domingo, 27 de junio de 2010

LOS CONSERVADORES EN EL TANDIL

LOS CONSERVADORES

En las primeras elecciones tandilenses, se cultivaron simpatías locales por figuras nacionales, en hombres como Juan Fugl y Ramón Santamarina, así como también oportunamente, se hizo sentir el peso de la figura del Cnel. Benito Machado-leal en todo momento al Gral. Mitre- hasta la etapa de su ocaso, posterior a la derrota de" La Verde". Recordamos que también en nuestra ciudad la existencia de "clubes" y " asociaciones" era la que concentraba, especialmente, la actividad política limitada a un determinado núcleo de vecinos, en los que no faltaban los inmigrantes que fueron cobrando relevancia con el paso de los años.

Los aires de cierto autonomismo municipal logrado en la gobernación de Casares, pronto fueron borrados por Tejedor y su Legislatura ,1878-1880, retornándose a las prácticas centralistas que distaban de un acabado conocimiento de lo que ocurría en el interior provincial.

Sería en la presidencia de Roca- cuando Dardo Rocha fue electo Gobernador y fundó La Plata como capital de la provincia- que en Tandil se agrupan las opiniones en torno a estas figuras, repercutiendo también en los medios periodísticos de entonces, como "El Eco de Tandil" ( 1882) o" La Provincia" del danés Grothe (1885).

Los dos últimos Jueces de Paz y Presidentes de la Corporación Municipal, Eduardo Fidanza y Tristán Gómez, militaban en el "rochismo" que postulaba la candidatura de Dardo Rocha para suceder en la Presidencia al Gral. Roca, cuyo bastión era el "Club Gral. Martín Rodríguez", contra el "juarismo" que propulsaba la sucesión para el cordobés Juárez Celman, hombre del "roquismo", y a quien respaldaba "El Eco".

Promulgada la Ley Orgánica Municipal, surgió la figura del Intendente como máxima autoridad política comunal, la que según lo reglamentado sería electa por el Concejo Deliberante de entre sus miembros, con un año de mandato.

El pueblo se aprestaba a participar de lo que sería la primera elección de un Intendente y las posiciones políticas de los principales referentes participaban en realidad de preferencias similares, enrolados en el "rochismo" local del Club "Brig. Gral. M. Rodríguez" que había apoyado a los Partidos Unidos en la elección de legisladores nacionales, donde Sáenz Peña, Mitre y Casares, entre otros, eran postulados.

El "Club Popular" del juarismo, derrotado, se disolvió y llegaron a la instancia electoral para dirimir el cargo de Intendente, como "cabezas visibles" Pedro Duffau y el veterano médico y luchador Eduardo Fidanza, ramas del tronco común del ideario liberal y nacionalista del mitrismo, que en este caso en lo que podríamos denominar una "interna" fueron a las primeras elecciones para Intendente, de las que salió electo Pedro Duffau.

Por su parte los vecinos Tristán Gómez y Eduardo Arana, habían sido candidatos a diputados provinciales.

El peso de las fuerzas liberales-conservadoras resultaron triunfantes en los albores de la estructura municipal similar a la que conocemos actualmente, modificada y democratizada con el advenimiento de la Ley Sáenz Peña en 1912, con el voto secreto y obligatorio y cuasi universal (recordemos que las mujeres comenzaron a votar con el advenimiento del peronismo), que permitieron el acceso al poder en su primera aplicación, de Hipólito Yrigoyen electo Presidente de la Nación en 1916.

Pedro Duffau triunfó luego en las elecciones de 1887 y 1888 (recordemos que el mandato duraba sólo un año), realizando una gestión de gobierno destacada y dotando a Tandil de sus primeras calles empedradas y de un mejoramiento notorio en sus aspectos de obras básicas, recibiendo por ello el apoyo del vecindario al ser reelecto en los períodos mencionados.

