LA CRUZ ROJA DE TANDIL
Sus comienzos
Los
orígenes de la Cruz Roja se remontan a 1859, cuando Henry Dunant, un viajero suizo que pasaba a través del norte de
Italia, fue testigo de la batalla de Solferino, en la que participaron 300,000
soldados y hubo más de 40.000 víctimas. Respondiendo al sufrimiento humano que
presenció, Dunant organizó a los habitantes locales para atender a los heridos,
sin distinción de nacionalidad.
En
1863, la experiencia de Dunant y el libro que escribió sobre ella, inspiraron
la fundación del Comité Internacional para el Auxilio a los Heridos, que luego
se convirtió en el Comité Internacional
de la Cruz Roja.
El
mismo año se celebró en Ginebra la
Primera Conferencia Internacional y se
crearon los Comités Nacionales de Socorro a los Soldados Heridos, que buscaban
proteger a los heridos en el campo de batalla y a los prisioneros de guerra.
En
1919, tras la Primera Guerra
Mundial, Henry Davison, presidente
del Consejo de Guerra de la Cruz Roja Americana, solicitó la creación de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja a
fin de centrar la atención en las necesidades de la posguerra en Europa y para
que actuara como un órgano de cooperación permanente.
La
Liga inició sus actividades con cinco Sociedades Nacionales miembros y siguió
creciendo hasta llegar a las 187 que la componen en la actualidad. En 1991, la
Liga de Sociedades de la Cruz Roja fue rebautizada como Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja.
EN ARGENTINA
La
Cruz Roja Argentina es miembro de la
organización internacional y cuenta con cobertura a nivel nacional, a través de
sus filiales en todo el país, desarrollando distintas actividades en las comunidades con sus proyectos y
programas que intentan promover los
valores individuales y comunitarios que permitan aumentar el respeto por los
demás seres humanos y así fomentar el trabajo en equipo, generando soluciones a
los problemas de la comunidad. La misión principal de Cruz Roja Argentina es la
de "contribuir a mejorar la vida de
las personas, en especial a aquellas que se encuentren en situación de
vulnerabilidad".
En
1879 el Gobierno a cargo de Nicolás Avellaneda, ratificó el 1º
Convenio de Ginebra. Con este
antecedente, Cruz Roja Argentina fue fundada el 10 de junio de 1880 por iniciativa de
los médicos Guillermo Rawson y Toribio Ayerza
quienes recibieron el título de presidentes honorarios. El primer presidente
efectivo de la Institución fue el Dr. Pedro Roberts.
Antes
de su reconocimiento formal, ya había desarrollado tareas durante tres
episodios relevantes: la Guerra de la Triple Alianza
con el Paraguay la epidemia de fiebre amarilla y la epidemia de cólera ,Cruz Roja llevó
adelante acciones de socorro, actuando en diferentes catástrofes naturales o
causadas por el hombre como las
inundaciones de Córdoba, el sismo de La Rioja, la epidemia de gripe en 1918 y el terremoto de San Juan,
entre otras . Además, la Cruz Roja colaboró con Paraguay en
ocasión de luchas internas y en la Primera y Segunda Guerra Mundial, brindó apoyo
a otras Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en el auxilio a los heridos,
envío de ropa, medicamentos y víveres y búsquedas de personas, entre otras
tareas.
En 1920
se creó en Buenos Aires la primera escuela de Enfermería y en 1934
comenzaron a dictarse los cursos de formación de Guardavidas.
EN TANDIL
Gracias al minucioso trabajo elaborado por el Dr. Pedro Cereseto, fundador de la Cruz
Roja local, podemos hoy reconstruir, sobre esa base, los comienzos de esta
valiosa institución tandilense.
La Cruz Roja nació en Tandil por las necesidades
sanitarias apreciadas por un
grupo de vecinos que pronto se dio a la tarea de buscar solución a las
mismas.
En 1939 la
profesión médica en la ciudad denotaba la carencia de personal sanitario auxiliar
suficiente, que colaborara en las tareas del día a día profesional, dado que el que
trabajaba hasta aquel entonces, estaba integrado por hombres y mujeres que con
buena voluntad aprendían lo que veían de los médicos y de los enfermeros más antiguos.
Fue entonces que estimulados por las autoridades de la Universidad Popular “Gral. Manuel Belgrano ”- que funcionaba
en la Escuela N°1, dirigida por María Elena. Serra y el Dr. Francisco Vistalli-
se inició un curso de enfermería y samaritanas, dictado por los Dres. Pedro L. Cereseto, Miguel Basílico y
Eduardo Tuñón.
