LOS PATRIOTAS
FUNDADORES DE TANDIL
Protagonistas
de la Independencia argentina y sudamericana que participaron en la fundación
de Tandil
La fundación de Tandil, aquel lejano 4 de abril de
1823, fue la consecuencia de causas militares, pero esencialmente económicas y
políticas, que llevaron a que el "Ejército de Operaciones en el Sud", encabezado por el mismísimo
Gobernador y Capitán General en propiedad de la Provincia Brig. Gral. Martín Rodríguez, se llegara hasta
estas tierras con el objeto de levantar en principio dos fuertes: uno en el
Tandil y otro en las Sierras del Volcán (Balcarce).
La magnitud de la empresa la da el solo hecho de apreciar
en su justa medida la integración de ese ejército, conformado por 2.773
hombres, con un total de 6.454 caballos, distribuidos unos para la marcha y
otros para operar; nueve unidades de caballería, una de infantería, una de
artillería y un tren compuesto nada
menos que por 259 carretas, que llevaban los distintos abastecimientos.
Simplemente para que usted, amigo lector, tenga una
idea, diremos que el gran Ejército de los Andes que organizó el Libertador para
el extraordinario cruce de la cordillera y la posterior campaña libertadora en
Chile- que prosiguió luego en el Perú- estuvo conformada por 3.987 combatientes
y 1.391 de los servicios de retaguardia, hacia fines de 1816.
En este primer capítulo nos proponemos ofrecerle datos poco conocidos, o al menos poco
divulgados, acerca de algunos hombres que participaron como protagonistas en la
fundación de nuestro Tandil, y que tuvieron destacada actuación en las campañas
libertadoras, junto a próceres de la talla de los generales Manuel Belgrano y José de San Martín, y
de otros que además venían de participar en Europa como soldados de Napoleón, dejándoles como final un
episodio fuera de lo común en nuestra historia lugareña, que con lo
manifestado, luce nacida al amparo de verdaderas glorias de la Independencia.
No entraremos en detalles acerca de las tres figuras
de más alto rango que estuvieron al frente del Ejército fundacional, por
tratarse de hombres cuyas biografías abarcan una extensión y una magnitud
importantes, por lo que dejamos a su criterio conocer sus vidas en la buena
bibliografía que de ellas existe. Nos referimos, naturalmente, al Brig. Gral. Martín Rodríguez, el fundador y
Comandante en jefe del Ejército fundacional; al Cnel. Francisco Fernández de la Cruz, Ministro de Guerra y
Marina y al Brigadier e Inspector General José Rondeau, jefe de la Plana Mayor., todos ellos relevantes
protagonistas de la gesta independizadora en sus distintos momentos, sin
olvidar que a nuestro fundador le cupo el honor de ser designado por los
patriotas, junto a Juan J. Castelli, para solicitarle al virrey Cisneros la
renuncia, en las gloriosas jornadas de Mayo de 1810.
Comenzaremos
comentándole que la elección del lugar para el emplazamiento del Fuerte de la
Independencia y el posterior trazado del incipiente pueblito, fue tarea
encomendada a los "Ingenieros arquitectos": Teniente Coronel Ambrosio Cramer, Teniente Coronel
reformado Juan J. Salses y al
Capitán de Artillería José María de los
Reyes.
Nos ocuparemos en primer lugar del francés Ambrosio Cramer, quien nació en París el 7 de febrero de 1792. Muy joven ingresó en la Escuela Militar y
egresó para integrar la infantería ligera del ejército imperial, llegando en
1813 a capitán, haciendo la campaña de España, donde fue herido en Pamplona, uno de los tantos
combates en los que participó,
recibiendo la Legiòn de Honor en la orden de caballero.
El desastre de Waterloo (1815), que significó el fin
de la carrera de Napoleón, llevó a Cramer y otros jefes como Brandsen, a
trasladarse a América, entusiasmados por Rivadavia, a la sazón Comisionado en
Europa.
