LA PATRONA DE TANDIL Y LA PRIMERA
PARROQUIA
El
8 de diciembre se celebra el día de la Inmaculada
Concepción, Patrona de Tandil.
Esta celebración reconoce muy antiguas raíces, ya
que en Oriente se concretaba en el siglo
VI, desde donde se trasladó a Occidente, aprobada primero en el Concilio de
Londres de 1129 y luego generalizada en el siglo XV por el Concilio de Basilea
y especialmente por el Papa Sixto IV en 1476.
La
concepción inmaculada de la Virgen-objeto de una de las más fervorosas
devociones marianas-fue proclamada como dogma de fe por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. Su imagen la presenta teniendo a sus pies
el mundo, envuelto en nubes y circundado por los anillos de una serpiente.
En
el origen de nuestra ciudad, cuando se levantó el Fuerte de la Independencia,
dentro del mismo se construyó una pequeña capilla u oratorio castrense, que,
según afirma el padre Suárez García, fue puesto bajo la advocación de la
Inmaculada Concepción, recogiendo una "venerable e ininterrumpida tradición..."
ya que no se ha encontrado documentación alguna.
El
mismo autor atribuye la elección a la devoción que tenía el Brig. Gral. Martín
Rodríguez por la patrona del Regimiento de Patricios, del que fue fundador y
jefe.
Según
la documentación existente la primera mención de la existencia de una imagen de
la Virgen, aparece en un inventario del segundo Cura Párroco de Tandil, el
Pbro. Domingo Scavini, realizado
para la primera iglesia en 1854, a la que denomina estatua de "la Pura y
Limpia". En 1863 el Párroco José M. Rodríguez reemplazó esa imagen por
otra nueva de "más de cinco cuartas", adquirida en Buenos Aires.
Fue
en el Curato de José M. Cruces, cuando doña Rosaura Machado de Gómez-vecina de
larga prosapia tandilense-donó la imagen de la Inmaculada Concepción tallada en
madera de dos metros de altura y hermosa figura.
Una
imagen de la Virgen está en el Museo del Fuerte Independencia, donada
oportunamente por la familia Valor y que, según se cree, data del siglo XIX.
Una comisión de vecinos inauguró un
monumento con una imagen de la Inmaculada en la intersección de Av. Espora y
ruta 226, que ahora con la remodelación de ésta, fue reubicada.
Más
recientemente, en el atrio de la Parroquia del Santísimo Sacramento, se
entronizó otra bella imagen que preside el lugar donde descansan los restos de
los Párrocos Julio.M. Chienno y Mons. Luis J. Actis.
LA PARROQUIA Y
SU PROTAGONISMO SOCIAL
Desde su fundación, Tandil -siguiendo la tradición
española-tuvo atención religiosa. Primero de los pocos que comenzaron a
asentarse en estas tierras y luego, con el lento pero constante arribo de
nuevos pobladores, de todos los que en las proximidades del Fuerte iban
instalándose.
Rápidamente la pequeña capilla castrense ubicada
dentro del mismo Fuerte y atendida inicialmente por los sacerdotes que trajo en
su expedición fundadora el Brig. Gral. Martín Rodríguez, fue reemplazada por
precarias construcciones ubicadas en la esquina de 9 de Julio y Gral. San
Martín, (hoy Tiendas La Capital) primero y luego en la de Gral. Pinto y 9 de
Julio (hoy Banco de la Provincia), adonde concurrían los sacerdotes que de
tanto en tanto se trasladaban habitualmente de Dolores, para dar la misa y
acercar los sacramentos, básicamente bautismos y matrimonios.
Con el correr de los años el vecindario reclamó una
prestación permanente y fruto del empeño de los Jueces de Paz e integrantes de
la Corporación Municipal, entre ellos algunos que no eran católicos como el
pionero danés Juan Fugl, colaboraron intensamente para que, además de obtener
la radicación de un sacerdote, se erigiera un templo " digno de este pueblo". Así, con
gran esfuerzo, se levantó en el predio de Yrigoyen y Gral. Pinto (hoy Banco
Bisel), la primera capilla construida "ad hoc".
Fue en 1854-
año clave en las instituciones básicas de Tandil- que finalmente los reclamos
del vecindario y las gestiones de sus autoridades dieron sus frutos, al
erigirse canónicamente la Parroquia del
Santísimo Sacramento y designarse poco después al primer Cura Párroco, el padre franciscano Luis María Mancini.
