GÉNESIS DE LA EDUCACIÓN EN TANDIL
GENERALIDADES
El tema de la educación ha sido y es motivo de
preocupación a lo largo de la historia de la Humanidad.
Si bien es dificultoso hablar de educación en los
pueblos primitivos, sin ponerse de acuerdo previamente en el significado del
vocablo en esencia, podemos hablar genéricamente y con un sentido amplio del
término, de la existencia de procesos de educación en los albores del hombre.
Los largos y duros momentos en los que el ser humano adquirió su forma actual,
estuvieron especialmente dedicados a la subsistencia primaria y por lo tanto
trasladando de generación en generación formas, cada vez mejoradas, de obtener
logros en ese sentido, tanto en la obtención de los alimentos, como de las vestimentas y sus respectivas primeras
herramientas.
Las grandes civilizaciones de la antigüedad, ya
cultivaron formas más sistematizadas de transmitir no sólo los conocimientos y
las creencias, sino también las artes,
cuyos testimonios hoy podemos admirar desde la Mesopotamia a la China,
de la India a Egipto y en nuestro continente desde los mayas a los incas.
En todo lo mencionado , la escritura tuvo mucho que
ver y cuando de alcanzar grados superlativos del pensamiento se habla, no
podemos sino recordar a la antigua Grecia, cuna de la civilización occidental
actual, donde las "polis" más relevantes, Esparta y Atenas, llevaron
adelante los principios, aunque diferentes entre sí, de una educación que encontró primero en los sofistas y sus
maestros y más tarde en los nombres de Sócrates, Platón y Aristóteles, a
quienes señalaron imperecederamente los caminos de la educación helénica y ,
más aún, del pensamiento filosófico occidental.
Naturalmente Roma no escapó a la poderosa influencia
cultural griega, aunque imprimió a su manera de educar una impronta donde la
familia tenía una gran importancia. Así desde Cicerón a Quintiliano, la Roma
primero República y luego Imperio, dio a la educación un papel fundamental, destacándose
la importancia que se otorgaba a la gramática, la retórica y especialmente a la
oratoria, como formadora del pensamiento.
Con el advenimiento del Cristianismo, en los primeros
siglos de la nueva era signados por la persecución hasta el martirio, la
educación fue adquiriendo una nueva forma, a medida que la prédica y el
testimonio fueron abriéndose paso, sobre la base del pensamiento cristiano, que
tenía en sí mismo una valoración especial del espíritu de caridad, solidaridad
y familia.
Así podemos señalar que las primeras instituciones de
carácter didácticas fueron la de los "doctores" y la de los "catecúmenos", donde se
formaban sobre las bases que la Iglesia
estipulaba.
Ya en el siglo III, comenzaron a surgir lo que luego
se denominaría "patrística", por ser los iniciadores de la
corriente los denominados Padres de la
Iglesia. Entre ellos destacamos a Clemente de Alejandría y naturalmente a San
Agustín ya en el siglo IV, quien puso los cimientos desde la Patrística, de una
corriente de pensamiento que atravesó hondamente a la educación.
En la alta Edad Media
se fueron consolidando las escuelas "episcopales" y las
"parroquiales", en donde se formaban a los hombres de la Iglesia y
futuros sacerdotes, especialmente en la actual Italia y sus dominios.
Con Carlomagno (siglo VIII) la educación cobró nueva
vida, aunque sus sucesores no pusieron el mismo énfasis en la misma y hasta el
siglo XII, en gran parte quedó reducida a los monasterios y a sus
posibilidades, según la política imperante.
La educación caballeresca y posteriormente la
creciente urbanización, fueron dejando lentamente de lado la educación,
reducida a los estudios exclusivamente monacales y así el siglo XII, verá nacer
nuevas instituciones que a la postre serían de fundamental importancia en la
educación : las universidades.
Efectivamente, con la urbanización, cobraron nuevas
energías y vigencia las escuelas episcopales, a la sombra de las catedrales,
pasando los escolares del monasterio a los nuevos centros, renovados también en
la literatura de uso hasta entonces.
Si bien el término Universidad, no tenía la actual
connotación, pronto florecieron en la Europa occidental, al amparo y al impulso
de la Iglesia y también de los "gremios" o "corporaciones"
de alumnos y profesores.
Así la de París y la de Oxford, nacieron de aquella
iniciativa, aunque las de Bolonia y Salerno (Italia), también con las
mencionadas, de las más antiguas, tuvieron un origen más complejo, relacionado
a alumnos y profesores. La primera citada, dio origen a la posterior
Facultad de Teología, la de Bolonia a la de Derecho y la de Salerno a la de
Medicina, todas ellas en su época, las más acreditadas y por ende de mayor
tradición y fama.
