lunes, 5 de noviembre de 2012

EL TEATRO EN TANDIL



EL TEATRO EN TANDIL
Apuntes históricos

En este ejemplar de Tiempos Tandilenses, pondremos al lector en contacto con los albores del teatro en nuestra ciudad y el comienzo de su desarrollo, en un panorama acotado al espacio disponible.
Recordemos que el teatro (del griego Theatrón, "lugar para contemplar") es la rama del arte escénico relacionada con la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas en un escenario, ante un público.
El teatro moderno proviene de las realizaciones dramáticas de la antigua Grecia, que tuvieron su origen en las fiestas anuales del dios Dionisos, documentadas a partir del siglo VI a. de C. La primera obra crítica sobre literatura y teatro es la Poética (330 a. de C.) de Aristóteles, quien afirmaba que la tragedia griega se había originado en los ditirambos, (himnos corales en homenaje a Dionisos, en los que generalmente se contaba una historia). La tradición griega afirmaba que el director de un coro del siglo VI a. de C. habría creado el drama al separar por primera vez el personaje principal del resto del coro, con lo que abrió el camino a la entrada de otros actores y personajes.
La palabra teatro llegó a nosotros a partir del latín theatrum (del griego Theatron, que a su vez se derivó del verbo theasthai, mirar, observar, contemplar).
Algunos autores atribuyen los orígenes del teatro a antiguos ritos  prehistóricos, donde el hombre empezó a ser consciente de la importancia de la comunicación para las relaciones sociales. En África, los ritos religiosos mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con la música y la danza con las máscaras, que servían para expresar roles o estados de ánimo En América precolombina se desarrolló una forma de teatro entre los mayas, incas y aztecas: el maya estaba relacionado con fiestas agrícolas, e ilustraba historias del Popol Vuh; el azteca desarrolló notablemente la mímica, y tenía una vertiente religiosa y otra burlesca; el inca, escrito, en quechua, servía a intereses del Estado.
Como arte dramático originado en Grecia, evolucionó de antiguos rituales religiosos; que pasaron a mito y, a través de la «mímesis», se añadió la palabra, surgiendo la tragedia. Más adelante surgió la comedia, con un primer componente de sátira y crítica política y social, derivando más tarde a temas costumbristas y personajes arquetípicos, apareciendo luego la mímica y la farsa. El teatro romano-por su parte- recibió la influencia del griego, aunque originalmente derivó de antiguos espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música y la danza; al añadirse la música vocal, surgieron los histriones – «bailarines» en etrusco–, que mezclaban canto y mimo. En Oriente se destacó el teatro indio, que tiene su origen en el libro sagrado de Brahma, donde se habla de canto, danza y mímica. Generalmente, la temática es de signo mitológico, sobre las historias de los dioses y héroes indios. La representación es básicamente actoral, sin decorados, destacando únicamente el vestuario y el maquillaje.
El teatro en la Argentina, aunque con aislados antecedentes en ritos indígenas, manifestaciones africanas y representaciones coloniales y poscoloniales de origen español-americano, nació del circo criollo en las últimas décadas del siglo XIX, con un carácter eminentemente popular, combinando elementos, como la pantomima, la farsa y el monólogo crítico, tomando identidad a través de expresiones  como el sainete -principalmente-, la pieza cómica, el grotesco y la revista criolla.
Tuvo antecedentes coloniales, dado que en 1783 el virrey  Vértiz mandó crear en Buenos Aires una casa de comedias. La sala, que fue la primera que existió allí, se levantó en la esquina de San Carlos y San José, actuales Alsina y Perú, y se la conoció como Teatro de La Ranchería, donde se representaron obras de Lope de Vega y del porteño Lavardén, quien se consagró en 1786, al presentar su tragedia en verso Siripo, primera obra de teatro de tema no religioso escrita en nuestro territorio.  La Ranchería permaneció hasta 1792, cuando un incendio lo destruyó por completo. En su homenaje, cada 30 de noviembre, día de su inauguración, se celebra el “Día del Teatro Nacional”.