Fueron aquellos años muy duros, por cuanto la indiada
estaba alzada-recordemos que Rosas había sido vencido en Caseros- y tribus
amigas del Restaurador estaban levantiscas, asolando con malones distintos
puntos de la provincia.
Tandil no fue la excepción y así en 1855 y parte de
1856, el bravío Yanquetruz al frente de sus hombres asoló el poblado,-como
vimos en el capítulo anterior- produciendo el denominado "éxodo
tandilense", que incluyó prácticamente desde autoridades municipales,
salvo el valiente Juez Carlos
Darragueira y alguno más, vecinos y hasta el mismo Cura Párroco.
Aquietada la frontera interior, poco a poco fue
retornando la población, hasta recomenzar la tarea, interrumpida, de seguir
adelante con los emprendimientos que fueron esenciales para la comunidad: la
educación y la práctica religiosa.
La ayuda del vecindario y la Municipalidad al
finalizar la década del ‘60 del siglo XIX, permitieron pensar en levantar un
templo, siempre bajo la advocación de la Inmaculada
Concepción, patrona de Tandil, que resultase "imponente", tal
como creía la sociedad de los tandilenses de entonces, se merecía el pueblo.
Era tal el empeño del conjunto de pueblo y autoridades
que, llevados por su fe, lograron que finalmente se levantara en su actual
lugar el nuevo templo.
Relatan documentos de la época, que el anuncio de su
próxima inauguración había creado un clima de verdadera fiesta popular. Es que
para el sentido logro material, habían colaborado casi todos los pobladores de
una u otra manera y los gobiernos en sus distintas jurisdicciones,
especialmente la Municipalidad de Tandil con don Carlos Díaz al frente, verdadero paladín civil de este fervor
religioso.
Aquel 28 de
febrero de 1878, el pueblo "todo"-recalca el padre Suárez García
en su "Historia de la Parroquia"- participó de la solemne
inauguración del templo de la Inmaculada Concepción, de la Parroquia del
Santísimo Sacramento, que, presidida por el Arzobispo de Buenos Aires Mons.
Federico Aneiros, máxima autoridad eclesial para la gigantesca jurisdicción
bonaerense y el Párroco Pbro. Dr. José Terradas, alcanzó a expresar tanta
alegría y tanta satisfacción, al ver concretada una obra- que si bien material-
era esencialmente producto del espíritu.
Desde entonces la Parroquia tuvo como eje este templo
y fue no sólo un lugar de prácticas religiosas, sino centro del accionar de los
distintos Párrocos que dejaron su sello y su huella trazada, para que los que
les siguiesen profundizaran el surco y junto a los feligreses y también a
quienes no lo eran, beneficiaran la evolución social de Tandil.
Extenso sería enumerar la obra de los distintos
curatos, todos ellos con positivos saldos en favor de la sociedad de los
tandilenses, por eso hemos de referirnos más explícitamente a algunos tramos
relevantes de los del siglo XX hasta la
actualidad, donde el entramado parroquia-sociedad, han vivido y viven distintos
momentos señalados por acontecimientos tanto religiosos como socio-políticos-económicos.
Este período-el siglo XX- encierra uno de los más
importantes en la historia contemporánea, tanto en el mundo como en nuestro
país, dado que a las sangrientas dos Guerras Mundiales, le siguieron procesos
que afectaron a toda la humanidad y que, lamentablemente, hasta hoy han escrito
con sangre largas páginas de la historia.
Hubo además hechos pioneros que desde la ciencia
médica a la conquista del espacio, la revolución cibernética y la verdadera
explosión de los medios de comunicación, hasta la caída del muro de Berlín, en
lo religioso registra nada menos que el Concilio Vaticano II (1962-1965) que
marcó una nueva etapa en la relación Iglesia-Estado-Sociedad, "aggiornando", entre otras cosas, la
Doctrina Social de la Iglesia Católica y promoviendo un acercamiento ecuménico
muy positivo entre las grandes religiones, merced, además, a la acción de Papas
que, como Juan XXIII, Pablo VI y el recordado Juan Pablo II, han marcado una
profunda huella de cambios en la sociedad mundial.
La Iglesia en Tandil, no fue ajena a todo lo que
mencionamos y así es que los extensos
curatos del Pbro. Julio María Chienno y
de Mons. Dr. Luis J. Actis, que
abarcaron entre ambos desde 1916 hasta 1978, sentaron las bases del accionar,
especialmente pastoral, de buena parte del siglo.
