LA PIEDRA YACENTE
En un nuevo aniversario de la caída de la Piedra Movediza
Tandil disfrutó durante un tiempo, no demasiado largo si
tenemos en cuenta su “descubrimiento”, de un fenómeno natural que le dio
trascendencia internacional: la Piedra
Movediza. Gigantesco peñasco de granito de 300 tn. que oscilaba elegante e
imperceptiblemente al borde de un precipicio, con el solo impulso del viento o
de la mano, en un equilibrio casi milagroso.
De indudable origen natural, pese a que no faltaron
quienes como Alejandro Sorondo, unos años después de su caída, sugirió la
posibilidad que fuera …¡un monumento megalítico hecho por vaya uno a saber qué
civilización…! , y no faltó-como siempre-quien lo adjudicó a ¡seres extraños a
nuestro planeta!, lo cierto es que el granito oscilante fue un “capricho” de la
madre Naturaleza.
Decimos que la suya
fue de una corta fama nacional e internacional, porque si tomamos en
consideración las primeras exploraciones no indígenas en la zona y la fecha de
fundación de nuestro Tandil (1823), hubo que esperar una décadas para que La Movediza fuera “descubierta” y
entonces sí, a partir de ello, comenzar a forjar su aureola de magia
traspasando fronteras y comenzando a figurar en cuanto libro se publicara.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que La Movediza “murió” septuagenaria, en el
conocimiento público, es decir cuando apenas alrededor de siete décadas fulguró
en el horizonte legendario estando “viva” para
conocerla.
En ese sentido era “jovencita” si tenemos en cuenta que
su origen debemos medirlo en miles de millones de años…
Este fenómeno fue atracción de turistas y visitantes
famosos provenientes de todos lados, hasta que el 29 de febrero de 1912, a la media tarde cayó de su pedestal,
dejando a Tandil huérfana de su símbolo, el que quedó, igualmente, en el
“reposo del guerrero” para todos los tiempos.
Más allá de las leyendas
sobre la piedra, vulgares, bellas o apasionadas alrededor de su caída se
tejieron diversas hipótesis que aún hoy,
a 95 años de su caída, no conforman más
que eso, hipótesis sin cierre definitivo, sin corolario final.
Es que desde aquella legendaria versión de la idea de
Juan Manuel de Rosas de tirar la
Piedra, arrastrada por cientos de yuntas
de bueyes, en adelante se tejieron otras
que abarcan tanto el origen de su movimiento (el corazón de la india
Mini sacrificada por amor), hasta llegar al terreno de las hipótesis más
insólitas cuando del origen de su caída se trata.
Cuando se desplomó estaba en Tandil el destacado escritor
Ricardo Rojas, quien fue el primero en dar la noticia al día siguiente en las
páginas del diario La Nación,
comenzando a correr desde ese
momento la versión que había sido
derribada por un atentado de canteristas disconformes, contestatarios, vengativos, versión que aún
hoy tiene sostenedores en la opinión no calificada.
Otros atribuyeron el desastre a las vibraciones
permanentes de los barrenos de las canteras aledañas como detonante de su
"muerte" (románticamente “suicidio” para algunos), no faltando
quienes afirmaron que el colocar tantas miles de botellas en su base para
comprobar su movimiento al romperlas, fue desgastando el punto de apoyo en la
base, hasta hacerle perder el equilibrio.
Es evidente que algún factor, no necesariamente
coyuntural, hizo que efectivamente lo
perdiera definitivamente, pero bien pudo
ser el transcurrir de los miles de años lo que
fue haciéndole perder el eje justo del delicado símil de bailarina fenomenal, hasta producir
un día su derrumbe final.
¿Se venía cayendo desde hacía miles de años? , como
sostenía mi recordado amigo y maestro, el Dr. Huberto Cuevas Acevedo, destacado
médico pero también geógrafo;¿ Fue un atentado?, como algunos pretenden ; ¿Un
accidente provocado involuntariamente? O
la perseverante costumbre de empujarla por parte de todos los que subían,
para tratar de observar su oscilación, hasta que entre tantos miles de
empujones, en una sumatoria físico-
matemática la mole cayó, como lo sugiere
claramente Eduardo Holmberg, el destacado científico, ligado a Tandil y que la
visitó en repetidas ocasiones. La incógnita persiste, lo que potencia su
legendaria fama.