Con 44 alumnas, entre ellas varias maestras, la iniciativa le dio a la Universidad una
novedosa y entusiasta fisonomía.
Sobre la base del curso y pensando en la necesidad de
darle continuidad y paralelamente afrontar otros problemas que se notaban en
Tandil, se pensó en fundar una filial de la Cruz Roja Argentina.
En el mismo local de la Universidad
Popular, se citó
para el día
9 de noviembre de 1939, a la Asamblea que debía deliberar y
dejar echadas las
bases para dicha
fundación. Efectivamente, fue así y con la asistencia de profesionales, obreros, empleados y amas de casa, se fundó esta Filial que designó la primera Comisión Directiva la que estuvo formada
así:
Presidente: Pedro L. Cereseto; Vice: María Angélica Rabal ;Secretario: Francisco J. Vistalli ; Pro: Armando Zabaleta ;Tesorero: Luan. L. Brun; Pro: Luis Errecarret.
Vocales: Ángel Redolatti , Eduardo F. Tuñón ,Miguel V. Basílico ,Antonio Nicola y Juan D. Buzón .
Revisores de Cuentas: Juan D. Buzón, Hernán Iparraguirre, Zacarías Cabrera y Manuel
Gardey.
Al fundarse la filial, el
programa de estudios para enfermeras, se adaptó
del programa de la institución y al final de aquel año, una delegación de la sede central concurrió a
tomar los exámenes pertinentes a la primera promoción de samaritanas.
Al constituirse la Cruz Roja de
Tandil sus integrantes habían percibido como prioritaria la necesidad de encarrilar la lucha contra la
tuberculosis, enfermedad que en ese momento estaba muy extendida y que producía
no solo un gran número de muertes , sino que por la particularidad de ser una
enfermedad contagiosa, hacía estragos entre los pobladores más modestos y los
niños.
Hacia 1929 el Dr. José María
Esquerdo, pionero luchador contra la enfermedad en Tandil, había fundado un
dispensario de vías respiratorias “que
abrió sus puertas en un modesto local de
la Av. Colón 957”-nos dice en sus memorias el Dr. Magrini.
Gracias al aporte de Sara Gómez
de Figueroa, Aurelia I. de Aquerreta, Amalia G. de Lahore y el Pbro. Julio M.
Chienno, se puso en marcha con un equipamiento mínimo. En 1931 el Dr. Víctor .Magrini se agregó a la tarea y en
1933 lo hizo el Dr. César Gauna,
reconocido tisiólogo que se radicó en la ciudad.
Lamentablemente por diversas razones,
especialmente la partida de Tandil de los Dres. Esquerdo y Gauna, aquel primer
dispensario dejó de funcionar.
Consecuentemente la Cruz Roja
se trazó un plan de acción con el objeto de fundar un Dispensario de Vías Respiratorias, donde se concretaría la
asistencia, el tratamiento y las campañas de prevención y profilaxis que se
pensaban emprender.
Con ese objeto
se contó con la colaboración del citado Dr. Magrini, un profesional que conocía muy bien el problema, dado
que se había especializado en el estudio
de esa enfermedad y además poseía un
gran sentido del altruismo, vocación y
un gran compromiso social.
Para llevar a la
realidad la creación de un Dispensario de esa naturaleza, debieron aunarse
muchos factores además de las voluntades reunidas en torno a los amigos y
directivos de la Cruz Roja y del Dr. Magrini: desde un local a la aparatología
y el personal, todo lo cual implicaba disponer del dinero pertinente para poder
llevar adelante la obra.
A través de una activa e
inquieta comisión de damas, se movilizó a la población tandilense para poder
recaudar esos fondos indispensables para concretar los objetivos. Las
autoridades de la época, encabezadas por el intendente municipal Dr. William
Leesson y el diputado Juan D. Buzón, apoyaron decididamente la iniciativa de
tal suerte que la conjunción de esfuerzos, permitió que el 16 de
marzo de 1940 se inaugurara oficialmente el Dispensario de Vías
Respiratorias de Tandil, en un local
adecuadamente refaccionado de la calle Avellaneda 718, con la presencia del presidente de la Cruz Roja Argentina, Dr. Pedro T. Vignau, del
profesor Raúl F. Vacarezza y una delegación de médicos de la Capital Federal,
entre los que estaban el profesor Santiago Arauz y Oscar Vacarezza.
