LA INMIGRACIÓN
EN EL TANDIL
SÍNTESIS HISTÓRICA
La llegada de extranjeros al Tandil fue casi simultánea
con la de las fuerzas del Brig. Gral.
Martín Rodríguez y la posterior erección del Fuerte Independencia, el 4 de
abril de 1823, como lo denotan los primeros intentos estadísticos censales
realizados aquí en 1836 y 1838. En el padrón levantado el 12 de marzo de 1838,
que dio un total de 582 pobladores, 324 correspondían al pueblo, de los cuales
228 eran tropa y 96 civiles.
Además de los españoles e ingleses registrados, en ese
momento las dos nacionalidades extranjeras predominantes, se verificaba la
presencia de portugueses, dos norteamericanos, un alemán, un austriaco, un
dinamarqués y un escocés.
Resulta curioso que tan tempranamente hubiera
nacionalidades no tan comunes. Posteriormente, en 1854, fecha del primer
Registro Estadístico provincial, habitaban en Tandil, 179 extranjeros sobre un
total de 2899 habitantes, es decir que ya un interesante 6,2 %, estaba por
estos pagos.
De ese total de extranjeros, casi la mitad eran
españoles, con un 47,5 %, en tanto los franceses se ubicaban segundos con un
19,6 %, los ingleses aportaban el 13,4 % y los portugueses el 6,8 %.
La mayoría amplia de los extranjeros de esa época que
señalamos, eran hombres, ya que sólo el 10 % estaba constituido por mujeres.
Este fenómeno se fue revirtiendo lentamente.
Quince años después, es decir para el primer Censo
Nacional, en 1869, ya el número de extranjeros alcanzaba a 767, lo que
significaba un 15,7 % de la población total, lo que señala que prácticamente
era más del doble del porcentaje de 1854.
Por entonces los españoles mantenían la mayoría relativa
con el 31,8 %, en tanto los franceses crecían al 27,3 % y los italianos
irrumpían con un crecimiento importante, alcanzando el 13,1 %, notándose
también un interesante aporte uruguayo con el 6,4 %.
Continuando con el crecimiento apuntado de la
inmigración, el censo de 1881, reveló que los extranjeros alcanzaban el 27,1 %,
con un total de 2973 personas.
Los españoles, italianos y franceses, en ese orden,
constituían las colectividades más numerosas, apareciendo por vez primera un
crecimiento significativo de suizos y dinamarqueses.
La tendencia continuaba marcando un ascenso del número de
inmigrantes, así en el censo de 1895, Tandil tenía 14892 habitantes, siendo los
extranjeros el 33,5% del total, desagregados en italianos, españoles y
franceses y luego otras nacionalidades en el orden indicado.
Ya por esa época el índice de masculinidad había
descendido y las mujeres alcanzaban el 30 % de los inmigrantes.
Cabe señalar que en ese censo, otras colectividades que
tenían escasos representantes crecieron, pudiéndose señalar las nacionalidades
belga, montenegrina, sirio-libanesa y griega con aportes cualitativos
específicos.
Finalmente en el período al que nos dedicamos en este
capítulo, el censo de 1914 dio para
Tandil 34061 habitantes, alcanzando
el número de extranjeros la cifra más elevada hasta los días que corren (en
porcentajes), dado que el 37,4 % de
la población total había nacido en otros países.
Españoles e italianos acaparaban con más del 70 % las
nacionalidades, lo que muestra el fuerte predominio sobre el resto, que había
ido decreciendo paulatinamente..
LA PARTICIPACIÓN DEL INMIGRANTE
En el poder
político.
Poco antes de ser sancionada la primera Ley de
Municipalidades en 1854, y ante la solicitud del gobierno central de designar
una Comisión Municipal para trabajar en apoyo de los Jueces de Paz, en la que
debía haber por lo menos dos extranjeros, el Juez de Paz del Tandil propuso,
entre otros a dos españoles y dos norteamericanos, tres de ellos comerciantes y
el otro carpintero, aunque finalmente la Comisión aprobada sería integrada por
tres argentinos, un español y un vasco francés.
