LOS CORRALES DE PIEDRA DEL TANDIL
Algunas noticias recientes sobre los mismos
En
el actual partido de Tandil existen, detectados desde hace mucho tiempo,
numerosas construcciones de piedra de la zona,
denominadas corrales de piedra. De forma variada: rectangulares (la
mayoría), cuadrados, irregulares y aún redondos, son varios los que aún pueden
observarse, aunque otros han desaparecido, fundamentalmente por la mano del
hombre.
Estos
enigmáticos corrales de piedra del Tandil, tienen un origen incierto, no sólo
en lo relacionado a fechas sino a autores de la obra. Sobre el tema se han
realizado estudios y se han formulado diversas
hipótesis que en algunos casos concuerdan y en otros difieren en sus
conclusiones, tanto en el origen como en el uso para los que fueron destinados.
Del
famoso sumario de 1707, data la
afirmación que en esta zona existía el "
corral de Ferreyra", pero ya desde 1582 era conocida la idea de
construir corrales para el encerramiento de ganado salvaje, cuando Juan de
Garay formuló esa sugerencia a la Corona en su llegada a la actual zona de Mar
del Plata.
Sin
embargo, los distintos trabajos efectuados, dividen las aguas entre quienes
creen que fueron construidos por los
blancos, para el encerramiento de ganado y así favorecer las vaquerías
(verdadera caza de ganado cimarrón) y quienes sostienen que son construcciones
de origen indígena, más exactamente araucanas, a los efectos de poseer un lugar
para proteger toldos, encerrar animales y aún
para rituales.
La
mayoría de ellos se concentran en la zona de las localidades de Vela y Gardey,
en las proximidades del arroyo Chapaleofú, pero no son exclusivos de ese sector
ni siquiera de esta zona pampeana, ya que en otros lugares como Malargüe
(Mendoza) también los hay parecidos.
Como
lo hemos mencionado oportunamente, algunas de estas construcciones comenzaron a
ser objeto de estudio por parte de investigadores locales, desde fines de la
década de 1970 (Acevedo Díaz, 1975; Mauco
y Viñas, 1977); sumándose en la década siguiente otros estudios (Araya y
Ferrer, 1988) y arqueológicos como los de Slavsky y Ceresole, 1988; Ceresole, 1991; Mazzanti, 1993 y Ramos, 1995,
2007, entre otros.
Los
interrogantes tratados giran en torno al origen, función y
cronología de estas construcciones. Tales cuestiones han sido abordadas en forma dispar, y, sólo en unos
pocos casos, se ha considerado conjuntamente la información de fuentes
documentales y el estudio de los restos arqueológicos.
No
obstante, más allá de consensos de carácter general, que necesariamente toman a
las construcciones de pirca en conjunto y enfatizan en los elementos comunes a
todas ellas, aún son pocos los casos que han sido objeto de intenso estudio arqueológico.
Mariano Ramos (actualmente Profesor Titular de la Facultad de Humanidades
y Artes, Universidad Nacional de Rosario y en la Universidad Nacional de Luján) y colaboradores, en la Revista TEFROS de la Universidad Nacional de Rio Cuarto, publicó el artículo: “Las estructuras líticas en Tandilia, a casi dos décadas de
investigaciones”, en 2007, donde nos dice que para su equipo hay cuatro
situaciones de análisis: ”¿quiénes fueron sus
constructores?;¿es posible fechar esas estructuras?;de acuerdo a los distintos
tipos de construcciones ¿es posible conocer la función particular de cada una?; ¿es posible
detectar reciclados o reconversión de
funciones?; ¿conforman algún sistema integrado?. Para intentar responder
a estos interrogantes tomamos una
muestra de 4 -del total de 21 relevadas- que hemos excavado. Las hipótesis que
acompañaron la investigación fueron:1) Dentro del conjunto de las estructuras
líticas existirían diferentes funcionalidades. Algunas construcciones habrían servido como infraestructura de apoyo
para las grandes recogidas de ganado en pie para ser llevado a Chile.
La construcción de las estructuras habría sido
realizada por los españoles, criollos, o por
mano de obra indígena bajo su dirección, en relación con el comercio de ganado
hacia el Noroeste o al Nordeste” (NR: la negrita es
nuestra).
