AQUELLAS PRIMERAS ELECCIONES
En Tandil, había sido designado Juez de Paz, Carlos Darragueira, quien había iniciado diversas gestiones progresistas tendientes a dotar al pequeño poblado de una capìlla y dos escuelas, lo que se vio favorecido por su reelección al frente del Juzgado de Paz, el 18 de enero de 1854.
La frontera interior avizoraba perspectivas de malonaje y el temblor de la pampa se percibía al ritmo de los cascos de los bravos caballos de los indios.
La frontera interior avizoraba perspectivas de malonaje y el temblor de la pampa se percibía al ritmo de los cascos de los bravos caballos de los indios.
No obstante este vasco "alsinista" que era
Darragueira, tenía entre sus ideas fijas las ya mencionadas de dotar de mejoras
sustanciales a Tandil, por lo que el 2 de febrero de 1854, partió rumbo a
Buenos Aires a apurar los trámites antes señalados.
Aquí quedó, supliendo a Darragueira, otro destacado y
poco conocido vecino que fue Publio
Massini, quien entre sus obras generó la instalación del Correo, del que
además fue jefe en su momento.
Fue en su interinato cuando el gobierno central envió
el pedido de designación de una Comisión de vecinos para acompañar la labor del
Juez de Paz, mientras se estudiaba ya en las salas de la Legislatura,la futura
primera Ley de Municipalidades.
Como curiosidad debemos anotar que en la solicitud del
7 de febrero, constaba "... el nombramiento de una comisión de cinco miembros, dos de ellos
extranjeros...", lo que debía hacerse con presteza. La presencia obligatoria
de dos extranjeros en la comisión, venía a llenar, de alguna manera, la
necesidad de contar con la aprobación de los inmigrantes- aún escasos- que
vivían en estas zonas.
Darragueira y Massini tenían ante sí una ardua tarea
en este partido de límites aún borrosos, con casi 3000 habitantes, 629 de los
cuales residían en el pueblito cabecera " sin botica, médico, escuela, iglesia ni sacerdote..." y con el
Fuerte fundador en estado de "cuasi" ruina.
Las inquietantes marchas y contramarchas de las negociaciones
entre el poderoso Calfucurá -"emperador de las pampas"- y el
Gral. Urquiza, que trataba de evitar el fácil enojo del antes bien
correspondido cacique, decidieron a nuestros antiguos vecinos a prever y,"
por si las dudas", comenzar a mejorar el estado calamitoso del Fuerte de
la Independencia.
La solicitud de designar aquella "proto
Corporación Municipal", no había caído en saco roto y Massini-otra vez
reemplazando a Darragueira-elevó la propuesta el 25 de abril de 1854, con los
nombres de: " Dn. Carlos
Darragueira, Publio Massini, Regino Barbosa, Antonio Ponce, argentinos
(boaerenses).
"Manuel María Romero y J.M.Otero (españoles).
"José M. Suessy y José Arnol (norteamericanos)”.
Como podrá apreciarse, además de incluirse en la
Comisión, el número excedía lo solicitado, no obstante lo cual el Gobernador le
dio su aprobación en misiva fechada el 12 de mayo. Curiosa aparición de dos
norteamericanos tempranamente encaramados en cargos de gobierno local; sin
presagiar, tal vez, situaciones más cercanas en el tiempo Sin embargo, y fuera
de esta acotación, debemos admitir que tanto Suessy como Arnold (que así era la
exacta escritura), dedicaron al pueblo esfuerzos interesantes, entre ellos el
referido a la educación, en la que Arnold fue el primer preceptor,-aunque era
carpintero de oficio- bajo la atenta mirada del incomparable Juan Fugl.
Así las cosas, los intentos por dar una organización
legal mejorada, continuaban por parte del gobierno provincial, el que a través
de su Legislatura, transformada en Congreso Constituyente, dictó la
Constitución respectiva, la que en Tandil fue jurada en la festividad patria
del 25 de Mayo, acto rodeado de festejos pueblerinos, donde no faltó la música
y los dulces, además de las bebidas, naturalmente.
