jueves, 22 de agosto de 2019

ANTONINO PELLITERO EL SANTO DE LOS LIBROS

ANTONINO EL SANTO DE LOS LIBROS


Hay personajes de la historia tandilense que además de poco conocidos popularmente, no han sido reconocidos como es debido.
Tal es el caso de don Antonino Pellitero.: Nacido en Benito Juárez el 7 de junio de 1912. De niño llegó con su familia a Tandil, donde su padre abrió una fiambrería primero en la calle Gral. Rodríguez y luego en Alem, donde vivió Antonino hasta su muerte.
Luego de estudiar en el Colegio San José, pronto comenzó su tarea como agente judicial junto a los procuradores hermanos Manocchi, tarea que luego continuó solo.
Era Párroco por entonces el Pbro. José M. Chienno que fundó- entre otras instituciones-la Cofradía de Luján, en 1930; la Acción Católica en 1936 y la Conferencia Vicentina en 1938, abriendo la luego célebre librería de la Juventud de la Acción Católica a cuyo frente estuvo hasta su cierre, nuestro querido amigo y maestro Antonino.
Pero hagamos un poco de historia. Chienno, fue uno de los que llevó adelante una iniciativa de carácter social: dotar a Tandil de un lugar adecuado para que los huérfanos tuviesen el cuidado necesario.
Corría 1922 y la propuesta incluía que la futura institución fuera dirigida y administrada por la Congregación Hijas de María, fundada por el Pbro. Alberto Guerrero el 10 de mayo de 1901 (disuelta el 10 de febrero de 1982). Esta necesidad ya era visualizada por el municipio, el vecindario y la misma prensa.
Aceptada la iniciativa, las integrantes de la Congregación se pusieron a trabajar rápidamente para instalar el futuro Asilo, en forma provisoria, en la casa que poseían como sede en la actual calle Fuerte Independencia 364, desde 1906 y que luego vendió a la Municipalidad quedando adosada al nuevo Palacio Municipal, adquiriendo otra finca cercana donde creó un taller de confección de ropa para los pobres y una biblioteca para uso de sus asociados,.que sucedió a la primigenia de la misma calle, adecuando lo mejor posible sus instalaciones como para poder inaugurar en tiempo y forma, colaborando para ello la Comisión del Centenario con $ 10.000
Por su parte la Congregación de los Hermanos de la Sagrada Familia habían iniciado la construcción de lo que sería el Colegio San José. Terminadas las tareas constructivas, el 9 de marzo de 1908 se inauguró con la dirección del Hermano Miguel Dangnac conocido como Hermano Vicente. Nacía sí el primer establecimiento educativo de esta Congregación en nuestro país.
Junto al citado Hermano, fueron los Hermanos fundadores: Víctor Rolland, Serafín Tupin, Alfonso Garroni y Antonio Giraud, todos ellos franceses. Treinta y cuatro alumnos distribuidos en tres secciones de los primeros grados, fueron los pioneros.
Al año siguiente el número de alumnos creció notablemente hasta llegar a ciento veinte, dejando su lugar en la dirección, en 1911 para dar paso al Hermano Dionisio Pionchon, quien estuvo al frente del Colegio hasta 1920.
Durante su gestión se registraron importantes progresos edilicios, entre ellos el de dotar de luz eléctrica al edificio y adquirir los terrenos sobre la calle Fuerte
Independencia, donde se construyó el Aspirantado, el que luego de un año se trasladó a Córdoba.
También fue Chienno quien fundó el periódico "La Revista", en 1922, desde cuyas columnas sostuvo recordadas polémicas, cuando la masonería y el comunismo aparecían como verdaderas amenazas a la fe católica y la convivencia entre las ideologías no era palabra conocida.
Fallecido Chienno, asumió como Párroco el padre Luis J. Actis, que desarrolló una intensa y prolífica tarea hasta 1978.
Fue en 1947 en que comenzó a dar forma a una idea que lo tenía obsesionado: un lugar adecuado para que Tandil tuviera acceso a expresiones culturales: el Salón Parroquial y sede de la Acción Católica, que finalmente inauguró en 1951, dando lugar a lo que sería el Teatro Estrada, que hoy luce, con nombre cambiado inexplicablemente, y que, desde hace unos años, es patrimonio municipal.
En 1956 el Colegio San José comenzó la ampliación sobre F. Independencia y a su vez la Junta Parroquial de Acción Católica, creada en 1934, se trasladó al edificio levantado en F. Independencia 360, para que allí funcionaran todas sus sedes, que incluía el local de la Librería de Jóvenes de la Acción Católica, que fue puesta en manos de don Antonino, desde el 1 de agosto de 1935, quien era dirigente desde muy joven de esta entidad. El Salón Parroquial y la Librería fueron desde entonces un clásico de la manzana de las luces.
Desde ese año y hasta hoy, ambos inmuebles permanecen con su típico frente de piedra y los fantasmas, siempre bondadosos, de don Antonino y sus libros, rondan la cuadra…
Después de desalojar el lugar, Antonino siguió en su casa su ímproba tarea de educador desinteresado, hasta poco antes de morir en la pobreza en 1993.
Me unía con don Antonino una relación con respeto especial, veía en él a la imagen de santidad austera, pobre y llena de bondad. Me parece verlo con su andar cansino recorriendo diariamente, sábados y domingos inclusive, desde su casa a la distribuidora de Berkunsky, donde obtenía los diarios nacionales y locales y con su bolsita de red cargada, llegaba hasta su reducto de la librería, siempre por la tarde salvo los domingos.