En el siglo XIII la expansión de las universidades fue
rápida y surgieron, entre otras, la de Cambridge, Padua, Nápoles, Salamanca,
Valencia, Valladolid, Montpellier y Orlèans,
cimentadas de alguna manera en los modelos de las de París y Bolonia.
Hacia fines de la Edad Media, ya cincuenta y ocho
universidades se habían fundado en territorio europeo, la mayoría bajo tutela
papal, conformando verdaderas corporaciones, en las que tenían especial acceso
los hijos de la alta burguesía predominante, por sobre los nobles. Hubo
universidades, como la de París, que formaban "naciones", es decir
alumnos provenientes de diversos países que se agrupaban según su origen.
Fue también la época en que cobró fuerza la
"escolástica", de la cual fue figura excluyente Santo Tomás de
Aquino, nacido en la segunda década del siglo XIII y cuya filosofía impregnó
vastamente el pensamiento posterior, siendo el "tomismo" base de corrientes que llegaron hasta la actualidad.
En tanto el Renacimiento comenzaba tomar forma y con
él el humanismo, España llegaba a América con sus hombres aún viviendo en un
feudalismo tardío, ya que España tardó más en adoptar las nuevas formas de vida
que otros países.
EN AMÉRICA Y EN NUESTRO PAÍS
Con la llegada de los españoles a América, se
trasladaron aquí las formas vigentes entre ellos, también en la educación.
Así la pedagogía de la evangelización fue la
predominante, junto a la denominada colonial, que aunque también tenía
ingerencias religiosas, ésta estaba más atenuada. Aquí se estructuró sobre una
enseñanza elemental, que se ligaba a la enseñanza del catecismo, la lectura y escritura
y rudimentos de aritmética; la que podríamos denominar de ciclo medio, que
tenía en el latín y la gramática sus fundamentos y la universitaria, donde
predominaba el conocimiento de las leyes y la teología.
A la Universidad de Santo Domingo en 1538-la más
antigua- le siguieron la de Lima en 1551
y la de México en 1553.
La enseñanza estuvo a cargo especialmente de los
franciscanos y luego- con la expansión de la orden Jesuita (fundada por San
Ignacio de Loyola)- a los religiosos de esta orden-desde 1610- que en el actual
territorio argentino dejaron su huella imperecedera en las
"misiones", hasta su expulsión en 1767, por orden del rey Carlos III.
Entre nosotros fue el recordado Fray Fernando de Trejo
y Sanabria, quien sobre la base del Convictorio de San Francisco Javier-
1613-fundó la primera Universidad en Córdoba, aprobada en 1622 por Real Cédula
de Felipe III, siendo en 1664, que el padre Andrés de Rada la puso en marcha
intensamente, quedando desde la expulsión de los jesuitas en manos de los franciscanos.
Con la llegada del padre José Antonio de San Alberto como Obispo de
Córdoba, siendo Vértiz Virrey, el enciclopedismo que éste preconizaba en la
educación, encontró a un impulsor de la educación para el trabajo-hoy diríamos
con salida laboral- poniendo empeño asimismo en la creación de escuelas para
huérfanos en Córdoba y Catamarca.
Cabe ahora dedicar un párrafo especial a Manuel Belgrano, quien en 1796, en su
primera Memoria al Consulado, destacaba que era la educación la herramienta más
importante para lograr la riqueza de los pueblos.
Verdadero precursor nativo de la educación a él le
correspondió la iniciativa de crear una escuela de Náutica y otra de
Agricultura, abogando ya en su segunda Memoria por la educación gratuita para
niños y ocuparse de la educación de la mujer. La relectura de estos trabajos pioneros del
ilustre creador de la bandera, debería ser un verdadero deber de patriotas...
La educación era para el prócer "... la palanca del progreso de las naciones...",
tal como se desprende de la tercera Memoria, pensamiento de total vigencia, que
desde entonces todos los políticos repiten y pocos llevaron a la práctica.
Surgieron así, en 1799, las Escuelas de Dibujo primero
y luego la de Náutica, que abrieron a la realidad los caminos señalados por
Belgrano.
Ya en 1810, integrando la Primera Junta, siguió
impulsando sus ideas acerca de la educación, que ni siquiera en su transformación en militar,
obligada por las circunstancias, dejó de lado. (Recordemos la donación del
dinero ganado por la batalla de Salta, para la creación de dos escuelas que-¡cuándo
no!- recién se concretaron en el siglo pasado.
También a Mariano
Moreno le cupo ser un destacado impulsor de la educación, que, además, para
él iba más allá de las instituciones educativas y abarcaba la lectura de libros
y periódicos, por lo que fundó la Gaceta de Buenos Aires y la Biblioteca
Nacional.
Lamentablemente muerto prematuramente, Moreno dejó el
ideario de otorgar a la educación un papel preponderante en la consolidación de
las ideas revolucionarias de Mayo.