Falta registro
arqueológico general sobre estructuras líticas que amplíe la
información
disponible para Tandilia y que incluya datos de La Pampa, Mendoza y Neuquén. Si
bien parecería que el ambiente en el pasado de los últimos cuatro siglos no
habría cambiado en forma sustancial, al presente no contaríamos con abundante
información que permitiera conocer mejor los cambios producidos durante varios
siglos”-sostiene Ramos.
“En los 4 sitios excavados se hallaron restos
materiales: carbón, vidrio, cerámica, que nos permiten saber que durante el
siglo XIX eran utilizadas esas estructuras. Sin embargo, su instalación
original sería anterior a esa fecha; por ejemplo, uno de estos sitios, La Siempre
Verde, (Barker) brindó un fechado por 14C que nos ubica en un período que
se extiende desde mediados del siglo XVII hasta mitad del XVIII. También, es
posible que el fogón hallado en el sitio Santa
Rosa, (Tandil), que tuvo dos encendidos, ambos con hueso, fuera anterior a
mediados del siglo XIX; ya que no existían montes locales hasta esa fecha. Si
es la estructura con la función de
corral, denominada como de Ferreyra,
mencionada conjuntamente con el Corral
de los Pantanos en el documento de 1707, todavía no lo podemos asegurar
pero tenemos algunos indicios que se orientan en esa dirección “–afirma Ramos, señalando
que “Hasta
ahora no podemos asegurar quiénes fueron los constructores originales de las estructuras seleccionadas, aunque
hemos hallado vestigios como resultado de su uso desde Época Colonial hasta el
Período de Independencia Nacional, ya que hemos podido fecharlos para esos
momentos. En cuanto a las funciones de las estructuras, sobre una muestra de 4
sitios y considerando los exiguos registros arqueológicos hallados, tenemos que
algunas de ellas habrían tenido la función de corral (La Siempre Verde,
Cerrillada y Santa Rosa) en cambio otros tendrían un uso combinado corral y
vivienda- como el de Machiarena
(Tandil). Hasta el momento, hemos detectado algunos indicios de reciclado o
reconversión de funciones en La Siempre Verde y Machiarena. En cuanto a la
pregunta que consideraba la integración de todas las estructuras de Tandilia,
no lo podemos asegurar. Es posible que cada construcción lítica tuviera una
“historia” particular y no estuviera relacionada con todo o parte del conjunto”
La Siempre Verde está situada, cerca
de la localidad de Barker (partido de B. Juárez), en tanto Santa Rosa se localiza 50 km al sur de la ciudad de Tandil. Ambas
edificaciones son perimetrales y de grandes dimensiones: La Siempre Verde se compone de una estructura cuadrangular de 38 m
de lado y otra sub-rectangular de 63 x 49 m, totalizando unos 4500 m2 de
superficie; Santa Rosa es una
construcción simple de planta rectangular a la que le falta un lado, mide 88 x
68 x 98 m y tiene una superficie que supera los 6600 m2-según Ramos.
La
datación de los materiales vítreos hallados en estas dos construcciones apunta
fuertemente al siglo XIX, prevaleciendo, entre las especies faunísticas
determinadas, los grupos domésticos introducidos. Ese material vítreo, sugiere
que hubo, por lo menos, una ocupación (¿o reocupación?) de las estructuras
durante ese período
El año pasado, Eduardo
Ferrer, por su parte, en “PolíticaTandil”, respecto a los
constructores, coincide en que no todas las construcciones de piedra serían
aborígenes, cuando dice: “No
descartamos que pueda existir una construcción que haya estado incluso mandada por
los mismos españoles para que los indios la construyan. Uno de los problemas que se plantea con el
estudio de los corrales es que a la hora del trabajo arqueológico, han sido
reciclados muchas veces. En algunos campos, incluso, ha habido litigios sobre
esos corrales”.
Las investigadoras Leire Carrascosa Estenoz y
Victoria Pedrotta –de la Facultad de Cs Sociales de la UNCPBA-publicaron “Estado actual de las investigaciones
arqueológicas en el sitio Santa Inés IV (Sistema de Tandilia, región Pampeana)”
en Intersecciones antropológicas.
