HECHOS QUE MARCARON LA HISTORIA DEL
TANDIL
Crónica incompleta
La rica historia
de Tandil es un proceso inserto en el marco del devenir del país. Sin embargo
hubo momentos que señalaron hitos en los diferentes estadios en la que la
podemos estructurar. Hechos o sucesos que quedaron marcados a fuego en la
memoria de los tandilenses y que a lo largo del siglo XX forjaron el Tandil que
afronta el siglo XXI.
No pretendemos
hacer un minucioso inventario de los mismos, simplemente recordar algunos de
los más destacados, a nuestra modesta apreciación, positivos unos, negativos
otros, pero que fueron puntos de partida, en muchos casos, para el crecimiento
de esta sociedad en la que vivimos.
En el siglo XIX,
desde el momento fundacional, aquel 4 de
abril de 1823 , podemos señalar la Revolución
de los Libres del Sud, en 1839, que culminó con la designación del primer
Juez de Paz como máxima autoridad del partido; la elección de la primera Comisión Municipal, en 1854, año en el
que también fue designado el primer Cura
Párroco y en el que cobró forma el primer
intento de escuela, todo ello postergado por los malones de 1855 y 1856; la creación del primer Circo de Carreras (el
hipódromo más antiguo de Sudamérica, del Club Hípico) en 1866; la matanza de 36 extranjeros, el 1
de enero de 1872, a manos de la
banda dirigida por el tristemente célebre Tata
Dios ; la participación de Tandil en la Revolución de Mitre en 1874; la instalación del telégrafo provincial en 1876; la
erección del Templo Danés en 1877
y del Católico al año siguiente; la
creación del Asilo San Juan, por la
Logia “Luz del Sud” en 1880; la llegada del ferrocarril en 1883 y del teléfono en 1886, año en el que se designó el Primer Intendente, Pedro Duffau que será quien entre otras obras de
sus tres mandatos, dejó el primer
empedrado en 1888.
Ya para esa época
circulaban en Tandil varios periódicos, siendo el más trascendente y que ha
llegado hasta nuestros días, El Eco de
Tandil, fundado en 1882 ( el más antiguo de la provincia y cuarto más
antiguo del país), satisfaciendo las necesidades de una sociedad en crecimiento
que ya contaba con una escuela para
varones (1857) y otra para mujeres (1859)
y que se vería enriquecida con otras, entre ellas el Colegio Sagrada Familia, fundado en 1896, al año siguiente de ser Tandil declarada ciudad.
Recién comenzado
el siglo, en 1902, y a través del empuje de sus comerciantes, se creó el Banco Comercial del Tandil, banco de
capitales locales que con el paso del tiempo sufriría las consecuencias
económicas del orden nacional y que desapareció. El Banco Comercial, que
cumplió una verdadera tarea de apoyo a la industria y al comercio de la ciudad,
se había sumado a la existencia del Nación,
que estaba desde 1892.
Las demandas de
progreso material de la sociedad de la época se vio satisfecha con el reemplazo
del alumbrado público existente por
el eléctrico, cuya concesión fue
otorgada en 1903 y que treinta años
más tarde estaría a cargo de una empresa gestada casi épicamente, como es la Usina Popular.
En 1904 veía la luz en Tandil, el primer diario (hasta entonces sólo eran
periódicos), fundado por José A. Cabral, con el nombre de Democracia. En 1907 se instaló el Distrito Militar y al año siguiente la Congregación de los Hermanos
de la Sagrada Familia creaba el Colegio
San José, que hasta hoy cubre un espacio significativo en la educación.
Para ese entonces
ya en la ciudad se podían ver películas (con ensayos desde 1905 y 1906) y meses
después de fundado el Colegio San José, nacía la Biblioteca Rivadavia, que hasta nuestros días ilumina desde sus
anaqueles la cultura local.
Familias de
pioneros, como la de don Ramón Santamarina, dejaron en esos primeros años del
siglo, obras imperecederas que hoy son de importancia capital. Tal el caso del Hospital Municipal Ramón Santamarina y
de la iglesia Santa Ana, ambos
inauguradas en 1909, en memoria de
aquel gallego que tanto quiso a Tandil.
En política, a la Unión Cívica Radical , que en 1893 se había organizado localmente, se
sumó, hacia 1909 el Partido Conservador, los que con el
posterior nacimiento del Partido
Socialista (1912) y del peronismo (1944/45), conformaron las grandes fuerzas que tienen vigencia hasta
la actualidad, con la incorporación de otros partidos menores, manteniendo
Tandil desde aquellas épocas un fuerte carácter caudillista que llegó hasta los
días que corren, aún más allá de las estructuras formales, como fue el caso
inédito de Julio J. Zanatelli.