Ese año 1854,
fue realmente de siembra y pionerismo. En él quedaron sentadas las bases de
iniciativas fundacionales : el 18 de junio se autorizó el funcionamiento de la
escuela pública, bajo la supervisión de Fugl y la ya citada atención de José
Arnold; el 3 de junio, había llegado la autorización para la construcción de la
capilla; el l9 de junio el gobierno local, dando respuesta al pedido
generalizado del vecindario ,solicitó retomar el nombre de Tandil para el
partido, dado que -recordemos- luego de la Revolución de los Libres del Sud, en
1839, Rosas se lo había cambiado por Chapaleofú, a lo que accedió el Gobierno
provincial, comunicándolo por nota del 28 de junio.
El citado 3 de junio, además de la autorización para
erigir la primera capilla, se comunicaba asimismo que había sido designado como
cura vicario- primer cura párroco de
Tandil- el sacerdote franciscano
Luis María Mancini, quien asumiría la flamante "erección
canónica" de la nueva parroquia, que quedó bajo la advocación del
Santísimo Sacramento..
A todo esto, Darragueira deseaba íntimamente cambiar
la conformación de aquella primera Comisión Municipal, colocando hombres de su
entera confianza, por lo que en setiembre elevó una propuesta, y le fue
aceptada la modificación, con lo que la nueva o segunda Comisión- recordemos
aún sin elección por parte del vecindario- quedaba conformada con Moisés
Jurado, Publio Massini, Juan B. Arabehety, Manuel Romero y Feliciano Rivero,
ahora sí cinco miembros, con dos españoles y la ausencia de los
norteamericanos...
Esta nueva Comisión, en sintonía con Darragueira, fue
promotora también de la idea de concretar el primer alumbrado público de las
oscuras callejuelas de tierra del pueblo, que aunque se implementaría más
tarde, abrió el camino, en esta etapa casi "dorada" de actividades municipales,
acompañada por el impulso de vecinos entre los que se destacaban el danés Fugl,
que ya había cosechado sus primeras fanegas de trigo, pioneras de la
agricultura en la zona.
Resulta paradojal toda esta actividad con las miras
puestas en el futuro en forma decididamente esperanzadora, cuando el clima en
la pampa se enrarecía al tronar de los
cascos cada vez más cercanos de las
caballadas indias y el revoleo de lanzas y boleadoras eran cada vez más amenazantes, de las que se
tenían noticias ciertas en los pagos vecinos, distantes pocas leguas de la
aldea serrana.
Efectivamente, el 13 de febrero Calfucurá se abatía
sobre el Azul con 5000 lanzas,
provocando alrededor de 300 muertos, cautivando 150 familias y arreando miles
de cabezas de ganado.
Ni Mitre , comisionado para reprimir el maloqueo, pudo
con las bravías huestes de los Catriel, Cachul y Calfucurá, en tanto el temible
Yanquetruz comenzaba a mirar con apetito los pagos tandilenses, con entradas en
los campos de las "afueras", conmocionando la tranquilidad casi
indiferente, "dorada"- como dijimos- de vivir una especie de sueño
limbal.
Los malones no cejaron y de ello nos ocuparemos
oportunamente, quedando Tandil prácticamente despoblado, en lo que dimos en
llamar el "éxodo" de 1855, luego de los cuatro malones de ese año.
En este contexto, el 11 de octubre de 1854, el Senado
y la Cámara de Representantes de Buenos Aires, habían sancionado la Ley Nº 35, que era nada menos que la primera Ley de Municipalidades, la que
preveía, entre otras cosas, el régimen electoral. (ver recuadro, art. 57 al
62).
Consecuente con ese rasgo, casi genético de los
políticos argentinos, de ignorar la realidad- vigente hasta los días que
corren- el gobierno provincial convocó a elecciones en la campaña para el 31 de
marzo de 1855. Naturalmente en Tandil los ánimos no estaban para experimentar
el gozo primerizo de elegir a sus representantes, pese a lo cual se
"armó" una lista, la que se dio por electa, integrada por hombres
allegados al poder local y que repetía algunos apellidos de aquellas
"proto comisiones".
