presidencia, participando entre otros: Jorge Lester, Carlos Alfaro, el Dr. Eduardo Tuñón y  Roberto Balbarrey.
Esta comisión fue la que desarrolló una intensa actividad al aproximarse el año 1950, que sería denominado " Año del Libertador General José de San Martín".
Fue en ese año también en el que, por iniciativa del intendente Silverio Serrano, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanaza Nº 306, el 13 de agosto, imponiendo el nombre del máximo prócer de los argentinos a la que antiguamente se denominaba "Plaza del Rosedal" y que era en realidad, hasta 1949, una manzana baldía con las cavas , laguna y basural que  quedaron luego de abandonarse el horno de ladrillos de los Calamante, familia que entregó la misma a la Municipalidad a cambio de condonación de impuestos, lo que fue aceptado en 1949, y por la cual corría el arroyo Blanco ( hoy entubado) y que así estaba, en ese lamentable estado,  cuando se inauguró el Calvario el 10 de enero de 1943..
La nominación y la proximidad de la fecha del centenario, impulsó a la Municipalidad a poner en condiciones la desastrosa situación en la que se encontraba, de tal suerte que el mismo 17 de agosto de 1950, se colocó la piedra fundamental de lo que sería en el futuro un monumento al Libertador. Pasaron los años y retornó el semiabandono, hasta que en 1956 el comisionado Domingo Otero dispuso la urbanización y alumbrado de la misma. Lentamente la Plaza Gral. San Martín fue adquiriendo su actual diseño hasta que recién el domingo 3 de abril de 1966, a las 16, se llevó a cabo la inauguración del proyectado homenaje al prócer, con el bajorrelieve del Padre de la Patria, realizado por el escultor Hidelberg Ferrino-a quien nos referiremos más adelante-constituyéndose en otro hito sanmartiniano.
Retomando la historia de la presencia sanmartiniana en Tandil, digamos que luego del año del Centenario, la primera comisión entró en un "impasse", hasta que en 1959 el Gral. Juan Carlos Onganía, a la sazón al frente del Comando de la Tercera División de Caballería de nuestra ciudad, convocó a vecinos para reorganizar aquella incipiente institución sanmartiniana, retomando la idea de un monumento.
En 1961 el Gral. Onganía fue trasladado y asumió la presidencia de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Tandil, nombre que desde entonces lleva, el Dr. Juan Manuel Ortiz, quien lo hizo en forma interina, hasta que una nueva comisión asumió con la presidencia  de don Leonel Acevedo Díaz, decidiéndose en  esos tiempos que fuera el entonces denominado " Cerrito Municipal", el lugar elegido para levantar un monumento importante. Así las cosas, en 1964 asumió la presidencia de la institución el docente Raúl J. Llano, quien fue el que conjuntamente con la comisión que lo acompañaba, tomó contacto con el Intendente José Emilio Lunghi   para exponerle la idea, la que fue rápidamente aceptada, destinando una partida de $ 50.000 m/n para el futuro emprendimiento en el ya por entonces denominado "Cerrito de la Libertad".
El mismo Intendente presentó, al año siguiente, al escultor Hidelberg Ferrino, radicado en Mar del Plata, quien  accedió a realizar primero el ya descripto bajorrelieve de la Plaza citada en párrafos anteriores, y luego comenzar con los bocetos y posterior maqueta del monumento a emplazarse en el Cerrito, la que terminada, y  luego de algunas sugerencias de carácter técnico- militar formuladas por el Gral. Cáceres Monié,- por entonces Comandante de la Brigada- fue elevada al Instituto Nacional Sanmartiniano para su aprobación, lo que así ocurrió. Rápidamente se firmó el contrato- redactado por el inolvidable Dr. Osvaldo Zarini, miembro de la Asociación Sanmartiniana- y el 5 de enero de 1966 se firmó por un valor inicial de $ 1.955.000.
Inmediatamente se puso en marcha una campaña y colecta para recaudar los fondos necesarios, mientras el escultor comenzaba su trabajo, el que a medida que avanzaba tenía más costos, solicitándose en 1967, al entonces Intendente Victorio Mazzarol, un mayor apoyo económico para no demorar su inauguración, mientras las obras de preparación del cerro era llevada a cabo por generosos picapedreros al mando de Juan Pisculich.