En su gobierno debió afrontar difíciles momentos en la salud pública, al declararse una epidemia de cólera primero y de viruela y difteria después, combatiendo con tenacidad las mismas con la estrecha colaboración de los médicos del Tandil de ese entonces. Conformó una Junta de Salud y en su gobierno adquirió el Asilo San Juan, fundado por la masonería local, convirtiéndolo en Hospital Municipal en 1888.

Se preocupó por la extensión del alumbrado público a kerosene, por el trazado de calles y su rectificación, así como también por el embellecimiento de la entonces Plaza Principal (hoy Plaza Independencia).

Asimismo puso especial énfasis en mejorar también la Plaza de Carretas (hoy Plaza "Brig. Gral. M. Rodríguez"), que era el lugar obligado como "terminal" de dichos vehículos; de la construcción de nuevos puentes, cuya existencia era deficitaria y de dotar de mejoras al Cementerio, la Casa Municipal y la cárcel.

En el aspecto cultural, Duffau fue el fundador de la Biblioteca Municipal " Bartolomé Mitre", la que puede considerarse como la pionera de la ciudad; otorgó un subsidio a la Banda de Música, que si bien figuraba como municipal era sostenida por la población en forma particular y dispuso el ordenamiento del Archivo, designando como Jefe del mismo al recordado maestro Francisco Juldain.

La obra pionera de Duffau atendió también aspectos de nuestro paisaje serrano- que tanto necesitamos y debemos defender- al lograr en su mandato la donación del predio de La Movediza, que había adquirido Ramón Santamarina para luego donarla al patrimonio municipal y luego sufrir la fatal caída, en 1912, hasta que recientemente fue replicada con una puesta en valor integral del paseo.

L e cupo reordenar el funcionamiento administrativo municipal, imponer el cumplimiento del Sistema Métrico Decimal en el partido y reglamentar el Mercado de Abasto.

Además en su gestión se implementó la red telefónica-1886-, la Ley de Centros Agrícolas, que dio especial importancia al de María Ignacia, en 1887 y apoyó la instalación de una de las primeras fábricas de quesos, que fue la del italiano Console Mottalini, en 1888.

Ya por entonces Tandil tenía 9927 habitantes, de los cuales más de la mitad residían en la parte urbana, según el censo de 1887.

Pero si su labor quedó en la memoria, fue por la lucha que le llevó persuadir a los vecinos de la conveniencia y el progreso que significaba el empedrado de las calles del pueblo que proponía y que tanta resistencia tenía en el vecindario, el que finalmente cedió ante la perseverancia de Duffau, que logró que se comenzaran las obras de las primeras cuarenta cuadras.

La política de Duffau tuvo cierta continuidad en su sucesor, electo en 1889, Jacinto Saldívar, quien se había desempeñado como Presidente del H. C. Deliberante, y tenía su misma filiación política.

Este sanjuanino, que en su juventud había integrado la escolta de Sarmiento, se había radicado en Tandil donde adquirió parcelas dedicándose a la producción agropecuaria en su estancia "Los Laureles".

Con el veterano y eficiente Bernardo Sabatte Laplace, continuó la obra pública del empedrado, levantando asimismo un catastro urbano y procediendo a la venta de terrenos considerados sin valor para el municipio, rescatando los del Cementerio Viejo ( hoy Plaza Moreno) y el cerro Larsen ( hoy Parque Independencia).

Fue durante su gestión, que se inauguró en nuestra ciudad el Registro Civil, el 15 de setiembre de 1889, que marcó un signo más de la etapa "laicista" del gobierno de inspiración liberal que imperaba en el país.

La crisis económica de 1890-para algunos comparable a la de 1930 y a la reciente de 2001- que afectó al país, dejó a la Comuna en difícil situación, la que pudo sortearse a duras penas, merced a la voluntad, empeño y "muñeca" de Saldívar y su equipo, que para colmo de males debió afrontar las consecuencias de una de las más graves inundaciones en el partido, hasta ese entonces, que provocaron la destrucción de importantes tramos de la red caminera- obviamente de tierra-obligando a arduas tareas de lenta reparación.

