sábado, 17 de abril de 2010

ANTIGUOS VECINOS DEL TANDIL

ANTIGUOS VECINOS Y PRIMERAS DEMARCACIONES DEL TANDIL

Nuestra rica historia tandilense ofrece siempre posibilidades de encontrar temas poco explorados para poder cumplir con nuestro especial objetivo de difundir sus aspectos, siempre interesantes y que contienen enfoques que, en muchos casos, nos sirven para entender o explicar el presente.
Uno de ellos es el de la división de las tierras en el partido y la traza de lo que luego fue el pueblo primero y la ciudad después.
En ese sentido debemos-entre otros.-a dos recordados amigos y maestros de la Historia, como fueron Juan Carlos Vedoya y Carlos Funes Derieul, el haber efectuado hace ya treinta años, trabajos pioneros al respecto.
Comenzando por el partido, debemos recordar que muy tempranamente fueron concedidas en enfiteusis grandes extensiones de tierras, destacando a hombres como Pedro Burgos (luego fundador de Azul), Pereyra Iraola, los Miguens, Felipe Arana, Ponce de León, los ex comandantes Felipe Pereyra y R. Pareja, los Gómez, Pedro Vela, Casares, Girado, etc.
La cantidad de leguas cuadradas que tenían en posesión aquellos primeros destinatarios de la tierra-la mayoría de los cuales no vivía en el partido- nos da una idea de cómo unos pocos disponían de gran parte del partido.
En Tiempos Tandilenses Nº 93 (2003), hemos tratado más en detalle sobre “…los dueños de la tierra”. Allí se observa cómo la afinidad de estas ocupaciones con la labor de campo, los impulsó a obtener tierras y desarrollar en ellas tareas especialmente ganaderas, de tal suerte que entre 1820 y 1830 solicitaron las mismas en la todavía frontera con el indio, en el centro sud de la provincia, adjudicándosele en Tandil, en tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas, varias leguas cuadradas, concretadas en propiedad por su compra en 1836.
En el actual partido de Tandil, hacia 1838, Vela por ejemplo, poseía alrededor de doce leguas cuadradas, en la zona de la actual localidad de María Ignacia, limitando con las posesiones de Vicente Casares
El 10 de marzo de 1836 se sancionó la ley que facultaba al gobierno a vender 1500 leguas cuadradas otorgadas en enfiteusis, dando prioridad de compra a los poseedores de las mismas con un plazo hasta fines de 1837. Por esos tiempos la valuación era de $ 4000 la legua cuadrada.
De esta manera, varios enfiteutas en el Tandil pasaron a ser propietarios en territorios rurales. Apellidos como Valerio, Ponce, Morillos, Guerrico, fueron algunos de los detentadores de posesiones en esta zona, además de los citados. Pedro José Vela, por ejemplo, finalmente adquirió al Estado-decreto del 14 de marzo de 1836- poco más de 6 leguas cuadradas, con lo cual pasaba a ser uno de los poderosos hacia fines de 1838, dado que era dueño de todo el actual cuartel 6º y parte del 7º.
En 1839, los ingenieros Feliciano Chiclana y Felipe Senillosa realizaron mensuras y planos varios de estancias en la provincia, incluido Tandil, a solicitud u orden de Rosas.
Al comenzar la famosa década del ochenta, los veinte mayores contribuyentes del Tandil, aportaban- o debían hacerlo- casi el 45 % de la recaudación fiscal de la provincia en nuestro partido, la que alcanzaba a $ 606.000.
