martes, 21 de julio de 2015

Los primeros médicos que hicieron historia en el Tandil



Fuschini-Fidanza 
Los primeros médicos que hicieron historia en el Tandil

En los años fundacionales del Tandil, la salud fue un  problema que mereció la atención de las autoridades del momento por las dificultades para la llegada de médicos, ante la ida de los pocos-o ninguno-existentes. La ida del Dr. Córdoba obligó a solicitar el nombramiento o envío de quien lo remplazase, respondiendo el ministro de Gobierno, el 11 de octubre de 1864, que se satisfaría la solicitud con la designación del Dr. José Fuschini, como médico de policía, quien asimismo portaría vacunas.
La llegada del Dr. Fuschini señaló sin duda el comienzo de la medicina organizada en Tandil, dado su formación y su personalidad.
José (Giuseppe Andrea Gapare) Fuschini Sambi había nacido  en Ravenna, Italia el 10 de octubre de 1829 en el seno de una familia de médicos. Tanto su padre Luigi, como su abuelo Francesco, fueron médicos renombrados de la época. Su infancia transcurrió en Ravenna formando parte de una familia de varios hermanos (Rosina, Maddalena, Catterina, Emilia y Checchino). Su madre Rosa había muerto joven y su padre se casó nuevamente con Cleonilde (no trascendió su apellido) con quien Giuseppe tenía una muy buena relación. Sus estudios universitarios los hizo en Padua donde se graduó de médico alrededor de 1858.
Hizo sus primeras prestaciones en Sovigliano, cerca de Génova, y en 1860 fue nombrado en Ferrara en la Unidad Sanitaria del Batallón 48º de Infantería donde actuó como Médico Militar. Eran épocas difíciles en Italia, ya que tenían lugar las batallas por la unificación del país. En 1860 Giuseppe Garibaldi logró la anexión del reino de Nápoles al del Piamonte cuyo Rey era Vittorio Emanuele II.
Giuseppe era republicano, igual que su padre Luigi y estaban relacionados con el líder de la época, Garibaldi (Giuseppe era muy amigo de la hermana de Garibaldi). En ese contexto, fue hecho prisionero con otros compañeros y  llevados presos al Castillo Sant’Angelo en Roma, desde donde se escaparon tirándose desde la muralla del castillo a las aguas del rio Tiber ¿? La anécdota es divertida y hoy no nos explicamos cómo se escaparon, ya que el rio Tiber está bastante alejado del Castillo-comenta su bisnieta Mónica Dufour.
En 1861 conoció a Blanca Francisca Nicol Fidanza Rojas integrante de una familia acomodada de origen italiano, pero que vivía en Buenos Aires. Su padre, Simón Fidanza, era un empresario naviero de la época que se había instalado en Buenos Aires y allí había formado su familia con Elvira Rojas (madre de Blanca) y posteriormente, ya viudo, se casó con Petrona Cané, también argentina. La familia Fidanza siempre estuvo ligada por relaciones familiares y de negocios a la ciudad de Génova, y era común que sus miembros viajaran desde y hacia Buenos Aires. Blanca había nacido en Moneglia que era el lugar de residencia de la familia Fidanza en Italia. En uno de esos viajes fue que Giuseppe y Blanca se conocieron.
La pareja enamorada, quería casarse e ir a vivir a Ravenna, pero las condiciones económicas no lo ayudaban a Giuseppe, que, aunque tenía su puesto de médico, no era fácil que lo trasladasen y tampoco tenía una casa donde vivir. Esta situación familiar, acompañada de la inseguridad que se vivía en Italia debido las luchas de la integración de los reinos, hizo que tomara la decisión de casarse y emigrar a la Argentina.
Aquí la nueva pareja tendría mejores oportunidades ya que la familia Fidanza en Buenos Aires podría ayudarla. Se casaron en la iglesia de Santa Croce de Moneglia el 15 de agosto de 1861 y viajaron a Argentina partiendo de Génova a fines de octubre de ese año.