A comienzos del siglo XX, brillaron los nombres de Roberto J. Payró , Florencio Sánchez  y Gregorio de Laferrere. En 1930 Leónidas Barletta fundó el Teatro Del Pueblo, piedra fundamental del movimiento independiente, contrapartida del comercial,  que tuvo su período más fructífero entre 1937 y 1943, con un repertorio universal y de autores nacionales como Roberto Arlt , R.González Tuñón , Álvaro Yunque  y Nicolás Olivari. Más cercana en el tiempo, una variedad de gran importancia para la cultura  fue el radioteatro y el teleteatro.

EN TANDIL
En Tandil, la expresión teatral tuvo tempranamente su presencia. Entre lo más antiguo documentado, en 1882  apareció un aviso en  El Eco que anunciaba la venta del drama “La tragedia de Barracas” del periodista Pedro Ugalde y San Martín, que había fundado el periódico “El Correo del Sud”, en 1872.
También en El Eco del año siguiente, se da cuenta de actividades que podríamos denominar proto teatrales, en la casa del danés  C .Mackeprang, citado repetidamente en nuestras notas de Tiempos.
Sin embargo será con la inauguración del Teatro Cervantes, en 1887, que se concretaron  las primeras expresiones. Tal como Nancy Pastor nos anoticia, en la velada inaugural, ante la imposibilidad de traer un elenco de la Capital para estrenar el Teatro, se aceptó el ofrecimiento de un grupo de aficionados, entre los que no había mujeres, razón por la cual los roles femeninos fueron cubierto por varones.
La crónica de la época aparecida en El Eco, nos da cuenta de ese 8 de setiembre en que desde el Intendente a un público fervoroso, se dio cita para apreciar luego de la actuación de una orquesta y la banda local, el “juguete cómico” “Robo y envenenamiento” y una puesta de  “Independencia española”, además de poesías alusivas.
Luego llegaron las visitas de elencos foráneos que trajeron al pago la representación de sainetes, zarzuelas, el teatro de comedia y el drama gauchesco que eran las expresiones en aquellos lejanos tiempos.
Con el correr de los años fueron surgiendo los denominados  cuadros o teatros filodramáticos y más tarde los vocacionales e independientes.
Hugo Mengascini rescata así que El 24 de mayo de 1911 se creó el Cuadro Filodramático Flor de Mayo, cuya comisión directiva estaba integrada por Francisco Brazzola, Julio Habarna, Domingo Desimone Depietro, entre otros, la escenografía estaba a cargo de Ernesto Valor y la dirección por Roberto N. Jiménez. Las puestas en escena,  se hacían en el local donde funcionaba la secretaría del partido socialista  y usaban el teatro Cervantes para realizar los ensayos.  Este grupo funcionó hasta principios de 1912.”. “Más adelante, a mediados de la década de 1920, se forma el cuadro filodramático Siempre Verde en el que también participaban algunos integrantes del cuadro Cervantes, integrado por aficionados. En marzo de 1926 Siempre Verde realizó un espectáculo teatral en la Confraternidad Ferroviaria, pero en junio, durante el aniversario de La Fraternidad varios integrantes de ese elenco vuelven a participar en el lugar con el nombre Alborada. Esta fue la primera formación de Alborada que dará lugar más tarde, en 1929, a un segundo momento de la agrupación con la participación de obreros ferroviarios”
Por su parte, Liliana Iriondo y Teresita Fuentes sostienen que en las dos primeras décadas del siglo XX fueron muchas las compañías nacionales, españolas y hasta italianas que llegaron a Tandil, en tanto grupos de teatro de aficionados surgieron de los sindicatos anarquistas y del partido socialista: Aficionados Unidos Tandilenses, Arte y Pensamiento y Aurora Libertaria, pusieron en escena obras de Fontanella y González Pacheco, dramas sociales presentados en ocasión de conmemoraciones cívicas junto a conferencias y otras actividades sociales.
