jueves, 28 de agosto de 2014

LA LLEGADA DEL FFCC AL TANDIL



CUANDO EL  FFCC LLEGÓ A TANDIL

La década del ’80 del siglo XIX significó para el país una etapa de transformaciones que con sus hombres de la política y el pensamiento, conformaron la llamada “generación del ‘80”, donde la figura de Julio A. Roca en la Nación y Dardo Rocha en la provincia, nos legó-entre otras cosas- la ciudad de La Plata a la postre capital de la provincia con la federalización de la ciudad de Buenos Aires.
No fue ajeno al programa de gobierno el mejoramiento de los medios de transporte, especialmente por la explotación agropecuaria, aunque la gestación de la  red ferroviaria argentina comenzó antes, en 1855, al firmarse diferentes contratos entre empresas inglesas y el Estado, con el fin de instalar ferrocarriles.. Dos años después, en 1857, se inauguró la primera línea férrea, que en un principio pertenecía a la Sociedad Camino de Hierro del Ferrocarril Oeste y que contaba con el financiamiento de la provincia, que en aquel entonces formaba un estado independiente de la Confederación. El tramo de la vía inicialmente medía 9,8 km, y unía la estación Del Parque, (ubicada donde actualmente está el Teatro Colón), y la estación Floresta. Este ramal marcó el inicio del Ferrocarril Oeste, antecesor del Ferrocarril Sarmiento.
En agosto de 1861, Edward Lumb solicitó la concesión de una línea desde el Mercado de Constitución hasta Chascomús, proyecto que en la sesión del 12 de marzo de 1862, la Cámara de Diputados  recibió favorablemente, autorizando la Legislatura bonaerense al P.E., a cuyo frente estaba el Gral. Mitre, por ley del 27 de mayo de 1862, la firma de un contrato con Lumb, el que fue formalizado el 12 de junio de 1862, con la obligación de extender posteriormente las vías hasta Dolores. Superados inconvenientes varios y sobre las bases del nuevo contrato, que ordenaba la prolongación de la línea hasta Dolores y también un ramal a Azul, las obras del Gran Ferrocarril al Sud de Buenos Aires- Ferrocarril al Sud, antecesor del Roca-comenzaron en 1864 y en el mismo año se alcanzó Chascomús.
Para 1870 ya existían 722 km de vías. Durante esta etapa comenzó el desarrollo, del Ferrocarril Oeste y de los ferrocarriles Sur, Central Argentino y Andino, antecesor del San Martín. Finalmente en 1872 se extendió la línea hasta Dolores y comenzó el tendido de ramales secundarios hacia las localidades de Las Flores, Tandil y Azul y de  Dolores a Ayacucho llegando a esta última en diciembre de 1880. El tren estaba más cerca…
En Tandil, para esa fecha, vio la luz un periódico dirigido por el emblemático Dr. Eduardo Fidanza, (destacado médico, que era el Juez de Paz), quien lo editó con el nombre de El Ferro-Carril, con el único propósito de bregar por la llegada de este transporte a la ciudad.
Para la época, el 90% de los ferrocarriles se encontraban en la zona pampeana y transportaban más de 3 millones de pasajeros y cerca de un millón de toneladas de carga, perteneciendo la gran mayoría a las líneas trazadas en la región citada.
Era el momento que Fidanza entrevió para apurar gestiones y así los representantes de la empresa inglesa, Frank Parish y C. O. Barker, presidente y secretario respectivamente del Directorio y el Gobernador de Buenos Aires, Dardo Rocha, se comprometieron a construir la prolongación de la línea desde Azul hasta Bahía Blanca y desde Ayacucho hasta Tandil, firmándose un contrato, el 19 de octubre de 1881 en el que se establecía que los rieles debían llegar a Tandil dentro de los tres años siguientes, siendo éste el primer documento que se refiere a este histórico hecho  para el desarrollo tandilense.
La prolongación de la línea desde Ayacucho comenzó a mediados de 1882. En aquellos años se iba formando el terraplén, primero a pico y pala con el consabido esfuerzo de centenares de obreros, o el desmonte para nivelar el terreno, al mismo tiempo que se construían las alcantarillas y estribos de puentes. Sobre la obra concluida se tendían los rieles al tiempo que el tren de obra avanzaba para acercar durmientes, rieles y allí donde fuera necesario, los tramos de los puentes, señala Marcelo Arcas.