A todo ello se sumaba la inestablilidad del gobierno de Juárez Celman y el gobernador Costa y a los enfrentamientos que culminaron con vidas perdidas, una vez más, en aras de ideales políticos, hechos de los que Tandil participó. El país quedó en manos del vicepresidente Carlos Pellegrini, ante la renuncia inevitable de Juárez Celman, con el apoyo de los dos grandes electores: Mitre y Roca, como vimos en el capítulo anterior.

Al finalizar 1890, Saldívar entregó el cargo al joven Intendente electo, Donato Dufau -primer Intendente nativo de este pago-ahijado del Cnel. Machado y de clara tendencia liberal.

El flamante Intendente tuvo que afrontar la dura situación económica que repercutía en las arcas municipales, haciendo- entre otras cosas- que el mantenimiento del Hospital, se transformara financieramente insostenible, apelando a ajustes para lograr salvarlo.

La situación nacional, con la división de la Unión Cívica, veía aparecer en el horizonte político, el nacimiento de la Unión Cívica Radical, en 1891, con la figura de Alem como caudillo.

A fines de 1891 las elecciones municipales proclamaron el triunfo de la lista única, encabezada por Dufau, obteniendo 220 votos y asumiendo el 2 de enero de 1892 para un segundo mandato, secundado por José Gabriel Almada como presidente del H. C. Deliberante. Tal era de difícil la situación, que Dufau tuvo que recurrir a los presos para el mantenimiento de la limpieza de la plaza y otros lugares...

En nuestra ciudad, algunos militantes del mitrismo y del viejo autonomismo, al igual que en Buenos Aires, se fueron pasando a las filas del reciente radicalismo, comenzando a perfilarse aquí las figuras de Piñero, los hermanos Dhers y los de la Canal, entre otros, según comentamos en el capítulo precedente.

Vientos de tormenta azotaban el panorama nacional, la conducción del Presidente del Acuerdo, el sobrio Luis Sáenz Peña producto de la alianza del PAN de Roca, con la Unión Cívica de Mitre, tambaleaba.

Al finalizar aquel duro 1892, la nueva elección fue con la presentación otra vez de lista única, esta vez encabezada por José Gabriel Almada, quien asumió como Intendente en enero de 1893 y Donato Dufau como presidente del H. C. Deliberante.

La alternancia de ambos fue convalidada por los vecinos, siguiendo una línea que parecía tener continuidad, en esta etapa que podríamos definir, arbitrariamente, como la de los proto-conservadores.

Almada, nacido en Tandil y descendiente de un guerrero del Paraguay, había sido presidente del ya citado Club" Brig. Gral. M. Rodríguez", de orientación "rochista". Entre sus obras destacadas se puede señalar el empedrado de la Av. Colón hasta la Estación del FF. CC y el intento de saneamiento de las finanzas municipales, allegando recursos con la venta de terrenos municipales, entre otras cosas.

Fue en esas circunstancias que Almada solicitó licencia y asumió Dufau, justo en el momento en que en aquel frío julio de 1893, lo sorprendió la revolución radical que culminó con la asunción interina como Intendente del Dr. José Santamarina. En el país y en Tandil fue el comienzo de la etapa de predominio del radicalismo, que se inició aquí con la elección, en 1895, del primer Intendente de esa filiación, Juan Bautista de la Canal.

Pronto aparecieron periódicos opositores, tal el caso en 1899, de "El Municipio", uno de los primeros conservadores, dirigido por Dolores Gómez,-varón pese al nombre- donde comenzó su tarea el después combativo Manuel Romero.

Ya vimos en el capítulo anterior como casi una década gobernaría en este período el radicalismo la ciudad, luego de la cual asumió como Comisionado Emilio Vivot, el 27 de abril de 1904. Vivot pertenecía a una familia de origen francés, que poseía en Tandil una importante estancia y era de extracción conservadora.