El desarrollo de
la educación tuvo en la historia de Tandil un hito destacado con la creación,
en 1910, de la Escuela Normal, en la esquina de Maipú y Alem, en el viejo edificio
del Asilo San Juan y que tuvo su nuevo y magnífico inmueble, en 1943, al inaugurarse las instalaciones
de la Av. Santamarina.
En el turno de los
hechos funestos y que dejó una profunda cicatriz, la citada caída de la Piedra Movediza el 29 de febrero de 1912.
En 1914, dos pioneros de la aviación
volarán con un aparato cada uno por vez primera los cielos de Tandil, serían
ellos Bartolomé Cattáneo y el gran Eduardo Olivero, haciendo honor a la fama que tendría Tandil como
una de las cunas del vuelo y que con el paso de los años, se vio enriquecida
con la existencia de la Base Aérea,
creada en 1946 y por la que pasaran grandes pilotos de la aviación argentina,
algunos de ellos héroes de Malvinas.
La década del '20 regaló a la ciudad con
los edificios más imponentes y que aún hoy son reservados al patrimonio
arquitectónico e histórico y lucen como lo que fueron: ejemplos de la belle
époque. Nos referimos naturalmente, al Palacio
Municipal, el Palace Hotel (actual sede de la Universidad), y el ex Banco Hipotecario.
También y desde 1919, el diario Nueva Era, anoticiaba a los tandilenses desde sus páginas e
intentaba la primera transmisión radial de la ciudad. El centenario de la fundación se
acercaba y a los logros en materia arquitectónica y cultural, además de la
económica, se habían incorporado la Academia
de Bellas Artes fundada por Vicente Seritti y la Cámara Comercial (1922),
dotando a los comerciantes y posteriormente a los industriales de un lugar y un
foro donde plantear gremialmente sus
problemas y aportar las soluciones.
Seguramente la
obra más destacada que nos quedó a los tandilenses de los festejos del
centenario de la ciudad en 1923, fue
el legado del Parque Independencia,
cerro al que en ese año se le emplazó la estatua ecuestre del fundador, obra
del escultor Arturo Dresco, el castillo
morisco de la cima, donado por la colectividad española y la hoy tradicional
portada, donada por los italianos, configurando lo que es una verdadera postal
referencial de Tandil.
Pasados a medias
los efectos de la crisis del '30, Tandil mostró su entereza en el sector
agropecuario ofreciendo la Primera
Muestra Agrícola Ganadera y creando, en 1931, la Sociedad Rural. Ya
en 1933, una verdadera epopeya
comenzó a vivirse al crearse la Usina
Popular, que con el aporte de ilustres vecinos de la ciudad, encararía la
lucha antimonopolio y daría lugar a la existencia de esta empresa hoy de
relevante importancia.
Dos años más
tarde, la medicina local se vería enriquecida con el aporte privado, al
fundarse el Sanatorio Tandil, hoy
centro de excelencia donde prestigiosos profesionales marcaron una verdadera
etapa en la especialidad.
En las artes, la
labor pionera de Vicente Seritti y el apoyo e iniciativa de vecinos como José Manochi
, Manuel Cordeu, Antonio Santamarina y Juan Buzón, posibilitaría la creación ,
en 1937, del Museo Municipal de Bellas Artes, cuyo edificio fue inaugurado al
año siguiente, constituyéndose en patrimonio extraordinario de Tandil, con
obras de los más destacados artistas.
En el deporte, la
historia del siglo había tenido logros extraordinarios como los de Eduardo Olivero (aviación), Héctor Méndez (boxeo), Simón Delpech (atletismo y boxeo) y María Elena Tuculet (natación), a los
que se incorporó el automovilista José
Canziani, cuando en 1940 obtuvo
el campeonato argentino y en 1943,
Alberto Daher el campeonato latinoamericano de boxeo de su categoría.
Década pródiga en
creaciones que disfrutamos actualmente, el progreso para mejorar la calidad de vida se vio
favorecido con un gran salto cualitativo, cuando en 1940, Tandil gozó con el agua
corriente, a través de la distribución que, con la inauguración en ese año
del tanque de almacenaje, en la
Plaza Brig. Martín Rodríguez (antigua plaza de carretas), permitiría disponer
de agua potable a los vecinos que pronto se conectaron a la red domiciliaria
que se construyó
Por su parte, los
productores agrícolas locales, formaban la Seccional Tandil de la Federación Agraria, en 1942, con lo que el sector respondía a los
pequeños y medianos empresarios del campo.