El domingo 24 de septiembre de 1882, El Eco de Tandil informaba acerca del ferrocarril, que: “Los trabajos de la línea de Ayacucho continúan adelantándose con bastante rapidez. Hay concluidos veinte kilómetros de terraplenes, y el empresario de las obras presume llegar al pueblo en el término de tres meses; ahora se hallan cerca de la Posta del Medio”.
Las vías fueron avanzando hasta llegar primero a Cangallo y luego a Iraola, las estaciones previas para llegar a Tandil.
El mismo día un aviso publicado daba cuenta que la empresa solicitaba trabajadores, aclarando el periódico que: “...hasta el presente trabajan más de cuatrocientos hombres, pero este número desean elevarlo de 600 a 700, agregando que con respecto a los pequeños disturbios o incidentes entre los trabajadores, de que se ocupó la prensa en general, según datos suministrados por  personas de entera confianza, han desaparecido y continúan todos satisfechos.”
Ya en 1883, en su edición del domingo 14 de enero, El Eco de Tandil decía: “En dos o tres meses más y el silbido de la locomotora nos anunciará entre el vapor y el humo de sus calderas y de sus hornallas la noticia de la llegada del mensajero obligado del siglo XIX a nuestros hermosos valles. En algunos días, veremos concretado unos de los más vehementes deseos de los que anhelamos el progreso de este Partido. La locomotora con sus pies de aceros y entrañas de fuego nos sacará de nuestro aislamiento, y nos colocará en comunicación directa con los centros ilustrados del trabajo y el saber. Pronto tendremos el poderoso ferrocarril. Todo nos invita a creer, que la línea férrea nos traerá oportunidades y ventajas que puedan darle desarrollo e importancia a nuestro pueblo, un centro de la importancia como el nuestro, que pretende ser un punto de referencia para disfrutar de un territorio privilegiado, sobre todo por las bellezas de su de su geografía”.
El domingo 4 de febrero, el mismo periódico informaba que” los terraplenes de la línea llegan casi hasta donde se construirá la estación, las alcantarillas siguen también muy adelantadas y la locomotora avanza unos veinticinco a treinta kilómetros de Ayacucho” y el jueves 22  da cuenta “que como consecuencia de algunas diferencias nacidas con respecto  al valor de las propiedades elegidas para la Estación del Ferrocarril, la Empresa de la línea férrea se ha presentado al Gobierno pidiendo proceda a la expropiación con arreglo a la ley de la materia. Para el efecto ha acompañado el recibo del depósito de 150.000 pesos hecho para el pago de esta expropiación, que se lleva a cabo sobre una fracción de la quinta que posee Don Mari Blas Dhers, en el lugar elegido.  Por este terreno ubicado entre las actuales Avenidas Colón y Del Valle y las calles Machado y 11 de Septiembre, la empresa pagó finalmente, $ 200.000 m/c.”
El miércoles 14 de marzo comenzó la construcción del edificio de la estación, que es el actual, con modificaciones y ampliaciones, y cuyo constructor fue Justino Sabaría, sobre la base de los mismos planos de la estación que ese año se erigió en Bahía Blanca.
Once días después, una fuerte tormenta eléctrica produjo en el campamento de la obra, levantado junto al terraplén a la altura del campo de Miguens, un accidente con fatales consecuencias. Esa noche a las 22,30  cayó un rayo sobre una de las carpas donde dormían trece operarios, causando una terrible conmoción tras la cual se constató la muerte de un trabajador y heridas graves a otros tres o cuatro atendidos el lunes en el Asilo San Juan, donde se recuperaron satisfactoriamente.
Al mes siguiente, el domingo 29 de abril, El Eco de Tandil anunciaba que “debido a estar completada la enrieladura hasta las inmediaciones del Circo de Carreras, actual predio del hipódromo, la locomotora del tren de obra llegaría hasta allí a las 2 o 3 de la tarde, invitando a los que quieran dar un paseo agradable y saludar al mensajero del progreso, que se lleguen a contemplarla, lo que se convertiría en una interesante propuesta, considerando que hasta entonces la mayoría de los tandilenses no habían visto una locomotora en su vida y era ésta una buena ocasión”.