En ese mismo año, Antonio G. del Valle fundó el periódico "Buenos Aires", defendiendo el autonomismo conservador-recordemos que en un enfrentamiento mató a Setzes, que dirigía una publicación radical- y dos años después Manuel Romero hizo lo propio con "La Comuna", que durante casi cuarenta años defendería tenazmente los principios conservadores, sosteniendo duras polémicas con periódicos radicales como " Nueva Era".

Se inició así un período de gobiernos conservadores, en un año en el que en la política del país se produjeron hechos destacados como la elección del primer diputado socialista en América, el recordado Alfredo Palacios, al implantarse la elección por circuitos uninominales en Buenos Aires; el comienzo de la formación del Partido Conservador de la Provincia, que a instancias de Máximo Paz, que había sido gobernador y se había retirado, quedó constituido en 1908, proclamando sus objetivos y de cuya Junta Ejecutiva, presidida por Santiago Luro, formó parte el tandilense Antonio Santamarina.

Finalizada la segunda presidencia de Roca y divididas las fuerzas conservadoras, Roca impuso en el Colegio Electoral para sucederlo, a Manuel Quintana junto al cordobés José Figueroa Alcorta, para el período 1904-1910, sin la participación radical, que nuevamente se levantó en revolución en 1905, siendo derrotados; en Tandil, como consecuencia, los dirigentes radicales Demarchi, Casetti y José A. Cabral, fueron detenidos.

En 1905, Vivot fue electo Intendente por el H. C. Deliberante, siendo reelecto en 1906.

Con Vivot se reanudó el gobierno municipal conservador, sería la segunda etapa, que durará en esta ocasión hasta la intervención de la provincia en 1916, cuando fue electo Presidente Hipólito Yrigoyen, perdiendo las elecciones en Buenos Aires a manos de los conservadores y designando a Cantilo como interventor.

Vivot decía en su "Memoria" de 1904-1905: "Las consideraciones sociales, el respeto por el hogar, por las prensa, por la familia y por la sociedad eran vilipendiadas sin escrúpulos de ningún género cuando por ese medio se creía contener la libertad de pensar y de juzgar los actos del poder omnímodo que tenían en sus manos los destinos de esta Comuna". Felizmente, sin violencias de ningún género y dando ejemplos de procedimientos completamente contrarios, he podido hacer que se produzca la evolución, en el sentido que no se rinda culto a los más bravos y a los más audaces, sino a los más capaces de respetar y hacer respetar la dignidad y el honor del individuo, de la familia y de la sociedad".

Finalizado su período, fue electo Intendente una de las más destacadas figuras del conservadorismo local, Eduardo Arana, quien asumió el 3 de enero de 1907, gobernando Tandil por dos años.

A Arana le cupo una tarea administrativa y de gestión interesante. Podemos destacar obras que si bien fueron privadas, contaron con el decidido apoyo comunal y con su impulso otorgado por la afinidad política. Tal el caso de la iniciación de la construcción del edificio del Hospital Municipal y de la Capilla Santa Ana, donadas por doña Ana Irasusta viuda de Santamarina, obras inauguradas en 1909, cuando ya Arana había dejado la gestión y había retornado Vivot; la parquización de sus adyacencias, hoy Plazas" Dr. J. Santamarina" e" H. Yrigoyen", la inauguración, en 1908, del Colegio San José, en terrenos donados por la familia Santamarina, y en el mismo año, aunque de inspiración opuesta a la gobernante, la Biblioteca "B. Rivadavia", verdadero faro cultural que hoy es orgullo de la ciudad, donde Cabral dejó su impronta.

Por su parte la industria lechera, que tenía en Tandil importantes "cremerías", vería nacer en 1907, la instalación de la fábrica de quesos de Núñez y Cía., en Iraola, que comenzaría con la fabricación del luego famoso quesito "Chubut".