Finalizadas las obras básicas y emplazado el conjunto, el 20 de octubre de 1968, a las 10  quedó inaugurado el monumento más importante al Libertador, con la presencia del gobernador Francisco Imaz, ministros, el Intendente Municipal, el presidente y comisión de la Asociación Cultural Sanmartiniana y el presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano Gral. Carlos Salas.
En el nicho, al pie del monumento, con la leyenda "Tandil al Libertador", se depositó una rama de higuerón de la plaza de Yapeyú  y se colocaron tres cofres conteniendo tierra de Chacabuco, Maipú y Yapeyú, esta última traída en el recordado raíd a pie efectuado por los Boy Scouts  de la compañía "Cnel. Benito Machado", Gerardo Estévez, Zoar González, Alfredo Duret, Oscar Retondaro y Fernando Ferraiuolo, en 1951.
La figura del Gral. San Martín erguida, mira hacia el noroeste, meta de la campaña al Perú, catalejo en mano y con su ropaje de general y su famoso sable corvo. Detrás de la misma,  un imponente y brioso caballo de guerra árabe con los enseres correspondientes; más atrás está un picacho artificial  simbolizando un nido de cóndores, sobre el cual había dos parejas de los majestuosos reyes de las alturas, cada uno de los cuales mira hacia los  puntos cardinales ( lamentablemente pronto fue robada una); al pie- como custodios- dos granaderos: uno representando al heroico Sargento Juan Bautista Cabral y otro a un granadero de la provincia de Buenos Aires, ambos en posición de descanso con los sables desenvainados.
Todo el conjunto está hecho en escalas diferentes en cada componente- a la usanza de algunos artistas de la antigüedad-lo que le da una característica especial.
Luego de la inauguración, todos los actos centrales de efemérides sanmartinianas fueron hechos allí con la organización de la Asociación Cultural Sanmartiniana, cuyo representante fue siempre el único orador. La Asociación tuvo unos años de receso entre 1971 y 1976, fecha en la que don Raúl Llano convocó a una reunión donde asumió una nueva comisión presidida por el profesor Lauro  P. Castorino, la que al aproximarse el bicentenario del nacimiento- en 1978- logró la realización de mejoras que incluyeron patio de lajas, iluminación, mástiles y la construcción de diversos hitos desde su acceso en Avellaneda hasta el mismo monumento, enriqueciendo al ya por entonces "Parque Libertador General D.José de San Martín ".
Asimismo se restauraron piezas que los vándalos de siempre deterioraron, con la colaboración desinteresada de Horacio del Giorgio, Antonio Rizzo y Joaquín Martínez.
Sin prisa ni pausa, el paseo- homenaje fue transformándose en un lugar de permanente visita y recordación, especialmente en los 17 de agosto, donde se destaca la presencia de los gauchos de la guardia que hacen "Los Criollos de Tandil", en su momento acaudillados por el inolvidable don Genaro Villar.
En 1989 asumió como presidente de la Asociación el profesor José Pasucci quien, junto a los miembros de la Comisión mantuvieron viva la llama de los ideales sanmartinianos en nuestra ciudad, que supo de la presencia fundadora de hombres que lucharon junto al "Santo de la Espada". Desde 2006 y hasta 2012 presidió la institución el autor de esta nota, siendo su sucesor  Mario N. Juárez a quien sucedió Jorge Menéndez y quien suscribe, presidente honorario.
San Martín en Tandil es una presencia permanente gracias a los monumentos y recordaciones mencionadas pero debería ser una presencia mucho más intensa y vívida en la conciencia colectiva, porque sus ideales y su conducta son un legado de vigencia extraordinaria en cada momento de la historia que nos toca vivir, aunque no parece ser un signo de nuestros tiempos, en nuestro país, la gratitud hacia quienes nos dejaron como herencia nada menos que la patria.

