EL CAMINO DE LOS
DANESES
Desde Tandil al
sudeste, Fugl…
La llegada al país de grandes corrientes inmigratorias
especialmente de países europeos, comenzó a fines del siglo XIX.
En Buenos Aires la llamada inmigración espontánea se
dirigió preferentemente a las poblaciones existentes en sus alrededores .En
1854 se creó una comisión que sería la encargada de los asuntos migratorios, la
que tres años después creó el célebre “hotel de inmigrantes”.
Sin embargo será recién con la ley Avellaneda, la N°817,
del 16 de octubre de 1876, cuando se implementa un instrumento legal coherente
para regir diferentes aspectos de la inmigración. El crecimiento de ésta queda
marcado por las cifras censales que dan el 12,1 % de extranjeros en el primer censo nacional, el de 1869, hasta
llegar al 30,3 % en el de 1914, el más alto de la historia. En Tandil en tanto
en ese mismo censo los extranjeros eran el 37,4 % de la población, una cifra no superada hasta hoy. Fue entre los censos
de 1895 y el de1914 en que se produjo la mayor afluencia de inmigrantes
europeos, predominando, españoles, italianos, y franceses en ese orden.
En 1848-antes del período indicado-llegó a Tandil Juan Fugl, constituyéndose en el primer
danés que se tenga memoria y pionero en la inmigración danesa en todo el
sudeste de la provincia.
¡Qué había impulsado a Fugl a venir a estas tierras
lejanas en 1844 desembarcando en Buenos Aires cuando tenía 33 años de edad? Él mismo en sus Memorias nos lo dice:
“Mi resolución de emigrar junto con el Doctor Jakobsen, -como muchas
veces lo he contado-fue por un aviso leído en "Berlinske Tidende", diario
de Copenhague. En él, un emigrante danés en Estados Unidos, hacía las ponderaciones de
aquel país. Ocho días después, un navegante de apellido Wordinger, recomendaba
más calurosamente la emigración a la Argentina, y se basaba especialmente en un buen clima, y sus tierras muy aptas para
labranza, especialmente para gente del agro como abundaba en Dinamarca.
Comenzamos pues, a hacer planes, leíamos y consultábamos mapas y
soñábamos con fabulosas
aventuras y una vida libre y agradable, y con grandes fortunas; dentro de unos
años, el regreso a nuestra patria, donde seríamos la envidia de nuestros
vecinos de la ciudad natal. (Esta última aspiración era de Jakobsen, que
gustaba del "dolce far niente". Una vida
cómoda y regalada, era su mayor deseo). Mi fuero interno quería otra
cosa. Mi más alta aspiración había sido la riqueza espiritual y me sentiría
feliz de poseerla aunque tuviera que vivir con modestia”.
Pero ¿qué conocimiento se tenía en Dinamarca de estas
tierras
sudamericanas?. Fugl nos lo relata en las citadas Memorias:
“Las
colonias del Río de la Plata eran en ese entonces muy poco conocidas en
Dinamarca, sólo en algunos libros de geografía o en círculos más ilustrados se
conocía la actuación del tirano Rosas, gobierno con frecuentes revoluciones,
anarquías, asesinatos y horrores. De la emigración a esas colonias no se tenían
noticias ni existían tampoco. Y por lo tanto nuestro viaje se consideraba una
aventura y cosa de locos. Era el clima templado y la fertilidad de la tierra lo
que nos había tentado como hijos de agricultores que éramos. Teníamos
conocimiento de que en Buenos Aires vivían dos médicos daneses: el Dr. Fürst y
el Dr. Saxild. Para éste último traíamos cartas de recomendación”.
La
inmigración danesa en Argentina fue la tercera más importante y numerosa de
esta colectividad en el mundo, después de Estados Unidos y Australia. Se
estima que entre 1857 y 1930 arribaron a nuestro país unos 18.000 dinamarqueses.
En su gran mayoría eran landarbejdere
(peones) o tyende
(sirvientes). Esa emigración fue especialmente
impulsada-según señala M. Bjerg en “Inmigrantes daneses en
la Argentina 1848 –1930” - por una “población en
expansión, contradicciones entre producción agrícola y caída de los precios del cereal, sistema de herencia no partible y
escasez de tierra”.