“Los grupos locales Pensamiento y Arte, Siempre Verde, Sol Nacien­te, Florencio Sánchez, más tarde, Alborada, Pablo Podestá y Roberto Casaux, entre otros, y, posteriormente, Renacimiento, Arte y Estudio y Elevación, fueron los que lograron cierta continuidad teatral. A partir de 1926 observamos un trabajo ininterrumpido, especialmente de los grupos Alborada (1926-1942) y Roberto Casaux (1929-1933), secundados en número de presentaciones por los demás y enmarcados en una dinámica de relaciones que derivaba en situaciones polémicas en pos del reconocimiento artístico”.
El grupo Alborada -que desarrollaba sus actividades en la sala de la Confraternidad Ferroviaria- presentaba un repertorio diversificado e incluía obras de  Martínez Cuitiño, González Pulido, A. Novión. ­Florencio Sánchez, Juan M. Calvo, autor local, Monner Sanz y ­Gómez Masía. Por su parte, el grupo Roberto Casaux, que se pre­sentaba como el elenco oficial de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, puso en escena obras de Pedro Aquino, González Pulido, Vacarezza y Novión, comedias asainetadas, sainetes, dramas costumbristas, textos populares que priorizaban el entretenimiento y la diversión, sin olvidar la intención moralizante. .
Hugo Nario, por su lado, cita que “en un artículo documentado en su memoria, don Jorge Lester recordaba en 1969 los nombres de algunos conjuntos, como el “Orfilia Rico” de Cerro Leones, el Francisco Ferrer, seguramente anarquista;”·Pensamiento libre” de la misma: orientación, pero nucleado en la cantera de la Movediza, “Sol naciente”,”Arte y labor”, el "Roberto Casaux", vinculado a jóvenes directivos de la Sociedad Italiana (entre ellos el mismo Lester y José E. Lunghi), “Siempreverde”, “Alborada”, “Renacimiento” y ”La Máscara”, de Villa Italia, todos ellos en ­la década de 1920”.
Asimismo recordaba la actuación en esos elencos de los jóvenes: Juan y Antonio Nigro, E. Alzuagaray, Juan Saracca, R. Útile,  Ángel Díaz, los hermanos Valor, Torzillo,  Eyras, Serafín Villar y su familia, Riera, F. Cimino, Sandalio Giménez. R. Porfiglio, Vicente Paladino, Luis Tangorra y entre las muchachas, las pertenecientes a la familias Betelú, Rampoldi, Dellavanzo, Ferrari, Britos y Stagnoli,- entre muchos otros.
Alrededor de 1948, un grupo que integraban  Adela Domeniconi, Tito Víctor y Juan Marcos, además de otros, pusieron con solvencia "Los árboles mueren de pie" de A. Casona. Fue un disparador que poco  después recogía el recordado Fray Norberto Fiori, quien convocó a los nombrados Víctor y Marcos, al sastre Luis Lenti, italiano como él y a Roberto Villar, para montar “El Paje del Mariscal”. Poco después Atilio Abálsamo y Bosco Martignoni, desde el Club Independiente, creaban el grupo “Rojo y Negro” y se atrevían con obras importantes .y jóvenes que nunca habían mostrado en público sus condiciones actorales debutaron allí, como Graciela Farcy, Tere Suárez García, Victorio Pessano, Carlos Spreafico y otros. Enrique Ferrarese, por su parte, vinculado a la Acción Católica, impulsó desde el Salón Parroquial (luego Estrada, hoy del Fuerte) la creación del grupo "Elevación" que integraron Ana María Mereb, Imelda Rizzardi, Carlos Sprovieri, Rodolfo Guidi (padre e hijo) y varios aficionados más.
La fiebre creadora seguía y Abálsamo proponía a la Biblioteca Rivadavia el aprovechamiento del subsuelo creándose "El Teatrillo" (nacido en la Confraternidad), acompañado por Marilena Rivero y Norberto Salgueiro, además de actores "prestados" por otros elencos. En el Club Excursionistas se estrenaba “En familia” y veteranos regresaban en memorables actuaciones como Vicente Paladino, Tito Santamaría y  Luis Ciccopiedi.
