sábado, 14 de julio de 2012

ENRIQUE LARRETA EN TANDIL



LA GLORIA DE DON ENRIQUE
LARRETA EN TANDIL
Acelain


Hoy queremos referirnos a una de las grandes plumas de la literatura argentina y su relación con nuestro Tandil. Hablamos de Enrique Larreta.
Leyendo autores que han escrito sobre la vida de don Enrique, poco o nada hemos encontrado referido a su relación con Tandil, a través de su famosa y bellísima estancia Acelain, por lo que nos pareció interesante volcar algunos datos acerca del tema. La excepción más notoria es Yuyú Guzmán, quien en su libro “El país de las estancias”, le dedica un capítulo a esta joya de la arquitectura rural argentina, y  es una de las fuentes esenciales de esta nota.
El nombre completo del célebre escritor era Enrique Rodríguez Larreta, nacido en  Buenos Aires el 4 de marzo de 1873 del matrimonio de Carlos Rodríguez Larreta y Agustina Maza y Oribe, pertenecíentes a dos tradicionales familias uruguayas de ascendencia vasca, que se habían radicado en Buenos Aires. Realizó sus estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires; una licenciatura en Ciencias Sociales  y se graduó de abogado en la Facultad de Derecho de su ciudad natal.
Durante su etapa estudiantil publicó, en la revista La Biblioteca, su primera novela, Artemis. Después de finalizar sus estudios, en 1897, permaneció en el mismo Colegio Nacional, donde dictó las cátedras de Historia Medieval y Moderna; allí fue donde desarrolló su interés por la España del siglo XVI.
Se casó en 1902 con Josefina Anchorena Castellanos, hija de Mercedes Castellanos y Nicolás Anchorena, y en la luna de miel se enamoró de España y su cultura. Su esposa era hija de una de las familias más ricas de Argentina, por ambas ramas. En  Europa fueron a España y visitaron Ávila, ciudad de la que el escritor se prendó y que luego será el escenario de una novela que venía imaginando desde hacía tiempoAsí, durante los siguientes cinco años, Enrique se sumergió completamente en la investigación.
Seguramente Larreta no pensó en su momento, que por la herencia recibida por su esposa, a la muerte de su madre, pasaría a poseer 8000 ha. en Tandil (parte de la enorme extensión de tierras en Azul y el mismo Tandil).
Fue allí donde la propiedad existente y su rica imaginación y exquisito gusto, amen de la visión de las viejas aldeas españolas (especialmente vascas y andaluzas), confluyeron para el nacimiento de una nueva  y extraordinaria estancia: Acelain.
Además, en mayo de 1902, Larreta, adquirió en  remate  el campo Santa Rita, de Enrique Casares, de 4000 ha., anexándolo a los heredados por su esposa. De esa manera comenzaba la intensa relación del gran escritor con los pagos del Tandil por más de medio siglo.
Dentro de esa anexión va a ubicar el casco de la estancia que recuerda el nombre del solar de los Larreta en Guipúzcoa y que significa “campo quebrado”.
En 1904  llamó al renombrado paisajista alemán Hermann Bötrich (…..-1944) para que proyectara un jardín que  respetara la propuesta de la ­naturaleza.
Larreta eligió para construir Acelain los campos pedregosos y la cúspide de un cerro, en contra de la práctica de los estancieros pampeanos, que optaban por zonas no muy altas para protegerse del viento, captó la rusticidad del paraje y las posibilidades decorativas de esas piedras redondeadas que moteaban los cerros.
En 1905 Enrique Larreta y su familia pasaron su primer verano en "Acelain". “Hay fotografías que recuerdan ese comienzo. ­En ellas se ve un bonito chalet muy galano, con el inequívoco aspecto de haber sido comprado en los países del norte de Euro desarmado y vuelto a armar en esta pampa. Tiene pinta de pertenecer al lugar donde se levanta, hecho para lucir junto e: ­o en el claro de un bosquecillo”,.nos dice Guzmán.
Cuando Imaginamos los viajes del escritor a su estancia y sus peripecias (FFCC, galera, etc,., hasta llegar el automóvil) de las que no quedan relatos de su puño y letra que conozcamos, pensamos en el cariño que tendría por ese paisaje agreste y rememorativo de sus ancestros, para hacerlos infinidad de veces…
En 1907 regresó a España con los manuscritos de La Gloria de don Ramiro,  que  se publicó allí en 1908 y que se constituyó en la novela histórica de referencia, tanto para escritores de lengua castellana como de otros idiomas. La obra causó gran sensación en los ambientes literarios europeos y americanos, convirtiendo a su autor en un personaje famoso y, por sus características, motivó que - según Rubén Darío - se convirtiera en la obra cumbre de la prosa modernista, “un referente para los escritores de ambos lados del Atlántico”. En pocos años fue traducida a todos los principales idiomas cultos de la época, algo sin precedentes en la novelística iberoamericana. 