Llegado a nuestro país, el Director Supremo
Pueyrredón, lo designó como sargento mayor del Batallón de Cazadores, en 1816,
integrándose al Ejército que preparaba el Gral. San Martín en Cuyo. Allí el
Libertador lo nombró como jefe del Regimiento Nº 8 de Infantería, con el que
atravesó los Andes, combatiendo valerosamente en la batalla de Chacabuco, siendo elogiado por el mismo
Gral. San Martín.
A raíz de algunas desinteligencias con su jefe,
regresó voluntariamente a Buenos Aires para trasladarse inmediatamente a
Tucumán como ayudante de campo del Gral. Belgrano.
Posteriormente, este inquieto francés, realizó una
fugaz visita a su patria natal, para retornar y ser ascendido a teniente
coronel de infantería de línea por el ya Gobernador de Buenos Aires, el Gral.
Martín Rodríguez, que lo había nombrado su edecán, encomendándosele luego
trabajos de relevamiento hidrográficos en la zona de Patagones, presentando en
1822 su informe al Ministerio de Guerra..
En la expedición fundadora de nuestro Tandil le cupo
la tarea de trazar el futuro pueblo, luego de lo cual se retiró junto al
Gobernador, para participar, al año siguiente, de la frustrada expedición que
intentó fundar Bahía Blanca.
Sus inquietudes científicas lo llevaron, en 1826, a
rendir examen como agrimensor ante Felipe Senillosa, luego de lo cual se unió a
las tropas del Gral. Rauch para combatir a los indios que asolaban sectores de
la zona pampeana.
Ya alejado de la actividad militar, se radicó en
Chascomús para dedicarse a la crianza y mejoramiento de la raza ovina-una de
sus pasiones- siendo en esas circunstancias cuando se unió al levantamiento de
los ganaderos contra Rosas, en la denominada Revolución de los Libres del Sud,
la que finalmente fue aplastada, cayendo Cramer en la batalla de Chascomús el 7
de noviembre de 1839, en el triunfo obtenido por las armas rosistas al mando el
Cnel. Prudencio Ortiz de Rosas. Terminaba así la vida de este hombre, a los 47
años, que estuvo en momentos culminantes de la historia europea y de nuestra
independencia.
Decíamos que en la tarea, Cramer estuvo acompañado por
el ya citado José María de los Reyes,
que llegó aquí veinteañero, como Capitán de Artillería y a quien le cupo, junto
a los oficiales ya mencionados, elegir el lugar y el diseño para levantar el
Fuerte Independencia, oficiando también de secretario del Comandante . Este
joven militar había nacido en una aldea indígena de Córdoba, llamada San
Marcos., el 3 de mayo de 1803.
Trasladado su padre a Buenos Aires, allí realizó sus
primeros estudios, los que perfeccionó y profundizó especialmente en Ciencias
Exactas, recibiendo un premio por sus condiciones como alumno. Adolescente, se
sintió atraído por la carrera de las armas ingresando a ella, recibiendo el grado de Subteniente
del Regimiento de Artillería de Buenos Aires el 23 de octubre de 1819,
prosiguiendo luego sus estudios matemáticos con el prestigioso ingeniero Felipe
Senillosa.
Alistado en las fuerzas de Buenos Aires, combatió en Cepeda, en 1820, participando de otros
enfrentamientos intestinos, hasta que en
1821 fue promovido a Teniente 1º y con ese grado participó de la primera
expedición a esta zona. Ya en la segunda y definitiva para la concreción de
levantar en Tandil un importante Fuerte, que él, junto a los citados militares
tuvieron que delinear en el lugar elegido por ellos y aprobado por el Brig.
Gral. Martín Rodríguez, para dejar hasta los días que corren su huella
fundadora.
