miércoles, 25 de junio de 2014

LA CRUZ ROJA DE TANDIL



LA CRUZ  ROJA DE TANDIL
Sus comienzos

Los orígenes de la Cruz Roja se remontan a 1859, cuando Henry Dunant, un viajero suizo que pasaba a través del norte de Italia, fue testigo de la batalla de Solferino, en la que participaron 300,000 soldados y hubo más de 40.000 víctimas. Respondiendo al sufrimiento humano que presenció, Dunant organizó a los habitantes locales para atender a los heridos, sin distinción de nacionalidad.
En 1863, la experiencia de Dunant  y el libro que escribió sobre ella, inspiraron la fundación del Comité Internacional para el Auxilio a los Heridos, que luego se convirtió en el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El mismo año  se celebró en Ginebra la Primera Conferencia Internacional  y se crearon los Comités Nacionales de Socorro a los Soldados Heridos, que buscaban proteger a los heridos en el campo de batalla y a los prisioneros de guerra.
En 1919, tras la Primera Guerra Mundial, Henry Davison, presidente del Consejo de Guerra de la Cruz Roja Americana, solicitó la creación de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja a fin de centrar la atención en las necesidades de la posguerra en Europa y para que actuara como un órgano de cooperación permanente.
La Liga inició sus actividades con cinco Sociedades Nacionales miembros y siguió creciendo hasta llegar a las 187 que la componen en la actualidad. En 1991, la Liga de Sociedades de la Cruz Roja fue rebautizada como Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

EN ARGENTINA
La Cruz Roja Argentina es  miembro de la organización internacional y cuenta con cobertura a nivel nacional, a través de sus filiales en todo el país, desarrollando distintas actividades  en las comunidades con sus proyectos y programas  que intentan promover los valores individuales y comunitarios que permitan aumentar el respeto por los demás seres humanos y así fomentar el trabajo en equipo, generando soluciones a los problemas de la comunidad. La misión principal de Cruz Roja Argentina es la de "contribuir a mejorar la vida de las personas, en especial a aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad".
En 1879 el Gobierno a cargo de Nicolás Avellaneda, ratificó el 1º Convenio de Ginebra. Con este antecedente, Cruz Roja  Argentina fue fundada el 10 de junio de 1880 por iniciativa de los médicos Guillermo Rawson y Toribio Ayerza quienes recibieron el título de presidentes honorarios. El primer presidente efectivo de la Institución  fue el Dr. Pedro Roberts.
Antes de su reconocimiento formal, ya había desarrollado tareas durante tres episodios relevantes: la Guerra de la Triple Alianza con el Paraguay la epidemia de fiebre amarilla y la epidemia de cólera ,Cruz Roja llevó adelante acciones de socorro, actuando en diferentes catástrofes naturales o causadas por el hombre  como las inundaciones de Córdoba, el sismo de La Rioja, la epidemia de  gripe en 1918 y el terremoto de San Juan, entre otras . Además, la Cruz Roja colaboró con Paraguay en ocasión de luchas internas y en la Primera y Segunda Guerra Mundial, brindó apoyo a otras Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en el auxilio a los heridos, envío de ropa, medicamentos y víveres y búsquedas de personas, entre otras tareas.
En 1920 se creó en Buenos Aires la primera escuela de Enfermería y en 1934 comenzaron a dictarse los cursos de formación de Guardavidas.
EN TANDIL
Gracias al minucioso trabajo elaborado por el Dr. Pedro Cereseto, fundador de la Cruz Roja local, podemos hoy reconstruir, sobre esa base, los comienzos de esta valiosa institución tandilense.
La Cruz Roja nació en Tandil por las necesidades sanitarias  apreciadas  por un  grupo de vecinos que pronto se dio a la tarea de buscar solución a las mismas.
En 1939 la profesión médica  en la ciudad  denotaba la carencia de personal sanitario auxiliar suficiente, que colaborara en  las tareas  del día a día profesional, dado que el que trabajaba hasta aquel entonces, estaba integrado por hombres y mujeres que con buena voluntad aprendían lo que veían de los médicos  y de los enfermeros más antiguos.