En 1910, cuando se disponía a regresar, Roque Sáenz Peña lo nombró ministro plenipotenciario en Francia  aprovechando esa fama, y Larreta dedicará los siguientes seis años a la actividad diplomática, publicando algunos discursos y una obra de teatro. Entre1915-16, residió en Biarritz,  y frecuentó Ávila, en España, donde actualmente una calle lleva su nombre. Se vinculó allí con Miguel de Unamuno, al que admiraba, colaboró en publicaciones periodísticas de su época y estudió minuciosamente la historia española.  En los años siguientes el autor combinaría su residencia en Argentina con viajes periódicos a Europa. Entre los autores que admiraron a Larreta están el francés Anatole France, el italiano Gabriele D'Annunzio, dos de los máximos exponentes de la literatura europea de principios de siglo XX, y  Unamuno. Ya avanzada la Primera Guerra Mundial, regresó a su país.
Sobre Larreta y su obra, nos parece interesante recordar dos opiniones. El historiador Enrique de Gandía, en el prólogo de las Obras Completas, nos dice: “Larreta, a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre él, es un gran desconocido entre nosotros. Los mismos intelectuales no han entendido su pensamiento. Han estudiado la belleza de sus frases, han clasificado sus imágenes, han disertado sobre su estilo; no han penetrado en sus ideas…. Larreta ha vivido como un monje entre sus libros o un gran cardenal en lujosos salones, pero siempre con el misticismo en su espíritu…”.
Por su parte Arturo Berenguer Carisomo manifiesta:”… ser artista y nada más que eso, es, en la Argentina de hoy, casi un acto heroico. Larreta ha señalado, dramáticamente, ese dolor, como un grito pro­pio, en el soneto a Leopoldo Lugones, ese otro heroico cruzado contra el desamor y la indiferencia lleva a cuestas su arte como una condena. Ha querido, tam­bién, tener otras vidas, bajar a la realidad como un forzado: la cátedra, la política, ha hecho de la nada una maravilla de "estancia criolla", y la gente  podría decir, para respetarlo, es un "poderoso hacendado"; pero no, el fuego de la inspiración, la llama de la poesía ha subido crepitando por encima de ese nivel”.
Fue el primer escritor que trató de hacer cine argentino al dirigir  El linyera, según su guión sobre su obra teatral homónima, que se estrenó en 1933.
A su regreso de España, retomó entonces a su idea de levantar una estancia en los campos tandilenses ya citados.La construcción y diseño del casco de la nueva estancia se los encomendó al ya prestigioso arquitecto Martín Noel (1888-1963), a comienzo de la década del 20, cuando en Tandil se levantaban edificios monumentales como el Palace y la Municipalidad.
Arquitecto, historiador del arte hispanoamericano, ensayista y político, Noel fue el  principal impulsor del estilo neocolonial en  Argentina. La hija de don Enrique recuerda-según Guzmán-que”la casa se terminó de construir en 1923, mi padre la quiso de cal, tejas y galerías, bien típica del sur de España. Martín Noel lo interpretó magistralmente”.
Años después de terminada la estancia, cita muy bien Andrea Reguera, ocupaba el 5º lugar entre las de más de 10.000 ha. como consta en la guía de 1928.  Los principales  propietarios eran:1) Antonia Iraola de Pereyra: 18254 ha.; 2) Agustín García: 15.345 ha.,3) Mercedes Castellanos de Anchorena: 14.153 ha; 4) Jerónimo Rocca; 14.122 ha., 5) Enrique Larreta: 12.171 ha. y  6) Sara Wilkinson de Santamarina.: 11.553 ha. Como curiosidad se aprecia que de los seis casos, la mitad corresponde a mujeres, que eran herederas de viejos y grandes patrimonios.
En Acelain era leyenda que cuando a don Enrique no le gustaba como había quedado algo que había hecho construir, la mandaba a deshacer y luego a levantar en otra forma hasta lograr el efecto que le satisfacía. Cada uno de estos elementos, enriquecidos por detalles arquitectónicos inu­suales en nuestro medio rural, acompañados del entorno de una abundante arboleda y un suelo quebrado y siempre esmeraldino, proponen cuadros de mucho colorido y gracia, dice Guzmán.
Toda la zona de servicio de Acelain recrea una aldea vasco española. El estilo arquitectónico de la casa principal, en cambio, recuerda los tiempos del Renacimiento en España y la época de Felipe II, tan admirada por Larreta. Tanto su arquitectura como su decoración reflejan el arte mudéjar, utilizando como modelo el Generalife de Granada.