Del proceso poco o nada se sabe porque, padrón,
fiscalización, etc, no hubo, como tampoco quienes emitieran voto alguno en
favor de esa propuesta, pese a que figuran 70 electores, que la
"eligieron". Así y todo Narciso Domínguez, José M.Otero, Juan Zavala,
y José Arnold como titulares y José Suessy y Francisco Rodríguez, como
suplentes, fueron elevados como "electos" al superior gobierno.
El olfato, por llamarle de algún modo, de los
gobernantes provinciales, hizo que la nómina fuera rechazada y se exigiera una
nueva convocatoria a elecciones para el 6 de mayo, respetando los términos
legales.
De esa primera
elección, habrían participado sólo 29 electores, "eligiendo" la
lista integrada por Manuel Romero, Felipe Miguens, Narciso Domínguez y Publio
Massini, como titulares y por Ramón Gómez y Cayetano de la Canal como
suplentes.
Para cuando llegó la aprobación que oficializaba
aquella primera elección, el 22 de noviembre, el pueblo estaba casi
deshabitado, como consecuencia de los citados malones y la mayoría de sus
autoridades "electas" por vez primera, residían en Buenos Aires o en
campos alejados de la zona tandilense, demasiado peligrosa para estos pioneros
de políticos, salvo el honroso caso de Darragueira y unos pocos, héroes ni
reconocidos y ni recordados, que continuaron, entre las ruinosas murallas y
algunas salidas, la resistencia.
Comenzado el año siguiente, Darragueira fue suplantado
por Narciso Domínguez el 5 de enero, quien, para variar, era uno de los que
había buscado refugio más seguro- tal vez por ello lo premiaron con el cargo- y
así, Valentín Alsina ponía la rúbrica del poder central sobre el local, una vez
más.
Obviamente, de aquella "primera Comisión
Municipal" de mayo de 1855, nadie se acordó más y otra, integrada por
Suessy, Miguens, Romero y Juan Fugl, informada el 6 de abril
"acompañará" al nuevo Juez de Paz.
El ingreso del danés Juan Fugl a funciones de gobierno
local, será desde entonces casi ininterrumpido hasta su regreso a Dinamarca en
1875, lo que nos da la pauta de la intensidad de actuación de este extranjero
en el manejo de los asuntos locales.
Este tema de la participación vecinal local de
extranjeros y también de argentinos, fue
muy bien tratado por Eduardo Míguez y más recientemente por la historiadora y
amiga María Bjerg, que demuestran palmariamente la intensidad de la
participación , la búsqueda de mayor autonomía de las jurisdicciones
municipales y los esfuerzos a veces concretados en normativa, que iban hacia
esa dirección.
Señala esta autora, que fue Carlos Casares quien en su
gobernación, tomó medidas para aumentar las autonomías, en 1876, perfeccionando
la Ley de Municipalidades con otro texto en ese año, que promovía facultades a
las Municipalidades, texto que sin embargo tuvo corta vida, ya que dos años
después, la Legislatura de la gobernación de Carlos Tejedor la suprimía,
siendo suspendidas las elecciones
municipales, que si bien, como quedó dicho fueron en muchos casos verdaderas farsas,
en otros iniciaba a los pobladores en la sana y democrática práctica de
participar de decisiones, eligiendo sus representantes, aunque justo es
reconocerlo, dentro de las limitaciones propias de la época, aunque no muy
diferente a lo que actualmente sucede cuando nos toca ir al cuarto oscuro y
poner el voto a interminables sábanas de desconocidos, en el orden provincial o
nacional.
Habría que esperar ocho años para que- con el dictado
de la Ley Orgánica de 1886-la autonomía pudiese recuperarse, al menos en lo que
atañe a la norma escrita, dado que, como bien señala Míguez, entre aquel 1854,
en el que nos explayamos y 1886, en la práctica el divorcio entre la realidad
de la campaña bonaerense y la autoridad central, lejana y poco operativa en
relación a ella, señalaba que las Municipalidades, ejercían sus facultades en
concordancia con la participación local y los designios de algunos liderazgos
emergentes de los propios poblados, entre los que cabe destacar el de inmigrantes que en Tandil, tuvieron clara y
notoria participación con Fugl, Santamarina,
Arabehety y los citados más antiguos de Suessy y Arnold.