Chienno fundó así- entre otras instituciones-la
Cofradía de Luján, en 1930; la Acción Católica en 1936 y la Conferencia Vicentina en 1938,
abriendo la luego célebre librería de la Juventud de la Acción Católica a cuyo
frente estuvo hasta su cierre, nuestro querido amigo y maestro Antonino Pellitero, que merecerá un
párrafo aparte en estas líneas.
También fue Chienno quien fundó el periódico "La Revista", en 1922, desde cuyas columnas sostuvo
recordadas polémicas, cuando la masonería y el comunismo aparecían como verdaderas
amenazas a la fe católica y la convivencia entre las ideologías no era palabra
conocida.
Querido y atacado por sus firmes posiciones, Chienno
fue un hombre de peso en el quehacer tandilense, hombre de consulta y referente
insoslayable a la hora de tomar decisiones, aún desde el ámbito del poder
político, le correspondió estar al frente de la inauguración del Calvario, el 10 de enero de 1943, acontecimiento que con los años es cada vez
más valorado, no sólo como monumento que une arte y religión, y por lo tanto
centro de peregrinaciones y diversas expresiones de fe, sino además como un
poderoso atractivo turístico-evangelizador. Fue además quien levantó las
capillas del Sagrado Corazón y la de Nuestra Señora de Begoña.
A la muerte del padre Chienno, en 1944, le sucedió el
primer Párroco tandilense, el ya citado sacerdote Luis J. Actis, joven
ardoroso, activo y de una gran formación teológica, que volcó en innumerables
publicaciones con su firma, su pensamiento, siendo la más importante "Caminos de elevación", que fue
traducido a numerosos idiomas y llegó a un número de ediciones sin precedentes,
La labor del luego Monseñor Actis, fue prolífica. En
1946 fundó la filial local de la Federación Católica de Educadores; seis años
después la Liga de Madres de Familia y en 1961 la Legión Hijas de María. Las
dos primeras de inserción clara en dos temas que lo apasionaron: la educación y
la familia, fundamento del accionar de una sociedad.
También como Chienno, Actis bregó desde "La
Revista", con su afilada pluma, por los ideales y principios defendidos
con profunda fe.
Creyó firmemente en la relación de la parroquia con
los distintos estamentos de la sociedad, sin transigir sin embargo en aquello
que entendía podía lesionar sus principios básicos, usando herramientas
evangelizadoras que acercaran el pueblo a la fe, por ello fue firme impulsor de
la celebración de la Semana Santa, su Procesión solemne del Viernes y de la creación de las Estampas de la
Redención, siendo el autor del magnífico libreto que puso en escena junto con
sus amigos Jorge Lester y Enrique Ferrrarese y que estuvo vigente hasta 2004,
en que por cuestiones ajenas a lo que fue desde el inicio una expresión
cultural-religiosa, fue dejada de lado, aunque retomada por la Fundación de
Actores y puesta en escena en la zona del barrio La Movediza y luego en otras
ciudades.
En 1947, comenzó a dar forma a una idea que lo tenía
obsesionado: un lugar adecuado para que Tandil tuviera acceso a expresiones
culturales: el Salón Parroquial y sede de la Acción Católica, que finalmente
inauguró en 1951, dando lugar a lo
que sería el Teatro Estrada, que hoy
luce, con nombre cambiado inexplicablemente, y que, desde hace unos años, es
patrimonio municipal.
Quien escribe estas líneas no podrá olvidar las
"matinee" de cine - obviamente en blanco y negro-cuyas películas
seguían domingo a domingo y donde la sala se llenaba de niños, para regocijo de
su constructor, que veía cumplida parte de su misión. Años más tarde y con su
consentimiento, integramos la Comisión de Actividades Culturales del Teatro,
junto a otros amigos, que marcó un
camino en la cultura tandilense.
No había finalizado la obra del Salón Parroquial,
cuando encaró entusiastamente la remodelación del frente del templo. Él entendía que había que dotarlo de un frente
imponente y, más allá de consideraciones arquitectónicas, puso manos a la obra
con el respaldo popular hasta lograr que en 1969, tras poco más de una década de trabajo, se inaugurara con sus
torres, conteniendo al carrillon que en 1931 el padre Chienno hiciera colocar
traído desde Bochum (Alemania).