Fue Bernardino
Rivadavia entonces quien tomó-por así decirlo- la posta, promoviendo la
aplicación práctica de los conocimientos, en concordancia con sus antecesores y
que luego de su regreso de Europa, intentó poner en marcha, desde su ministerio
en la gobernación de Martín Rodríguez (1820-1824)- período en el que se fundó
Tandil en 1823- y luego como primer Presidente de la Nación, en 1826.
Si idea de difundir la educación a lo largo del
territorio chocó con la situación política y económica, que en parte suplió con
la aplicación del sistema lancasteriano.
Fundada la Universidad de Buenos Aires en 1821 y
reorganizado el antiguo Colegio de San Carlos, luego denominado Colegio de
Ciencias Morales en 1823, las ideas rivadavianas sobre la educación encontraron
resistencias entre quienes añoraban la vieja educación colonial y los
caudillos.
De todas maneras el carácter centralista que se fue
dando, también en la provincia de Buenos Aires, donde durante el período de
Juan Manuel de Rosas se vio más claramente en relación a las Corporaciones
Municipales y designaciones de Jueces de Paz,
influyeron en el tema educativo.
Toda esta introducción, a ojos vista inexorablemente
sintética, es el marco general en el que pretendemos ofrecer un panorama de los
comienzos de la educación en Tandil y que- como es habitual en nuestras notas
-pueden ampliar los amables lectores que
deseen ahondar sus horizontes en algunos de los tópicos mencionados, para lo
que disponen de una copiosa bibliografía.
EN EL TANDIL
Desde su fundación, Tandil esperó casi tres décadas
para comenzar a pensar seriamente en la organización de algún tipo de
institución educativa, dado que su población fue creciendo, primero lentamente,
hasta que la existencia de niños y niñas fue suficiente como para movilizar a
los pioneros de siempre, y señalar que
era necesario comenzar a instruir en las primeras letras a los mismos.
En la provincia de Buenos Aires, recién luego de la
caída de Rosas en Caseros, se realizó el primer intento de organización estatal
para la educación, al crearse, en octubre de 1852, el Departamento de
Escuelas con la dirección de José
Barros Pazos, el que inmediatamente se puso a la tarea de crear escuelas
estatales, en las antiguas parroquiales de
Buenos Aires y en la campaña, las primeras en 1853, en San Pedro, San
Fernando, Arrecifes y San Isidro, todas ellas de varones, en tanto las de niñas
corrían por cuenta de la Sociedad de
Beneficencia, que contaba con ayuda del Estado desde la gobernación de
Vicente López.
Poco tiempo después, en la campaña había treinta y
nueve escuelas con poco más de dos mil alumnos, en las cuales Tandil no
figuraba aún.
Tal vez la más antigua referencia a las inquietudes
vecinales acerca de la necesidad de
crear una escuela en Tandil, es una
solicitud de Narciso Domínguez,
sustituto del Juez de Paz Felipe Vela, en 1853,
dirigida a Valentín Alsina, que menciona Osvaldo Fontana.
En 1854, el partido tenía, según el censo, apenas casi
tres mil habitantes, de los cuales sólo había en el pueblo 689, incluida la
guarnición del Fuerte.
Fue en este año en el que Tandil comenzó a sentar las
bases de algunas de sus instituciones más importantes, a impulso de sus
vecinos, con el acompañamiento de la Corporación Municipal y los Jueces de Paz.
Correspondió a R. Gorraiz Beloqui, en 1923, ser de los
primeros en informarnos de ello brevemente , luego a la valiosa documentación
publicada por el Archivo Histórico de la Provincia, " Fundación de Escuelas Públicas", de 1939 y a Julio F.
Reboredo, en su artículo sobre el tema, dedicado a Tandil, en la "Revista de Educación" de
julio-agosto de 1944, quienes nos proporcionaron verdaderas fuentes
documentales, que luego Osvaldo Fontana, en 1947 y más recientemente nuestro
amigo Néstor Dipaola, en 1982, ampliaron, sin ignorar trabajos como el de la
tesis de Maestría en Educación de Daniela Urdampilleta , en 2001 y otros, entre
ellos los de nuestra autoría, referidos al Colegio de la Sagrada Familia, 1996;
a la Escuela Agrotécnica, 1991; al Colegio San José, de 1998 y naturalmente el de la fundación de la
Universidad, de 1975. Nosotros, modestamente, trataremos de ofrecer un material
que además incorpore algunos datos nuevos y, sin llegar a abarcar todo el siglo
XX, señale aportes que fueron hitos en la educación de los tandilenses, que
merecen ser difundidos en esta tarea de divulgación histórica que tenemos como
propuesta.
Surge de la
documentación que las inquietudes vecinales tuvieron su concreción, cuando el 18 de junio de 1854 se inauguró la
primera escuela, para lo cual se lograron $ 1.100 m/c y con doce niños comenzó
su tarea en un rancho ubicado en la esquina de Yrigoyen y Gral. San Martín (hoy
una casa de venta de comidas), convenientemente refaccionado y alquilado a José Rivero en $ 100 mensuales.