El contexto más inmediato al dictado de esta Ley
Orgánica que establecía la elección del Intendente como máxima autoridad
política local, nos muestra a una provincia de Buenos Aires, que ya contaba con
su propia capital, La Plata, fundada por el Dr. Dardo Rocha, quien entregó en
1884 su cargo de Gobernador a su amigo y colaborador Carlos D’Amico, quien en
1887 culminó las obras fundacionales de la ciudad "de las
diagonales".
En Tandil, por esos años, la actividad política era
dinámica y los vecinos más interesados se agrupaban en clubes políticos,
comités y asociaciones que tenían
injerencia local y con sus delegados hacían oír sus voces en las esferas
provinciales y aún nacionales, en consonancia con los colores ideológicos de
sus preferencias, en algunos casos con perfiles destacados de amistades y
lealtades muy firmes, como la del Cnel. Benito Machado con Bartolomé Mitre.
El gobierno era ejercido por el Juez de Paz y
Presidente de la Corporación Municipal, integrada como quedó dicho
oportunamente, por los vecinos que anualmente ponían sus cargos a disposición.
Terminado el mandato del progresista Dr.
Eduardo Fidanza, recordado por su lucha para lograr la llegada del ferrocarril,
asumió el 16 de enero, Tristán Gómez- perteneciente a la influyente familia que
había llegado en los albores del Fuerte-como Juez de Paz, designado por el
Gobernador D’Amico.
Tanto Fidanza como Gómez militaban en las filas del
"rochismo", que aquí habían constituido el Club " Brig. Gral.
Martín Rodríguez", para propulsar la candidatura de Dardo Rocha a la
presidencia de la República, como oponente a Juárez Celman, el candidato del
fuerte "roquismo".
El "programa" de Gómez seguía los
lineamientos generales de los de Fidanza, pero en realidad la actividad
provincial y nacional era tan intensa que atrapaba la atención y dedicación de
los dirigentes locales que apoyaban a
uno u otro partido, en tanto se gestaba la Ley de Municipalidades
citada, que finalmente daría por resultado la elección del primer Intendente de
Tandil.
Gómez, Fidanza, Saldívar y Almada, entre otros
integrantes del Club Brig. Gral. Martín Rodríguez, apoyaban la
lista de los Partidos Unidos, en la que Sáenz Peña era candidato a
senador y figuras como Mitre, Casares, Campos, lo eran para diputados
nacionales. Pletórica de anécdotas, se llevó a cabo la campaña que culminó en
las elecciones de febrero de 1886, donde en Tandil ,la lista de la alianza ganó
con 628 votos contra sólo 84 del partido "Juarista", que era llamado
por la prensa opositora con el despreciativo nombre del "partido del
insignificante".-
Al mes siguiente, el 16 de marzo de 1886, fue
promulgada la Ley Orgánica de las Municipalidades, reglamentada por decreto del
18 del mismo mes. Allí quedaba establecido, en el art. 3º, que en Tandil el
Intendente sería electo por los municipales elegidos de entre ellos y por
mayoría absoluta de votos.
A nuestro distrito le correspondía, según lo
establecía el decreto reglamentario, elegir cuatro municipales de entre los
cuales-como quedó dicho- saldría el Intendente. Otras localidades más pobladas
en la época, como San Nicolás, Chivilcoy, Mercedes, Pergamino y aún Dolores,
elegían más concejales.
Simultáneamente con el decreto reglamentario, se firmó
el de convocatoria a elecciones en todos los partidos de la provincia de Buenos
Aires.