El 2 de mayo el presidente del Concejo Deliberante informó, en la sesión del día, que tenía noticias que el domingo siguiente llegaría por primera vez a Tandil la locomotora del tren que realiza las obras de construcción de la línea y por tal motivo sugirió agasajar a ingenieros y obreros del ferrocarril con un asado. La moción se aprobó y el homenaje se realizó con la presencia de una numerosa y entusiasta concurrencia. Allí el Dr. Fidanza, en un discurso muy aplaudido, resaltó el significado para Tandil de este logro, cerrando su alocución con un God save the progress.
Concluida la fiesta el Dr. Fidanza dirigió un telegrama al Dr. Rocha, dando cuenta de la llegada de la locomotora, al que el gobernador contestó con el siguiente texto:
La Plata Mayo 6.
Al Dr. D. Eduardo Fidanza, Juez de Paz del Tandil.
Oficial:- Acabo de recibir su telegrama que agradezco.- Me felicito que el ferrocarril haya llegado al Tandil por cuyo progreso he tenido siempre el más vivo interés.
Salúdale atentamente.
Dardo Rocha.
Aquel 6 de mayo de 1883 llegó por primera vez, aunque precariamente, un tren a Tandil. El servicio público debería esperar aún tres meses para su habilitación provisoria. El invierno de 1883 fue particularmente lluvioso en el  sudeste provincial, los caminos anegados impedían el normal tránsito de carretas y galeras entre Tandil y Ayacucho, retrayendo el comercio y haciendo escasear, en esta ciudad, los más elementales insumos. Por ello, ni bien llegados los rieles, la Municipalidad se dirigió al gobierno provincial solicitando que se permita a la empresa ferroviaria comenzar el servicio de cargas y aliviar esta emergencia, ya que el comercio de Tandil, hacía mes o mes y medio que tenía almacenadas sus cargas en Ayacucho, o estancadas en los pantanos del camino-cita Arcas.
Con la llegada del tren de obra a Tandil en el mes de mayo, se especuló con realizar la apertura del servicio ferroviario con una gran fiesta en coincidencia con la del 9 de julio, las obras de la estación que se habían retrasado a consecuencia de los días lluviosos, habían cobrado nuevo impulso y su constructor, J. Sabaría consideraba que era posible terminar para esa fecha. Mientras tanto la Municipalidad preparaba obras complementarias a la de la estación, El Eco de Tandil publica en su edición del domingo 3 de junio: “La Municipalidad en sesión de la fecha acordó sacar a licitación la construcción de veinte y ocho (28) faroles de seis frentes para ser colocados sobre pedestales para el alumbrado de las calles del camino a la estación del Ferrocarril.
Las propuestas se recibirán por secretaría hasta las tres de la tarde del día quince del corriente, hora en que serán abiertos en presencia de los interesados.” Firmaba la comunicación Eduardo Fidanza, con fecha 1 de junio de 1883.
En junio la situación de aislamiento en la que vivía Tandil se agravó por efectos de las lluvias que convertían los caminos en infranqueables lodazales. Conspiró también, para empeorar la situación, la decisión del entonces vicegobernador de la provincia,  Adolfo Gonzáles Cháves  de alambrar su campo ubicado entre Ayacucho y Tandil, impidiendo así que las galeras y carros pudieran, haciendo un rodeo, evitar los pantanos.
Ante esta situación, el 16, el Juez de Paz sustituto de Tandil, Eduardo Arana, se dirigió por telegrama al Ministro de Gobierno de la provincia,  Carlos D´Amico, informándole que: “...la galera de las Mensajerías Correos de Ayacucho á este pueblo, quedó ayer empantanada en el camino que se halla aislado entre los alambrados del Sr. González Chávez, (sic) teniendo los pasajeros que regresar a Ayacucho. El mal estado de ese camino hace poco menos que imposible la comunicación de este pueblo con la Capital, hallándose por cuyo motivo el tránsito comercial completamente paralizado hace tiempo; en su virtud el vecindario me pide reitere la solicitud anterior para que se autorice al Ferro-Carril la conducción de cargas. Y agrega: Al comunicar esto á V. E. espero ordenará a quien corresponda se ponga ese camino en condiciones de viabilidad, lo que podría conseguirse pidiendo al Sr. González Chávez (sic) abra dos tranqueras en su alambrado para así poder desviar los pantanos”.