Fueron los comerciantes Manuel Romero y José Otero
quienes más se preocuparon de ello, según lo destaca el Juez Publio Massini en
nota al Ministro Irineo Portela.
Al frente de la escuela quedó el mentor de la
iniciativa, el danés Juan Fugl,-recordemos
que se había recibido de maestro en Dinamarca-quien a su vez delegó el cargo de
Preceptor (como comúnmente se denominaba a los maestros) en el vecino José Arnold, de oficio carpintero y
nacionalidad norteamericana.
Esta designación de carácter transitoria cesó cuando
el citado Barros Pazos, designó para el cargo a José Zapico, en octubre de 1854 y de quien tenemos escasas
referencias hasta el momento. El empeño de Zapico no pudo con su enfermedad que
lo obligó a renunciar en marzo de 1855, dejando un detallado informe de los alumnos que
concurrían.
Ante la situación planteada, el vecindario no se
arredró y solicitó una nueva designación, que recayó en Domingo Rañal o Rañan ( se encuentran los dos apellidos en la
documentación consultada), de quien también ignoramos más datos, salvo que los
acontecimientos provocados por las entradas de maloqueo de Yanquetruz de ese
año, interrumpieron su efímera tarea, lo que da cuenta en el extenso e
ilustrativo informe el valiente Juez de Paz, Carlos Darragueira el 17 de
octubre de 1855, quien expone las consecuencias ocasionadas por los episodios y
que significaron que se produjera lo que alguna vez llamamos " el éxodo
tandilense" .
El siempre bien dispuesto Jefe de Escuelas, Barros
Pazos, tomó nota de la situación y- optimista-respondió que esperaba que en
1856 pudieran reiniciarse las actividades escolares, para lo que dispuso de $
25 para la compra de útiles.
El año 1856 transcurrió en la aldea sin novedades en
ese sentido, aunque lentamente comenzó a retornar el vecindario y el "repoblamiento",
lento pero firme, auguraba mejores épocas que acompañaran a los pocos criollos
y "gringos" que se quedaron
junto a Darragueira, Suessy, Fugl y otros.
Sin embargo
este sería un año importante para la educación de Buenos Aires, porque
en él asumió como nuevo Jefe del Departamento Escuelas, Domingo Faustino Sarmiento, sinónimo de educación-pese a quienes
sostienen que su acción creadora en la provincia fue escasa, como nuestro
recordado maestro Juan C. Vedoya. Lo cierto es que al año siguiente, con
Sarmiento en el Departamento de Escuelas y el citado y ascendido Barros Pazos
como Ministro de Gobierno, éste concedió, el 22 de julio de 1857, la
autorización a la Municipalidad para que refaccionara el local de la vieja
escuela con el objeto de su reapertura, con los cuatro mil pesos que los
vecinos adelantarían.
Finalmente el 1
de agosto de 1857, la Escuela
Pública de Varones, reabría sus puertas con Francisco Juldain como preceptor o maestro, quien a propuesta del
Juez de Paz Adolfo Gonzáles Chaves y por sugerencia de don Juan Fugl,
-Municipal de Instrucción y Culto-era designado, como consecuencia que el
primer propuesto-Domingo Rañal o Rañan,- no pudo hacerse cargo, tal como
originalmente se pensó y lo testimonia Sarmiento en una nota.
Fugl en sus "Memorias", da cuenta de la
importancia que él otorgaba a la educación, diciendo:" Entendía que la instrucción debía ser la
institución más importante del pueblo. No debía funcionar en local tan poco
adecuado sino en el mejor y más importante edificio del pueblo."
El 30 de marzo de 1858 los alumnos pioneros fueron
examinados, mereciendo el elogio del Presidente de la Municipalidad, Juan
Casado en nota dirigida al mismo Sarmiento, el 12 de abril de ese año.
En tanto la Escuela de varones continuaba su noble
tarea, la preocupación por dotar-o mejor dicho volver a dotar- a Tandil de una
escuela que se ocupase de las niñas,
incitó a los vecinos con Fugl-como siempre- a la cabeza a movilizarse.
Así las cosas, el 9 de agosto de 1859, el Juez de Paz
Felipe Miguens se dirigió a la Sociedad de Beneficencia- recordemos lo ya
mencionado en cuanto a que era la encargada de la educación de las niñas- solicitando que la
nueva apertura de"... la escuela de
niñas que funcionó tiempo atrás en este Pueblo, pueda a volver al estado de
proporcionar la educación...".
En la misma nota propuso a Baldomera Güiraldes como preceptora o maestra, señalando que sus
experiencias en Buenos Aires y también en el Tandil así lo recomendaban.