A continuación del nuevo período de Vivot, retornó Arana al frente de la Municipalidad, esta vez en carácter de Comisionado, al asumir Inocencio Arias la gobernación. En ese año de 1910, Arana con el apoyo decisivo de Antonio Santamarina, diputado nacional de extraordinario peso en el partido conservador, tuvo el honor de inaugurar la Escuela Normal, creada por el Presidente Figueroa Alcorta, en un paso fundamental en el proceso educativo de Tandil.

Eduardo Arana fue quien comenzó con el embellecimiento de la Plaza Independencia, obra que retomaría y completaría en su gestión Antonio Santamarina, enriqueciéndola con los jardines y estatuaria que hoy lucen gallardos.

En octubre de 1912, siendo diputado nacional, Antonio Santamarina, asumió como Intendente, iniciando uno de los períodos más extensos y fructíferos de gobierno comunal. Eduardo Arana, por su parte, había asumido como Gobernador. Tandil contaba así con dos hombres de predicamento provincial y nacional indiscutibles para la época, lo que se vio reflejado en obras importantes.

El extenso período de Santamarina- sólo interrumpido muy brevemente por la comisionatura de Diego Lezica Alvear en 1913-llegó hasta la citada intervención de la provincia en 1916.

La obra de Santamarina, fue trascendente, contabilizándose entre otras realizaciones : la terminación de los nuevos Mataderos Municipales; pavimentación de setenta y cinco cuadras de adoquinado; construcción de cuatro puentes sobre el arroyo Tandil y uno sobre el Blanco; el comienzo de las obras del Palacio Municipal, tal vez la obra de su gestión más trascendente; terminación de las obras de embellecimiento de la Plaza Independencia, que incluyeron la colocación de las estatuas especialmente traídas por Santamarina desde Francia; arreglo general de la antigua Plaza de Carretas, "Brig. Gral. M. Rodríguez" y trazado y construcción de la Plaza "Moreno", originalmente destinada a " ejercicios físicos" y mejoramiento general del Cementerio.

En su "Memoria" al H. C. Deliberante, Santamarina destacó la prescindencia que lo impulsó a llevar adelante su labor, en cuanto a cuestiones partidarias, lamentando que radicales y socialistas "... se hayan visto privados de tener en la Municipalidad la representación a que con legítimo derecho aspiran..." al no alcanzar con sus votos el mínimo exigido por la ley.

En su gestión creó el Dispensario " Gota de leche", para la provisión gratuita de ese alimento a niños que lo necesitaran. En materia cultural se destacó el apoyo económico otorgado a la Biblioteca "Rivadavia" y las tareas de escuelas del distrito.

Con el triunfo radical en la Nación y de los conservadores en la provincia de Buenos Aires, ésta fue intervenida por el gobierno nacional, designándose interventor al Dr. J. Cantilo, como vimos en el capitulo anterior.

El 7 de julio de 1917, otra vez otro Comisario, Víctor Roberts, como había ocurrido en 1904 pero esta vez de signo radical, desplazó a Santamarina y se hizo cargo de la Municipalidad.

Se inició así un nuevo período de gobiernos comunales radicales, hasta la revolución de 1930 en que el Tte. Gral. José F. Uriburu desplazó de la presidencia al anciano H. Yrigoyen retornando así gobiernos de fuerzas conservadoras, hasta la revolución de 1943 y el advenimiento del peronismo.

Primero Agustín P..Justo- Julio A. Roca, desde 1931 hasta 1937, apoyados por conservadores, radicales antipersonalistas y socialistas y luego Roberto M. Ortiz-Ramón S. Castillo, fórmula apoyada por la que se llamó "concordancia", desde 1937 hasta 1942 en que renunció por enfermedad el Dr. Ortiz y luego el Dr. Castillo hasta la citada revolución de 1943, fueron los gobiernos elegidos en elecciones que no tuvieron la transparencia deseada y que por lo tanto fueron calificados de "fraudulentos", incluyendo a los de la Provincia, donde Manuel Fresco, instauró lo que se dio en llamar el "fraude patriótico" e impuso el recordado lema " "Dios , Patria, Hogar".