Ese pequeño número de propietarios- aproximadamente el 3 % del total de contribuyentes empadronados- poseía más de la mitad de la superficie del partido.
Para enriquecer esta parte de nuestra historia, digamos que esos veinte propietarios más poderosos, eran en orden decreciente: Petrona V. de Vela, Benjamín Zubiaurre, Vicente Casares e hijos, Ramón Santamarina, Prado y Pereira, Luis Bilbao, José Castaño, Bartolo Vivot, Juan Peña, Anchorena, Pourtalé Hnos., Mercedes Miguens, José Buteler, Norberto Ramírez, Ramón Gómez, Agustín Ramos, Tristán Gómez, Norberto Melo, José C. Gómez y Federico Girado.
Más adelante veremos cómo en la publicación “Handbooks”de los hermanos Mullhal, se completa la nómina con otros propietarios en años siguientes.
Pasando ahora al poblado, y con respecto a su traza, lo más antiguo encontrado hasta hoy es lo hecho por F. Senillosa a fines de 1825, cuando visitó el Fuerte junto a Rosas, apenas una delineación poco informativa.
Poco más de dos décadas después, un documento fechado el 16 de febrero de 1849-nueve años antes del plano Fugl-Taylor y apenas a 26 años de la fundación del Fuerte-da cuenta por parte del Jefe del Departamento Topográfico de Buenos Aires, José Arenales, de la existencia de una “comisión de solares”, que el 6 de ese mes le remitió un oficio (informe) sobre la repartición de solares en el futuro pueblo. La comisión citada estaba encabezada por el Juez de paz Felipe Vela e integrada por los vecinos José Ignacio Gómez y Manuel Romero.
El contenido del oficio de la comisión nos permite conocer hoy algunos detalles previos a lo que después fueron los planos considerados como los más antiguos.
Allí aconsejan, como una de las primeras medidas a tomar, la realización de un croquis del Fuerte y de los edificios existentes, el que elevan “hecho a pulso por carecer de instrumentos el agrimensor”. Allí ponen de manifiesto la irregularidad, cosa natural, de las casas ubicadas alrededor de la plaza “que es desde donde debe darse principio a la nueva operación”.(NR: la negrita es nuestra).
Se destaca que aquí no se respetaban las instrucciones de delinear manzanas de 150 varas de lado, para lo que requieren la autorización del citado Departamento Topográfico para hacerlas cumplir.
Arenales respondió a Vela, transcribiendo el oficio que el 6 le habían remitido, afirmando luego:” Habiendo el Departamento Topográfico tomado con detenida consideración todo lo precedentemente espuesto (sic) ha acordado se conteste a Vd., como lo hago, que un plano exacto y detallado de todo lo existente en el área del pueblo ( dentro de un radio que Vd. estimará como más bien proporcionado) es la base indispensable para formar juicio y proveer solución oportuna tanto en la presente como en otras dificultades que probablemente ocurrirán al desarrollarse la operación. Por tanto, el Departamento Topográfico estima necesario como trámite previo, que se levante el plano en los términos preindicados, y que presentado que sea ante este Departamento por el agrimensor comisionado, y con los informes que éste suministre en tal caso; el Departamento estará entonces expedito para preparar sobre el dicho plano, un proyecto de traza, y elevado en consecuencia al examen y sanción del Exmo. Gobernador y Capitán General de la Provincia” (Juan Manuel de Rosas).
Dios guarde a Vd. José Arenales”