Ya Sarmiento
había designado aquí "veedora corresponsal" de la Sociedad, a doña
Marcelina Gómez de Machado, con lo cual las gestiones se vieron favorecidas, de
tal manera que el 24 de agosto fue designada al frente de la flamante Escuela de Niñas, según consta en la
aceptación firmada por la misma preceptora con fecha 14 de setiembre de 1859 y dirigida a la Presidenta de la
Sociedad de Beneficencia, donde además aprovechó la ocasión para solicitar los
elementos indispensables para comenzar la tarea, desde silabarios a catecismos
, pizarras y demás útiles escolares.
Pocos días después,
la Municipalidad solicitó la designación de la ya citada Marcelina. G.
de Machado como Inspectora Corresponsable, elogiando sus aptitudes.
Finalmente el 1 de noviembre de 1859 comenzó a funcionar
la Escuela de Niñas, con diez
alumnas que pronto se duplicaron para
alegría de los municipales, que de todas maneras estaban preocupados por
la falta del pago prometido de haberes adeudados de noviembre y diciembre a la
maestra y los alquileres respectivos, como se desprende de la nota dirigida por
Felipe Miguens a la Sociedad de Beneficencia, el 24 de enero de 1860. Como usted, apreciado lector, podrá observar,
la costumbre de deberles a los maestros viene de lejos...
El 25 de agosto se llevó a cabo un nuevo examen de los
alumnos de la escuela de varones, según se desprende de la nota de Moisés
Jurado, a la sazón Presidente de la Municipalidad, dirigida al Jefe del Departamento Escuelas, mencionando
-erróneamente- que fueron los primeros exámenes, cuando los mismo fueron, como
ya citamos, en 1858, destacando la buena calificación de los mismos a estar de
la apreciación de los examinadores, los vecinos "... A González Chaves, Juan Fuge (sic), (en obvia alusión a
Fugl), Carlos Darrey, Inocencio Garrido y Narciso Domínguez".
La actuación de Juldain finalizó en 1860, cuando el
"cansancio moral", diríamos hoy, lo venció y en enero de 1861 asumió Miguel Brid, quien poco después, en
junio, renunció y fue reemplazado por Ricardo López, quien se desempeñaría hasta
finalizar 1864.
No todas eran flores, por cuanto a los omnipresentes
obstáculos oficiales, se agregaban la indiferencia y la situación del
vecindario, en algunos casos poco propicias para el desarrollo educativo, lo
que implicaba combatir - cuándo no- la deserción que preocupaba y por lo que
sabemos de Fugl, enojaba al pionero.
Luego de 1864, y ante el alejamiento de López de la
escuela, asumió Antonio Lambín, para
quien todos son elogios (Lambin era el esposo de la receptora de la primera
máquina de coser que trajo Santamarina y su hija, del primer piano, que se usó
en la escuela.
A Lambin le correspondió actuar hasta 1868, con cuatro
años en el que aumentó la matrícula y se obtuvieron buenos resultados en los
exámenes respectivos, además de haberse obtenido, merced a la tenaz gestión
municipal, la construcción de nuevos edificios para las escuelas públicas,
trabajos que finalizaron en 1867.
Alejado de su cargo Lambin, asumió como nuevo
preceptor, Manuel Castro y Oubiña, quien se desempeñó hasta julio
de 1876, mes en el que renunció por enfermedad, falleciendo tres meses después.
A este preceptor le cupo una actuación juzgada por algunos
historiadores muy duramente- caso Fontana-aunque el 25 de julio de 1874, Castro
y Oubiña había dirigido una extensa nota al Departamento de Escuelas en la que
acusaba severamente a las autoridades municipales de la falta de apoyo y de
lograr un mejor nivel para posibilitar que sus egresados ingresaran a la
Escuela Normal- en este caso de Dolores, ya que en Tandil todavía no se había
fundado. En uno de sus párrafos dice: "Por
parte de la autoridad no hay ningún estímulo, ningún interés ni ningún medio
para que la educación progrese: todo queda a que el preceptor lo haga todo,
pues no se ocupa de si los niños asisten o no asisten, si cumple o no cumple,
ni si hay muchos o pocos".
El enfrentamiento entre municipales y preceptor era
evidente y en ello tiene que ver la idea de instalar una escuela
"Superior", que preparase a sus egresados para el ingreso comentado.
De tal suerte las cosas, desde enero de 1875 comenzó a funcionar la denominada
Superior, con Lázaro Caseaux como
preceptor, siendo reemplazado en octubre por Andrés Clari, quien a la renuncia de Castro y Oubiña, reunió las
dos escuelas en una y asumió la dirección.
Ya por entonces la escuela- ahora única- de varones
funcionaba en un local de la calle Gral. Belgrano, siendo acompañado Clari en
su tarea docente, por Ricardo Venegas y Félix Retolaza, para atender los 188 alumnos registrados.