Daniel Eduardo Pérez

                                                       

miércoles, 15 de agosto de 2012

LA VILLA ITALIA DE TANDIL




APUNTES PARA LA
HISTORIA DE VILLA ITALIA DE TANDIL

                                            

Los barrios de Tandil tienen una rica historia, que a través del tiempo se fue acrecentando con perfiles que los distinguen hoy con rasgos indentitarios en algunos casos inconfundibles. Tal es el caso de Villa Italia.
Barriada que hoy posee una población importante que congrega casi al 25 % del total de la ciudad, si bien su “partida de nacimiento” la ubica en los primeros años del siglo XX, era una zona que desde mucho antes se encontraba con asentamientos especialmente de chacras y quintas, las que en algunos casos fueron verdaderamente históricas, como es el caso de la quinta del Cnel. Benito Machado que, conocedor del terreno, aprovechó el lugar para tener allí sus hombres del famoso 14 de Guardias Nacionales.
Lugar de privilegio, la gran lomada tenía la visión panorámica de la entonces aldea, que originalmente rodeaba al Fuerte, la escasa forestación permitía divisar un horizonte lejano que sólo chocaba con los perfiles de las sierras.
Los hombres del célebre Regimiento Sol de Mayo de Machado ocupaban con sus vivacs parte de la loma, luego de los combates de 1857.
La casa-quinta del “toro de las pampas”, fue años después, la fábrica de jabón de Redolatti, y luego la de Antonio Pagés y ya más cerca de nuestros días, estuvo establecida la empresa Beta Ingenieria.
Hasta hace unos años se podía apreciar la arcada de entrada, en la finca que era de Fernández Míllara, declarada como patrimonio histórico y luego lamentablemente destruida…
La llegada del ferrocarril en 1883 y consiguientemente de la instalación de la Estación respectiva, en Alem y Del Valle, abrieron una nueva etapa para ese vasto sector geográfico y si bien el tránsito se canalizaba especialmente desde el pueblo a la estación y viceversa, por la Av. Colón, creciendo Tandil en esa dirección, con la multiplicación de fondas, despachos de bebidas, almacenes, caballerizas etc., también comenzaron a surgir interesados por el otro lado de las vías, hacia donde se extendían grandes baldíos cubiertos de pajonales, interrumpidos por alguna que otra solitaria huerta, cultivada por inmigrantes, separada del resto del poblado tandilense por e cauce del arroyo Blanco y-por supuesto.-sin demarcación alguna de calles interiores.
Entre los antiguos propietarios del siglo XIX se encontraban Ramón Santamarina, Basilio Barraza, el francés Claude Brunand y el danés Federico Christensen.
Don Ramón Santamarina, por ejemplo, poseía una quinta que abarcaba parte de la loma y se extendía hacia la actual Av. Del Valle desde Dinamarca; contigua a su propiedad estaba la de Basilio Barraza que tenía alrededor de diez manzanas, ubicándose la finca principal entre las actuales calles Ameghino y Dinamarca, Mosconi y Beiró.
Era por la época un conocido hacendado que poseía además campos en Rauch, desde donde traía su ganado para faenar en la Villa, donde después instaló una carnicería frente a la Estación, en la Av. Machado entre 4 de Abril y Alsina.
Sus yernos, Gil Suárez y Manuel Casas, fueron también los precursores del transporte público de pasajeros, en especial Casas, que fuera el padre de Juan Carlos, un cantor de tangos ilustre que llevó el nombre de Tandil a los mejores escenarios porteños, con las orquesta más destacadas de su época, hasta su fallecimiento en 1986..
Por su parte el citado francés Brunand impulsor de la industria molinera, sería quien vendió a Juan .las tierras que posteriormente darían lugar a la primer subdivisión de tierras importante en la luego Villa Italia.
A su vez Federico Christensen y su esposa Catalina habían construido la mansión de la quinta”Villa Luisa”, en 1886, la que refaccionada en 1896, es hoy la sede del Comando de la Primera Brigada Blindada, considerado patrimonio histórico de la ciudad.
Las quintas mencionadas fueron las que primeramente fijaron topónimos a la zona
La decisión de uno de los vecinos propietarios de la zona,  don Juan Basso, casado con  doña Josefa Aguirre y padre del que luego fuera conocido industrial de la piedra y hacendado, don Juan Basso Aguirre de vender sus lotes significando la primera subdivisión importante y el origen de la urbanización de Villa Italia, nombre con el que ya se conocía el lugar y sobre cuyo origen según la tradición oral es algo confusa, salvo el hecho de nominar esa zona como homenaje al país que tantos vecinos aportó a nuestra tierra.
Una vez tomada le decisión el remate le fue confiado al prestigioso martillero Marcelino T. Arano, radicado en Tandil desde 1882. El 12 de febrero de 1911 apareció el primer aviso publicitando el remate en el periódico El Eco del Tandil”, el que se repitió con le mismo texto hasta la fecha fijada para la venta.
Este es el documento textual por el cual el 5 de marzo de 1911 (y no el 12  como alguna vez se hizo) es la fecha correcta del nacimiento villense.
Dice el Aviso:

M.T.Arano. En la ciudad de Tandil, Barrio de la Estación, Villa Italia. El domingo 5 de marzo, a las dos p.m. en los mismos terrenos. 160 lotes de terreno en 60 mensualidades, sin base, sin interés, con opción. Las cuatro manzanas de Villa Italia son las más importantes de este barrio,  tan sólo a trescientos metros de la planta urbana de la ciudad.
“Todo el que compre uno ó más lotes de terreno en Villa Italia hará de cuenta que ha colocado su dinero en una caja de ahorros y  ganando el interés desde el primer día.
“Sin base, sin interés, con opción y amojonados. El domingo 5 de Marzo a las dos de la tarde.
“Solicitar planos e informes a mi Escritorio (Constitución 828, Tandil).
“Nota: Antes de dar principio al remate se servirá cerveza. M.T.Arano”.