El siglo XX comenzó con un
ingreso de cerca de mil inmigrantes en el quinquenio
1901 – 1905, cifra que se triplicó en el
período más intenso de la inmigración danesa a la
Argentina, 1911–1915. En 1912 se registró el más alto
ingreso de daneses al país, pero a partir
de 1922 entraron en un declive ya sin
retorno.
La consolidación de la colectividad en Tandil, permitió que
en 1877 se inaugurara en Tandil la primera capilla de ese origen en el país y
más tarde-en 1889- viera la luz una publicación en danés creada por Blas Grothe, prominente vecino de ese
origen en Tandil. Fue el “Tandils Tidende”,
primer periódico en danés de Sudamérica, que durante veinticuatro años mantuvo
informada a la colectividad e incluso se enviaba a Dinamarca.
Los connacionales de Fugl que fueron llegando a su
impulso, fue in crescendo y muchos fueron buscando otros horizontes más allá de
los pagos tandilenses, dando origen a una corriente migratoria hacia el sudeste
bonaerense, especialmente a los actuales partidos de Tres Arroyos y Necochea,
originando las colectividades que, en pueblos rurales como Cascallares y
Copetonas, se hicieron muy fuertes.
Puede considerarse
a Juan Fugl, como el fundador de la
primera colonia danesa en Argentina. Ayudó a sus compatriotas a establecerse en
el país y a que tuvieran la misma posibilidad que él tuvo. Al regresar de su
primer viaje a Dinamarca en 1858, muchos dinamarqueses llegaron con él y varios
se expandieron por la zona ya citada. Se sabe así que un gran porcentaje de los
agricultores del partido de Tres Arroyos hoy día, son de descendencia danesa,
lo que nos habla de su importancia en la
zona y su contribución en la economía
argentina, por medio de la producción agrícola, promovida por la iniciativa de
Fugl.
La
historia comenzó a escribirse --como
citamos- a finales del siglo XIX cuando el grupo de daneses radicados en
Tandil, en su afán de progreso, partieron hacia esos lares, como Svend Svendsen y Ludvig Pedersen
que fueron de los primeros en radicarse en la zona alentados por los
arrendamientos más baratos y desoyendo los consejos de sus compatriotas, que,
según cuenta la tradición oral, les decían: "Nunca dará resultado la agricultura allí; no llueve, la tierra es
arenosa y estéril, ni siquiera el pasto crece, sólo domina la paja brava".
Pero ellos
igual partieron y la empresa dio sus frutos. Los hermanos Nicolás y Blas Ambrosius, fueron los primeros en sembrar trigo allí
y, sin imaginarlo, sentaron las bases de
lo que hoy es uno de los principales centros productores de este cereal y sede
de la Fiesta Provincial del Trigo, que se realiza desde 1968.
Son muchos
los testimonios que reflejan lo dicho. Así Alan Laursen nos dice:
“Mis tatarabuelos maternos Martin
Rasmussen y Anne Kristine Jensen,
joven pareja, llegó en 1898 de la provincia de Aarhus. No conozco los motivos por los cuales
abandonaron Dinamarca, quizás-seguramente- la misma razón por la que cientos de
daneses emigraban y llegaban a la Argentina, la búsqueda de un mejor futuro que
en Europa no vislumbraban. Una vez arribados al país, se asentaron en la zona
de Copetonas, partido de Tres Arroyos. Martin comenzó trabajando en el campo de
Ceferino Jensen como empleado rural”. En
1917, decidieron la construcción de una enorme casa de estilo chalet italiano
de un solo piso, con más comodidades, de 500 m. cuadrados.
Pero la
huella de Martin excedió la labor agropecuaria y familiar, participando también
de la vida institucional, siendo uno de los fundadores del Banco Comercial, nacido en 1906. Hoy los descendientes de Martín y Anne son muchísimos
y se encuentran principalmente en
Copetonas y Oriente.
"La mayoría de los daneses inmigrantes
llegaron como peones de campo y les fue muy difícil progresar; arrancaron de
muy abajo, la tuvieron que pelear y luchar muchísimo", cuenta por su
parte Eduardo Dam, nacido en Dinamarca
circunstancialmente,
productor agropecuario y cónsul de su país en Tres Arroyos.