En ese año se sancionó la Ley de Educación de la Provincia
de Buenos Aires, normativa de gran importancia, antecedente, entre otros, de la
luego famosa Ley 1420. Por la misma se creaban los Consejos Escolares,
institución que en Tandil comenzó a funcionar en enero del año
siguiente, habiendo sido elegido como primer presidente el recordado Dr. Eduardo Fidanza .
A todo esto ¿qué había ocurrido con la Escuela de
Niñas? A la elogiable tarea de Baldomera Güiraldes, ayudada por su hermana
Flora, le sucedió, en diciembre de 1861, Manuela
Villamayor, quien actuaba bajo la supervisión de Rosa G. de Domínguez,
teniendo por entonces la escuelita 28 alumnas.
La gestión de Villamayor fue bastante extensa, ya que
en la documentación aparece hasta julio
de 1872, en que la nueva preceptora es Luisa
Bonavera de Castro, quien dos años después informa que concurren a escuela
37 alumnas, cifra que en 1878 aumentó a 76, ya contando con la colaboración de
la maestra Martina Montañez.
Al año siguiente la escuela reabrió en un local de
Gral. Pinto 25 (antigua numeración) con la dirección de Anais A. de Conde y la
colaboración de Estefanía A. de Suby, con una matrícula de 92 alumnas.
Por su parte la Escuela, ahora Superior, de varones,
registraba en ese año una merma y tenía
130 alumnos, bajo la dirección de Norberto
J. Casco.
Los documentos indican que en 1881, la de varones
continuaba con el mismo Director y con 118 alumnos y la de Niñas, ahora
dirigida por Emilia Avellaneda,
contaba con 109 alumnas.
En 1884 el Primer Congreso Pedagógico Nacional fue un
hito histórico que culminó con el dictado de la famosa Ley 1420, que signó la
educación del país hasta el siglo XX.
El panorama educativo local, en tanto, era por
entonces completado con escuelas
"particulares", que desde temprano se sumaron a las
"públicas", ya que en 1860, Fugl informaba a Sarmiento de la
existencia, además de las dos del Estado, la de varones y la de niñas, de dos
particulares, una de varones regenteadas
por Ricardo López y Miguel Brid (a la postre directores de la pública de
varones) y una de niñas a cargo de Cleta
Falday.
A ellas se sumaron una mixta (toda una novedad para la
época) dirigida por Loutigarde O. de
García, creada en 1868; otra creada al año siguiente también mixta,
dirigida por Francisco y Emilia Casetti;
la de varones dirigida por el italiano Antonio
de Vecchi, desde marzo de 1871; otra de niñas que dirigida por Selsa López, funcionó desde 1872; la
también de niñas de Juana D. Díaz,
desde 1878 al igual que la conducida por Luisa
Bonavera de Castro ( a la postre sucesora de la segunda maestra de la
estatal de niñas), desde 1879, cuando deja la pública; la de varones del
también italiano Luis Panizza, en
1880 y figuraba registrada también la
mixta dinamarquesa, conducida por el pastor C. Melencecht, según apuntan los documentos del Departamento de Escuelas,
pero que sería el famoso primer pastor
de la colectividad ,Oscar Meulengracht,
quien había llegado al Tandil en mayo de 1876, regenteando luego el Templo
danés, inaugurado en 1877, un año antes que el
católico de la Parroquia del Santísimo Sacramento.
Cabe acotar aquí que el sentido esencial de los
colegios de colectividades, tenía como objetivo el transmitir el idioma y las
costumbres de sus patrias de origen, a los hijos-argentinos- que allí
concurrían.
En este sentido, podemos agregar que antes de
finalizar el siglo XIX, también funcionaron el Colegio Ítalo Argentino, que dirigió Carlos Bruni y luego el matrimonio Clari y De Vecchi, mixto y que
funcionó en Río Bamba (hoy Alem 724); el Franco
Argentino de Niñas, dirigido por Elisa
D de Delgado, que funcionó en Gral. Belgrano 768 y la Escuela Evangélica- Colegio
Inglés, conducido por F. Lester
Newton, en Gral. Belgrano 661.
Otros escuelas particulares adquirieron justa fama por
su calidad, como fueron el Colegio
Sudamericano, fundado por Manuel Carné,
en 1891 y que por años estuvo en
Alem al 400, frente al Hotel Roma; el prestigioso Colegio Chapsal, que fundado en Buenos Aires, en Tandil se abrió el
15 de febrero de 1882, poseyendo
internado y bajo la conducción de un pedagogo de nivel, como fue don Enrique Lamy, que poseía además de la
escuela elemental, mixta, Comercial, secundaria, incorporado al Nacional y
preparaba "señoritas para ingresar a
las Escuelas Normales de Dolores, La Plata o de la Capital". El maestro Lamy fue de una vasta cultura y su
desaparición fue lamentada unánimemente por Tandil, donde dejó una huella
imperecedera para la época.