Fue entonces que estimulados por las autoridades de la Universidad Popular  “Gral. Manuel Belgrano ”- que funcionaba en la Escuela N°1, dirigida por María Elena. Serra y el Dr. Francisco Vistalli- se inició un curso de enfermería y samaritanas, dictado por los Dres. Pedro L. Cereseto, Miguel Basílico y Eduardo Tuñón.
Con 44 alumnas, entre ellas varias maestras,  la iniciativa le dio a la Universidad una novedosa y entusiasta fisonomía.
Sobre la base del curso y pensando en la necesidad de darle continuidad y paralelamente afrontar otros problemas que se notaban en Tandil, se pensó en fundar una filial de la Cruz Roja Argentina.
En el mismo local de la Universidad Popular, se citó para el día 9 de noviembre de 1939, a la Asamblea que debía deliberar y dejar echadas las bases para dicha fundación. Efectivamente, fue así y con la asistencia de profesionales, obreros, empleados y amas de casa, se fundó esta Filial que desigla primera Comisión Directiva  la que estuvo formada así:
Presidente: Pedro L. Cereseto; Vice: María Angélica Rabal ;Secretario: Francisco J. Vistalli ; Pro: Armando Zabaleta ;Tesorero: Luan. L. Brun; Pro: Luis Errecarret. Vocales: Ángel Redolatti , Eduardo F. Tuñón ,Miguel V. Basílico ,Antonio Nicola y Juan D. Buzón .
Revisores de Cuentas: Juan D. Buzón, Hernán Iparraguirre, Zacarías Cabrera  y  Manuel Gardey.
Al fundarse la filial, el programa de estudios para enfermeras, se adaptó  del programa de la institución y al final de aquel año,  una delegación de la sede central concurrió a tomar los exámenes pertinentes a la primera promoción de samaritanas.
Al constituirse la Cruz Roja de Tandil sus integrantes habían percibido como prioritaria la necesidad  de encarrilar la lucha contra la tuberculosis, enfermedad que en ese momento estaba muy extendida y que producía no solo un gran número de muertes , sino que por la particularidad de ser una enfermedad contagiosa, hacía estragos entre los pobladores más modestos y los niños.
Hacia 1929 el Dr. José María Esquerdo, pionero luchador contra la enfermedad en Tandil, había fundado un dispensario de vías respiratorias “que abrió sus puertas  en un modesto local de la Av. Colón 957”-nos dice en sus memorias el Dr. Magrini.
Gracias al aporte de Sara Gómez de Figueroa, Aurelia I. de Aquerreta, Amalia G. de Lahore y el Pbro. Julio M. Chienno, se puso en marcha con un equipamiento mínimo. En 1931 el Dr. Víctor .Magrini se agregó a la tarea y en 1933 lo hizo el Dr.  César Gauna, reconocido tisiólogo que se radicó en la ciudad.
Lamentablemente por diversas razones, especialmente la partida de Tandil de los Dres. Esquerdo y Gauna, aquel primer dispensario dejó de funcionar.
Consecuentemente la Cruz Roja se trazó un plan de acción con el objeto de fundar un Dispensario de Vías Respiratorias, donde se concretaría la asistencia, el tratamiento y las campañas de prevención y profilaxis que se pensaban emprender.
Con ese objeto se   contó con la colaboración  del citado Dr. Magrini, un profesional que conocía muy bien el problema, dado que se había especializado  en el estudio de esa enfermedad  y además poseía un gran sentido del altruismo,  vocación y un gran compromiso social.
Para llevar a la realidad la creación de un Dispensario de esa naturaleza, debieron aunarse muchos factores además de las voluntades reunidas en torno a los amigos y directivos de la Cruz Roja y del Dr. Magrini: desde un local a la aparatología y el personal, todo lo cual implicaba disponer del dinero pertinente para poder llevar adelante la obra.
A través de una activa e inquieta comisión de damas, se movilizó a la población tandilense para poder recaudar esos fondos indispensables para concretar los objetivos. Las autoridades de la época, encabezadas por el intendente municipal Dr. William Leesson y el diputado Juan D. Buzón, apoyaron decididamente la iniciativa de tal suerte que la conjunción de esfuerzos,  permitió que el  16 de marzo de 1940 se inaugurara oficialmente el Dispensario de Vías Respiratorias  de Tandil, en un local adecuadamente refaccionado de la calle Avellaneda 718, con la presencia  del presidente de la Cruz Roja Argentina, Dr. Pedro T. Vignau, del profesor Raúl F. Vacarezza y una delegación de médicos de la Capital Federal, entre los que estaban el profesor Santiago Arauz y Oscar Vacarezza.