Fue en su Curato y Vicaría, que viendo la urgente
necesidad de implementar como nuevas parroquias a las que eran capillas
dependientes de la más conocida como "Iglesia Matriz", se crearon las
nuevas cinco parroquias, para extender a todo Tandil la acción pastoral y socio
cultural.
De aquellos tiempos surgen en el recuerdo del autor de
estas líneas, los encuentros de los domingos al mediodía, en la librería
"de Antonino", donde además de retarnos por el "maldito
cigarrillo" y dejar el clásico "Esquiú", expresaba sus pareceres
acerca de las formas de implementación de lo normado por el Concilio Vaticano
II, a lo que por su formación y edad, le costaba adaptarse, sin dejar de
obedecer.
Además de la política religiosa, también la política
nacional y local lo apasionaban, no callando cuantas veces fuera necesario
defender la libertad, ignorando muchos hasta el día de hoy, algunos episodios
que en otra oportunidad relataremos.
También fue actor principal, como Párroco, en la
creación de la Universidad, en 1964, cuando el Dr. Osvaldo Zarini y sus
colaboradores emprendieron tarea de tamaña magnitud. Allí la Parroquia, en su
persona, estuvo presente activamente, decididamente convencido de la
importancia que tendría en el futuro, pese a la sempiterna indiferencia y
pesimismo de muchos.
Cumpliendo con lo dispuesto por la Iglesia, al cumplir
75 años, se retiró como Cura Párroco, siendo coincidente con el centenario de
la inauguración del Templo, en 1978, realizándose una fiesta de homenaje
popular, multitudinaria con la presencia de todas las autoridades, varios
Obispos y vecinos de toda la ciudad.
No se retiró a "cuarteles de invierno" y
pese a su edad, sotana al viento, manos enguantadas y su clásico sombrero,
recorría aún en los crudos días de frío, trasladado por su viejo y recordado
Renault 4, sanatorios, para visitar enfermos, dar misa en el Colegio San José o
en San José Obrero y animar con su oratoria las reuniones patrias del Museo del
Fuerte. La obra final de su empeño fue precisamente San José Obrero, ya que falleció en 1995, yaciendo sepultado, junto
a su antecesor, en el Templo.
Una tarea diferente, igualmente valiosa, pero con
impronta propia le correspondió a su sucesor como Párroco, el Pbro. José Tommasi, luego Obispo Auxiliar de
Bahía Blanca y posteriormente Obispo de 9 de Julio. Dando cumplimiento a
algunas de las normativas que encerraban la interpretación del Concilio
Vaticano II, modificó aspectos del
Templo, entre ellos el retiro del histórico púlpito y los mármoles del
comulgatorio, poniendo énfasis en una labor pastoral con una visión más
inclinada a lo social y a la atracción de la juventud, a la que dedicó buena
parte de su tarea.
Sucedió a Mons. Tommasi, Mons. Lionel Mosse, poseedor de una vasta cultura, que no dudó en dotar
al Templo y especialmente a la Casa Parroquial de comodidades que los nuevos
tiempos exigían, poniendo su empeño y mucho más, en una obra que brindó
espacios confortables para la reunión de los ya abundantes grupos que se encontraban
trabajando en la sede parroquial.
A él se debe la idea primigenia de crear en Tandil un
canal de cable, dando los pasos para que finalmente se creara Cerrovisión, bajo la impronta de
transmitir desde allí palabras e imágenes que enriquecieran la cultura y el
espíritu de los tandilenses, con un signo cristiano que lo caracterizara.
De modales suaves y voz pausada, de pensamiento hondo
y un amor al prójimo, dio- parafraseando a la Madre Teresa de Calcuta
"hasta que duela"-, siendo también testimonio de hombre de servicio
en la Parroquia del Sagrado Corazón, hasta su retiro, en el que continúa, en los días que corren, su
colaboración donde se le requiera.
Finalmente, y hasta la actualidad, conduce la
Parroquia., desde 1989, el Pbro. Raúl
Troncoso, a quien Dios le dio la oportunidad de poner sus valores y sus
talentos, al servicio de los que menos tienen, en una labor que la hora del
país reclamó y reclama.
En su curato se creó el Museo de la Parroquia y se
restauró el templo en su totalidad, entre otras obras que abarcan especialmente
las de contenido social.
Daniel Eduardo
Pérez
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