Del matrimonio de Giuseppe (tradujo su nombre a José cuando llegó a la Argentina) y Blanca nacieron, según comentaba mi madre, -nos dice Dufour- doce hijos de los cuales solo seis vivieron hasta que fueron adultos. En la epidemia de difteria de 1888  fallecieron cinco de los hijos del matrimonio y que paradójicamente, fue José quien aplicó en Tandil la primera vacuna contra la difteria. También me cuenta mi tía Negra que Emilia se salvó de la difteria porque su padre le hizo traqueotomía. Usaba siempre ropa con cuello alto para tapar la cicatriz.
Los primeros años en Argentina la pareja vivió en Buenos Aires con la familia de Blanca, hasta que en 1864 nombraron a José como médico de policía en Tandil-como ya citamos- donde ejerció su profesión hasta su muerte en 1898.
Pese a que la pareja vivió en Tandil, sus hijos se educaron en Buenos Aires y en particular sus cuatro  hijas mujeres: Rosa, Catalina, Emilia y Magdalena  que se casaron con personas de renombre de Buenos Aires.
De los tres varones, Mario estudió medicina y José ingeniería recibiéndose ambos en la Universidad de Buenos Aires. Mario y José eran los hermanos más chicos, por lo tanto durante la época de sus estudios universitarios ,en la década de 1900 a 1910, aprovechaban para visitar a sus hermanas casadas y mantuvieron con ellas una buena relación. 
Al tercero “Eduardito”, le decían” Babito”, era discapacitado y vivió con su madre hasta que ella murió en 1901. María Inés Casares, nieta de Mario Fuschini Fidanza, me contó que su abuelo le había prometido a su madre que cuidaría de él hasta su muerte y así lo hizo. Creo que Babito murió alrededor de 1922 y fue enterrado en la bóveda de Tandil. Recién entonces Mario, con 42 años, se puso de novio y se casó en 1923. Era un solterón empedernido, al que todos cargaban y decían que nunca sentaría cabeza-nos dice Dufour.
Como se estilaba entre los jóvenes de aquel momento, José y sus sobrinos eran asiduos concurrentes a conciertos y a teatros donde se reunían con sus pares y las chicas de la época. También lo eran a las carreras del hipódromo. Es más, apostaban a los caballos, generalmente al perdedor y es así cómo se "jugaban la vida"... y las finanzas.
En tanto Fuschini se debatía en la soledad tandilense en su magnífico y denodado accionar, la botica municipal, debió ser intervenida, a esta altura verdadera protagonista de malos tragos en el pueblo. Los "interventores" presididos por el vecino Luis Arabehety, hicieron lo que pudieron a partir de su buena voluntad, lo que además se complicó por la enfermedad de Fuschini, quien partió hacia Buenos Aires para atenderse, llevando la comisión de tratar de conseguir un "farmacéutico", diríamos  " en serio". Quiso la suerte que Fuschini en Buenos Aires se encontrara con otro italiano como él, también graduado en Padua, pero como farmacéutico, Flaminio Maderni y lo convenciera de venir al Tandil para ejercer su noble y deseada profesión.
En su estadía en Buenos Aires le correspondió un destacado rol en la lucha contra la epidemia de cólera de lo que quedó como testimonio un álbum de agradecimiento de los vecinos de la Boca del Riachuelo que dice:
Buenos Ayres, Boca del Riachuelo 
Mayo de 1868
Al
Señor Doctor Don José Fuschini
Muy Señor Nuestro
Cumplimos con un deber de gratitud ofreciendo a Ud. este Álbum en testimonio de reconocimiento por los inapreciables servicios que Ud. nos ha dispensado en la última epidemia, cuando el Cólera penetró en la Boca del Riachuelo y visitó hasta la última repartición de esta colmena de trabajadores. Ud. era para nosotros un amigo.
Hoy que el ministro de la muerte ha desaparecido del seno de esta familia. Ud. es para nosotros más que un amigo es un hermano.
Los hombres que se estrechan la mano en medio de la fiesta se olvidan cuando la luz del día siguiente pone fin a la alegría.
Por el contrario, vínculos que se forman en la hora del dolor, del sacrificio y de la muerte son inquebrantables, eternos.
¿Qué importa encontrar seres que hagan coro del festín ?
Hallar hombres que calienten el corazón que se hiela con el calor del suyo, que ofrezcan su vida por un hermano desconocido, que presenten la caridad de Dios en el hogar desamparado, es encontrar la salud en la enfermedad, el consuelo en el dolor, la esperanza en la desolación.