En España buscó reunirse con los sitios de origen de sus gentes. La estancia que fundó poco después en las cercanías de Tandil,  llevaría el nombre de “Acelaín” en recuerdo del solar guipuzcoano ya que, como destaca en una de sus obras: “Mi sangre sabía mejor que mi intelecto lo que significaba toda aquella resurrección de sombras en mi propia conciencia”. Aquel primer contacto con el Azelain original quedó plasmado en un soneto temprano, el XII de su no muy extensa producción rimada, “Acelain en Guipúzcoa”.
Un pariente, el “seco mayorazgo” de quien nos habla Larreta, es el famoso personaje guipuzcoano, Juan Bautista de Larreta Arzac, el “azelainko nagusia” como el mismo Larreta le llama, propulsor de los estudios del euskera y político nacionalista que llegaría a ser alcalde de Andoain. Por esas extrañas paradojas del tiempo, el Acelain andoaindarra desaparecería por completo años después, víctima de la modernización del sistema de carreteras español En tanto, el nombre y la descripción de Acelain se harían, merced a la pluma de Larreta, de un espacio propio en el campo literario, mientras que otro nuevo “Azelain”, el del soneto que citábamos antes, surgiría en Tandil.  Resulta curioso que, al recrear un Azelain en Argentina, no pudo nunca el autor llegar a suponer que el sitio original que le cediera el nombre, desaparecería completamente unos cincuenta años más adelante…
Aunque residían habitualmente en la quinta de Belgrano, regalada a su hija por Mercedes (hoy Museo Larreta), pasaban largas temporadas en el campo.
En tanto don Enrique disfrutaba sus días recreando permanentemente la estética y atendiendo a sus amigos visitantes, dedicando buen tiempo a la lectura, su esposa Josefina-nos dice Guzmán-era usual que se ocupara de las necesidades espirituales y cristianas del personal del establecimiento y muchas veces de los demás lugareños. Cuentan quienes pasaron la niñez por aquellos campos, que al iniciar la larga temporada veraniega en "Acelain", doña Josefina se dedicaba a visitar todos los puestos de la propiedad y las estancias vecinas en busca de las parejas que querían regularizar su unión, recién nacidos para bautizar y niños en edad de hacer la primera co­munión para inducirlos a cumplir con los sagrados preceptos de iglesia. Para esto, ofrecía los servicios religiosos de su capilla los oficios dominicales. Ella misma enseñaba el catecismo a chicos que se preparaban para tomar la primera comunión, obsequiándoles la indumentaria tradicional para acercarse al altar. También se ocupaba de los festejos de la Navidad, haciendo participar a todo el personal y a quienes se acercaban a la igle­sia nadie que lo viera ha olvidado el clásico pino adornado de guirnaldas y regalos navideños con los que obsequiaba a los chicos de la comarca, así como se ocupaba que los Reyes Magos pasaran y vaciaran sus bolsas generosas sobre los zapatitos humildes. Prueba de la práctica de oración de esta familia piadosa son tres oratorios levantados en distintos puntos del monte, cuyas  paredes blancas destacan la simpleza rural de sus líneas.  
La capilla; una joya que Guzmán y más recientemente  José M. Ortiz, describieron magníficamente, poseía un órgano Mutin - Cavaillé-Coll de dos manuales y pedalera, con 15 juegos reales. El mismo habría sido trasladado desde otro templo de Bs. As. El interior de la capilla es austero, pero con imágenes de santos similares a las que pueden apreciarse en el citado Museo de Arte Español de Bs. As. ; existe además una reliquia del Convento de Santa Teresa de Ávila. El costo del órgano podría rondar los u$s 200.000 aproximadamente y se trata de un instrumento construido a escala para capilla o salón.
Por su parte a Larreta no le encontramos relaciones más que fugaces con la población del Tandil y alguno de sus hombres, según nos atestiguaba José P. Barrientos. Los viajes y las caminatas por la estancia y las visitas, eran más frecuentes que la salida del matrimonio a la cercana Tandil o al Azul. En ese sentido recordamos los que alguna vez nos contó nuestro tío, el citado periodista de Nueva Era  Barrientos, en el sentido que lo recordaba como alguien muy respetado pero también “recluido”  en su estancia sin casi contactos con Tandil. Aunque Barrientos lo conoció ya muy grande, radical como él y el diario, recordaba su porte de aristócrata de finas maneras, de hablar pausado y que le otorgaba a su estancia tandilense el valor de una recreación “pintada” por su mano, de las tierras de sus antepasados, embelesado por nuestras  serranías,  Tandil guardaba para él-nos decía-el “secreto de los tiempos”…
Larreta siempre había querido formar un lago, pero fue después de su muerte que su hijo Agustín encontró la solu­ción requerida e hizo levantar un terraplén para la contención de las aguas del arroyo, logrando inundar una extensa área. Así fue como "Acelain" llegó a lucir su propio lago que hoy: presta varias utilidades y además tiene buena pesca. En verano constituye un centro de interés muy importante para las vacaciones, aquí se pesca y se realizan diversos deportes náuticos. Por otro lado es un nuevo elemento de gran valor deco­rativo que realza aún más la naturaleza generosa de esta tierra.