(vol.11 N°.2 Olavarría jul./dic. 2010) , y Pedrotta
“A
diez años del inicio del proyecto de investigación arqueológica sobre los
“Corrales de piedra” de Tandilia”, en 2011, Newsletter, Facultad de Ciencias Sociales. UNCPBA, nos dicen: “Estos
trabajos de campo han permitido, hasta el momento, el reconocimiento in situ de
63 construcciones tipo recintos y la elaboración de una base de datos completa
que refleja su alta concentración espacial y su variabilidad arquitectónica y
topográfica, entre otras cuestiones”.
Las autoras presentan los resultados obtenidos
hasta ese momento mediante los trabajos arqueológicos desarrollados en el sitio
denominado Santa Inés IV situado en
la porción central del Sistema de Tandilia.
Gracias al análisis de la cartografía y otras fuentes documentales, la
interpretación de fotografías aéreas, las prospecciones y los relevamientos in
situ, se han localizado dos sectores con alta densidad de restos
arquitectónicos erigidos mediante la técnica de pirca. Uno de esos sectores
comprende la cuenca del Arroyo
Chapaleofú y la Sierra Alta de Vela,
en cuyo flanco norte se encuentra el caso de estudio presentado. ”Allí se ha localizado un total de 30 edificaciones de piedra formadas por paredes
pircadas que delimitan espacios cerrados de forma y dimensiones muy
variables, a las que deben sumarse otras ocho construcciones ya conocidas por la bibliografía de autores citados al
comienzo.
Santa Inés IV es una edificación compuesta por tres estructuras de
planta y dimensiones diferentes. Sobre la base de los resultados obtenidos, se
consideró la posibilidad de que dos hubieran sido corrales para ganado menor,
mientras que la restante podría haber funcionado como un espacio de habitación”- afirma Pedrotta.
EL SITIO SANTA INÉS IV
La estancia Santa Inés está localizada en las
estribaciones septentrionales de la Sierra
Alta de Vela, que forma parte de las
Sierras del Tandil y alcanza una
altura máxima de 485 msnm. El paisaje de la zona está dominado por las formas
de relieve redondeadas propias del basamento cristalino que allí aflora, con
gran cantidad de rocas dispersas en superficie. En la actualidad valles y buena
parte de las laderas de los cerros y las lomas se encuentran cultivados, con la
consecuente transformación de la vegetación local. No obstante, las fuentes
documentales, desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta mediados del siglo
XIX, sugieren- de Cardiel a Mac Cann –la
existencia de pasturas naturales de calidad y en
abundancia, en esa porción de Tandilia y su excelente aptitud para la cría y/o
engorde de ganado.
La
construcción fue ubicada gracias al trabajo previo de aerofotointerpretación, e
incluye como mínimo tres estructuras, denominadas A, B y C, en la delimitación
de cuyo perímetro se combinó la incorporación de afloramientos rocosos
naturales con paredes de pirca.
La
estructura principal A tiene forma subrectangular, su ejes máximos
miden 41,3 m por 22,9 m y su superficie aproximada es de 856 m2. Una
gran roca encima de la cual se construyó un muro bajo de pircas forma la mayor
parte del lado sureste, donde se ubica una abertura interna que une la
Estructura A con la Estructura B. Los tres lados restantes están
formados íntegramente por muros pircados simples -constituidos por una única
hilera de bloques de piedra- que alcanzan 0,85 m de ancho y 1 m de alto. La
única abertura exterior se ubica en uno de los dos lados mayores y mide 2,8 m.
Durante la excavación se hallaron restos óseos articulados del esqueleto
apendicular de un mamífero mediano del tamaño de una oveja.
La
Estructura B tiene forma aproximada de "L" y una superficie de
alrededor de 293 m2. La mayor parte de su perímetro está compuesta por grandes
rocas naturales cuyas alturas fueron sobreelevadas mediante pircas, sólo dos de
sus lados están conformados por paredes de pirca que nacen desde la superficie
del terreno. La Estructura C
presenta una planta cuadrangular cerrada, de 7,60 m de lado aproximadamente,
que delimita una superficie de unos 54 m2. Este recinto tiene dos esquinas
redondeadas y otras dos formadas por afloramientos naturales, sin aberturas;
casi todo su perímetro está compuesto por paredes de pirca simple erigidas
desde la superficie del terreno, las cuales tienen un ancho promedio de 0,8 m y
alcanzan 1 m de alto, según nos informan las investigadoras.