A de los Reyes se le atribuye incluso la redacción del
famoso parte del fundador, dando cuenta de los hechos y avizorando el porvenir
de la futura ciudad. Recordemos que por entonces de los Reyes tenía apenas
veinte años.
Retiradas las fuerzas fundadoras, participó en la
campaña de 1824 hacia el sur, en la que
Martín Rodríguez intentó fundar Bahía Blanca, empresa que fracasó.
En el gobierno de Las Heras-que sucedió a nuestro
fundador como gobernador-acompañó la expedición de don Pedro Andrés García a
las Salinas Grandes, como reputado matemático y topógrafo. Con motivo de la
guerra con Brasil, intervino además en numerosas acciones, destacándose en Ituzaingó al comando de una de las
baterías.
En 1827 solicitó licencia y se trasladó a la Banda
Oriental del Uruguay, donde formó su hogar y colaboró con el patriota Lavalleja de tal suerte que pronto se
alistó en las flamantes huestes uruguayas con el grado de Mayor de Artillería.
Allí fundó el Departamento Topográfico y reglamentó su funcionamiento, siendo
promovido en 1831 al grado de Teniente Coronel y tres años más tarde al de
Coronel por los servicios prestados, siendo de destacar su participación en el
Tratado de límites con Brasil. Debiendo regresar a su patria natal, ante
sucesos que conmocionaron el Uruguay.; retornó luego al país hermano donde
diseñó numerosas obras que aún hoy existen. Sufrió diversas penurias personales
de las que se repuso, compartiendo sus escasos bienes con los más necesitados,
siendo designado en 1852 para la demarcación de los límites con el Brasil. Siete años después, fue ascendido a Coronel
Mayor, ejerciendo importantes funciones en el ejército del país oriental, entre
ellos la dirección de la fortificación de Montevideo, en 1862. Este digno
militar-ingeniero, que tanto tuvo que ver con el origen de nuestro Tandil,
falleció en Montevideo el 4 de agosto de 1864, ostentando el grado de General,
compartiendo el panteón de próceres orientales.
Trazados los planos y llegada la hora seis de aquella
fría mañana del 4 de abril de 1823, y luego de la ceremonia de estilo- muy bien
descripta en la" memoria"-era hora de comenzar los trabajos. Para
ello se aprestaron 260 hombres al mando directo del Sargento Mayor y Jefe de la
Artillería, el uruguayo
Juan Santiago Warcalde. ¿ Quién era
este hombre que se transformó en el "director de obras" de nuestro
Fuerte?
La vida de Warcalde, lamentablemente poco conocida
entre nosotros, contiene aspectos llamativos que usted, amigo lector,
descubrirá a partir de ahora. Nacido en Montevideo en 1786, tuvo su bautismo de fuego combatiendo
a los ingleses a las órdenes de Liniers,
en la primera invasión de 1806. Dos años después fue ascendido a Subteniente de
Caballería de las Milicias de Maldonado, participando junto a las tropas del
ilustre creador de nuestra Bandera en la campaña al Paraguay, destacándose entre
otras batallas, en las de Paraguary y
Tacuarí.
A su regreso se le encomendó alistarse junto al
patriota oriental José G. Artigas,
combatiendo junto a él en Las Piedras,
en 1811, participando asimismo del primer sitio de Montevideo, mereciendo los
elogios del Coronel Rondeau.
También luchó en Cerrito
y en la toma de Montevideo. Trasladado a nuestro país con el grado de
Capitán, fue designado Jefe de la Primera Compañía del Primer Batallón del
Regimiento de Artillería de la Patria, colaborando con la columna del Coronel D.
French que fue a auxiliar los restos del Ejército del Norte, luego de la
derrota de Sipe-Sipe.