Sancionada la Ley y obligado el Juez de Paz a llamar a
elecciones para elegir la primera Comisión Municipal, según la nueva
legislación, pese a las invasiones indígenas de Yanquetruz que se producían por
esos tiempos en el Tandil, "eligió" una comisión con dos argentinos,
dos españoles y dos norteamericanos, la que fue rechazada quedando la
definitiva con sólo un español, aunque todo esto era poco relevante dado que en
la práctica Tandil estaba casi despoblado
por las ya citadas invasiones de 1855.
A partir de allí los inmigrantes comenzaron a tener una
influyente acción en el poder político local. Ejemplo de ello fueron los
daneses Juan Fugl y Manuel Eigler, el gallego Ramón Santamarina y los
franceses Dhers que tuvieron
intervención permanente en la decisiones municipales, llegando a formar cuerpos
de defensa tipo para- militar, como en el caso posterior a los sangrientos
episodios de Tata Dios en 1872.
A la permanente influencia de estos inmigrantes en las
decisiones gubernamentales locales, se agregará a posteriori- con la revolución
radical de 1893-la intensa participación partidaria. Los ya citados Dhers se
cuentan así entre los fundadores del radicalismo en Tandil y el Comité
conciliador de 1893, estaría precisamente integrado por representantes de las
colectividades italiana, española, danesa y francesa.
En las
actividades económicas.
En la agricultura,
el danés Juan Fugl fue el precursor
con la siembra sistemática del trigo, situación que se repitió con esta
colectividad de la que Fugl fue pionero, en casi todo el sudeste de la
provincia, como bien lo señala María Bjerg en su reciente magnífico trabajo
publicado sobre los daneses.
Precursores además de la forestación, a partir de la
década del '70, la agricultura que había sido tan resistida por los ganaderos-
como en sus Memorias Fugl consigna- había ganado la batalla.
Con la cosecha de sus primeras fanegas, también comenzó con la industrialización del grano y su transformación en harina,
instalando el primer molino harinero, cuyos restos fueron lamentablemente
demolidos por ignorancia y negligencia. El ejemplo de Fugl cundió y luego
otros, especialmente franceses como Claude
Brunand, siguieron el camino, que abastecería de pan totalmente hecho con
trigo, harina y mano de obra local.
La industria láctea tuvo por su parte en los italianos y
franceses, los pioneros seguidos luego por ingleses. Así se menciona al
italiano F. Pancelli, fabricando
quesos en 1854; el mismo francés Emilio
Delpech en sus memorias nos dice que en 1895, luego de adquirir su primer
campo en Tandil, se convierte en el
primer tambero. Ya en 1904, el inglés Reynolds,
se instaló con una fábrica de quesos originando una industria que daría a
Tandil la especial fama que tiene en este rubro.
Por su parte fueron italianos los primeros en iniciar, en
la década del '70 la explotación de la piedra, intensificada en el '80, con la
apertura de las canteras de granito que tanta trascendencia tendrían para
Tandil económico de fines del siglo XIX y principio del XX. Los nombres de Penacchi, Cima, Maderni, son sólo
algunos de los que trajeron oficio y a los que se agregaron luego otros muchos
hombres que constituyeron los casi míticos "pueblos" de picapedreros
junto a montenegrinos y otros.
Los italianos fueron pioneros de la metalurgia, completando el cuadro de las tres
grandes industrias que hasta hace algunas décadas fueron las que construyeron
la base de la economía local. Los hermanos Bariffi,
ocupan con justicia un lugar destacado
en este sentido.
En el comercio, españoles y vascos fueron de los primeros
pulperos junto a criollos que se acercaron al Fuerte. Más tarde las fondas de
españoles y vascos, el primer hotel de Tandil, denominado " de la Piedra Movediza", de los
franceses Dhers y comercios de telas y otras especialidades se multiplicaron,
destacándose además, las panaderías y confiterías, la mayoría de dueños
franceses, al menos las más importantes.