Pronto el local quedó chico dado el crecimiento de las actividades, además de haber sido afectado por una inundación al desbordar el arroyo del Fuerte, todo lo cual influyó para que se pensara en un traslado, lo que se concretó a otro ubicado en Alem 275.
Había llegado el momento de buscar un local adecuado y propio para el funcionamiento del Dispensario, por lo cual la Cruz Roja llegó a la conclusión que lo mejor era construirlo especialmente con esas funciones.
Los desvelos de la Cruz Roja se vieron coronados con la donación de un terreno por parte de Luis Estein y allí comenzó la construcción con los aportes provenientes de la población y de las instituciones que, como es tradicional en Tandil, permitieron que el edificio primigenio se llamara a licitación en agosto de 1945 y fuera terminado en su actual emplazamiento de Av. España y Alberdi, el que fue inaugurado el  12 de octubre de 1946.
Con posterioridad fue necesario ampliarlo y ello fue posible por la labor mancomunada de la comisión directiva, la de damas y la población de Tandil, junto a un aporte provincial y así el 26 de agosto de 1951 se pudieron inaugurar las ampliaciones.
El edificio era amplio pero se necesitaban aparatos e instrumentos,  por lo cual  la Cruz Roja hizo público el problema que se creaba por la falta de un adecuado equipo de Rayos X. A poco de publicado aquel llamado, Margarita V. de Ebarlin, una distinguida dama local, se ofreció para adquirir el aparato que el Dispensario necesitaba, el que fue provisto  gracias al gesto de dicha dama.  
Así sucedió repetidamente con otros elementos y el equipamiento se fue completando paulatinamente, siempre con la solidaridad de la comunidad.
Por otra parte la Cruz Roja puso especial énfasis, desde la primera  hora, en la formación de enfermeras y samaritanas creando la Escuela de Enfermería, que funcionó en el local de la Escuela N°1, donde tenía su sede la Universidad Popular Argentina, dirigida por el Dr. Francisco Vistalli y María E. Serra, desde 1939.
Las primeras alumnas-fundadoras de la Escuela fueron:  Amara Cabrera, Elena Cabrera, Jorgelina Fernández Tasende, Lelia Fortunato, Ofelia E. Gentile, Emilia lborra, Ana María Idiart, María E. Larsen Bille, Griselda E. Manzolido, María M.Ochandorena, Rosa B. de Porfiglio,, Lidia Pascual, Aída Quaranta y Josefa Sgro.
Al año siguiente se agregó al
de Samaritanas el primer curso de Enfermeras en el que se inscribió una sola alumna. Complementariamente y con la colaboración de la Universidad Popular se dictaban cursos de corte y confección, muy usuales en la época.
Más adelante cursos de instrumentadoras permitieron capacitar recursos humanos imprescindibles en cirugía; de las primeras épocas recordamos especialmente a mujeres y hombres que se destacaron an la profesión de la enfermería y la instrumentación tales como  Teresa Fontaiña, Alicia Albariños, Josefina Seritti, Alejandra Dakuras,  Tino Mazza, Avelino Suárez y Manuel Gil, que hicieron historia en la profesión.
La primigenia Cruz Roja también contó con la invalorable colaboración de una comisión de Damas-ya citada- que a través de la labor de María A. Rabal, quedó constituida en 1940,  la integración de su primera comisión fue la siguiente:
Presidenta: María Angélica Rabal, Vice Presidenta 1a.: Margarita C. de Brivio , Vice Presidenta 2a.:  Chichina B. de Elissondo ,Secretaria:   María Estela S. de Aizuct» ,Pro Secretaria:   Casilda Z. de Buchanan ,Tesorera:   Ercilia R. de Fossati, Pro Tesorera:   Argentina C. de Blanco Villegas .