En 1818 fue ascendido a Sargento Mayor de Artillería
con especial recomendación del Gral. Belgrano, partiendo luego del
levantamiento de Arequito, a Tucumán desde donde se trasladó a Buenos Aires en
1820, asumiendo como edecán del Brig. Gral. Martín Rodríguez, quien en la
campaña fundadora de Tandil le encomendó el mando de la Artillería de aquel
Ejército, siendo el jefe directo de los trabajos de erección de nuestro Fuerte.
Con el regreso del fundador y el grueso del Ejército
el 24 de julio de 1823, el valeroso patriota uruguayo también retornó,
interviniendo al año siguiente en la ya citada frustrada expedición hacia Bahía
Blanca. Prosiguió luego con sus servicios en la Artillería, siendo ascendido
por Las
Heras, en 1826, a Teniente Coronel,
participando como tal, heroicamente, en la lucha contra los brasileños
al frente de las baterías que atacaban los buques invasores. Entre 1830 y
1834 se dedicó a su vida privada ,
dejando de lado las armas, hasta que al ascender Rosas al poder lo dio de baja
y pese a la justa apelación que efectuó- ya se encontraba gravemente enfermo-la
que fue atendida, ésta nunca llegó a tiempo porque falleció el 28 de junio de
1936, cuando contaba con 50 años.
Otro personaje de gravitación en la expedición
fundadora y de rica trayectoria en las luchas por la Independencia de la
Patria, fue Miguel de los Santos
Caxaraville o Cajaraville. Este guerrero
nació en Buenos Aires el 5 de julio de 1794, sumándose muy joven y como
cadete, al luego famoso Regimiento de
Granaderos a Caballo formado por el Gral. San Martín. Con su escuadrón
participó de la Campaña al Norte, donde fue herido en la derrota de Sipe- Sipe,
luego de lo cual se incorporó al
Ejército de los Andes, cruzando la imponente cordillera para librar en
Chile las batallas libertadoras. Allí participó en la de Chacabuco, siendo promovido a Ayudante Mayor por su comportamiento
en 1817, encontrándose en la ingrata sorpresa de Cancha Rayada junto a sus granaderos, hasta llegar el momento
glorioso de la gran y definitiva batalla de Maipú en la que combatió a las órdenes del Coronel de Granaderos
Matías Zapiola, obteniendo el grado de Coronel Mayor. Luego de ese memorable
triunfo, siguió la campaña en el sur chileno batiendo con sus granaderos a los
restos de realistas de la zona. El " guapo"
capitán, al decir de San Martín, el " acreditado y valiente"
como lo llamaba Belgrano, enfermó y tuvo que retirarse a Mendoza, donde
repuesto, prosiguió en el servicio de las armas, para regresar a Buenos Aires
en 1820.
Como Teniente Coronel del Regimiento de Caballería de
Línea, luchó con Rosas y Rodríguez contra Ramírez, retirándose luego a la
actividad rural heredada de sus padres, actividad que dejó para luego actuar en
las Guardias de Chascomús y de Monte y más tarde en la de Kakel Huincul (
actual Maipú), desde donde se unió a la expedición fundadora del Tandil en
1823, junto a sus 200 Blandengues y 150 milicianos llegando aquí como Jefe del
Regimiento 1º de Campaña, que luego tuviera destacadísima actuación como el
famoso 1º de Línea y llegara en el siglo XX-en 1944- nuevamente al Tandil como
el 1º de Caballería "Cnel. Brandsen", permaneciendo en los pagos que
su antecesor había ayudado a fundar, hasta 1965.
Se trasladó luego a Uruguay donde ejerció la jefatura
del Departamento de Soriano, permaneciendo allí hasta la batalla de Caseros
(1852) en que regresó a Buenos Aires, donde falleció el 12 de diciembre de
1852. Tal fue, en síntesis apretada, la vida de este soldado que hizo honor a la aguerrida personalidad de
los Granaderos y que contribuyó decisivamente en nuestra fundación.