Nosotros hemos encontrado en Ud. no un compañero para librar la copa de los regocijos, sino el hombre que apura la cicuta con el hermano desgraciado.
…………….

Ud. querido Doctor, pertenece al batallón bendito, a los que buscan en los alimentos de la naturaleza la fuerza que han de tener la vida que vuela, la sabia que ha de fortalecer la hoja que se marchita, a la hoja que va a desprenderse del carbol de la humanidad,
Si fuera necesario renovar en la memoria a los que con el corazón agradecido ofrecen a Ud. este humilde testimonio de gratitud, el recuerdo de sus servicios, su caridad para con los enfermos y los desvalidos, sería necesario también agitar las entrañas de este pueblo, descubrir las heridas y presentar a la espectación pública el campo de batalla, que acaba de cubrir el velo del tiempo.
A nosotros nos basta decir que en la aflicción de nuestros hogares estuvo Ud., al pie del lecho del moribundo, que corrió al lado del enfermo bajo el sol abrazador del estío, que los astros de la noche pocas veces no lo vieron cruzar los campos solitarios llevando en su ciencia alivio para los dolores físicos, y en su corazón la palabra que retempla el espíritu de los que se despiden de la familia y de la vida.
Al presentarle a Ud. este testimonio de agradecimiento, invocamos la protección de Dios sobre la cabeza de Ud. y la frente de sus hijos, esperando que ella desviará del hogar de Ud. la visita de la tribulación que ha enlutado a este pueblo que tiene el honor de saludarlo respetuosamente.
Marino Froncini  Prste José Badorano  Prste
Siguen 383 firmas
La llegada de Maderni, traído por Fuschini, marcó otra etapa en la atención de la salud y la bendita "botica popular municipal", cuya trayectoria e historia, Fontana califica de "cómica" y que sólo provocó quebrantos económicos a la Comuna, pasó a ser superada por la acción profesional de  Maderni.
Entre 1870 y 1871 la lucha de Fuschini contra las epidemias fue incansable, contando con la colaboración del recién llegado Dr. Ángel Gianelli, a quien Fuschini elogió por su espíritu de  solidaridad en los momentos más difíciles.
Pasada esta verdadera pesadilla, el pueblo retomó su calma y en 1874, el Dr. Fuschini,  convenció al Dr. Eduardo Fidanza, su cuñado, para que se radicara en nuestro pueblo para colaborar en su infatigable tarea en favor de la salud pública..
Llegó así a Tandil otro médico que dejaría una huella profunda no sólo en la medicina, sino en la política y en el progreso general.
Precisamente en 1870 nacerá la primera entidad de carácter mutual en Tandil: la "Sociedad Filantrópica La Caridad", que designó al Dr. Fuschini como médico para sus asociados, transformándose así en el primer médico mutual de Tandil.
Los doctores Fuschini y Fidanza (quien luego contrajo matrimonio con la hermana del gran naturalista E. Holmberg), abrieron una " Casa de Sanidad", que sería precursora del primer hospital.
Poco tiempo después de la masacre de Tata Dios, se conformó en Azul primero y en Tandil luego, una Logia Masónica, que aquí se llamó "Luz del Sud" y a la que adhirieron hombres de importancia en el medio local como Santamarina  y también los doctores Fuschini y Fidanza.
Correspondió precisamente a esta Logia, a impulso de los citados médicos, la creación del denominado "Asilo San Juan", en 1880, que ubicado en el edificio de la intersección de la entonces Río Bamba (hoy Alem) y Maipú, atendería gratuitamente a pacientes, internación incluida.
La lectura de normativas de la época, nos revelan como de tanto en tanto, ante el recrudecimiento de la aparición de casos de difteria y de viruela, se disponía la clausura de las escuelas y la obligatoriedad de la vacunación y revacunación, tareas éstas a cargo habitualmente del Dr. Fuschini y del Dr. Fernando Peré, quien  había comenzado a  ejercer en Tandil, colaborando activamente en el cuidado de la salud ciudadana.
El Dr. Fidanza había ganado además el favor popular y fue Juez de Paz, bregando por la llegada del ferrocarril y hasta fundando un periódico para llevar adelante esa lucha, que culminó con el arribo triunfal  del mismo en 1883.