Al tiempo se creaba el TIT, (Teatro Independiente Tandil) por inspiración de Bosco Martignoni y en el que Juan Carlos Gargiulo actuaba, dirigía y escribía. Allí un adolescente alternaba sus estudios e interpretaba papeles secundarios con fervor. Se llamaba Víctor Laplace.
Por su parte Iriondo y Fuentes señalan que los comienzos del "teatro del arte" “pueden encontrarse en la década del '40  cuando se abrieron nuevos espacios. A los conocidos Cine Teatro Americano, Cine Teatro Cervantes, Super Cine, se agregaron el Cine Bar París, el Círculo Ítalo Argentino, el Cine Avenida y numerosos clubes deportivos que prestaban sus instalaciones para las compañías teatrales provenientes de Bue­nos Aires. Estos ámbitos se abrieron también a los grupos vocacionales Fue el caso del Conjunto Arte y Estudio en el popular barrio de Villa Italia y del conjunto Elevación del Salón Parroquial. En esos mismos años, desde la Biblioteca Rivadavia y a través de las actividades del Ateneo Rivadavia (1942-1960) se promovió la visita de nume­rosos intelectuales "comprometidos" con la realidad política y social”. Entre ellos, la presencia de Leónidas Barletta como conferencista y director de debates en los "miércoles polémicos" que inició y, estimuló el desarrollo de un teatro caracterizado como "de arte" para diferenciarse de un "otro teatro", ligado a lo comercial y al puro entretenimiento. A su vez, promovió la representación de Julio César, de Shakespeare a cargo del  Apolo dirigido por Néstor Tirri y la conformación posterior del citado Teatro Independiente Tandil.
A partir de 1952 y hasta 1957, Tandil recibió las visitas del Conjunto de Estudio y Arte Dramático Fray Mocho con obras de  Chancerel, Moliere, Canal Feijóo y textos de Osvaldo Dragún. Las prestaciones de este grupo  porteño se hacían paralelamente al dictado de conferencias a través de las cuales explicitaba su ideo le estética: el teatro como vehículo comunicativo y la educación popular como prioridad, presentándose en clubes, sociedades de fomento y en el Salón Parroquial, entre otros espacios.
Asimismo Mengascini sostiene que “Hacia 1930 surgieron en la ciudad de Tandil numerosos elencos de aficionados que tuvieron una destacada actuación en los escenarios locales: Roberto Casaux, Alborada, Sol Naciente, Belisario Roldán, Francisco Ferrer, Orfilia Rico (de Cerro Leones), Arte y Labor, Luz (infantil). Esta proliferación de elencos le dan fundamento a la expresión popularizada por Germinal: "Los cuadros en nuestra ciudad surgen como los hongos después de una fuerte lluvia."
La prensa otorgaba muy poco espacio a las actuaciones de los .grupos locales y además fue diferente el tratamiento que le otorgó a algunos como el cuadro Roberto Casaux, al que pertenecían "señoritas de destacadas familias de nuestro medio" que otros ligados a sindicatos y clubes periféricos. Los artistas carecían de una formación sólida; eran simples aficionados sin una técnica depurada, la intuición y la observación eran los elementos más necesarios para aprender. Con respecto a las actuaciones de los aficionados de las agrupaciones Alborada y Casaux,  Germinal expresaba en 1930: "Creemos que a los aficionados hay que tratarlos con cierta benevolencia pero nunca llevada a la exageración. El elogio desmedido es tan peligroso para los aficionados la crítica acerba, máxime cuando ella es equivocada o apasionada. Pero creemos también que entre nosotros hay cuadros que ya han llegado a la edad adulta, como lo son el Casaux y Alborada. Y por lo tanto merecen cierto rigor en los juicios, sin más objeto que el apuntar errores y contribuir a su perfeccionamiento."