Otra curiosidad que nos depara nuestro origen, es la
participación de otro soldado que se alistó en las tropas del gran Napoleón. Nos referimos al único polaco que estuvo en esos momentos
primigenios del Tandil: Juan Valerio
Bulewski.
Nacido en Polonia en el siglo XVIII, muy joven se
incorporó a las huestes napoleónicas en el que alcanzó el grado de Teniente
Coronel de Caballería. Luego de la derrota de Waterloo, Bulewski regresó a su
patria y allí, enterado de las luchas por la Independencia americana, se
embarcó hacia Buenos Aires donde llegó el 14 de junio de de 1818, presentándose
para ofrecer sus servicios tres días después, aceptándosele y siendo destinado
nada menos que al Ejército de los Andes,
llegando a Chile. Allí el joven oficial polaco se vio envuelto en una confusa
situación que lo llevó a ser confinado por San Martín en el fortín de San
Carlos. Absuelto, en 1819, fue destinado al Estado Mayor de Plaza, hasta que en
1821 solicitó incorporarse al ejército de Tucumán, dado que en tres años no había podido entrar en combate, como era
su ferviente deseo al llegar a nuestras tierras.
En esa situación se incorporó al Ejército de
Operaciones en el Sud y aquí llegó como ¡Jefe del Detall! (la sección encargada
de las cuentas).
Mientras se realizaban las tareas de construcción de
nuestro Fuerte, el Brig. Gral. Rodríguez decidió explorar la zona, enfilando
hacia Sierra de la Tinta. En esas circunstancias los caciques de la zona
Pichiloncoy, Lincon y Cayupilqui deseaban conferenciar con el Jefe de la
Expedición, exigiendo como garantía de sus vidas, la entrega de rehenes. Allí
fue nuestro hombre como voluntario decidido, junto al teniente Montes. Era el 8 de mayo de 1823,
cuando se presentaron. Los caciques exigieron dos rehenes más, y hacia allí
fueron los capitanes Bott y Ferrer, seguidos - sin tener las órdenes- casi
ingenuamente por el Tte. Cnel. Mariano
Miller y el portaestandarte Alvendín.
Al llegar al lugar, la indiada se abalanzó sobre los
que venían y los que ya estaban y todos ellos fueron lanceados en las
proximidades de una laguna que desde entonces llamaron "La Perfidia", en tierras del actual
partido de Benito Juárez.
Allí quedó tendido para siempre el cuerpo sin vida de
este infortunado y valiente polaco y de
quien poco o nada se ha divulgado, pese a ser uno de los que podríamos llamar
"mártires" de la fundación.
Luego de la partida del Ejército de Operaciones, el 24
de julio de 1823, el Brig. Gral. Martín Rodríguez dejó al mando del Fuerte
Independencia, en carácter de Comandante- el primero del Fuerte ya fundado, ya que mientras estuvo en
construcción lo fue el Sargento Mayor Lorenzo
Rojo, segundo de Cajaraville- al
Teniente Coronel Mariano García, con
una guarnición de 200 infantes y 100 hombres de la Caballería Blandengue, más
los artilleros para operar los cañones (los mismos que se encuentran hoy en la cima del Parque Independencia).
La vida de este joven primer Comandante del Tandil
estuvo llena de peripecias. Nacido en Buenos Aires en 1792, ingresó al
Regimiento de Dragones de la Patria, participando junto a las huestes del Gral. Belgrano en las campañas del
norte, en batallas decisivas como la de
Salta y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma , en otra como Puesto del Marqués y en el desastre de Sipe- Sipe.
En 1817 luchó en el ejército patriota hasta el control
del valle de Tarija y luego en combates intestinos al mando de Lamadrid,
estando bajo su mando cuando el gobernador Rodríguez ordenó la formación de los
Húsares del Orden, luego Blandengues de la Frontera, en el que obtuvo el grado
de Sargento Mayor en 1822.