"Don Pedro Haugaard (uno de los
primeros daneses que progresó, compró tierras y construyó una estancia) traía
gente de Dinamarca, y les daba trabajo; todos querían venir. Tenía una estancia
muy grande. Se calcula que llegó a contar con medianeras para trabajar 60 mil
hectáreas, cuando todavía los arados eran tirados por caballos", relata Pablo Pedersen, un
integrante de la colectividad alojado en
el Hogar El Atardecer.
"Esto era un paraíso para un dinamarqués
recién llegado agrega Lilia Pedersen, y era un paraíso por dos razones:
porque escapaban de una dura crisis económica que azotaba a Dinamarca por esos
años, y porque se encontraban con grandes extensiones de tierras para labranza,
desconocidas en su pequeño país.
Así, poco a
poco, apellidos como Anderberg,
Keergaard, Rybner y Olesen, entre
otros, comenzaron a ser frecuentes en Tres Arroyos. Los campos casi desérticos
fueron ganados por montes, jardines y casas de chorizo, que unos años más tarde
se convirtieron en grandes residencias de estilo danés. En un principio el
idioma fue el mayor obstáculo a superar. "Mi
abuelo vino a trabajar con sus tíos -
Ambrosius- y mi abuela jamás aprendió a hablar el castellano. Los lugareños
que se empleaban en las estancias danesas aprendían el danés, porque no se
hablaba otra cosa, y en Tres Arroyos, en las grandes tiendas y en las
cooperativas, siempre había alguien que hablaba danés, siempre", testimonia
Mirna Ambrosius Skou, que reconoce, con un poco de melancolía, que con el
correr de los años el idioma se ha perdido.
Otro
dinamarqués, Frederik Andresen, por ejemplo, llegó a la
Argentina en 1900, su padre era maestro y
también interesado en cuestiones de agricultura y abejas. El mayor de sus seis
hermanos, que había llegado años antes, Theodore,
fue el tercer pastor de la Comunidad
danesa en Tandil, de 1898 a 1926, sucediendo a Daël.
"Hay familias que llevan cuatro
generaciones firmemente arraigadas al campo que compró su bisabuelo", señaló oportunamente Aldo
Bidán, el primer pastor no danés que imparte sus sermones en la Iglesia
Dinamarquesa de Tres Arroyos.
JUAN FUGL Y LA
COLONIA DANESA
Después de su
regreso definitivo, desde su casa Juan Fugl siempre acudió en ayuda de todo
danés que quisiera radicarse en la Argentina, así contribuyó a seguir
manteniendo viva la emigración de daneses a este país.
Siguiendo al
pionero e impulsados por la idea de forjarse un mejor futuro en nuestras
tierras, los inmigrantes dinamarqueses que llegaron se asentaron en pocos
puntos del país. La inmigración fuerte se produjo en 1890, donde acompañándose
en el difícil camino del desarraigo, la mayoría se radicó en Tandil, Necochea , Juárez y Tres Arroyos y algunos en San Cayetano y Lobería.
Entre los precursores que se aventuraron hacia esa región, figura Pedro Meisler, firmante del acta inaugural de la Casa Municipal de
Tres Arroyos en 1885, que actuó como socio de un negocio. Su vinculación con las autoridades llevó a que
muchos de sus compatriotas, recién llegados a la Argentina, eligieran
instalarse en esa zona, algunos de ellos tras
residir en Tandil, la cuna de la inmigración danesa. Con motivo
del Centenario de la Iglesia Danesa de Tandil, la Congregación de Buenos Aires le
hizo llegar sus cordiales felicitaciones y así lo reconoce: “Nosotros aquí en Buenos Aires siempre
estuvimos muy allegados a Uds. de la Congregación de Tandil. Es la congregación madre de todas las comunidades
danesas en la Argentina; muchos
de los daneses de esta ciudad son nativos de Tandil o tienen sus familiares y
amigos allí, o viceversa”.
En Tres
Arroyos, en el censo de 1869 aparecen dos daneses entre los 550 habitantes, uno
de los cuales habría sido Soren Jensen.