Sin embargo es más riguroso para señalar las limitaciones sobre la actuación del cuadro Belisario Roldán:"Sobre el conjunto del Roldán ... hay de todo como en la viña del Señor; buenos, regulares y…de ahí para abajo. El conjunto nos parece poco disciplinado aún pero cuenta elementos, algunos jóvenes sobre todo, que con más actuación y mejor pulidos, harán carrera."
Gargiulo también recordaba al mencionado "Teatro Independiente Tandil”, el "Teatro Vocacional Juventud” y al  "Grupo Bambalinas", así como la labor de  don Enrique Ferrarese, la: gestión fecunda e incansable de ­Jorge Lester, a Luisa  Ballé y también a aquel director y maestro: que se llamó Bosco Martignoni y su  teatro "rojinegro" de! Club Independiente y al "Pequeño Teatro  ­Experimental", que puso  el primer espectáculo de “café concert",  concretado en la Confitería "Grisby" allá por los años 1965”. Otros apellidos recordados por Gargiulo eran: Juan Beristain, destacando además los nombres de Cataldo Aiello y Luis Ciccopiedi..
En 1966 Y 1967 la Biblioteca Rivadavia promovió, a través del Fondo Nacional de las Artes, dos cursillos de iniciación teatral, y al año siguiente otro para niños. La Dirección Municipal de Cultura recibió el aporte de organismos provinciales que enviaron al actor y docente Enrique Ryma iniciaría la etapa de los estudios sistemáticos actorales. Tiempo después lo hacía Jacobo Ben Hassan, y posteriormente el recordado Juan Beristain.
El Municipio creó el Centro de Formación con la participación de Ricardo García Navarro (discípulo de Ryma), de Ciccopiedi y de José María Guimet que, iniciado en Mar del Plata y radicado en Tandil por razones profesionales, había vuelto a la actividad .En 1980, sucedió a Ferrarese y asumió como Director de la flamante (y hoy desaparecida) Comedia Municipal hasta 2004.
A esta altura, no podemos dejar de mencionar algunos actores y actrices que dejaron lo suyo en el teatro tandilense. Tal los casos de  Pilar L. de Camps (en la Alianza Francesa); los hermanos Carlos y Pascual Pina,  Jorge Bruno, Cora Ávila, Guillermo Marcos, Gladys Carnevale, Piero Montaruli , Julio Lester y…tantos otros que el espacio no nos permite mencionar. Asimismo los autores que desde H. Santomauro y J.C. Nigro a Julio Varela y Raúl Echegaray aportaron sus plumas a las obras de teatro.
En los últimos veinte años Tandil perdió lamentablemente dos salas muy queridas: El Teatrillo y el Auditorium Municipal; en el haber positivo ponemos la recuperación del Salón de la Confraternidad y las salas del “Club de Teatro”.
A finales de la década del ’70, por iniciativa de Carlos Catalano comenzó a funcionar en la Universidad un elenco de Teatro Universitario En la Asamblea Universitaria de 1988 se resolvió por unanimidad la creación de la Escuela Superior de Teatro, convalidándose así una década de trabajo. Este fue el inicio de la etapa de institucionalización, seguida de un período de organización y consolidación a partir de su normalización en 1999.
Finalmente, en noviembre de 2002, en el marco de una Asamblea Universitaria Extraordinaria, se creó por unanimidad la Facultad de Arte, cuyo primer Decano fue Carlos Catalano..
Hoy numerosísimos elencos cubren con amplitud el espectro teatral tandilense, de larga tradición, como hemos podido apreciar en este muy apretado resumen.
BIBLIOGRAFÍA PRINCIPAL CONSULTADA:
Gargiulo, Juan Carlos: “El teatro de Tandil”, en El Eco de Tandil, Supl. 100º aniversario, 1982.
Iriondo, Liliana y Fuentes Teresita: “Tandil.(1887-1959)”, en “Historia del Teatro Argentino” de Osvaldo Pellettieri, Galerna, Bs. As, 2005.