Acumuló durante su vida innumerables recortes que colocaba en carpetas clasificadas por temas, especialmente relacionadas a la ciudad y mantenía correspondencia con personajes ilustres desde el P. Furlong a los hermanos Lacueva dueños de esa fabulosa e inolvidable Librería Platero en Bs.As. .Lo visitaban frecuentemente historiadores como Carlos Moncaut y otros. Así entre temas religiosos , históricos y políticos pasó su vida acopiando, además, diarios y revistas “para recortar alguna vez”, vez que nunca llegó por la cantidad que lo superaba y se acumulaban apilados por centenares…
Tuvo pocos amigos pero de los buenos tal el caso de don Amador Isasa bibliotecario de la Rivadavia, Mereb, Dufau, Laxalt, Mons. Actis, especialmente…
“Se entusiasmaba con los pedidos de los lectores. Cuando más raros, mejor. Entrando por Independencia a esa sala con historia, olor a humedad, un piso que crujía y un frío que mataba, uno divisaba a Antonino en un rincón, al fondo. Sobre su sien caía una lámpara de no más 40w, amarilla, tenue, que lo cobijaba”-decía el periodista y amigo Julio Varela en una nota sobre Antonino aparecida en Nueva Era con el título de “Entre libros y recuerdos”.
Brindaba con generosidad todo lo que tenía a su alcance y que pudiera ser útil al requirente…
“Y me ponía colorado de estar comprando, por ejemplo, un librazo documentado como operaba la CIA en Estados Unidos o esos ensayos de cine y de teatro (esa historia de Sadoul, el primer “Hamlet” que cruzó por mis manos, aquella vida de Chaplin) por solo monedas. Uno de más y Antonino se ofendía. Sigamos el recorrido. Del otro lado del anaquel, los latinoamericanos de un lado y los ensayos más a la izquierda. Gálvez, Sarmiento, Vida y obras. Crónicas apasionantes. Enfrente, mesa por medio donde estaban las Esquiú y Todo es Historia, entre otras, estaban los estantes de filosofía: de Descartes a Kant. De Aristóteles a Buber. Bajando la mirada aparecía el ensayo y la ficción argentina. José Ingenieros. Marechal. Borges, por supuesto. Pero lo que seducía era lo raro. Lo inconseguible. Por ahí había que ensuciarse un poco las manos, pero lo extraño aparecía.- agregaba Varela
De aquellos tiempos surgen en el recuerdo del autor de estas líneas, los encuentros de los domingos al mediodía con Mons. Actis, en la librería "de Antonino", donde además de retarnos por el "maldito cigarrillo" y dejar el clásico "Esquiú", expresaba sus pareceres acerca de las formas de implementación de lo normado por el Concilio Vaticano II, a lo que por su formación y edad, le costaba adaptarse, sin dejar de obedecer.
Además de la política religiosa, también la política nacional y local lo apasionaba, no callando cuantas veces fuera necesario defender la libertad, ignorando muchos hasta el día de hoy, algunos episodios que en otra oportunidad relataremos
El traspaso a la Municipalidad de estos edificios se llevó consigo el lugar y los recuerdos, estando varios años con destinos diversos hasta la restauración reciente mencionada.
Por más de cinco décadas la “librería de don Antonino” fue faro de cultura y lugar de encuentro para jóvenes y no tan jóvenes que encontraban allí un verdadero manantial de sabiduría y, claro está, libros inhallables que solamente Antonino conseguía.
En su casa de Alem, frente, al cuartel de Bomberos, continuó su silenciosa tarea, menguada por la edad, el lugar y la economía, casi hasta poco tiempo que muriera, entre el olvido y la pobreza.
Allí siguió recibiendo las visitas de siempre, Mons. .Actis, Isasa, Rosita la vecina., yo y prácticamente nadie más. “Era tan hermético, tan para adentro…”. Sin embargo, pese a ese comentario real, se lo notaba comunicativo. La vidriera, apenas abierta, mostraba solo los Esquiú. Ya no había casi libros para la venta. Ya no estaban los saludos de los tordos en otoño. La última vez que lo vi, siempre con su flaca bolsita de red para los mandados fue justo enfrente del Supercop”-recuerda Varela
Recopiló una extensa y valiosa bibliografía que después de varios intentos para vencer su modestia logré que aceptara que lo publicáramos como libro que prologué y quedó para la posteridad como un aporte concreto: “Contribución a la bibliografía sobre el Tandil”, editado por la Universidad en 1980.
Su militancia católica lo llevó a actuar en la Acción Católica, colaborar con La Revista y establecer la que hiciera famosa Librería de la Juventud de Acción Católica que atendió hasta su cierre. Fue el librero por antonomasia y generoso
colaborador de quienes escribían sobre la historia lugareña, habiendo poseído una biblioteca personal y archivo extraordinarios, como quedó dicho. Cual un monje célibe y austero, falleció en la santidad de su pobreza en Tandil el 26 de agosto de 1993, a los 81 años y sus restos fueron sepultados en el Cementerio Municipal, en una mañana lluviosa, acompañado por apenas seis amigos

Daniel Eduardo Pérez

1 comentario:

  1. Estos son los hombres que forjaron la fortaleza de la juventud.Gracias Antonino,gracias Daniel.Hoy los conocí,aquí en Tanfil

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