LOS ESPAÑOLES EN EL TANDIL
La importancia
que las colectividades española e italiana tuvieron en el devenir de la
historia argentina en general y en la
tandilense en particular, es bien conocida. Es por ello que en esta nota
recordaremos los primeros e importantes pasos de los españoles por estas
tierras.
Tandil recibió
tempranamente a los primeros españoles
que se adentraron en sus tierras aún vírgenes y donde imperaba el aborigen como
dueño del viento y la pampa. Desde Antonio De Roxas, que en 1707 fue el primero
en mencionar el vocablo Tandil, al padre jesuita José Cardiel, quien en 1746 estuvo por la zona, a
Manuel de Pinazo y Juan Antonio Hernández, enviados por Vértiz en 1770,
a Pedro Pablo Pabón, Ramón Eguía y Pedro Ruiz, en 1772; Pablo Zizur en 1783 y
otros menos conocidos delegados por los virreyes, hasta Félix de Azara, fueron
varios los españoles en distintas expediciones que recorrieron y relevaron la
zona.
Después de 1810,
debemos señalar al coronel español
acriollado Pedro
Andrés García, un precursor indudable de la fundación, el que
encargado por la Primera Junta de Gobierno Patrio de recorrer tierras en manos
de los indios, elevó numerosos informes
que finalizaron con el del 3 de febrero de 1823, en el que puntualmente y en forma
concreta, estimaba que en el Tandil debía asentarse una población estable con
la previa fundación de lo que ello requiriese.
En la expedición
fundadora de 1823 también hubo peninsulares, aunque no disponemos de sus
nombres para esta nota.
En el padrón
levantado el 12 de marzo de 1838,
que dio un total de 582 pobladores, 324 correspondían al pueblo, de los cuales
228 eran tropa y 96 civiles.
Además de los españoles e ingleses registrados, en
ese momento las dos nacionalidades extranjeras predominantes, se verificaba la
presencia de portugueses, dos norteamericanos, un alemán, un austriaco, un
dinamarqués y un escocés.
Posteriormente,
en 1854, según el primer Registro
Estadístico provincial, habitaban en Tandil, 179 extranjeros sobre un total de
2899 habitantes, es decir que ya un interesante 6,2 %, estaba por estos pagos.
De ese total de extranjeros, casi la mitad
eran españoles, con un 47,5 %,
en tanto los franceses se ubicaban segundos con un 19,6 %, los ingleses
aportaban el 13,4 % y los portugueses el 6,8 %.
Quince años
después, para el primer Censo Nacional, en 1869,
ya el número de extranjeros alcanzaba a 767, lo que significaba un 15,7 % de la
población total, lo cual señala que prácticamente era más del doble del
porcentaje de 1854. Por entonces los
españoles mantenían la mayoría relativa con el 31,8 %, en tanto los franceses crecían al 27,3 % y los italianos
irrumpían con un crecimiento importante, alcanzando el 13,1 %, notándose
también un interesante aporte uruguayo con el 6,4 %.
Continuando con
el crecimiento apuntado de la inmigración, el censo de 1881, reveló que los extranjeros alcanzaban el 27,1 %, con un total
de 2973 personas.
Los españoles, italianos y franceses, en
ese orden, constituían las colectividades más numerosas, apareciendo por vez
primera un crecimiento significativo de suizos y dinamarqueses.
La tendencia
continuaba marcando un ascenso del número de inmigrantes, así en el censo de 1895, Tandil tenía 14892 habitantes,
siendo los extranjeros el 33,5 %, entre
italianos, españoles y franceses y luego otras nacionalidades en el orden
indicado..
Finalmente en el
período al que nos dedicamos en esta nota, el censo de 1914 dio para Tandil 34.061
habitantes, alcanzando el número de extranjeros la cifra más elevada hasta los
días que corren (en porcentajes), dado que el 37,4 % de la población total había nacido en otros países.
Españoles e italianos acaparaban
con más del 70 % las nacionalidades, lo que muestra el fuerte predominio sobre
el resto, que había ido decreciendo paulatinamente. Sin embargo, es de destacar
que de los
veinte propietarios más poderosos en el Tandil del siglo XIX, sólo Ramón Santamarina era español.
Santamarina,
llegó a poseer una de las fortunas más importantes de la Argentina de fines de
ese siglo, integrada por un patrimonio
de 33 estancias con un total de 281.727 hectáreas distribuidas en
diferentes partidos del sudeste bonaerense; 6 casas de comercio en diferentes
partidos de la provincia y otros establecimientos en las provincias de Santiago
del Estero y Río Negro.
Pasando ahora al poblado, y con respecto a su
traza, lo más antiguo encontrado hasta hoy es lo hecho por el agrimensor español Felipe Senillosa a fines de 1825,
cuando visitó el Fuerte junto a Rosas, apenas una delineación poco informativa.
En 1849 el español Manuel Romero
integró una “comisión de solares” La solicitud de designar aquella "proto Corporación Municipal",
no había caído en saco roto y Massini- reemplazando a Darragueira-elevó la
propuesta el 25 de abril de 1854,
que integraban también los españoles Manuel María Romero y
J.M.Otero. La segunda
Comisión quedó conformada con los españoles Juan B. Arabehety y Manuel
Romero, entre los cinco componentes.
En este contexto, el 11 de octubre de 1854, el Senado y la Cámara de
Representantes de Buenos Aires, habían sancionado la Ley Nº 35, que era nada menos que la primera Ley de Municipalidades.