Volviendo hacia atrás, diremos que las fuerzas conservadoras se habían dividido hacia 1915, siendo inútiles esfuerzos por mantener una férrea unidad, lo que se repitió en 1922, cuando el caudillo de Avellaneda, el famoso Alberto Barceló, se enfrentó a los dirigentes R. Moreno, A. Santamarina y otros y fundó el Partido Provincial, escindiéndose del tronco conservador, escisión que duró hasta 1931, en que en la Convención del Partido Conservador de Buenos Aires, los disidentes se reincorporaron, produciéndose luego la Convención que en agosto de ese año fundaría el Partido Demócrata Nacional, con la presidencia de Robustiano Patrón Costas.

Sería en 1922, cuando en pleno gobierno radical, el caudillo Juan D. Buzón fundó " El Régimen", que duraría hasta 1925, para luego hacerse cargo de "Tribuna", en 1931, que había sido fundado en 1929 con la dirección de Juan Calvo.

Otro periódico conservador que merece destacarse es " La Verdad", de María Ignacia que había fundado en 1934 el caudillo de esa localidad, Felipe Burón, que transitaba caminos de permanentes rispideces con el ya citado Buzón.

Curiosamente, después del Intendente Nicasio Sánchez, desde agosto de 1927 en adelante, se designaron Comisionados al frente de la Comuna, casi todos de filiación conservadora, tales los casos de: Juan Zerillo, Ramón Santamarina (nieto) y Beltrán Benedit.

Producida la revolución del 6 de setiembre de 1930, el interventor de la provincia Dr. Meyer Pellegrini, designó Comisionado a Ramón Santamarina (nieto), quien poco después fue reemplazado por el "idóneo" en farmacia y periodista, verdadero caudillo conservador local Juan D. Buzón, que se desempeñó hasta la elección del nuevo Intendente Dr. Armando Alzueta, en 1932, y que estará apenas casi seis meses como tal, al renunciar por disidencias con la conducción partidaria.

La labor que realizó Buzón al frente de la Municipalidad fue realmente trascendente, en especial en lo referido a obras públicas. El mejoramiento integral del Parque Independencia; el Mercado Municipal; la reconversión del pavimento de numerosas calles; el Estadio Municipal y la autoría del proyecto que culminaría con la creación del Museo y Academia Municipal de Bellas Artes, la construcción del pabellón de niños del Hospital, marcaron algunas de las realizaciones de este hombre respetado e influyente.

Le sucedió en el cargo el médico Dr. William Leeson, quien asumió en agosto de 1932 y gobernará ininterrumpidamente hasta 1940.

El Dr. Leeson continuó la obra de sus predecesores, correspondiéndole impulsar la construcción del nuevo edificio para la Escuela Normal y apoyar decididamente la erección del Calvario así como también la construcción del edificio del Museo de Bellas Artes, cuya inauguración presidió el 8 de diciembre de 1938, obras imperecederas, en las que el pueblo de Tandil colaboró sin reticencias.

Después del Dr. Leeson, en 1941, el Presidente Ortiz intervino la Provincia por no compartir la metodología electoral acusada de fraudulenta y entonces a Leeson le sucedieron como Comisionados, el Dr. Juan C. Tuculet, Teodosio Azcoiti y Carlos Saraví, hasta que en 1942 retornó para permanecer hasta la revolución de 1943.

Las fuerzas conservadoras se vieron fragmentadas y muchos de sus partidarios se integraron en los orígenes del peronismo , no logrando conformar un partido de características nacionales, salvo esporádicos intentos encabezados por políticos liberales y algunos neo conservadores, que duraron poco tiempo, y que constituye un tema digno de ser estudiado en profundidad, en el panorama político del país.