Pronto el local quedó chico dado el crecimiento de las actividades,
además de haber sido afectado por una inundación al desbordar el arroyo del
Fuerte, todo lo cual influyó para que se pensara en un traslado, lo que se
concretó a otro ubicado en Alem 275.
Había llegado el momento de buscar un local adecuado y propio para el
funcionamiento del Dispensario, por lo cual la Cruz Roja llegó a la conclusión
que lo mejor era construirlo especialmente con esas funciones.
Los desvelos de la Cruz Roja se vieron coronados con la donación de un
terreno por parte de Luis Estein y allí comenzó la construcción con los aportes
provenientes de la población y de las instituciones que, como es tradicional en
Tandil, permitieron que el edificio primigenio se llamara a licitación en
agosto de 1945 y fuera terminado en su actual emplazamiento de Av. España y
Alberdi, el que fue inaugurado el 12 de octubre de 1946.
Con
posterioridad fue necesario ampliarlo y ello fue posible por la labor
mancomunada de la comisión directiva, la de damas y la población de Tandil,
junto a un aporte provincial y así el 26 de agosto de 1951 se pudieron
inaugurar las ampliaciones.
El edificio era amplio pero se
necesitaban aparatos e instrumentos, por
lo cual la Cruz Roja hizo público el
problema que se creaba por la falta de un adecuado equipo de Rayos X. A poco de
publicado aquel llamado, Margarita V. de Ebarlin, una distinguida dama local,
se ofreció para adquirir el aparato que el Dispensario necesitaba, el que fue
provisto gracias al gesto de dicha dama.
Así sucedió repetidamente con
otros elementos y el equipamiento se fue completando paulatinamente, siempre
con la solidaridad de la comunidad.
Por otra parte la Cruz Roja puso
especial énfasis, desde la primera hora,
en la formación de enfermeras y samaritanas creando la Escuela de Enfermería, que funcionó en el local de la Escuela N°1,
donde tenía su sede la Universidad Popular Argentina, dirigida por el Dr. Francisco
Vistalli y María E. Serra, desde 1939.
Las primeras alumnas-fundadoras
de la Escuela fueron: Amara Cabrera, Elena Cabrera, Jorgelina Fernández Tasende, Lelia Fortunato, Ofelia E. Gentile, Emilia
lborra, Ana María Idiart, María E. Larsen Bille, Griselda E. Manzolido, María M.Ochandorena, Rosa B. de Porfiglio,, Lidia Pascual, Aída Quaranta y Josefa Sgro.
Al año siguiente se agregó al de Samaritanas el primer curso de Enfermeras en el que se inscribió una sola alumna. Complementariamente y con la colaboración de la Universidad Popular se dictaban cursos de corte y confección, muy usuales en la época.
Al año siguiente se agregó al de Samaritanas el primer curso de Enfermeras en el que se inscribió una sola alumna. Complementariamente y con la colaboración de la Universidad Popular se dictaban cursos de corte y confección, muy usuales en la época.
Más adelante cursos de
instrumentadoras permitieron capacitar recursos humanos imprescindibles en
cirugía; de las primeras épocas recordamos especialmente a mujeres y hombres
que se destacaron an la profesión de la enfermería y la instrumentación tales
como Teresa Fontaiña, Alicia Albariños,
Josefina Seritti, Alejandra Dakuras,
Tino Mazza, Avelino Suárez y Manuel Gil, que hicieron historia en la
profesión.
La primigenia Cruz Roja también
contó con la invalorable colaboración de una comisión de Damas-ya citada- que a través de la labor de María A.
Rabal, quedó constituida en 1940, la integración de su primera comisión fue la
siguiente:
Presidenta: María Angélica Rabal,
Vice Presidenta 1a.: Margarita C. de Brivio , Vice Presidenta 2a.: Chichina B. de Elissondo ,Secretaria: María Estela S. de Aizuct» ,Pro
Secretaria: Casilda Z. de Buchanan
,Tesorera: Ercilia R. de Fossati, Pro
Tesorera: Argentina C. de Blanco
Villegas .
Vocales: Elvira V. de Lavayén, Chola
L. de Suárez García, Blanca S. de Arano,
Marta G. de Vignales, Alcira R. de Iturralde, María Julia A. de
Ugarte, Rita C. de Graham, Tera B. de Piñero , Amalia l. de Otero ,Carmen B. de
Vidaguren ,
Sara B. de Errecarret , Amanda B. de Serafín, Nené Z. de López Matta, Manuela R. y H. de Lozano ,María N. P. de Diez ,Elena R. de Lazcano, Clotilde S. de Christensen , María Angélica F. de Ceballos, Irma L. de Martínez Goya, Josefina M. de Zabaleta, Ana F. de Bianchi, Chola Iturralde, Elisa Rosa Estévez, Angélica Bayón, María Elvira Amespil, Tona L. de Torterolo, Sara B. de Rey, Angélica N. de Budini, Mercedes P. de Astoreca, Cira P. de Brun y Alcira B. de Michelini .