Hasta
el nombre que nos denomina en los mapas,
TANDIL, puede haber tenido origen en aquella maravilla natural.
Oportunamente
publicamos una nota con el titulo de “En
torno al significado del topónimo Tandil”, en el Nº 2 de la Revista de la Universidad (1978)donde
dimos cuenta de alrededor de treinta acepciones atribuidas al significado de
nuestro querido nombre propio.
Palabra
de origen mapuche, deformada por los oídos y las lenguas blancas, una de sus
acepciones pudo haber sido proveniente de los vocablos Thav-lil, “piedra que
palpita, que late”.
Piedra
que late, muy poético y también romántico… pero ¿ajustado a la verdad?
Lo
cierto es que aquella roca que permaneció sumergida en las aguas oceánicas que
hace miles de millones de años cubrían la zona, moldeándose en ellas para salir
a la luz alrededor de hace 900 millones y aquí “respirar” solitaria en la
pequeña cumbre rodeada de congéneres sin sus dotes de una Maia Plitsiètskaia,
aunque como partenaires admirables y
admiradoras de esa privilegiada integrante o, mejor, solista del ballet granítico, sucumbió rápidamente, cayendo en el
escenario y enmudeciendo a la platea, quedando yacente y partida, como cadáver
momificado para la eternidad terrena y la curiosidad y el lamento inútil.
Quedaba
para nosotros la magia de imaginarla allí, soberbia y agrandada por los ojos de
la fantasía como un cíclope imbatible que se grabaría para siempre en los
corazones, en el sentimiento y en la conceptualidad de una identidad única. No
es poco…¿no le parece, amigo lector?.
Casi
enseguida de su caída aparecieron quienes opinaron que había que buscar la
manera de reponerla en su sitial. Proyectos varios que se fueron diluyendo en
el tiempo. Recordamos siempre a don Arnaldo Rizzo quien conformó una comisión a
tal fin ya hasta se puso una especie de hito señalando, o más bien, dejando
señalada esta intención cuando el Dr. Zarini era Intendente en 1971 y unos
hermanos Maxwell presentaron un proyecto en el que hasta movimiento le
daban…pero el tiempo pasó y cada tanto el tema era puesto en agenda.
Más
cerca de nuestros días el artista amigo
José Rossanigo concibió el llamado
“piedra dorada”, una especie de monumento en bronce que en ese lugar la pusiera
nuevamente a la vista erguida, pero luego de muchos cabildeos sobre el tema, en
la gestión del Intendente Miguel Lunghi, se llamó a un concurso en el que hasta
la gente-muy poca-votó ante varios proyectos.
Finalmente
el que resultó elegido comenzó a ponerse en práctica: una réplica en materiales
sintéticos y hueca con armazón interna, que podría ubicarse en la cumbre
inmóvil.
Tras
varios meses de trabajos y de cuestiones varias para lograr el presupuesto para
abonar a sus autores, finalmente y no sin opiniones divididas, la “piedra” fue
inaugurada con bombos y platillos el 27
de julio de 2007, con la presencia de la pareja presidencial y todo el
séquito imaginable……
La
piedra siguió muerta, sólo que ahora la vista de algo parecido, nos dejaba
mutilada la imaginación y le quitaba ese halo de misterio.
El Parque lítico La
Movediza
nació de esta manera, esperemos para quedarse, mientras la verdadera, la caída
“mira” desde abajo a su símil, soñando seguramente aquellas épocas fabulosas en
el que era una atracción mundial.
Daniel Eduardo Pérez
Hermoso texto, Daniel! Cuántas historias y leyendas en torno a "la Movediza", no?
ResponderEliminarGracias María Teresa!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Daniel, excelente blog.
ResponderEliminarMe presento, soy Romina, del Gran Buenos Aires. Me encuentro realizando una investigación de eje antrolológico sobre la ciudad de Tandil, quisiera saber si puedo contactarlo para contar con su colaboración.
A la espera de una respuesta, me despido.
Mi email es romi.fv@hotmail.com
Gracias.