El ambiente político local tomó con calma- excesiva
para algunos órganos de prensa- el tema
y se movió lentamente en comparación con pueblos como Chascomús o el mismo
vecino Ayacucho que en marzo tenía en
circulación listas de posibles candidatos, en tanto aquí ya corría abril y las
"aguas estaban quietas", no obstante no ocurría lo mismo con las
próximas elecciones para diputados y senadores provinciales, que dividía las
aguas locales entre "juaristas"- apoyados por El Eco del Tandil - y "rochistas", apuntalados por La Provincia, del recordado danés Blas
Grothe, que intercambiaban comentarios no carentes de ironía y acidez.
El 28 de marzo
se desarrolló el acto comicial para la elección provincial, sin inconvenientes
dignos de mención, triunfando ampliamente el "rochismo" local con 769
votos contra apenas 7 del " juarismo".
Éstas y otras circunstancias llevó al denominado
"Club Popular" del juarismo
local a la desintegración. Las críticas apuntaban a la presunta presión que
habrían ejercido autoridades municipales y policiales oficialistas, aunque en
realidad en Tandil el viejo mitrismo predominaba y los vecinos Tristán Gómez y
Eduardo Arana eran candidatos a diputados provinciales.
Llegó abril y con él la celebración de la Semana
Santa, que pese a los días fríos y lluviosos que hicieron, fue conmemorada con
fervor, pompa y adhesión popular, teniendo como centro el flamante templo inaugurado el 28 de febrero de l878 y que aún continúa
brindando su espacio a la meditación y la oración del catolicismo lugareño.
Precisamente en las cercanías del citado templo,
Independencia 42, vivía Pedro Duffau y allí tenía su sede el Partido Liberal y su respectivo Club, en
donde se elaboró una lista que contenía los nombres del dueño de casa, Pedro
Duffau, acompañado de Jacinto Saldívar, Florencio Méndez y Juan M. Dhers, como
postulantes para la elección de municipales y consecuentemente de Intendente.
Por su parte, en la casa de José Gabriel Almada se
efectuaban reuniones de apoyo a otras candidaturas en consonancia con la del
Dr. Máximo Paz a la Gobernación.
Las "internas " ya funcionaban y del mismo
tronco se producían escisiones que llevaron a poner en la vereda de enfrente,
en el orden local, a los veteranos Fidanza y Gómez, integrando la lista que fue
oficializada popularmente para las elecciones del 10 de junio.
Las Fiestas Mayas fueron motivo para que el
vecindario, desde el 24, conmemorara la fecha patria con bombas y música,
carrera de sortijas y el 25 con un solemne Tedeum y desfile cívico, acompañado
por la Banda Municipal que dirigía el maestro Durazzo, finalizando el 26, con
un "gran baile" que duró hasta la madrugada.
Se aproximaba la fecha histórica para elegir
"popularmente" al primer Concejo Deliberante y de allí al primer
Intendente. Las dos fracciones originarias del mismo ideario, entraban en la
recta final. Tanto la encabezada por Duffau, como la que comandaba Fidanza se
aprestaban a librar la cívica batalla, prometiendo- cuando no- cada uno lo suyo
para alimentar de votos favorecedores a
las urnas.
Padrón y Registro de extranjeros se habían
confeccionado de manera no exenta de desconfianzas y como los comicios carecían
de estructuras partidarias sólidas que controlaran la confección y la votación,
se avizoraban problemas.
Aquel 10 de junio de 1886, amaneció lluvioso,
perjudicando de manera ostensible los ya calamitosos caminos de tierra y
obstaculizando o lisamente impidiendo el acceso de los electores al acto, por
lo que se estimaba que el número de votantes sería escaso.
Al atardecer cerraban las mesas y comenzaba el
escrutinio sin mayores inconvenientes hasta ese momento..Computadas las mesas,
la lista encabezada por Pedro Duffau logró 124 votos, en tanto la que llevaba
en primer lugar al Dr.Eduardo Fidanza, alcanzaba los 99.
Estas cifras indicaban, prima facie, que de acuerdo al sistema vigente, quedarían
consagrados Pedro Duffau y Juan M. Dhers por la ganadora y Eduardo Fidanza y
Tristán Gómez por la perdedora. Pero faltaba el denominado segundo escrutinio y
definitivo, que era el que debía realizar la Municipalidad.