Allí comenzaron a llegar con asiduidad inmigrantes de ese origen, entre ellos Carlos Anderberg, considerado uno de
los patriarcas fundadores de la colectividad tresarroyense, que había llegado
en 1879 a Tandil donde trabajó de peón
rural, y luego de pasar por Lobería donde compró tierras que luego vendió y en
compañía de un Rasmussen se afincó
en Tres Arroyos y fue el primer danés en comprar una parcela de tierra. Los ya citados
hermanos Blas y Nicolás Ambrosius-en
tanto-fueron los primeros en sembrar trigo en ese partido; por esos mismos años llegaron Pedro Haugaard, Sophus Knudsen, Soren
Nielsen, Ramus Niels, Albert Larsen y otros como F. Petersen, Juan Nielsen, C.Skou, S.Svendsen y varios más que fueron trasladándose desde
Tandil a los pueblos citados, apellidos que se fueron haciendo comunes en los
lugares preferidos: Copetonas y M. Cascallares.
Allí desarrollaron una red de instituciones que los unieron fortaleciendo sus tradiciones: su Iglesia, su colegio, cementerio, una compañía de seguros, el Centro y el Hogar para Ancianos.
Allí desarrollaron una red de instituciones que los unieron fortaleciendo sus tradiciones: su Iglesia, su colegio, cementerio, una compañía de seguros, el Centro y el Hogar para Ancianos.
La primera institución, fundada el 18 de noviembre de 1902, fue la Sociedad Dinamarquesa de Socorros Mutuos. Posteriormente, en 1916, se conformó la Sociedad Protestante del Sud que
reglamentó el funcionamiento de la
Iglesia Evangélica Luterana que ya se había independizado a principios de
siglo de Tandil.
Una de las principales preocupaciones de los inmigrantes fue la educación de sus hijos para que conservaran las costumbres y tradiciones traídas de Europa. El fruto fue el Colegio Argentino Danés, creado a cuatro leguas de Cascallares en 1916, propiedad de la congregación danesa de los partidos de Tres Arroyos y Cnel. Dorrego, denominada Sociedad Protestante del Sud, cuya iniciación se remonta al año 1915.
Una de las principales preocupaciones de los inmigrantes fue la educación de sus hijos para que conservaran las costumbres y tradiciones traídas de Europa. El fruto fue el Colegio Argentino Danés, creado a cuatro leguas de Cascallares en 1916, propiedad de la congregación danesa de los partidos de Tres Arroyos y Cnel. Dorrego, denominada Sociedad Protestante del Sud, cuya iniciación se remonta al año 1915.
La Comisión
Directiva que actuó durante los trabajos iniciales estaba integrada por:
Presidente, Blas Ambrosius; vicepresidente, Fernando Petersen; tesorero, Pedro Haugaard; vocales: Martín Pedersen, Ceferino Olsen,
Gunde Gundensen y Ramón Hansen.
En 1932 se fundó la Asociación Mutual Dan y años antes el Centro Danés. La
creación más reciente es el Hogar El
Atardecer, en forma conjunta con la colectividad holandesa, que abrió sus
puertas hace pocos años para albergar a los mayores de la comunidad.
Otra institución importante de la zona es la
Sociedad Parque Danesa (Club Dannevirke) de San Cayetano fundada por un grupo de colonos como una institución
de campaña que le dio cabida a las múltiples inquietudes de inmigrantes
daneses, el 24 de noviembre de 1924.
Pero la actividad
que-a nuestro criterio- permitió mantener una cohesión en la colectividad tanto
tandilense como la de las otras ciudades y pueblos unidos al principio de
alguna manera a Tandil, fue la religiosa. Fue esa poderosa fuerza espiritual la
que nos ha dejado los testimonios más ricos de la lucha de estos pioneros.
Tandil tenía
su templo desde 1877 y su primer pastor O.
Meulengracht fue sucedido en 1886 por Niels
Daël, quien nos dejó recuerdos indispensables para reconstruir en aquellos
lugares la vida de la colectividad en sus primeros años. En conocimiento de la
existencia de daneses en otros sitios, su primera visita fue a Juárez donde
bautizó a una niña enferma que murió poco después.