En las
actividades socio culturales
Desplegaron una intensa actividad, siendo en muchos casos
los que tomaron iniciativas perdurables,
trasladando de sus prácticas y costumbres así como sus finas artes,
artesanías o profesiones, a estos lares.
Dos sacerdotes italianos, de la orden franciscana, fray Luigi
M. Mancini y Domenico Scavini, fueron los primeros curas párrocos
católicos de Tandil, siendo asimismo el templo más antiguo existente en la
actualidad-levantado en 1877-el de la Iglesia Luterana danesa.
Correspondió también a los italianos ser los
introductores de la práctica médica científica, con el doctor Fuschini y
de la botica moderna con Flaminio
Maderni.
El origen del mutualismo en nuestra ciudad, correspondió
a las colectividades extranjeras dado que crearon la primera, que con el nombre
de Sociedad Filantrópica de Caridad
se fundó en 1872, reuniendo en su seno a
hombres de diversas nacionalidades, creándose más tarde las que agruparon a las
nacionalidades por separado, siendo las dos primeras de Sociedad Española (1873) y
la Sociedad Italiana (1877), que llegaron hasta hoy, desapareciendo en
cambio la Sadi Carnot de los
franceses y la sirio-libanesa. Resulta imposible dejar de citar el legado de
estas sociedades con los teatros: Italiano (ex cine Super), desaparecido y el
Cervantes (español) hoy en etapa de restauración como patrimonio de los tandilenses.
Extranjeros fueron también los precursores de las artes
en Tandil. Desde Christian Mackeprang (danés) músico y pintor, hasta Francisco Gómez, Mariano Montesinos.
Gabriel Roqueta y Gabriel Valor (españoles),
hasta Vicente Seritti- italiano
llegado a la ciudad en 1912, que sistematizó la enseñanza de las artes
plásticas- la presencia de inmigrantes fue trascendente y numerosa, como
también en el caso de la fotografía donde las figuras de Pietro Momini y C. Pierroni,
llenaron una página de historia y de la música donde Cayetano Durazzo hizo lo propio.
La actividad en el incipiente periodismo también fue
destacada a partir del primer periódico surgido en Tandil- manuscrito- en 1854
(" El Pueblo"), en el que
colaboró con la dirección el español Pedro
Rodríguez. Por su parte el diario más antiguo de la provincia, El Eco de Tandil, fue fundado por un
español: Juan Jaca y un uruguayo: Leopoldo Carpy.
Las colectividades tuvieron sus propios medios de
difusión, alcanzando algunos de ellos larga vida y prominente proyección, tal
el caso de Tandils Tidende que
sobrevivió veinticuatro años bajo la perseverante labor de ese ilustrado dinamarqués
que fue Blas Grothe. Otros
medios gráficos que se ocuparon de las actividades de sus comunidades, tuvieron
efímera vida.
En la educación la intensa actividad desplegada por el
incansable Juan Fugl para lograr la
instalación de la primera escuela pública, fue decisiva correspondiéndole ser
el primer preceptor- aunque por breve
lapso-al carpintero norteamericano José
Arnold.
Otras colectividades tuvieron a fines del siglo XIX y
principios del XX sus propias escuelas privadas, destacándose la que dirigía el
francés Henri Lamy y las de los italianos Bruni, De Vecchi, Clari y
Panizza, acotando aquí que los primeros directores de los Colegios Sagrada
Familia (1896) y San José (1908), también fueron extranjeros.
Como conclusión, podemos señalar que la intervención e
influencia de los inmigrantes en la vida comunitaria de Tandil se produjo, como
quedó sucintamente expuesto, de una manera evidente y palpable, producto de
conductas que jugaron entre la armonía y el conflicto, como una bisagra, donde
nunca más la historia iba a ser la misma.
Daniel Eduardo Pérez
Gracias por dar a conocer tan buen trabajo. Cabañas Tandilia
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