La paridad y los encontrados intereses en pugna hacían
vislumbrar un escándalo que teñiría esta primera elección para Intendente.
Es que la fracción de Duffau había cuestionado
anticipadamente la validez del Registro que sería base de las elecciones y
ahora con la Corporación dividida entre el presidente, Tristán Gómez, por un
lado y el resto por otro, llegaba la
hora de la verdad...
Cuando el Secretario de la Corporación se aprestaba a
realizar el escrutinio pedido por el presidente Gómez, el resto se opuso y
decidió la integración de una comisión ad-hoc,
la que se constituyó con la oposición encendida del Presidente, requiriendo
para su análisis el ya vapuleado Registro, que fue denegado, actitud que
decidió a la citada comisión "revisora" al retiro para deliberar.
Pasada alrededor de media hora, retornó
al recinto municipal y proclamó la falsedad del Registro utilizado y que
proporcionaba, lo que ellos consideraban "tantos votos" a la fracción
del Dr. Fidanza.
Como era de esperar, Tristán Gómez, el presidente,
reaccionó enérgicamente ordenando el desalojo con la policía, cosa que no
ocurrió. La suerte estaba echada. Así las cosas, los municipales luego de acaloradas
y agrias palabras intercambiadas a los gritos, obligaron al retiro del
presidente quien lo hizo evidentemente furioso.
El final , apreciado lector, usted ya lo estará
imaginando: la lista de Pedro Duffau fue proclamada triunfadora en forma absoluta,
descalificándose los votos de la del Dr. Fidanza, por lo que se consagraba a
los cuatro de la primera, que eligieron en forma unánime Intendente de Tandil a
Pedro Duffau.
En 1854 con una farsa obligada por las circunstancias
y en 1886 con un escandalete, esas elecciones pioneras abrían el camino de
muchas otras que, desgraciadamente en
algunos casos, con sus más y con sus menos, también estuvieron teñidas de
"extraños" procederes a lo largo de la rica historia de las
"votaciones" lugareñas.
Debemos destacar sin embargo que pasada esta
circunstancia, Duffau fue reelecto por dos períodos más- el mandato era por
entonces de un año-cumpliendo una tarea digna y dejando a Tandil encaminado en
una serie de obras públicas de proyección, entre las que merecen destacarse las
de los primeros empedrados de calles, labor que merecerá el reconocimiento.
La calma pampeana retornaba a sus cauces y quedaría
grabada en la memoria de aquellos pobladores este hecho, sin imaginar siquiera
que un siglo y pico después, ustedes se estarían enterando de todo esto...
RECUADRO
LEY Nº 36
Campaña, estará a cargo de una Municipalidad compuesta
del Juez de Paz y cuatro propietarios vecinos del distrito. Cada Municipalidad
tendrá dos suplentes.
Art. Nº 58: "El Poder Ejecutivo hará interinamente la designación
de los límites de cada Partido o Municipio, y determinará los puntos en que
deben establecerse las Municipalidades.
Art. Nº 59: " Los cuatro miembros de la
Municipalidad y sus dos suplentes, serán vecinos del Partido, mayores de 25 años, o emancipados, y con un capital de
diez mil pesos al menos o en su defecto, profesión, arte u oficio que le
produzcan una renta equivalente.
Art. .Nº 60: " La elección se hará popularmente
por los vecinos del Partido en el día festivo que
designe el gobierno y la forma que prescribe la Ley de elecciones para
diputados. Hecha la elección se le remitirán las actas para su aprobación..
Art..Nº 61: " El Juez de Paz será nombrado por el
Gobierno a propuesta en terna de la Municipalidad.
Art. Nº 62: " Al principio de cada año se hará
renovación del Juez de Paz y de dos miembros y un suplente de las
Municipalidades, previa la elección y nombramiento prescriptos en los artículos
anteriores".
Daniel Eduardo Pérez
me interesa conocer la historia de la familia Gomez, cómo puedo acceder a ella ?
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