Fueron
encontrados también materiales vítreos que corresponderían a botellas de
tradición francesa de vinos como Champagne y Bordeaux y un ejemplar de botella comúnmente conocida como
"limeta", cuyo contenido original era ginebra, importadas al país principalmente en el siglo
XIX.
Del
análisis arqueofaunístico surge que el material óseo recuperado en el sitio
Santa Inés IV, tanto en las columnas de muestreo como en los sondeos excavados,
suma un total de 279 especímenes. Sobre ese total se registró que el 62%
presenta algún grado de modificación atribuible a la acción del fuego.
La
muestra presenta un buen estado general de conservación, esto se infiere por
los bajos niveles de meteorización registrados. La diversidad faunística
registrada indicaría un predominio de animales de origen europeo, en particular
oveja y probablemente también americano, ciervo. De la misma manera, se observa
una mayoría de especies de tamaño mediano (posiblemente los elementos asignados
a mamíferos de esta categoría correspondan a oveja) y ausencia de animales
grandes, tales como caballos o vacas.
Las
autoras nos señalan en sus consideraciones finales, que de forma preliminar, se
sugirió que dos de las Estructuras pudieron haber tenido la función general de corrales para ganado menor, teniendo en
cuenta una serie de elementos: 1) la proximidad a fuentes de agua y la
disponibilidad de óptimas pasturas naturales; 2) su tamaño mediano/grande (la
primera tiene una superficie que supera los 850 m2 y la segunda ronda los 290
m2); 3) la presencia de una abertura de acceso hacia el exterior de la
construcción y de un acceso interno que conecta ambas estructuras; y 4) las
dimensiones de sus paredes de pirca simples, que no superan un metro de altura
y oscilan entre 0,65 y 0,85 m de ancho.
En
segundo lugar, mencionan la información aportada mediante el análisis
zooarqueológico que sugiere la función de corral de ganado ovino para la
Estructura A. Esto último es la tendencia esperable dentro de una estructura de
encierro de ganado, donde la depositación de huesos obedecería principalmente a
la muerte natural de algunos animales. Dadas las características antes
mencionadas, a la Estructura B le
atribuyeron preliminarmente la función de corral para ganado menor, al igual
que a la Estructura A. Ambas están
conectadas por un estrecho acceso natural por encima del cual se agregaron
muros pircados lo que posibilita la utilización de la segunda como sector para
apartar o separar determinados animales procedentes de la primera
La
Estructura C, inicialmente las autoras se plantearon que podría haber sido un
lugar de vivienda, con la función de
recinto habitacional donde se habrían llevado a cabo actividades domésticas.
Pedrotta afirma que. “Esta hipótesis se
basó en: 1) su tamaño pequeño (es un recinto cuadrado de 54 m2 de superficie);
2) la ausencia de aberturas de acceso; 3) la regularidad de su planta y el
hecho de formar parte de una construcción compuesta más compleja; 4) sus
paredes simples y bajas, de menos de un metro de altura. Los análisis químicos
del suelo apoyan esta interpretación, así como el reducido número de restos
óseos que allí se recuperaron.
Es posible que en
esta edificación se articularan espacios destinados al encierro de ganado ovino
con otros dedicados a actividades domésticas. En principio, los restos
arqueofaunísticos son coherentes con la cronología posthispánica propuesta para
este sitio”..
“Resta dar muchos otros pasos en este sentido
para poder armar el complejo mosaico temporal, cultural y funcional que
articula las más de sesenta edificaciones de piedra conocidas actualmente en la
porción central del Sistema serrano de Tandilia”-concluye.
Las
investigaciones siguen abiertas…
Daniel Eduardo Pérez
Yo fui el que lleve a Mariano Ramos y Gladys Ceresole y colabore con el trabajo de VPO en los Corrales de Piedra Tandil
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