La primera
misa fuera de Tandil la dio en cercanías de Tres Arroyos “… se hizo en un galpón de paredes de barro, el altar estaba hecho
solamente de una pequeña mesa con un
mantel blanco y habíamos suspendido una lámina religiosa de origen alemán como
fondo. Las velas eran de sebo que ellos mismos habían hecho y los candelabros
dos platillos de café dados vuelta”.
“El reclinatorio donde los comulgantes
se arrodillaban era una fila de
recados que se habían puesto alrededor
de la mesa!
“Más al este de la costa atlántica hay dos
pueblos: Lobería y Necochea cada uno con colonia dinamarquesa, hasta allá tenía
que ir a caballo o con algún vehículo. En general demoraba dos días, pernoctaba
en casas de daneses que vivían en el camino…”
Retirado
Dael, se hizo cargo como pastor el ya citado Th. Andresen que dio su primera misa en julio de 1898 y poco después lo hizo en Tres
Arroyos. Al año siguiente la Congregación decidió contratar otro pastor que
ayudara a Andresen sobre todo para la atención de los otros pueblos. Así
llegó Christian Jensen y luego, ya radicado, pasó los primeros cuatro años alojado
en la casa de Ambrosius hasta la construcción de la capilla. Su labor fue
extraordinaria, recorriendo incansablemente los polvorientos caminos de la
zona, comiendo y durmiendo donde podía…. Fueron años de consolidación de la
colectividad tresarroyense que además intervino activamente en el inicio y
desarrollo de instituciones fundamentales del pueblo, como las que ya
detallamos.
El 14 de
julio de 1901, en asamblea general, la Congregación de Tandil reconoció como
independiente a la de Tres Arroyos y así se constituyó formalmente como Congregación
Protestante del Sud –ya citada.---en 1914,
desarrollando desde entonces en forma ininterrumpida su labor, trascendiendo
además en instituciones como las que hemos mencionado.
La
infatigable labor de sus integrantes llevaron al progreso de la zona, gracias
al impulso inicial de nuestro Juan Fugl y a aquellos hombres y mujeres que se
afincaron en el sudeste, dejando sus nombres grabados en la historia de esos
pueblos. Los Anderberg, Ambrosius,
Haugaard, Skou, Rasmussen, Petersen,
Jensen y muchos más, escribieron páginas heroicas de pionerismo en
estas tierras…
.
Daniel Eduardo Pérez
Gracias por este post, Daniel. Mis abuelos maternos trabajaron en la estancia de Don Blas Ambrosius, conocida como La Constancia. Mi abuelo, también descendiente de daneses se llamaba Martin Svarre. Sus padres, Carl Svarre y Kristine Jensen, regresaron a Dinamarca con sus hijos y se radicaron allí hasta su muerte. Mi abuelo vuelve a Argentina en 1945, como polizón en un barco sueco y se establece en Tres Arroyos donde formó su familia. Saludos!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarInteresante.
ResponderEliminarAcotación:
En el censo de 1869 en Tres Arroyos aparecen 2 daneses, el señor Pedro Martensen y su señora Cristina Larsen con sus pequeñas hijas nacidas en Argentina Maria de 3 años y Catalina de 2 años. Martensen regresa a Tandil luego de algún malón. Participa en la Conquista del Desierto y se radica posteriormente en Viedma. Saludos
¡¡¡ que interesante Pedro Martensen tiene que ser el de la historia de los Naufragos del Condor en 1881
EliminarMi abuela paterna flora maria pedersen , descendia de las primeras familias de tandil. Su abuelo estaba en las campañas contra los indios , era ebanista. Ella se caso por 1930 con mi abuelo ejnar nielsen . . Agradeceria quien me brinde mas informaciin sobre el abuelo de mi abuela. Conservo un mueble hecho por el
ResponderEliminarHola, hermoso e interesantísimo este artículo.Solo comentarte que soy bisnieta de Sven Svendsen, a quien mencionas y del que buscando información me trajo a tu blog. Me encantaría saber si tenés más información deesta rama de daneses. Gracias
ResponderEliminarHola, mi nombre es Sara Svendsen, soy bisnieta de Sven Svendsen a quien menciona en su artículo. Quisiera saber si tiene más informacion de los Svendse en Tandil o Tres Arroyos. Gracias
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