Aquí llegó con la expedición fundadora como tercer
Jefe del Regimiento de Blandengues, combatiendo en las escaramuzas del 9 de
julio en las proximidades del Fuerte. .Al frente del mismo, García estuvo casi
siete meses, consolidando el asentamiento y correspondiéndole recibir a los
primeros civiles que se acercaban al Fuerte para comenzar lo que sería la
primera población fuera del mismo, pioneros del pueblo.
Su tarea no tuvo dificultades destacadas de tal suerte
que, cuando regresó Martín Rodríguez con la expedición con rumbo al sur y las
miras en Bahía Blanca, García se unió a estas columnas, dejando en manos del
jovencísimo Mariano Echenagucía el Fuerte, en forma interina.
Luego del doloroso regreso de aquella expedición,
participó junto a Rauch en algunas operaciones contra los indios y luego en las
luchas intestinas que se sucedieron
En 1831 fue Jefe del Fuerte Federación ( 25 de Mayo),
emprendiendo luego una campaña en la zona de Melincué- ya muy enfermo-después
de la cual regresó a Buenos Aires, donde falleció el 20 de julio de 1836, con
apenas 42 años.
Decíamos que al dejar García la comandancia, quedó
interinamente al frente el Ayudante del Nº 1 de Milicias de Campaña Mariano Echenagucía.
Con él cerramos esta breve reseña y, aunque no fue un
Guerrero de la Independencia, se constituyó en lo que podríamos denominar una
"perla" dentro de nuestra historia, ya que habiendo nacido en Buenos
Aires el 21 de octubre de 1807, con sólo 17 años, fue -aunque
interinamente- el segundo Comandante del
Tandil. Alguna vez lo llamamos "
el Comandante adolescente"
y con razón este jovenzuelo merece un lugar en la historia de nuestro pago
chico.
Llegó con las tropas de la expedición de 1824 que -
según ya comentamos- intentó la fundación de Bahía Blanca, en el mencionado
Regimiento de Milicias de Campaña y por expresa disposición del Brig. Martín
Rodríguez, redactada en un documento inédito, hasta que en 1981 lo dimos a
publicidad, quedó al frente del Fuerte, hasta el maltrecho regreso de aquellas
tropas en 1824, en que entregó el mando a un veterano, el Sargento Mayor Bruno
Vázquez.
Su actuación posterior fue destacada, especialmente en
la guerra con el Brasil, participando entre otras batallas, en la de Ituzaingó
hasta ser destinado a la finalmente levantada Fortaleza de Bahía Blanca
(fundada en 1828 por el Cnel. Ramón Estomba) donde permaneció hasta 1830. Luego
su vida lo llevó a participar de diversas contiendas, entre ellas Caseros, junto a Urquiza, a la frontera del Azul, en la época de los malones de Calfucurá en 1855 y también en Pavón. Mariano Echenagucía falleció el
29 de mayo de 1869 en su ciudad natal. Tierras que pertenecieron a sus
descendientes dieron lugar al nacimiento de" Villa Echenagucía",
en 1894, en la localidad de Gerli (en Lanús, Gran Buenos Aires).
Apreciados lectores, queríamos darle una pequeña
semblanza de algunos- solo algunos- de los protagonistas de la fundación de
Tandil, que con sus trayectorias al servicio de la Independencia de esta parte
del continente americano, no hicieron sino otorgarnos una pátina de honor a
nuestra partida de nacimiento. Esperamos haberlo conseguido, porque como bien
dijo el gran filósofo francés- fallecido
en 2006- Paul Ricoeur " me quedo perplejo por el inquietante
espectáculo que da el exceso de memoria aquí, el exceso de olvido allí, por no
hablar de la influencia de las conmemoraciones y de los abusos de memoria - y
de olvido- .En ese sentido la idea de una política de la justa memoria es uno
de mis temas cívicos reconocidos". (En: " La memoria, la Historia, el
olvido", FCE, 2004).
Daniel Eduardo Pérez
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