Consecuente con ese rasgo, casi genético de los políticos argentinos, de
ignorar la realidad - vigente hasta los días que corren- el gobierno provincial
convocó a elecciones en la campaña para el 31 de marzo de 1855. Naturalmente en
Tandil, por los malones, los ánimos no estaban para experimentar el gozo primerizo
de elegir a sus representantes, pese a lo cual se "armó" una lista,
la que se dio por electa, integrada por hombres allegados al poder local y que
repetía algunos apellidos de aquellas "proto comisiones".Así Narciso
Domínguez, José M. Otero (español),
Juan Zavala, y José Arnold como titulares y José Suessy y Francisco Rodríguez (español),
como suplentes, fueron elevados como "electos" al superior gobierno.
De la primera elección,
habrían participado sólo 29 electores, "eligiendo" la lista que integraba,
entre otros, el español Manuel Romero. Obviamente,
de aquella "primera Comisión Municipal" de mayo de 1855, nadie se
acordó más y otra, integrada por Suessy, Miguens, Romero y Fugl, informada el 6 de abril "acompañará"
al nuevo Juez de Paz, Narciso Domínguez.
En algunos liderazgos emergentes de los propios
poblados, cabe destacar el de inmigrantes que en Tandil, tuvieron
clara y notoria participación entre ellos los españoles Santamarina
y Arabehety.
Pero no todo era color de rosa para los vecinos originarios de otros
países, el brote xenófobo de 1872,
encabezado por Tata Dios, dejó el tendal de muertos entre ellos, contándose
varios que eran españoles. El gallego Manuel Suárez Martínez, llegado en 1864, fue uno de los testigos del entierro
de las víctimas de la masacre y lo relató dramáticamente en sus memorias.
Se
hace muy difícil determinar con exactitud las primeras familias que vinieron a
nuestra ciudad, pero podemos señalar que entre otros integrantes de la inmigración española de la primera época, estaban Joaquín Rivera,
Faustino Lejárcegui, Ramón Santamarina, José María Niel, Francisco Barberena,
Remigio Sánchez, José y Juan Pardo, Domingo Méndez y Manuel Suárez Buyo. Pocos
años después y antes de 1880, arribaron, entre otros: Juan J. Zabala, Manuel
Ruibal y Luciano Orbea, y más tarde otros entre los que podemos mencionar a:
Juan Maritorena, José Benito Diz, Antonio y Agustín Usandizaga, Ángel Barbeito
y Francisco Salaberry.
Ya para entonces los
españoles que integraban aquella pequeña colonia, deseaban concretar una
asociación que pudiese solucionar los inconvenientes surgidos de la asistencia
médica y los sepelios, así como también reunirse en un centro de asistencia
mutua. Cuando en 1873 Tandil celebraba sus Bodas de Oro, en el Día de su
Patrona, 8 de diciembre y después de haber asistido a los oficios religiosos,
se reunió un grupo de 44 españoles, que creó
la Sociedad Española de Socorros
Mutuos y Beneficencia. Los
fundadores, cuya primera presidencia fue
desempeñada por Joaquín Rivera, lo
decidieron en la reunión de ese 8 de diciembre de 1873. Acompañaron a
Rivera, entre otros: el Dr. Eustaquio Herrera y Salas, Remigio. Sánchez, Manuel Suárez Buyo,
Faustino de Lejárcegui, Aureliano Aguirre, José Fernández Currás, José Pardo,
José M. Sampaul, Ramón Santamarina, José M. Niel, Manuel Martínez, Martín
Maritorena, Antonio Usandizaga y José A.
y Justo Lavayén.
Modelo en su
momento, fue el fruto de los desvelos de una colectividad activa e inquieta, de
la que mi abuelo materno, Manuel
González Castro, llegado en 1900, participó intensamente. Aquella Sociedad
Española pronto levantó en Gral.
Rodríguez al 500 su sede propia a principios de la década del ’80 del siglo
XIX y pocos años más tarde, en 1884- año en que llegó mi abuelo paterno Martín J. Pérez-aprobó edificar una sala teatral de la que Tandil carecía.
Sus esfuerzos
permitieron inaugurarla el 8 de diciembre
de 1887, con motivo del 14º aniversario. Fue el primer teatro (el Italiano se inauguró en 1910) al que en 1916 lo bautizaron con el nombre de la pluma más grande de habla
hispana “Cervantes”. No conforme con
ello, y ante el crecimiento de la institución, lo modificaron-en realidad hicieron otro- que desde 1924 llegó hasta estos días. Allí, con
su frente enhiesto y bello, cobijó desde mitines políticos a zarzuelas,
operetas, conciertos, conferencias, fiestas de egresos, teatro, cine y presentación de inolvidables
figuras como la de Carlos Gardel.
Fueron además
quienes introdujeron las célebres “romerías”,
que la comisión fue madurando
como idea para concretar una
programación que rindiera homenaje a la Inmaculada Concepción, patrona de
Tandil, con festejos populares no
exclusivamente religiosos. En noviembre de 1881,
se resolvió organizar la primera romería,
la que se concretó el 8 de diciembre de
ese año y se repitió con gran aceptación para la misma fecha del año siguiente,
teniendo como eje la zona del templo y la plaza y luego el “monte de las
romerías” (solar de la actual Plaza 25 de Mayo). Fue en celebración de un aniversario más de las
citadas romerías, que en 1913 organizaron
los Primeros Juegos Florales de
poesía que con numerosos participantes de todo el país y un jurado de lujo,
ganó el autor español P. Teodoro Palacios
En el centenario de Tandil el aporte de la colectividad española a la celebración
de 1923, quedó perpetuado con la
construcción y donación del bello castillo morisco que luce en la cumbre
del Parque Independencia.
La Sociedad Española es hoy la institución más
antigua de su tipo en Tandil y con el Club Hípico constituyen las de origen más
temprano que sobrevive.Daniel Eduardo Pérez
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