Mengascini, Hugo: “El Salón de la Confraternidad Ferroviaria”. UNCPBA, Tandil, 2005.
Nario, Hugo: “Tandil Historia Abierta”, Tandil, 1996.
Pastor, Nancy: “Historia del Teatro Cervantes de Tandil desde su creación hasta su transformación en cine, 1887-1924”.UNCPBA, 1996.

Daniel Eduardo Pérez

sábado, 3 de noviembre de 2012

INMIGRACIÓN EN EL TANDIL




LA INMIGRACIÓN EN EL TANDIL
SÍNTESIS HISTÓRICA

La llegada de extranjeros al Tandil fue casi simultánea con la  de las fuerzas del Brig. Gral. Martín Rodríguez y la posterior erección del Fuerte Independencia, el 4 de abril de 1823, como lo denotan los primeros intentos estadísticos censales realizados aquí en 1836 y 1838. En el padrón levantado el 12 de marzo de 1838, que dio un total de 582 pobladores, 324 correspondían al pueblo, de los cuales 228 eran tropa y 96 civiles.
Además de los españoles e ingleses registrados, en ese momento las dos nacionalidades extranjeras predominantes, se verificaba la presencia de portugueses, dos norteamericanos, un alemán, un austriaco, un dinamarqués y un escocés.
Resulta curioso que tan tempranamente hubiera nacionalidades no tan comunes. Posteriormente, en 1854, fecha del primer Registro Estadístico provincial, habitaban en Tandil, 179 extranjeros sobre un total de 2899 habitantes, es decir que ya un interesante 6,2 %, estaba por estos pagos.
De ese total de extranjeros, casi la mitad eran españoles, con un 47,5 %, en tanto los franceses se ubicaban segundos con un 19,6 %, los ingleses aportaban el 13,4 % y los portugueses el 6,8 %.
La mayoría amplia de los extranjeros de esa época que señalamos, eran hombres, ya que sólo el 10 % estaba constituido por mujeres. Este fenómeno se fue revirtiendo lentamente.
Quince años después, es decir para el primer Censo Nacional, en 1869, ya el número de extranjeros alcanzaba a 767, lo que significaba un 15,7 % de la población total, lo que señala que prácticamente era más del doble del porcentaje de 1854.
Por entonces los españoles mantenían la mayoría relativa con el 31,8 %, en tanto los franceses crecían al 27,3 % y los italianos irrumpían con un crecimiento importante, alcanzando el 13,1 %, notándose también un interesante aporte uruguayo con el 6,4 %.
Continuando con el crecimiento apuntado de la inmigración, el censo de 1881, reveló que los extranjeros alcanzaban el 27,1 %, con un total de 2973 personas.
Los españoles, italianos y franceses, en ese orden, constituían las colectividades más numerosas, apareciendo por vez primera un crecimiento significativo de suizos y dinamarqueses.
La tendencia continuaba marcando un ascenso del número de inmigrantes, así en el censo de 1895, Tandil tenía 14892 habitantes, siendo los extranjeros el 33,5% del total, desagregados en italianos, españoles y franceses y luego otras nacionalidades en el orden indicado.
Ya por esa época el índice de masculinidad había descendido y las mujeres alcanzaban el 30 % de los inmigrantes.
Cabe señalar que en ese censo, otras colectividades que tenían escasos representantes crecieron, pudiéndose señalar las nacionalidades belga, montenegrina, sirio-libanesa y griega con aportes cualitativos específicos.
Finalmente en el período al que nos dedicamos en este capítulo, el censo de 1914 dio para Tandil 34061 habitantes, alcanzando el número de extranjeros la cifra más elevada hasta los días que corren (en porcentajes), dado que el 37,4 % de la población total había nacido en otros países.
Españoles e italianos acaparaban con más del 70 % las nacionalidades, lo que muestra el fuerte predominio sobre el resto, que había ido decreciendo paulatinamente..

LA PARTICIPACIÓN DEL INMIGRANTE
En el poder político.