Durante sus primeras décadas de existencia la producción de este establecimiento se desenvolvía en la forma tradicional o sea, algo de agricultura y predominio de la ganadería.  Enrique Larreta, comprendiendo quizás que su dedicación y amor por el campo era ciertamente más romántico que práctico, delegó la parte productiva y administrativa de la estancia en sus dos hijos varones y en su yerno Adolfo Zuberbuhler, esposo de su hija Josefina.
Durante los años ’40  comenzaron con la cría de vacunos de pedigree de la raza Aberdeen Angus. La cabaña se inició con un plantel de un millar de animales, en su mayoría colorados, que se compraron a dos criadores escoceses. Esta cabaña tenía un alto prestigio, ya que había obtenido importantes premios en diversas exposiciones. La mayor parte de la producción era vendida en los famosos dos remates anuales en el mismo establecimiento, donde también se realizaban las inseminaciones artificiales. Durante muchos años, la cabaña constituyó el rubro más importante de la estancia, pero luego la agricultura pasó a ser la producción principal.
En el fastuoso marco de la tradicional estancia, Luisa Zuberbühler -una de sus descendientes- logró una verdadera transformación de la que fuera la antigua casa de los peones. Realizó una obra llena de magia en base a color, ideas prácticas, conexión con el exterior y el lujo de lo simple
Entre los huéspedes ilustres que tuvo esta estancia, se encuentran el Rey Leopoldo de Bélgica (1962), los Príncipes Imperiales del Japón (1967) (hoy emperador Akihito) , Henry Kissinger y Sra. (1978), además de una larga lista de celebridades internacionales que se han hospedado en la estancia, que incluye  a Ortega y Gasset en una de sus tres visitas a la Argentina, donde se vinculó con un grupo de intelectuales entre los que se contaban Enrique Larreta, Leopoldo Marechal, Ignacio Anzoátegui y Federico Ibarguren, entre otros otros.
El matrimonio Larreta-Anchorena tuvo cinco hijos: Mercedes, Enrique, Josefina , Agustín y Fernando Larreta Anchorena.
Don Enrique Larreta murió el 6 de julio de 1961, a los 86 años, en su casa de Buenos Aires.
Hoy en día, la Estancia “Monte Indio”, una de las tres secciones que constituían el primitivo “Acelain”, ha abierto sus puertas al público ofreciendo la posibilidad de acceder a las bellezas  “acelainas”.Cerro Indio Safaris”, se ocupa de ello, donde Gonzalo Llambí – bisnieto de don Enrique- tiene para hospedar, la antigua escuela de la estancia que reacondicionó para recibir cazadores y turistas interesados en avistar ciervos, antílopes, búfalos y jabalíes. Los visitantes llevan sus retinas impregnadas de la belleza sin igual de este privilegiado lugar y así lo manifiestan en sus impresiones escritas: Desde la llegada al Aeropuerto de Ezeiza, fui muy bien atendido por los anfitriones quienes organizaron mi traslado hacia el coto, ubicado al Sur de la Provincia de Buenos Aires (Tandil).Al llegar a destino fui recibido por Gonzalo Llambi. Luego de mostrarme las instalaciones de la casa y mi habitación (muy buena por cierto), me brindaron un almuerzo típico argentino consistente en un buen bife con ensaladas y vino….Allí, por primera vez, pude ver a los ciervos rojos dama y axis y no obstante ya comenzaba a oscurecer, me fue posible divisar algunos …”--manifiesta un peruano; en tanto un americano de Montana nos dice:Acelain es la herencia más hermosa que he visto. La comida estaba detrás de buena, era excepcional. Ahora sé por qué mucha gente vuelve y me uniré a ese grupo muy pronto”.
Estimado lector nuestra intención fue dejarle un brevísimo panorama de quién fue Larreta y su maravillosa creación “estanciera”, que como orgullo de Tandil, recientemente, ha sido-además- el marco donde se han filmado películas (El mural) y series de TV, como Tierra rebelde, de la RAI (la TV italiana)….En resumen: una de las joyas inapreciables que tenemos como patrimonio histórico-cultural.

                        Daniel Eduardo Pérez