En Tandil, los conservadores tuvieron representación concejalicia nuevamente en la etapa peronista con Mario Zarini, Matías Mauhourat, Aníbal Daglio y Ernesto R. Fernández Tasende y luego en el gobierno radical de José E. Lunghi, con José María Ortiz y Julio Carreira ( de Vela)-I..Piagentini debió renunciar por su parentesco con el Intendente, que lo inhabilitaba reglamentariamente. Posteriormente fueron concejales conservadores Héctor Fernández Pérez y Gerardo Rivas, que a su renuncia fue sucedido por Julio Carreira.

Ya más recientemente, Juan Manuel Schang llegó a presidir el H. C. Deliberante en la lista del Intendente Julio J. Zanatelli, como representante conservador.

Será para otro momento el caso de analizar precisamente la figura de Julio José Zanatelli y sus reiterados triunfos en las urnas en épocas cercanas, que lo llevaron a ser , hasta el momento, el Intendente que más tiempo gobernó Tandil, batiendo el "récord" de Leeson, Santamarina y Maritorena, encabezando distintas listas de diversos partidos políticos, con una clara tendencia de mentalidad y estilo liberal-conservador, procediendo de una formación militar y habiendo sido en Tandil quien tuvo a su cargo la Municipalidad luego de la revolución de 1976. Todo un desafío futuro a encarar...

Acerca de los períodos de gobierno conservadores y aún de su accionar en la oposición, existen visiones diversas, según la postura intelectual de los autores. Emilio J. Hardoy, conspicuo dirigente del conservadorismo dejó escrito -creo que sabiamente-:" Recojamos los argentinos, de aquella época, la herencia de aciertos y errores". "Se ha dicho con razón que, más que una doctrina, encarnan (los conservadores) una forma de vida".

Una mirada simplista casi reduccionista, nos habla del gobierno de las élites terratenientes, de la oligarquía, para el caso de los conservadores; del acceso al poder de la clase media con el radicalismo y de las clases populares con el peronismo, dejando a la izquierda- o las izquierdas-como el espacio donde mejor se mueven los intelectuales, olvidando tal vez el complejo entramado-cada vez más acentuado-de la conformación política argentina. Por supuesto todo está sometido a debate, aunque la realidad pase por carriles no siempre coincidentes con las construcciones ideológicas.

Así hoy la globalización de la economía "de mercado", que ahora se le reconoce a países como Rusia y hasta China, cuyos regímenes políticos hacían poco menos que impensable que ello ocurriera, es, de alguna manera, un producto del pensamiento liberal occidental en contextos sometidos a variables no siempre lineales. Las claves para encontrar los por qué son a veces enigmáticas...

En el orden local, aún autores como Hugo Nario y Néstor Dipaola, de ideologías prácticamente opuestas a las del conservadorismo, han reconocido que "Transcurrido el tiempo contingente y apaciguadas las pasiones de su momento, Tandil ha guardado buena memoria de algunos gobiernos conservadores, a los que generalmente se asocia con obras de interés público y embellecimiento general" (Nario en "Tandil. Historia abierta") y "... los conservadores ofrecieron hombres ilustres a la hora de gobernar en esa época, se comparta o no las ideologías". (Dipaola en "La ciudad de las sierras". 4a. edición).

El pragmatismo de que hicieron gala dejó por el camino, muchas veces, ciertos principios especialmente en el campo político, por eso el balance sobre esa etapa nacional prosigue abierto a nuevas interpretaciones, sobre todo teniendo en cuenta que el futuro exige un cambio de mentalidad y de "hacer política", donde confluyan los intereses nacionales, el bien común y la transparencia republicana, que a tantos años de episodios reprochables, aún no ha logrado concretarse. Las claves para encontrar los por qué-repetimos-son a veces enigmáticas...

En memoria de:

Martín Pérez Dufaur, José A. Galotto y Honorio C. Laxalt y como prenda de amistad a otro permanente promotor de iniciativas valiosas para Tandil, el Dr. José María Ortiz.

Daniel Eduardo Pérez

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