En julio la situación seguía igual y las comunicaciones con las localidades vecinas se hacían cada vez más difíciles. Las cargas ni entraban ni salían durante  ocho días, los últimos carros que habían llegado, tardaron diez días para recorrer las 13 leguas que separan Ayacucho de Tandil. Ante esta situación las fuerzas vivas de Tandil enviaron el 21 de julio sendos telegramas dirigidos al gobierno de la provincia y a la empresa del ferrocarril, con los siguientes textos:
Al Sr. Ministro de Gobierno, Dr. D. Carlos D´Amico.
“Este pueblo se encuentra incomunicado hace dos meses en sus relaciones comerciales con Ayacucho debido el malísimo estado de los caminos, y en su consecuencia este comercio viene sufriendo una situación penosísima.       
En atención a que la línea del Ferro Carril está concluida y la locomotora llega diariamente, desearíamos que el Exmo. Gobierno obtuviese o concediese el permiso a la empresa del Ferro Carril, para que habiliten inmediatamente la línea, aunque sólo sea en carácter de provisorio.
Dada la justicia y trascendencia que esta petición importa para los intereses de este Partido y adyacentes, esperan los solicitantes que V. S. le prestará su preferente atención y su valioso concurso”.
Al Presidente del Directorio del Ferro-carril del Sud Sr. W. H. Moores.
“En atención a los inmensos perjuicios que origina a este comercio la interrupción completa del tránsito comercial entre este pueblo y Ayacucho que se viene sufriendo hace dos o tres meses, por las aguas y el malísimo estado de los caminos, suplica  este comercio a ese Directorio, quiera habilitar aunque sea con carácter de interinidad la línea de Ayacucho a este pueblo, con la brevedad posible.
Al efecto en este mismo momento se dirigen los firmantes al Gobierno, elevándole la misma súplica.
Este pueblo espera del Sr. Presidente, que en virtud de la trascendencia y conveniencia que esta determinación importa para los intereses de este comercio, le dispensará su preferente atención y accederá a su pedido”.
Una semana después-afirma Arcas- se recibió en Tandil un telegrama del gobernador Dardo Rocha  en el que comunicaba a las fuerzas vivas de Tandil, en la persona de su Juez de Paz, que ese día había firmado con toda urgencia, el decreto que autorizaba a la empresa del Ferrocarril del Sud a librar provisoriamente al servicio público la sección de Ayacucho a Tandil a partir del día domingo 19. Finalmente ese 19 de agosto de 1883, alrededor de las catorce y treinta, llegaba finalmente el tren a Tandil siendo recibido con algarabía por todo el pueblo. Si bien la fiesta oficial de inauguración que se había previsto realizar no se llevó a cabo dado el carácter provisorio de la apertura del servicio, la población celebró este acto embanderando sus casas, concurriendo en masa a la Estación, donde la banda de música tocó toda la tarde y asistiendo al baile que la misma noche se dio en los salones del club.
Las obras fueron terminadas y el nuevo decreto autorizando la habilitación definitiva de la línea se sancionó el 1 de septiembre. A partir de entonces Tandil comenzó a disponer  del servicio ferroviario mientras los rieles continuarían su tendido hacia Benito Juárez, con las estaciones intermedias de Gardey y Vela.
Para la época, Tandil contaba con nueve mil habitantes, divididos por partes iguales entre población urbana y rural.  Tenía un edificio de “altos”, mil seiscientas casas, unas seiscientas cuadras trazadas, censados 167 comercios, tres hoteles, diecinueve fondas, cafés y confiterías. Cuatro médicos,  cuatro abogados, un arquitecto, dos dentistas y otros profesionales en distintos rubrosEse año se realizó la primera exposición rural e industrial entre el 25 y el 28 de diciembre en Gral. Pinto entre Gral. Rodríguez e Independencia (hoy Yrigoyen).  Por otra parte la prensa nacional ya señalaba a Tandil como un hermoso lugar de turismo, ahora también con tren disponible…

Daniel Eduardo Pérez

Principal bibliografía consultada: Arcas, Marcelo: “La llegada del FFCC a Tandil”.
López, Mario J. y Waddell, Jorge E. (comp): “Nueva Historia del Ferrocarril en la Argentina”, Lumiere, Bs. As., 2007.