Sara B. de Errecarret , Amanda B. de Serafín, Nené Z. de López Matta, Manuela R. y H. de Lozano ,María N. P. de Diez ,Elena R. de Lazcano, Clotilde S. de Christensen , María Angélica F. de Ceballos, Irma L. de Martínez Goya, Josefina M. de Zabaleta, Ana F. de Bianchi, Chola Iturralde, Elisa Rosa Estévez, Angélica Bayón, María Elvira Amespil, Tona L. de Torterolo, Sara B. de Rey, Angélica N. de Budini, Mercedes P. de Astoreca, Cira P. de Brun y Alcira B. de Michelini .
La labor fundamental de esta comisión fue, desde su fundación,
colaborar en la obtención de fondos para la ayuda al dispensario y para casos
de carencias de familias afectadas por catástrofes en Tandil o en otros lugares.
La inolvidable Delia Bustos, que durante décadas integró la misma, nos relató
oportunamente el denodado esfuerzo y entrega de las mujeres tandilenses en pro
de acercar su ayuda permanente a todas las necesidades de la Cruz Roja, sobre
todo en los casos de emergencias, para lo cual existía una subcomisión
denominada Socorros, hoy reemplazada por el área de Prospección, Prevención y
Atención ante desastres.
Actualmente la comisión de
Damas, como tal no existe, por cuestiones estatutarias, pero las llamadas Damas de la Cruz Roja, son colaboradoras
permanentes de la comisión directiva. (1)
También la infancia fue motivo de
preocupación y la rama juvenil se
constituyó como Cruz Roja de la Juventud que tuvo centros en numerosas
escuelas de la ciudad, práctica hoy menguada.
Desde su creación además estuvo
presente solidariamente en numerosas ocasiones de catástrofes humanitarias o
naturales y desde la segunda guerra mundial, a las inundaciones de Tandil de
1951, la epidemia de polio o las más recientes
inundaciones de abril de este año en La Plata, siempre la institución
tandilense puso decididamente el hombro para colaborar en las soluciones.
El voluntariado fue otras de las
inquietudes en las que la Cruz Roja se destacó, contando para emergencias
vecinos dispuestos a cumplir las tareas requeridas en forma solidaria y ad
honorem.
El tema de la sede propia fue
recurrente y así desde Gral. Pinto al 600, se trasladó al Dispensario hasta que
la familia Santamarina donó el terreno de Gral.
San Martín 452, el que se obtuvo
definitivamente el 23 de julio de 1970. Con anterioridad, la generosidad de la
recordada Dalila Deguer se puso una vez más de manifiesto, manifestando su
voluntad de donar una casa, pero ello no
se pudo concretar por los costos de su mantenimiento.
En el terreno citado, durante
muchos años funcionó una calesita y con su alquiler la Cruz Roja se desenvolvía.
Con los planos ya aprobados desde
noviembre de 1969, se convino con el consorcio Libertad la construcción de un edificio de departamentos, quedando
para la Cruz Roja un local amplio en el frente de la planta baja. Finalizados
los trabajos, la institución tomó posesión del mismo el 10 de
noviembre de 1973, escriturándose en 1977.
Además de lo ya mencionado,
recordemos que la Escuela de Auxiliar de
Enfermería –hoy dirigida por E. Britos-continúa su importantísima tarea de
formación profesional.
Hasta aquí llegamos en esta apretada
síntesis de los comienzos de la organización humanitaria por excelencia en
nuestra ciudad. La actual
Comisión Directiva continúa bregando por los mismos objetivos fundacionales,
además de los que los cambios sociales incorporaron. La misma está integrada por:
Presidente:
Oscar Pedro Mendoza; vice: Alonso Frías; Secretario: Mauricio Castro; Tesorero.
Miriam Probicito; Vocales titulares: Sebastián Santoro y Ariel
Domínguez;
Vocales suplentes: Elizabeth Bueno y
Soledad Bartis.
En los casi dos tercios de siglo que esta querida y respetada
institución local tiene de vida, se ha ganado el justo respeto de toda la
comunidad.
Excelente
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