El 10 de enero de 1943, se inauguró una de
las obras más importantes del siglo, tanto por su significación intrínseca,
como por su trascendencia nacional e internacional: el Calvario, fruto de la conjunción del arte y la fe y del trabajo y
la generosidad de muchos vecinos de Tandil, que permitieron convertir el "cerro Redolatti" en una obra única
en América, completada luego en 1947,
con la Capilla Santa Gemma y en 1967 con la Gruta de Lourdes. Visitado por miles de peregrinos, esta obra
monumental, se vio complementada con una expresión, que, nacida en 1948, hoy se transformó en el mayor
espectáculo cultural de la ciudad. Nos estamos refiriendo a las Escenas de la Redención, que desde
1964, se realizan en el Anfiteatro y que deben su trascendencia a la iniciativa
de tres recordados hombres del Tandil de la segunda mitad de siglo: Mons. Luis J. Actis, Jorge Lester y Enrique
Ferrarese.
Múltiples
expresiones vieron la luz en este período, rico en su diversidad y que
significaron hitos que marcaron una etapa que en estos días apreciamos en toda
su dimensión. En 1944 llegó a la
ciudad el Regimiento 1 de Caballería;
en 1948, nacía la empresa privada de
más importancia que durante generaciones tuvo la ciudad: Metalúrgica Tandil, fruto del empuje visionario de hombres que habían seguido la
escuela de los pioneros de la industria metalúrgica en nuestra ciudad, los hermanos Bariffi, que habían fundado BIMA, que desde las primeras décadas
del siglo instalaron a Tandil en el mercado nacional. También en aquel año, se
incorporaba el Barrio Obrero, que
beneficiaba a un sector importante de trabajadores los que por otra parte se
organizaron gremialmente en la célebre C.
G. T., al siguiente año; en ese 1948,
la Clínica Modelo enriquecía con el
aporte de recordados profesionales, la medicina local, y en ese año, también,
el primer edificio horizontal
(Tandilsa), daba nacimiento a un nuevo tipo de construcción al que ya hoy
estamos habituados, y que tuvo inmediata continuación al año siguiente con el
edificio de La Tandilense. No eran sólo cambios materiales, en realidad estaban
marcando cambios culturales, que se vieron reafirmados en 1950, con el Salón Parroquial, luego Teatro Estrada (hoy con el nombre de Teatro del Fuerte) impulsado
por el Párroco Mons. Actis, por el que desfilaron innumerables muestras de
cultura.
Entre ese año y el
siguiente, el Destacamento de Bomberos vino
para quedarse y mucho tuvo que trabajar en otra fecha funesta que marcó el
siglo : las inundaciones de noviembre de
1951, que con su trágico saldo de 11 muertos y pérdidas materiales enormes,
abrió paso sin embargo a otra obra que sería de las más trascendentes. Así fue,
ya que Tandil se puso manos a la obra para proyectar un dique que contuviera
las aguas aluvionales que bajaban de las sierras y conformara una barrera para
evitar que la triste jornada se repitiera.
Tras proyectos y
gestiones múltiples, el 19 de enero de
1962, quedó inaugurado el Dique y
Lago del Fuerte, con la presencia del Presidente Arturo Frondizi. Nacidos
de una desgracia, se transformaron rápidamente en un atractivo turístico que
con el Parque dieron lugar a un verdadero complejo lacustre-serrano.
Retornando a la
década del '50, podemos señalar pasos importantes dados en pos de la salud de
la población, con la inauguración de la Clínica
Chacabuco, por parte de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, en 1955 y la iniciación de las obras cloacales que entre 1956 y 1959, brindaron a la ciudadanía
un servicio exigido por el avance poblacional y la demanda de mejoras
sanitarias.
Hemos señalado
algunos momentos destacados del deporte, pero faltaba que el más popular
estuviera presente, Fue entre 1958 y
1960 puntos casi épicos del fútbol,
cuando primero el seleccionado
local obtuvo el subcampeonato
provincial y dos años después el campeonato, marcando gloriosos días de
festejos populares.
Celebraciones
gozosas comenzaron también a pergeñarse en esa década, sólo que en este caso
los "inventores" fueron los estudiantes secundarios que dieron lugar
a una manifestación que hoy está "metida" en el corazón de Tandil y
especialmente en su juventud: la
Farándula.