Otra escuela particular que adquirió fama en las
postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX, fue el que conducían las
uruguayas Deliébana Oliver Castellano
junto a su hermana Tuligarde Oliver de
González conocidas como las Orientalas,
famoso por la severísima disciplina que regía- donde no escaseaban desde azotes
a otros castigos, y al que los padres de niños "bravos", los enviaban
en procura de "ablandarlos"...
En tanto la Escuela de Varones, posterior escuela Nº
1, siguió su camino de crecimiento con las dificultades de siempre, logrando en
los primeros años del siglo XX que se atendieran los reclamos del vecindario
para dotarla de un mejor edificio, lo que ocurrió finalmente cuando se inauguró
el edificio que hoy conocemos de la calle Gral. Belgrano, el 26 de octubre de 1913, constituyendo un
acontecimiento popular.
Retornando al
final del siglo XIX, digamos que en 1896, había 14 escuelas: dos de varones,
una de niñas y 11 mixtas, con un total de 452
alumnos varones y 499 niñas, con la atención de 21 maestros.
En ese año vio la luz el Colegio de la Sagrada Familia, que fue fundado por la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, cuya primera
Superiora había llegado al Tandil en 1890 a pedido de la Comisión de Damas de
Caridad, para abocarse a atender el Hospital. Esta primera Superiora, a la que le correspondió
el mérito de poner en marcha este prestigioso colegio privado, fue Sor María Justina Bertani ( de origen
italiano, al igual que la recientemente beatificada Sor María Ludovica,
verdadera mentora del Hospital de Niños de La Plata, que hoy lleva su nombre),
que había estado al frente del Hogar de Niñas "Sagrado Corazón", conduciendo la flamante creación que había
sido patrocinada por Rita B. de Fernández y contado con el apoyo del Cura
Párroco Marcial Álvarez.
Inicialmente para niñas, hoy mixto, la trayectoria del
Colegio nos exime de mayores comentarios.
La rica historia educacional tandilense seguía escribiendo páginas admirables, cuando
por iniciativa del padre Marcial Álvarez y el apoyo de las damas Ana Irasusta
de Santamarina, Pascuala Arana de Bilbao y su hija Pascuala Bilbao de Vicuña,
la Congregación de los Hermanos de la
Sagrada Familia, fundada por el Hno. Gabriel Taborin en Francia, aceptó
instalar en Tandil un colegio para varones, en el terreno donado por la viuda
de Santamarina, en la esquina de Maipú y Fuerte Independencia, cuya
construcción dirigió personalmente el Hno. José Silvano Poncet, para inaugurar el Colegio San José, el 9 de
marzo de 1908, con la dirección del Hno. Vicente Dangnac, acompañado por cuatro hermanos más, franceses como
él y la concurrencia de los primeros 34 alumnos.
El espectro educativo de Tandil crecía y sus demandas
por igual, de tal manera que dos años después, tras intensas gestiones locales
encabezadas por el diputado nacional Antonio Santamarina y el Intendente Emilio
Vivot, se logró la ansiada creación de la Escuela
Normal MIxta, por Decreto del 20 de
enero de 1910, que firmó el Presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta,
y por el que se crearon otras cuatro escuelas
Normales más, designando para el cargo de Director a Juan Ramón Bonastre.
El viejo edificio de Alem y Maipú, antiguo Asilo San
Juan y posterior Hospital Municipal, que había quedado desocupado al
inaugurarse el nuevo edificio hospitalario en 1909, albergaría desde aquel 14 de abril de 1910, a las primeras
alumnas, fundadoras de una larga y rica trayectoria normalista, que tanto
brindó a Tandil, a partir de su origen en la legendaria Escuela Normal de
Paraná sarmientina.
Aquellos 35 alumnos normalistas y los 231 del
Departamento de Aplicación, comenzaron a recorrer un camino pleno de
realizaciones, donde profesores de fuste formaron, y también egresaron, para
orgullo de nuestra Escuela Normal.
El crecimiento y sus demandas impulsaron, con los
años, la necesidad de un edificio acorde, y así comenzaron las tratativas para
su construcción, que impulsadas por el diputado provincial Juan D. Buzón,
vieron su final feliz con la inauguración del edificio que hoy conocemos en Av.
Santamarina, el 11 de setiembre de 1943,
lugar inolvidable de nuestra adolescencia normalista, llena de ideales.
Pero la educación en Tandil registró además otras
iniciativas valiosas y que hoy son también orgullo tandilense. Así nació, merced a la donación de 100 has. por
parte de María Gastañaga viuda del Dr. Ramón Santamarina con destino a una
escuela de agricultura, la hoy conocida como Escuela Granja o como es su actual denominación Escuela Agrotécnica "Dr. Ramón Santamarina", nacida a
partir de la donación como "Escuela
del Hogar Agrícola Ramón Santamarina", para mujeres, por decreto del
Presidente de la Nación Victorino de la Plaza, del 8 de mayo de 1915.