El domingo del remate, en el que la celebración del carnaval, con su tradicional corso, atrapaba la atención de los tandilenses que todavía comentaban la carrera ciclística De la Canal-Tandil, que había organizado el Club Velocípedo Tandil, se publicaba en el mismo periódico:

“Llegó el día. Hoy Domingo  5 de Marzo a las dos de la tarde en Villa Italia. M.T.Arano. “Rematará 160 lotes de terrenos en 60 mensualidades. Sin base, sin interés y con opción.
“En la cochería de los señores Nicasio y Emilio Sánchez habrá carruajes hasta las 5 de la tarde, para conducir a todos los interesados.
“Antes de empezar el remate se servirá cerveza.
“Los cocheros tienen orden de llevar a todos los que lo soliciten hasta Av. Colón y Av. Aristóbulo del Valle de donde hay tan sólo 300 m. hasta Villa Italia”.

Resulta curioso el aviso, tanto por los servicios y facilidades que se otorgaban para el remate (transporte, cerveza, etc.) como por lo visionario de la inversión.
Finalmente de los 160 lotes, se vendieron la mitad, correspondientes a las manzanas A y B, informando detalladamente “El Eco” del  9 de marzo, acerca de los compradores, el valor de las cuotas y el total.
Fueron los primeros adquirentes de aquel loteo : Domingo Purita, Víctor García, Pedro Verdi,  Elías García, Francisco Carraturo,  Eladio Blanco, Cándido Martinenghi, Berlio Salvatore, Guillermo Falcinella, Juan Montero,  Roberto Farinelli,  Hnos. Giuseppe Fruttiferi, Roque Paladino, Francisco Canturo,  Cristóbal Nosey, Emilio Romero,  Macaya y Ayerdi,  José Guadagna, Demetrio Breccia, Cayetano Ferrer,  Nicolás de Federico,  Domingo Formaini, , Antónimo Garmendia, Cecilio Bargas, Alfredo Duré,  F. E. Salvador,  J. de Nicolás y Eustaquio Ferrer
La venta total alcanzó a $ 22779 de la época, pagándose entre $ 3,25 y $ 12,20 la mensualidad.
Gente de trabajo la mayoría comenzó al tiempo con  la construcción de algunas viviendas. Quinteros, canteristas, ferroviarios, empleados de la fábrica La Tandilera, del Molino El Progreso, fueron conformando el núcleo inicial de los antiguos propietarios y a  otros como Martín Paggi, Luis Cavallieri, Francisco Pasucci, Simón Chimondegui, José Cabarcos, Ciriaco Martínez- que luego instaló un almacén y despacho de bebidas que llamó  El Recreo”-Carnevale y Antonio Tapia, inquilino del último mencionado  que abrió un horno de ladrillos.
Pocos años después del loteo, los pequeños comercios  comenzaron a multiplicarse, surgiendo así en 1919 la después legendaria peluquería de don Pascual Guadagna, en Vicente López 612; la panadería de Jesús España; las fondas “Garibaldi” y “Chapa” de Ramos y Casas; el despacho de  bebidas  de Antonio Irastorza; el de Pedro Fracchia y el de Pedro Donadío.
Por su parte, Ciriaco Lezcano vendía carne a domicilio, distribución que hacía en el típico carrito de la época, luego de faena en la calle…
Otros vecinos que fueron incorporándose como inquilinos o propietarios en la primera hora de la barriada villense fueron: Gil Suárez, la familia Rigotti, Pablo Mazza,  Pedro Giamberardino, N. Brusin, Juan Taberna, M. Colombo, N. Pretti,  N. Crivelli,  Víctor y Ricardo  Falqueiras,  Antonio Bianchi, Eduardo Pérez, Manuel Dalla Valle,  Pedro Dambos, Angel Cutini,  E. Baretta,  Juan Belsito, Antonio Mendioroz, Juan Vinsennau, Juan Ezama y tantos otros…

Daniel Eduardo Pérez