En 1887, el gobierno Municipal- ya ejercido desde 1886 por el primer Intendente Pedro Duffau- tomó medidas con los casos de viruela originados en las canteras de Cerro Leones, designando a los Dres. Fuschini y Peré  para vacunar,  prohibiendo " la entrada al pueblo de los referidos inmigrantes y demás canteros (sic) con quienes trabajen juntos", estableciendo una especie de cuarentena, obligados por el temor de la población urbana que presionaba para establecer esta suerte de "apartheid".
Además  de los vecinos que harían las veces de administradores, se designó a los Dres. Fuschini y Peré, como los dos primeros en conducir los destinos profesionales del Hospital, incorporándose a fines de agosto de ese año a los doctores Camilo Gil e Ignacio Lizarralde y por la misma resolución a Benito Somoza como conserje y a Virginia Gatti como enfermera, ambos con un sueldo mensual de $ 30 m/n.
Asimismo dividió en dos secciones al hospital; una de medicina a cargo del Dr. Peré y otra de cirugía a cargo del Dr. Fuschini.
Ambos médicos desarrollarían su labor con alternancias, hasta que en 1893, el Intendente interino José Santamarina designó Director al Dr. Fuschini e incorporó junto al Dr. Peré, al Dr. Alberto Vivot.
El veterano Dr. Fuschini, ya anciano, no cejaba sin embargo en su labor y fue hombre de consulta de colegas que se habían incorporado al pueblo, como Alfonso Esquerdo, Juan Gatti, Fernández Blanco y el llamativo Dr. Vernetti Blina, que fue quien instaló en Tandil el primer aparato de Rayos X.
Como ya vimos, fue director del Asilo San Juan de Tandil y también presidió en 1875 y 1876  la logia masónica Luz del Sud Nº 39. En el Libro del cincuentenario de Tandil lo llaman "el Doctorazo".
Ejerció hasta  avanzada edad. Murió por herida de arma de fuego en su casa de Tandil, ubicada en la calle Riobamba (hoy Alem) 452, el 18 de diciembre de 1898, según consta en el certificado de defunción correspondiente-afirma su bisnieta Mónica Dufour. Su sepelio fue acompañado por un cortejo numeroso y compungido hasta el cementerio local, donde Giuseppe había adquirido en 1892 una bóveda para reunir a todos sus hijos y familiares después de muertos, pero las circunstancias no quisieron que la familia estuviera reunida, ya que sus hijos se mudaron a Buenos Aires y a otros puntos  de Argentina y el proyecto de Giuseppe se vio trunco por el hecho de que ninguno de sus hijos quedó viviendo en Tandil.
Por su parte la vida de su cuñado Eduardo Fidanza, también fue intensa y prolífica para Tandil. Había nacido en Buenos Aires el 17 de junio de 1849, graduándose en medicina, obteniendo su  doctorado con la tesis,” De la reglamentación de la prostitución pública considerada como medio profiláctico de la sífilis”, en la Universidad  de Buenos Aires, Escuela de Medicina, en 1875. Afincado en Tandil-como vimos- ejerció junto al Dr. Fuschini como los primeros médicos titulados.
Fue además destacado vecino fundando el periódico El Ferrocarril para luchar por la llegada de este medio, lo que obtuvo en 1883. Fue Juez de Paz desde 1880 a 1883. Ingresó a la masonería y ya en Buenos Aires, donde fue médico de Policía y de Tribunales, alcanzó el grado 33, el máximo de esa institución, siendo uno de los fundadores de la Sociedad Médica Argentina. Falleció en la Capital el 8 de julio de 1927.
Apreciados lectores, quisimos brindarles  una semblanza sintética de dos hombres fundacionales: Fuschini y Fidanza, que fueron los dos médicos que abrieron el surco de la especialidad en Tandil.
Bibliografía básica consultada: Dufour, Mónica: “Los Fuschini Fidanza” yGiuseppe Andrea Gapare Fuschini Sambi”, en monicacha.blogspot.com/2010/ y monicacha.blogspot.com/2013/los-fuschini-fidanza.html- 15/2/2013; Pérez, Daniel Eduardo:”Historias del Tandil V”, cap. VIII, Tandil, 2012.

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