La inauguración oficial del nuevo establecimiento fue
el 24 de setiembre de 1916,
comenzando allí sus clases las 15 alumnas que egresarían como "Maestras
del Hogar Agrícola".
Desde entonces
y a partir de la dirección de Marcial
Boudin, en 1918, con los cambios que fueron introduciendo y adecuando los
tiempos, se llegó hasta esta realidad actual, en la que numerosos alumnos de
Tandil y la zona, y su cuerpo de docentes y no docentes, prestigian la realidad
educativa- además de brindar desde siempre las exquisiteces de su producción-no
sólo de Tandil sino del país.
Los nuevos tiempos históricos fueron exigiendo cambios
y nuevas ofertas que sirvieran a un país que requería de técnicos para fomentar
su industria y sus oficios. Es así que en la década del ‘40, la política
impulsada por Perón desde el gobierno, promovió la creación de Escuelas de
Oficios y de Escuelas Industriales.
Tandil no fue ajeno a esta inquietud que respondía a
una real necesidad y es así que el 3 de
mayo de 1946, fue creada la Escuela de Aprendizaje Industrial, después
conocida como Escuela Fábrica,
funcionando en el antiguo edificio que había desocupado la Escuela Normal, en
Alem y Maipú, con la dirección de Florindo
Riato y más tarde, el 16 de abril de
1948, la Escuela Técnica de Oficios,
en un edificio de la esquina de Las Heras y 9 de Julio, con la dirección de Carlos Garrido, que fue conocida como Escuela Industrial.
En 1963, el Consejo Nacional de Educación Técnica, el
recordado CONET, resolvió la fusión de las dos escuelas, dando nacimiento desde
entonces a la Escuela Nacional de
Educación Técnica Nº 1 "Felipe
Senillosa", hoy Escuela Técnica Nº 2, al provincializarse, que con su
nuevo edificio inaugurado en 1977
-en el antiguo solar de Alem y Maipú- y la conducción acertada de Oscar García, recorrió un camino de
logros, al brindar técnicos capacitados en diversas especialidades.
Pero la incorporación de nuevas orientaciones permitió
a Tandil, tener su primer instituto
terciario, cuando el 10 de mayo de
1960, se creó el ISER (Instituto
Superior de Educación Rural), que funcionó en la estupenda estancia de los
Santamarina " Sans Souci",
(hoy con un grupo de voluntarios
luchando por su recuperación edilicia, colaborando con el Instituto Superior Nº
75) donde previamente había estado la Escuela
Agrícola "Eduardo Olivera".
El ISER fue modelo en Latinoamérica y con la primera
conducción del profesor V. Russo,
desarrolló una labor pionera en su especialidad, cerrado luego de 1976 y
convertido hoy en el Instituto del Profesorado Nº 10.
No podemos a esta altura mencionar todo el resto del
rico panorama educativo, pero queremos recordar a las antiguas escuelas
"profesionales" que enseñaban oficios como el de modista, bordadora, etc.;
a las artísticas municipales; las de adultos; la Nacional de Comercio, la Brig.
Martín Rodríguez o el Polivalente y el posterior Instituto del Profesorado de Arte (IPAT), (terciario) y a todas las
demás, medias y técnicas provinciales, que aportaron y aportan esfuerzos
invalorables destinados a los jóvenes.
La historia de la educación en Tandil está llena de
entrega, de fundaciones, de sacrificios en las escuelas urbanas, rurales,
secundarias ( hoy polimodales) tanto de gestión pública como privada, y como
usted lo comprenderá fácilmente, apreciado lector, estas páginas deberían ser
más bien un libro si pretendiéramos extendernos más detalladamente, como el
tema lo merece, pero no queremos finalizar sin destacar la última gran
creación, fruto del vientre mismo de los tandilenses, gestada por el gran
maestro que fue Osvaldo M. Zarini.
Nos referimos, por supuesto, a la Universidad,
inaugurada aquel 30 de mayo de 1964,
inolvidable para quienes estuvimos en la gesta y hoy convertida en la Universidad Nacional del Centro, una
realidad sin la cual Tandil y la zona
serían casi impensables., a cuya
gesta le dedicamos un capítulo en el tomo I
La educación fue, es y será la mejor inversión de los
pueblos, la herramienta que los hace libres y dignos, apegados a los valores
trascendentes merced a los cuales el hombre es algo más que un simple animal.
Gloria y reconocimiento a quienes así lo entendieron y lo entienden y a quienes
se les fue la vida enseñando con el ideal de ver algún día un mundo un poco
mejor.
Daniel Eduardo Pérez
Muy bueno, pero faltó de educación especial,
ResponderEliminar¿Tendrás algo de eso?
Muchas Gracias