Claramente queda expuesto que desde la fundación, en 1823, el incipiente pueblo carecía de una traza que podríamos denominar como regular y que la distribución original de las primeras precarias construcciones, estaba casi caprichosamente hecha.
El documento deja en claro la forma de la llamada plaza frente al Fuerte, separada por una calle de 30 varas de ancho, la famosa “calle ancha”. Así nos enteramos que por esa época la “plaza” estaba integrada por dos manzanas separadas por una calle de 24 varas de ancho que, según Vedoya, contradice al plano posterior de Taylor que la muestra con “tres manzanas” sin calle que la corte.
Sí queda confirmado que para la fecha del informe-1849-solamente las calles que circunvalaban a la “plaza” estaban con edificios construidos, mientras el resto, hacia los cuatro puntos cardinales, eran tierras para “un futuro pueblo” donde no había traza alguna y solamente podían observarse caminos que conducían al Fuerte.
La preocupación de aquella Comisión era dejar bien delimitada la “plaza” para luego señalar las manzanas baldías para futuras construcciones que si bien no debían afectar “propietarios legítimos”, indican sin embargo que éstos no existían a esa fecha así como tampoco habían títulos ni reparto alguno todavía.
La “plaza”, por su parte, no era un polígono de lados iguales, sino uno de forma trapezoidal irregular, según Vedoya.
Este autor señala, inteligentemente, que la comisión no fue de reparto de tierras, sino de delineación de un “trazado ideal de un pueblo”. Aquí el recordado historiador arriesga la hipótesis de las dos fundaciones del pueblo: la primera de 1823 con el Fuerte y la segunda en 1849 con la comisión de solares presidida por Vela y cuyo agrimensor habría sido, según Suárez García y Gorraiz Beloqui, Raimundo Pratt y Puig, y que obra en Geodesia de la Provincia.
Lo interesante es saber que hubo un plano primigenio anterior al de Fugl-Taylor de 1858 (aprobado por el Departamento Topográfico el 27 de abril de ese año) porque así lo afirma el documento. Según Suárez García habría también (en 1954) una copia en el Museo de Luján…
Vedoya sostiene que el plano solicitado, al aprobarse, “creó realmente el pueblo de Tandil”, considerándolo como una segunda fundación. Una afirmación novedosa en nuestra bibliografía, que no tuvo mayores seguidores y que merece un debate.
Años más tarde, y posterior al plano de Fugl, el agrimensor Carlos de Chapeaurouge hizo en 1865-66, el “Plano del pueblo de Tandil y sus chacras”, el más conocido y probablemente el primero hecho profesionalmente, que si bien tiene delineadas las calles, no figuran sus nombres. Recordemos que por ley del 15 de julio de 1865, se crearon nuevos partidos al sur del Salado, quedando Tandil más reducido, dado que por el decreto del 31 de julio reglamentario de la Ley citada, se le fijaron los límites definitivos que restaban tierras al antiguo Chapaleofú- Tandil.
Posteriormente un tal Moy también eleva un plano según lo que obra en Geodesia, como mensura Nº 110, donde las calles siguen innominadas.
En 1870 un “geómetra” (agrimensor.) francés, Jean-Baptiste Alhtabegoity confeccionó un plano del trazado del pueblo, muy poco conocido y realmente muy interesante, pero que salvo el nombre de algunas calles, indescifrables en la copia obtenida, es casi la reproducción del de Fugl, Aquí la curiosidad es que sigue figurando el Fuerte y la actual Plaza Independencia aparece dividida en cuatro manzanas pequeñas separadas por calles interiores.
Por su parte y ya más avanzado en el tiempo, Vedoya provee a la bibliografía local de una traducción propia de la publicación “Handbooks” de los hermanos M.G y E.T. Mulhall, propietarios del diario inglés The Standard en Buenos Aires. En la edición de 1869 describen interesantes aspectos del Tandil de entonces, escasamente divulgados y datos valiosos sobre reparto de tierras.
Así encontramos que:”…el gran desideratum es el ferrocarril., que se espera llegará a Tandil puesto que es la ciudad central de los campos colonizados en el sud, y toda la producción del campo en una superficie de 15 leguas alrededor canalizaría sus productos, hacia él; además existe poca duda de que tan pronto como Tandil con sus hermosos paisajes y clima templado sea conocido y la gente de Buenos Aires tenga un fácil acceso a él, se pondría de moda como residencia veraniega”.
Luego menciona a los principales vecinos extranjeros-especialmente ingleses- describiendo a qué se dedicaban otras nacionalidades: “Una cantidad de dinamarqueses, principalmente empleados en agricultura, residen cerca de Tandil. La mayor parte de las tiendas-almacenes y de hoteles son franceses y un gran número de vascos franceses residen en los campos. El mejor hotel de Tandil es el “Café de La Piedra”, el precio es razonable y las comodidades buenas”.
NR: la negrita es nuestra. Destacamos que es una de las primeras, sino la primera publicación, en pronosticar el destino turístico de Tandil. El que denomina “Café de la Piedra” no es otro que el Hotel de la Piedra Movediza de Dhers.
Para finalizar digamos que también cita algunas de las principales estancias con el nombre de sus dueños y su extensión, de las que rescatamos las más importantes en leguas cuadradas:
“Familia Gómez 18; Arana 15; Saavedra 13; Miguens 12; Vela 12 y Casares 12…”. En fin…algunas posesiones…
Los Handbook llegaron a describir Tandil hasta 1892, aunque, destaca Vedoya acertadamente, que el ejemplar más valioso es el que citamos de 1869.
Apreciado lector, hemos querido brindarle, un panorama de aquellos tempranos tiempos del partido y del incipiente pueblo, consagrado como ciudad por la ley 2547 del 22 de octubre de 1895, con el “enigma” de aquel plano de 1849, que sería el más antiguo, como para ver el diseño del poblado en los años fundacionales, que esperamos poder brindárselo a la brevedad…

Daniel Eduardo Pérez

1 comentario:

  1. Tandil es muy lindo. siempre quise ir y conocer, encima vivo en uno de los departamentos en buenos aires así que estoy muy cerca. le voy a preguntar a mi novio si quiere ir algún fin de semana

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