Poco antes de ser sancionada la primera Ley de Municipalidades en 1854, y ante la solicitud del gobierno central de designar una Comisión Municipal para trabajar en apoyo de los Jueces de Paz, en la que debía haber por lo menos dos extranjeros, el Juez de Paz del Tandil propuso, entre otros a dos españoles y dos norteamericanos, tres de ellos comerciantes y el otro carpintero, aunque finalmente la Comisión aprobada sería integrada por tres argentinos, un español y un vasco francés.
Sancionada la Ley y obligado el Juez de Paz a llamar a elecciones para elegir la primera Comisión Municipal, según la nueva legislación, pese a las invasiones indígenas de Yanquetruz que se producían por esos tiempos en el Tandil, "eligió" una comisión con dos argentinos, dos españoles y dos norteamericanos, la que fue rechazada quedando la definitiva con sólo un español, aunque todo esto era poco relevante dado que en la práctica Tandil estaba  casi despoblado por las ya citadas invasiones de 1855.
A partir de allí los inmigrantes comenzaron a tener una influyente acción en el poder político local. Ejemplo de ello fueron los daneses Juan Fugl y Manuel Eigler, el gallego Ramón Santamarina  y los franceses Dhers que tuvieron intervención permanente en la decisiones municipales, llegando a formar cuerpos de defensa tipo para- militar, como en el caso posterior a los sangrientos episodios de Tata Dios en 1872.
A la permanente influencia de estos inmigrantes en las decisiones gubernamentales locales, se agregará a posteriori- con la revolución radical de 1893-la intensa participación partidaria. Los ya citados Dhers se cuentan así entre los fundadores del radicalismo en Tandil y el Comité conciliador de 1893, estaría precisamente integrado por representantes de las colectividades italiana, española, danesa y francesa.

En las actividades económicas.
En la agricultura, el danés Juan Fugl fue el precursor con la siembra sistemática del trigo, situación que se repitió con esta colectividad de la que Fugl fue pionero, en casi todo el sudeste de la provincia, como bien lo señala María Bjerg en su reciente magnífico trabajo publicado sobre los daneses.
Precursores además de la forestación, a partir de la década del '70, la agricultura que había sido tan resistida por los ganaderos- como en sus Memorias Fugl consigna- había ganado la batalla.
Con la cosecha de sus primeras fanegas, también  comenzó con la industrialización del grano y su transformación en harina, instalando el primer molino harinero, cuyos restos fueron lamentablemente demolidos por ignorancia y negligencia. El ejemplo de Fugl cundió y luego otros, especialmente franceses como Claude Brunand, siguieron el camino, que abastecería de pan totalmente hecho con trigo, harina y mano de obra local.
La industria láctea tuvo por su parte en los italianos y franceses, los pioneros seguidos luego por ingleses. Así se menciona al italiano F. Pancelli, fabricando quesos en 1854; el mismo francés Emilio Delpech en sus memorias nos dice que en 1895, luego de adquirir su primer campo en Tandil,  se convierte en el primer tambero. Ya en 1904, el inglés Reynolds, se instaló con una fábrica de quesos originando una industria que daría a Tandil la especial fama que tiene en este rubro.
Por su parte fueron italianos los primeros en iniciar, en la década del '70 la explotación de la piedra, intensificada en el '80, con la apertura de las canteras de granito que tanta trascendencia tendrían para Tandil económico de fines del siglo XIX y principio del XX. Los nombres de Penacchi, Cima, Maderni, son sólo algunos de los que trajeron oficio y a los que se agregaron luego otros muchos hombres que constituyeron los casi míticos "pueblos" de picapedreros junto a montenegrinos y otros.
Los italianos fueron pioneros de la  metalurgia, completando el cuadro de las tres grandes industrias que hasta hace algunas décadas fueron las que construyeron la base de la economía local. Los hermanos Bariffi, ocupan con justicia  un lugar destacado en este sentido.