Vocales: Elvira V. de Lavayén, Chola L. de Suárez García, Blanca S. de Arano,
Marta G. de Vignales,  Alcira R. de Iturralde, María Julia A. de Ugarte, Rita C. de Graham, Tera B. de Piñero , Amalia l. de Otero ,Carmen B. de Vidaguren ,
Sara B. de Errecarret , Amanda B. de Serafín, Nené Z. de López Matta, Manuela R. y H. de Lozano ,María N. P. de Diez ,Elena R. de Lazcano, Clotilde S. de Christensen , María Angélica F. de Ceballos, Irma L. de Martínez Goya, Josefina M. de Zabaleta, Ana F. de Bianchi, Chola Iturralde, Elisa Rosa Estévez, Angélica Bayón, María Elvira  Amespil, Tona L. de Torterolo, Sara B. de Rey, Angélica N. de Budini, Mercedes P. de Astoreca, Cira P. de Brun  y Alcira B. de Michelini
.
La labor fundamental de esta comisión fue, desde su fundación, colaborar en la obtención de fondos para la ayuda al dispensario y para casos de carencias de familias afectadas por catástrofes en Tandil o en otros lugares. La inolvidable Delia Bustos, que durante décadas integró la misma, nos relató oportunamente el denodado esfuerzo y entrega de las mujeres tandilenses en pro de acercar su ayuda permanente a todas las necesidades de la Cruz Roja, sobre todo en los casos de emergencias, para lo cual existía una subcomisión denominada Socorros, hoy reemplazada por el área de Prospección, Prevención y Atención ante desastres.
Actualmente la comisión de Damas, como tal no existe, por cuestiones estatutarias, pero las llamadas Damas de la Cruz Roja, son colaboradoras permanentes de la comisión directiva. (1)
También la infancia fue motivo de preocupación y la rama juvenil se  constituyó como Cruz Roja de la Juventud que tuvo centros en numerosas escuelas de la ciudad, práctica hoy menguada.
Desde su creación además estuvo presente solidariamente en numerosas ocasiones de catástrofes humanitarias o naturales y desde la segunda guerra mundial, a las inundaciones de Tandil de 1951,  la epidemia de polio o las más recientes inundaciones de abril de este año en La Plata, siempre la institución tandilense puso decididamente el hombro para colaborar en las soluciones.
El voluntariado fue otras de las inquietudes en las que la Cruz Roja se destacó, contando para emergencias vecinos dispuestos a cumplir las tareas requeridas en forma solidaria y ad honorem.
El tema de la sede propia fue recurrente y así desde Gral. Pinto al 600, se trasladó al Dispensario hasta que la familia Santamarina donó el terreno de Gral. San Martín 452, el que se obtuvo definitivamente el 23 de julio de 1970. Con anterioridad, la generosidad de la recordada Dalila Deguer se puso una vez más de manifiesto, manifestando su voluntad de  donar una casa, pero ello no se pudo concretar por los costos de su mantenimiento.
En el terreno citado, durante muchos años funcionó una calesita y con su alquiler la Cruz Roja se desenvolvía.
Con los planos ya aprobados desde noviembre de 1969, se convino con el consorcio Libertad la construcción de un edificio de departamentos, quedando para la Cruz Roja un local amplio en el frente de la planta baja. Finalizados los trabajos, la institución tomó posesión del mismo el  10 de noviembre de 1973, escriturándose en 1977.
Además de lo ya mencionado, recordemos que la Escuela de Auxiliar de Enfermería –hoy dirigida por E. Britos-continúa su importantísima tarea de formación profesional.
Hasta aquí llegamos en esta apretada síntesis de los comienzos de la organización humanitaria por excelencia en nuestra ciudad. La actual Comisión Directiva continúa bregando por los mismos objetivos fundacionales, además de los que los cambios sociales incorporaron. La misma está  integrada por:
Presidente: Oscar Pedro Mendoza; vice: Alonso Frías; Secretario: Mauricio Castro; Tesorero. Miriam Probicito; Vocales titulares: Sebastián Santoro y Ariel
Domínguez;  Vocales suplentes: Elizabeth Bueno y Soledad Bartis.
En los casi dos tercios de siglo que esta querida y respetada institución local tiene de vida, se ha ganado el justo respeto de toda la comunidad.

                               Daniel Eduardo Pérez