Entre 1960 y 1970
avances materiales y tecnológicos y muy especialmente culturales, perfilaron
logros memorables. En 1961 , se
pavimentó la ruta nacional 226 y
dieron comienzo las obras que concluirían en 1965 con la dotación de gas
natural con sus respectivas redes domiciliarias; en 1963, se inauguró el Museo
del Fuerte, que constituye uno de los emprendimientos privados más ricos
como legado para el patrimonio cultural de la ciudad, merced al esfuerzo de un
núcleo visionario de vecinos, entre ellos Carlos
Allende y Ricardo Ballent ; el 30 de
mayo de 1964, en el Salón Blanco de la Municipalidad, se inauguraba la Universidad de Tandil, a través del
impulso generoso de uno de los grandes del siglo, el Dr. Osvaldo M. Zarini, quien logró tras tenaz y difícil lucha
encolumnar a Tandil tras esta verdadera "quijotada" que constituye
una verdadera bisagra histórica , ya que en el esfuerzo privado nacían los
primeros estudios universitarios en la zona, lo que daría lugar a la posterior
nacionalización, junto a los institutos de Azul y Olavarría y a la creación de
la Universidad Nacional del Centro, en
1974, la más valiosa contribución, en suma ,de esta segunda mitad del siglo
XX.
En el mismo año de
la inauguración de la Universidad, se incorporaron a la ciudad dos obras
magníficas: el Anfiteatro Municipal y
el Monumento a Juan Fugl, obra del
ya citado escultor Carlos Allende,
que disfrutamos y son ya una parte del paisaje de los tandilenses.
En 1965, el Correo dispuso de un nuevo edificio y cuatro años después las
comunicaciones vía satélite podían
realizarse merced a la antena respectiva, lo que permitiría en e se 1969, completarse con la nueva central telefónica automática. En ese
mismo año, el Templo parroquial, inauguraba las nuevas torres, donde se instaló el carrillón, las que al presente
le dan su fisonomía.
Un año antes,
Tandil incorporaba para el disfrute propio y de visitantes el piletón municipal y el monumento al Libertador Gral. San Martín,
que conformaron dos nuevos polos de atracción turística. Los años '70, tan
especiales en nuestra historia, se iniciaron el mismo 1 de enero de 1970, con la emisión de la primera radio AM-luego de
aquel pionero intento de Nueva Era-que tuvo la ciudad: L. U.22 Radio Tandil , y prosiguieron también en la faz cultural
con la creación del Coro Estable
Municipal (1972) y de la Comedia
Municipal.
Ya más cercanos a
los días que corren, podemos señalar dos hechos trascendentes y que son, no casualmente, de índole cultural: la
inauguración del primer edificio del Campus
Universitario (1982), gestado por iniciativa del Rector Raúl Cruz, y la inauguración de la
primera empresa de TV por cable Cerrovisión
(1985), que completaba el espectro de los medios de comunicación.
El deporte siguió
dando satisfacciones a los tandilenses a través de los sucesores de los ya
mencionado en otros párrafos y a los que se agregaron nombres como los de Jorge Batiz y Alberto Ferreyra,
campeones de ciclismo, allá por mediados de la década del '50; Adolfo Pendás en boxeo y los de Manuel Fernández y Susana Mayón en
tiro, para llegar a los días cercanos en que los populares nombres de Carlos Jarque, Guillermo Pérez
Roldán, el Tano Pernía, Graciano Pintore,
el Chino Zulberti, César Villarruel, Elisa Cobanea, Fabián Acuña ,
Bernardo Romeo ,Mauro Camoranesi, Mariano Zabaleta, Juan Mónaco, Mariano
González y Juan Martín del Potro, entre otros, marcan la presencia de
jóvenes destacados en diversos deportes a nivel nacional e internacional.
Decíamos en el
título, crónica incompleta. Necesariamente incompleta, porque sólo dejamos
anotados algunos momentos, algunos procesos, algunos nombres. Quedaron muchos
más, pero no era la pretensión de un inventario. Visitas ilustres, sucesos
diversos que fueron noticia, buenas algunas malas otras, quedaron en el
tintero, porque era inevitable.
Nos espera un
futuro que siempre tenemos que construir, sin olvidar el pasado ni dejar que el
presente nos avasalle. La esperanza de un mundo mejor, más digno y más justo,
estará en las manos de los que tomarán la posta. Esperemos que sepan optar por
el ser más que por el tener más, e ir hacia una humanidad más
solidaria. Nuevo siglo, nuevos desafíos, ¿nuevo
hombre?...
Daniel Eduardo Pérez
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