En el comercio,  españoles y vascos fueron de los primeros pulperos junto a criollos que se acercaron al Fuerte. Más tarde las fondas de españoles y vascos, el primer hotel de Tandil, denominado " de la Piedra Movediza", de los franceses Dhers y comercios de telas y otras especialidades se multiplicaron, destacándose además, las panaderías y confiterías, la mayoría de dueños franceses, al menos las más importantes.

En las actividades socio culturales
Desplegaron una intensa actividad, siendo en muchos casos los que tomaron iniciativas perdurables,  trasladando de sus prácticas y costumbres así como sus finas artes, artesanías o  profesiones, a estos lares.
Dos sacerdotes italianos, de la orden franciscana, fray Luigi  M. Mancini y Domenico Scavini, fueron los primeros curas párrocos católicos de Tandil, siendo asimismo el templo más antiguo existente en la actualidad-levantado en 1877-el de la Iglesia Luterana danesa.
Correspondió también a los italianos ser los introductores de la práctica médica científica, con el doctor  Fuschini   y de la botica moderna con Flaminio Maderni.
El origen del mutualismo en nuestra ciudad, correspondió a las colectividades extranjeras dado que crearon la primera, que con el nombre de Sociedad Filantrópica de Caridad se fundó en 1872,  reuniendo en su seno a hombres de diversas nacionalidades, creándose más tarde las que agruparon a las nacionalidades por separado, siendo las dos primeras de Sociedad Española (1873) y la Sociedad Italiana (1877), que llegaron hasta hoy, desapareciendo en cambio la Sadi Carnot de los franceses y la sirio-libanesa. Resulta imposible dejar de citar el legado de estas sociedades con los teatros: Italiano (ex cine Super), desaparecido y el Cervantes (español) hoy en etapa de restauración como  patrimonio de los tandilenses.
Extranjeros fueron también los precursores de las artes en Tandil. Desde  Christian Mackeprang (danés) músico y pintor, hasta Francisco Gómez, Mariano Montesinos. Gabriel Roqueta y Gabriel Valor (españoles), hasta Vicente Seritti- italiano llegado a la ciudad en 1912, que sistematizó la enseñanza de las artes plásticas- la presencia de inmigrantes fue trascendente y numerosa, como también en el caso de la fotografía donde las figuras de Pietro Momini y C. Pierroni, llenaron una página de historia y de la música donde Cayetano Durazzo hizo lo propio.
La actividad en el incipiente periodismo también fue destacada a partir del primer periódico surgido en Tandil- manuscrito- en 1854 (" El Pueblo"), en el que colaboró con la dirección el español Pedro Rodríguez. Por su parte el diario más antiguo de la provincia, El Eco de Tandil, fue fundado por un español: Juan Jaca y un uruguayo: Leopoldo Carpy.
Las colectividades tuvieron sus propios medios de difusión, alcanzando algunos de ellos larga vida y prominente proyección, tal el caso de Tandils Tidende que sobrevivió veinticuatro años bajo la perseverante labor de ese ilustrado  dinamarqués  que fue Blas Grothe. Otros medios gráficos que se ocuparon de las actividades de sus comunidades, tuvieron efímera vida.
En la educación la intensa actividad desplegada por el incansable Juan Fugl para lograr la instalación de la primera escuela pública, fue decisiva correspondiéndole ser el primer preceptor- aunque por breve  lapso-al carpintero norteamericano José Arnold.
Otras colectividades tuvieron a fines del siglo XIX y principios del XX sus propias escuelas privadas, destacándose la que dirigía el francés Henri Lamy y  las de los italianos Bruni, De Vecchi, Clari y Panizza, acotando aquí que los primeros directores de los Colegios Sagrada Familia (1896) y San José (1908), también fueron extranjeros.
Como conclusión, podemos señalar que la intervención e influencia de los inmigrantes en la vida comunitaria de Tandil se produjo, como quedó sucintamente expuesto, de una manera evidente y palpable, producto de conductas que jugaron entre la armonía y el conflicto, como una bisagra, donde nunca más la historia iba a ser la misma.

Daniel Eduardo Pérez